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21.10.2013

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Veterano Nivel 3

puntos 16 | votos: 16
La vida es como una rueda: - gira sin parar y siempre vuelve al punto de origen.
puntos 12 | votos: 12
En la madrugada - de los primeros días de primavera una joven figura se mueve
apresurada. Se afana en arrancar los hierbajos y las flores muertas,
mientras en el tronco de un viejo cerezo descansan sus armas. Encima
de su cabeza flota, adormecido, un espíritu. La joven de pelo blanco
lo atraviesa, sin darse cuenta, al incorporarse. El espíritu se
sobresalta. No es más que una neblina blanquecina. Sigue a la joven,
ayudándola a cargar la bolsa llena de plantas muertas. La chica mira
nerviosa el cielo, donde el sol ya despunta. Desde la muerte de su
maestro durante el asalto al castillo había pensado en ir al sur, a
su tierra natal. ¿Quién iba a saber que su señora todavía
necesitaría sus servicios? Niega con la cabeza, incrédula, mientras
llena una regadera. La joven, medio viva, medio muerta, no está
dispuesta a romper la promesa de su mentor. El sol ya brilla en lo
alto del cielo y las mariposas juegan entre las flores. La joven
jardinera se arrastra, extenuada, debajo del cerezo, al lado de sus
armas. “En el fondo, esta existencia no es tan mala”, piensa,
contemplando el esplendoroso jardín. La voz de su ama la saca de su
ensueño con brusquedad. La joven se alza asustada, aferrando sus
katanas y echando a correr entre el campo de flores, hacia los
aposentos de su señora.
puntos 15 | votos: 17
En la placidez del amanecer, - una mujer de cabello blanco está sentada a la entrada de un bosque de
bambú. Se mira las vendas de sus magullados brazos y sonríe. Se
enciende un cigarrillo y da una larga calada, expulsando el humo con
lentitud. Mira al cielo, donde aun se atisba las cenizas de la noche
anterior.  Se ríe, llevándose de nuevo el cigarrillo a los labios y
dejándolo allí. Coge el pequeño paquete envuelto en un delicado
pañuelo azul que encontró al despertarse, al lado de sus brazos
vendados. Deshace el nudo con curiosidad y abre la pequeña caja roja.
Sonríe con ternura al ver el contenido. Les había dicho que se
quedaran en el templo, pero no le hicieron caso. Da una última calada
al cigarrillo y lo apaga a conciencia en la suela de sus botas. Ríe
bajo, maldiciéndoles con cariño, mientras da un bocado a las bolitas
de arroz. A lo lejos, en el cielo amarillento del amanecer, un ave de
fuego surca las nubes para perderse en el horizonte, con un estallido
rojizo.
puntos 21 | votos: 23
En una pequeña casa, - situada en un claro de un bosque, una joven esta cosiendo. Solitaria y
fría, rodeada de cientos de muñecas, una joven esta recostada en una
silla. En la mesa reposa un libro, cerrado con un complicado candado.
Un halo de misterio cubre su rostro mientras da los últimos toques a
la nueva muñeca. Brillantes hilos brotan de las extremidades de las
delicadas criaturas. La joven las maneja a voluntad, con una frialdad
inhumana. Cualquiera que trate de luchar contra ella se ve sorprendido
por un ejército de estos delicados seres, sacrificándose por la
seguridad de su creadora. Cuando se encuentra sola, en la calidez de
su hogar, la titiritera vierte amargas lágrimas. Los cuerpos de sus
únicas amigas yacen en su regazo, destrozados. Pero por más que
luche, por más que tire de los hilos, ellas siempre saltan, siempre
se interponen entre ella y el atacante, saltando en mil pedazos. Una
diminuta muñeca le seca las lágrimas con un pañuelo, sonriéndole.
La joven la contempla sorprendida. Estalla en un amargo llanto,
abrazándola. Se frota con fuerza los ojos, y asintiendo con la
cabeza, aferra hilo y aguja, dispuesta a crear una nueva muñeca con
los cadáveres de sus queridas amigas.
puntos 14 | votos: 14
En lo más profundo de un bosque, - flanqueado por más de un millar de flores, una pequeña y olvidada
muñeca se pudre en su interior. Rezumando veneno por cada poro de su
piel, camina, perdida, entre las flores. Su mente, blanca como las
páginas de un libro, sin recuerdos, sin historia. Una pequeña hada
la sigue, su única compañía, la única criatura en la que confía.
La muñeca de pelo dorado corre entre las venenosas flores. Una
horrible necesidad de conocimiento la domina. ¿Sus padres la echan en
falta? ¿La han buscado? ¿Tiene unos padres, al menos? Una diminuta
figura avanza entre los campos, seguida de un tintineante haz de luz.
Tropieza presa del cansancio, se levanta tambaleándose, prosiguiendo
su camino. Demasiadas preguntas para un ser tan pequeño, tan
inocente. Corriendo sin rumbo, siempre hacia delante. La pequeña
muñeca grita al universo, la rabia brotando junto al veneno. Grita
llena de furia al cielo, clamando una respuesta. La olvidada muñeca
de ojos azules cierra los parpados, guardando silencio. Buscando una
respuesta que nunca encontrara, eternamente perdida.

puntos 9 | votos: 9
La luna llena se eleva, - perezosa, en el cielo estrellado. Su reflejo brilla en el oscuro lago
mientras una oni lo contempla, sentada en una roca. La pequeña oni
sonríe al verla. Esta sola bajo el cielo nocturno, completamente
aislada. Se tambalea levemente, a causa del alcohol, pero no parece
afectarle demasiado. Las mejillas sonrojadas, los ojos destellando
como si fueran dos brillantes estrellas.  Destellos fugaces cruzan el
cielo mientras se sirve otro vaso de sake. Ríe bajito a una broma que
solo ella entiende. Pequeñas perlas se deslizan lentamente de sus
ojos y caen, junto al sake, en el vaso. La solitaria oni se apresura a
secarse las lágrimas, frotándose los ojos con furia, sin lograrlo.
Alza su vaso a la luna y sonríe, sin dejar de llorar. Se pone en pie,
tambaleante, mientras se hace añicos, brindando a la luna y a su
acuoso reflejo. Una débil palabra brota de sus labios, apenas
audible. Un susurro lastimero emergiendo de su garganta. La oni se
desploma, las lagrimas fundiéndose con el sake, formando un diminuto
rió, que baja por la roca hasta reunirse con la luna.
“Perdóname...
puntos 10 | votos: 10
Una diminuta hada se desliza - en la superficie helada del lago. Tan pequeña e insignificante que
nadie repara en ella. Frágil como sus congeladas alas, pero con un
corazón ardiente latiendo en su pecho. Inocente, quizá un tanto
ilusa, baila entre las capas de hielo. Revoloteando entre la nieve,
jugando despreocupada con ella mientras el invierno azota el bosque.
Gruesos copos de nieve caen a su alrededor mientras danza al son de
una melodía que solo ella escucha. Dando gráciles saltos, congelando
el agua que fluye en los ríos, va avanzando una diminuta hada de pelo
azulado. Como una directora de orquesta, va moviendo las manos,
dirigiendo a voluntad los copos y las ráfagas de viento helado. La
nieve cruje bajo sus pies mientras anda, con los brazos extendidos,
saboreando el frió. Alza la cabeza a las nubes y se eleva con un
estallido de hielo, girando sobre su eje, hacia la tormenta de nieve.
Una risa infantil cubre el paisaje invernal cuando desaparece entre
las nubes, crujiente como la nieve, ardiente como el fuego.
puntos 12 | votos: 12
En un campo de girasoles una figura, - protegida tras un parasol, pasea lentamente entre las flores. Una
youkai de pelo verde y vestido rojo, de rostro impasible, contempla el
cielo de mediodía. Siempre ha estado sola, pero eso no parece
afectarle. Se inclina sobre un pequeño brote que crece entre los
tallos de las demás plantas y sonríe. Una vieja youkai pasea entre
los girasoles, girando despreocupadamente su parasol. Nadie entra a
sus campos, nada ni nadie osa molestarla. Gira mientras camina,
cerrando los ojos, disfrutando de su soledad. Los placidos rayos del
verano bañan a los girasoles, que lo siguen con avidez. Una inusitada
calma cubre los campos mientras la mujer se sienta entre las flores.
Una leve brisa se despierta, perezosa, elevando en el cielo millares
de amarillos pétalos. La mujer vuelve a sonreír mientras se despide
de ellos con la mano, de sus queridas flores, de sus amadas hijas.
puntos 11 | votos: 11
Existe una tierra mística, - tan cerca del mundo de los humanos que podrías alcanzarla con solo
alzar la mano, pero a la vez tan lejos que por más que corras jamás
podrás acercarte a ella. Dicen que allí habitan criaturas que
parecía que solo podían existir en los cuentos de hadas… Una
tierra impregnada de magia, donde se respira en el aire el aroma de
múltiples conjuros, flotando entre las nubes. Desde pequeños kappa
que nadan entre las aguas hasta poderosos youkai que se divierten
entre los fantasmas del pasado. Jóvenes que vinieron de la luna
habitan con demonios escarlatas, danzando todos al son de la misma
melodía. Luces iluminan el cielo por la noche cuando dos viejos
enemigos se encuentran entre las cañas de bambú mientras los tengu
vuelan grácilmente en el cielo. Una tierra de ensueño de la que
nadie ha vuelto,  tan aterradora como maravillosa. Una tierra que muy
pocos han visto con sus propios ojos.  Un lugar creado de magia y
deseos. Una pesadilla que juega tiernamente contigo para mostrarte el
camino al más hermoso sueño.
puntos 20 | votos: 20
Los girasoles me enseñaron - que no hay nada más egoísta que vivir
sólo para el bien de uno mismo.

puntos 8 | votos: 8
En las profundidades de un ancho rio - una pequeña kappa juega con los peces. Flotando en la superficie del
agua, dejándose llevar por el fluir del rio. Sumergiéndose, dejando
que las algas acaricien su pequeño cuerpo, va nadando  despreocupada.
Recogiendo las hojas caídas de los arboles una pequeña kappa de pelo
azul vaga por las aguas. Danzando inocentemente entre las burbujas,
durmiendo plácidamente, acunada por el murmullo de las aguas. Riendo
entre los juncos, espiando a los humanos. Siempre nadando, siguiendo
la corriente de agua, sin preocuparse adonde se dirige. La kappa se
tumba, flotando en paz, en la superficie del rio. Una amplia sonrisa
le cubre el rostro mientras cierra los ojos. En silencio, escucha el
fluir de las aguas. Y en un plácido suspiro, la pequeña y
despreocupada kappa se funde con el océano.
puntos 11 | votos: 11
En la placidez del amanecer, - una mujer vaga por la montaña. La tranquilidad y la bondad le cubren
el rostro, donde una triste sonrisa le ha tomado los labios desde hace
años.  Portando un blanco loto entre las manos, se dirige a lo alto
de la montaña. Más de mil años han pasado desde aquel trágico
día, y ni una sola vez ha incumplido la promesa que le hizo. En un
cuerpo eternamente joven, la mujer sigue ascendiendo. Ni una sola vez
ha negado su ayuda a nada ni nadie, siempre con esa triste sonrisa en
sus labios. Pequeñas mariposas vuelan a su alrededor, mientras las
aparta delicadamente de la flor. Alza la vista al resplandeciente
amanecer, cubriéndose sus deslumbrados ojos con la mano. Se acerca a
la tumba que se alza en la cima de la verde montaña. Se inclina en
silencio sobre ella y lee, sonriendo, el epitafio. Brillantes
lágrimas se deslizan rostro abajo cuando deposita la flor sobre la
tumba de su hermano. Sin dejar de sonreír, dejando que sus emociones
fluyan libres, se retira, dejando que la fragancia de la mañana guíe
sus pasos.
puntos 10 | votos: 10
En los pasillos de la biblioteca, - una pequeña súcubo carga con pesados libros. Mueve con pesadez sus
alas, procurando no hacer ruido, acercándose despacio a la mesa. Se
inclina en silencio, depositando, aliviada, los libros. Recoge los
volúmenes desperdigados en el suelo y se eleva con un leve crujido.
La joven súcubo de alas negras contempla desde las alturas a su ama.
Una diminuta llama arde en su interior cuando su señora se gira a
mirarla. Con un fuerte estrépito huye a refugiarse detrás de unas
estanterías. Aprieta contra su pecho los libros, mordiéndose el
labio inferior. Mira su mano derecha, allí donde ella la vendo. Han
pasado meses desde aquello pero se niega a quitarse la venda. Niega
con fuerza con la cabeza, el corazón latiéndole desbocado. Los
libros caen de sus brazos cuando alza el vuelo. Sus sentimientos
agolpándose en su pequeño pecho, precipitándose desde la bóveda,
lanzándose a sus brazos. Tan solo un roce, un sentimiento, una
palabra,  una llama que se convierte en incendio, brotando desde lo
más hondo de su ser.
puntos 5 | votos: 7
Como una brisa primaveral, - describiendo elegantes piruetas en el cielo, una tengu se eleva entre
las nubes. Volando sin cesar, poniéndose como meta el infinito, la
joven se deja llevar por las corrientes de aire. Sus alas, negras como
las de los cuervos que la acompañan, vibran mientras el viento las
acaricia. La joven tengu deja que los rayos del atardecer bañen su
rostro mientras desciende sobre un río. Alarga la mano para tocar la
superficie, llevándose mientras se eleva diminutas gotas que estallan
en un fulgor iridiscente. Ascendiendo y descendiendo, libre en el
cielo anaranjado, sin más compañía que las aves que se unen a sus
piruetas vertiginosas. La tengu de alas de cuervo, con el viento como
único aliado, despliega sus alas, cierra los ojos y se pierde en la
infinidad del refulgente horizonte.
puntos 13 | votos: 13
Vagando sin rumbo en la noche, - por un camino cubierto de brillantes estrellas, sin más compañía
que la distante luna.  Eternamente pérdida en un mar de nubes
oscuras, tratando de alcanzar la resplandeciente luna. Siempre a la
deriva, un cuerpo eterno vaga en la noche, alzando los brazos a su
añorada luna. La tierra se va humedeciendo mientras las lágrimas
resbalan de sus ojos, reflejando el cielo estrellado. Incapaz de
expresar con palabras su sufrimiento, el cuerpo se desploma, agotado,
mientras en el horizonte el amanecer empieza a despuntar. Condenada a
vagar sin rumbo, aunque el tiempo y el espacio se detengan, la joven
contempla el cielo. La luna la mira, con un último fulgor plateado,
despreciándola.

puntos 11 | votos: 11
A las puertas de la mansión, - recostada contra el muro, monta guardia una mujer de pelo ardiente.
Procedente de un lejano país, curtida en mil batallas, vigilando el
acceso a la mansión escarlata. Nadie entiende como una mujer como
ella, una luchadora nata, prefiere pasar sus días a la intemperie,
bajo las inclemencias del tiempo. Una viajera errante que decidió
permanecer en estas míticas y extrañas tierras. Guarda silencio
sobre los motivos que la llevaron a dejar su hogar. Siempre vigilante,
atenta a cualquier movimiento, apostada en los muros del hogar del
demonio escarlata. En silencio, bajo un aire  helador, como un gélido
y muerto aliento, su pelo refulge en la noche. Siempre sola, sin más
compañía que el crujido de los arboles, se aparta el cabello del
rostro y mira al cielo estrellado, a la tierra que la ha hechizado.
puntos 12 | votos: 12
En las profundidades de la tierra, - en el corazón del  averno, donde ningún mortal osa poner un pie, se
pasea una joven. Harta de las mentiras de la humanidad, hastiada de
los engaños y las traiciones que estallan y resuenan ante sus ojos.
Nada rehúye a su mirada, nadie puede escapar de su embrujo. Harta de
todo y todos, recluida en un palacio. ¿Acaso no se siente sola?  La
joven, cuyo ojo todo lo ve, dirige su mirada a la bóveda de piedra.
¿No echa de menos los rayos del sol? Muchos han tratado de
engañarla, pero a la que sus labios empezaban a expulsar su veneno,
la joven los miraba con desprecio y se alejaba de su lado. El odio
fluye por sus venas mientras corre las cortinas, ocultando su reflejo.
¿Acaso no soporta sus propias mentiras?
puntos 21 | votos: 21
Detesto a la gente - que cree saber lo suficiente como para decirme
como he de vivir mi vida.
puntos 6 | votos: 6
El tic-tac de un reloj resuena - por los vacíos pasillos de la mansión, cubierta por el manto de la
noche. En el silencio, como un rayo de luz lunar, se mueve la
sirvienta del demonio escarlata. Fiel como un perro, viviendo por y
para su ama. No cuestiona ninguna orden, tan solo agacha la cabeza y
obedece. La luna se refleja en sus cuchillos mientras su señora tensa
su correa. Quizá algún día la correa termine asfixiándola, quizá
algún día las manecillas del reloj la traicionen. Pero a ella no le
preocupa, tan solo quiere ver sonreír a su ama, aunque le cueste la
vida. La sirvienta del reloj de plata avanza por los pasillos, siempre
fiel, siempre dispuesta a manchar sus manos de rojo por su ama.
Obedece cualquier orden, cualquier deseo, cualquier exigencia. Aunque
tenga que sacrificar su propia felicidad, permanecerá a su lado, como
una sombra errante, aunque las manecillas de su reloj se detengan.
puntos 11 | votos: 13
En un cuarto oscuro y sombrío - una chica está aislada, enterrada entre libros. Nadie sabe de dónde
vino, ni por qué está recluida. La chica tose mientras cierra un
libro, a causa del polvo. Oculta en lo más profundo de una
biblioteca, donde apenas se filtran los rayos del sol, la joven abre
un nuevo libro. El perfume de unas barras de incienso impregna el
aire. Muchos han sido los que han tratado de rescatarla, sin poder ir
más allá de los portones de entrada. Nadie sabe cuántos libros ha
leído, cuánto conocimiento atesora en su mente. Fuertes golpes se
oyen en la puerta de entrada, mientras una voz la llama a gritos. La
chica se gira, apartando la mirada, mientras, silenciosamente, esconde
la llave de la puerta entre las páginas de un libro.

puntos 10 | votos: 10
Excalibur: - incómodamente único desde tiempos inmemoriales.
puntos 13 | votos: 13
Death the Kid - por un breve lapso de tiempo, fue perfectamente simétrico.
puntos 9 | votos: 9
Un tenue gemido brota - en el silencio de la noche. Una voz cansada, dolorida, brota de las
profundidades de la tierra.  Un pequeño bulto se mueve en su celda.
Abre las doloridas alas, pesadas como el plomo. Las cadenas tintinean
mientras se arrastra hacia una de las paredes de su blanca prisión. A
pesar del peso de las cadenas, del dolor de su garganta, del horrible
escozor de sus débiles pupilas, la hermana menor del demonio
escarlata sonríe. Un fino rayo de luz lunar se refleja en sus alas.
Vuela libre en el cielo, desplegando sus brillantes alas, hacía la
lejana luna. Las cadenas se hacen añicos y estallan a medida que se
acerca a la pálida luna… Elevándose sin cesar, dando vueltas sin
rumbo, por toda la eternidad.
puntos 6 | votos: 6
El frío de esta habitación - congela mis labios, mientras por lo bajo, en un silencioso crujido,
una telaraña se entreteje. La lluvia interrumpe la quietud de la
noche. A lo lejos se escucha, con un quejido lastimero, el eco de una
triste voz. Al final de un oscuro corredor, una tenue silueta se
dibuja, deslizándose como las gotas de lluvia por la ventana, como
una solitaria lágrima al caer.  Como un ruego en la oscuridad, como
un rezo a la roja luna, volando muy alto en el cielo, unas alas
carmesí se elevan elegantemente. El demonio escarlata, volando
incesantemente hacía la luna enrojecida, eternamente inalcanzable.
puntos 13 | votos: 13
A pesar del frío y la soledad, - el infierno también puede florecer.

puntos 9 | votos: 9
No hagas promesas - que sabes que no podrás cumplir.
puntos 15 | votos: 15
Las rosas me enseñaron que - aunque se marchiten y desaparezcan,
su perfume siempre permanecerá en mis recuerdos.
puntos 11 | votos: 13
Solo tengo dos normas. - Norma uno: siempre tengo razón.
Norma dos: si no la tengo, consultar norma uno
puntos 13 | votos: 13
Nunca he permitido - que la escolarización entorpeciese mi educación.
                                                                                                                      -Mark Twain
puntos 20 | votos: 20
Las películas - son siempre mejores si las ves con amigos.

puntos 11 | votos: 11
No ocultes tus sentimientos. - Grita, llora, maldice, chilla… 
Libera todos esos sentimientos de su prisión.
puntos 9 | votos: 9
Esa expresión de ira contenida - cuando nos obligan a ponernos algo que odiamos.
puntos 10 | votos: 10
La gente siempre me pregunta - por qué me gusta vestirme de negro.
Yo siempre respondo que el color negro puede
destacar sin que los demás colores lo ahoguen.
Que es un color, que, a pesar de ser más oscuro que ninguno,
es el que más personalidad tiene, que nunca se queda a la mitad.
Que no tiene miedo a llegar al extremo.
puntos 10 | votos: 10
No hagas nada - en contra de tu conciencia,
   aunque te lo pida el Estado.
                                                                                                              -Albert Einstein
puntos 8 | votos: 8
La primera pregunta que me hago - cuando algo no me parece hermoso es
por qué creo que no lo es.
Y enseguida uno descubre que no hay ninguna razón
para no considerarlo bello.
                                                                                                                     -John Cage

puntos 11 | votos: 11
Cuando mis peores terrores - se apoderen de mi ser, 
ese día…
Ese día mi imaginación
habrá superado a la realidad.
puntos 16 | votos: 16
Death the Kid llevando una camiseta - que no es simétrica...
¡Ha llegado el fin del mundo!
puntos 15 | votos: 15
Sí de verdad amas a alguien - no le obligues a permanecer a tu lado.
puntos 5 | votos: 5
No existe ninguna belleza suprema - sin alguna rareza en las proporciones.
                                                                                                        -Sir Francis Bacon
puntos 14 | votos: 14
En un mundo destrozado - la verdad es a lo único a lo que nos podemos aferrar.

puntos 13 | votos: 13
Me entristece pensar - en la cantidad de libros que no podre leer 
una vez allá muerto.
puntos 9 | votos: 9
Otra vez sola en la oscuridad... - Sin mis cuatro amigos me invade la soledad...
Sigo siendo yo en medio de la noche
y de su aire pestilente,
¿Pero a quién le importa eso realmente?
¿Estoy medio dormida o medio despierta?
Pronto en mis sueños viajaré contenta.
Y habré realizado otro extraño viaje más
mientras me encuentro sola
de nuevo en la oscuridad.
                                                                                                                -Emily Strange
puntos 15 | votos: 15
Lo peor que le puedes hacer - a tu enemigo es
no rebajarte a su nivel.
puntos 14 | votos: 14
Nunca des nada por terminado, - siempre encontrarás algo que mejorar.
puntos 13 | votos: 15
Un buen amigo - no es aquel que se preocupa por ti cuando estas mal.
Un buen amigo es aquel que se preocupa siempre por ti.

puntos 6 | votos: 10
Sentido común: - el menos común de los sentidos.
puntos 16 | votos: 16
Yo no quiero - palabras de aliento y consuelo.
 Solo quiero a alguien que esté a mi lado en el silencio.
puntos 8 | votos: 8
Había una vez - un ser humano y una oni muy unidos entre sí. Los dos eran tan
jóvenes que no sabían desconfiar entre ellos... Como prueba de su
confianza
se hicieron una promesa...
Nunca mentir.
Siempre estar juntos.
Una promesa de niños...
Esta historia de amor en una tierra de cuento de hadas, sitúa estas
dos sombras una junto a la otra, por extraño que fuera. Y el viento
se lamentó, como si lo dijera. Sobre su futuro, ni él, ni tampoco
ellos, sabían.  Aunque no haya nadie ya que pueda relatar cómo o
cuando, el vínculo que tejieron era estrecho, fuerte e inalterable. Y
así fue como hubo una vez un ser humano y una oni muy unidos entre
sí.
Nunca se cansaron de confiar el uno en el otro, así de hermoso era,
enamorados... Y se hicieron una promesa. La cual fue...
No hacer nunca llorar al otro.
 ¡El llanto de una oni es la última cosa que quiero ver! dijo.
Esta historia de amor en una tierra de cuento de hadas dice que,
después de un tiempo, los dos intercambiaron sus votos. Ahora
sonreirían juntos... Hablaban de su futuro. Y no había nadie tan
feliz como ellos lo eran. Algunos años pasaron,  y de repente un
día, él no regresó a casa. En el momento en que lo encontraron, ya
no era el mismo. Y allí había una oni sumida en la desesperación.
Esta historia de amor perdido en una tierra de cuento de hadas no lo
cuenta; ¿fue un ladrón nocturno, un ayakashi? Pero todo lo que ella
supo, mirándole, fue que su promesa se había roto. Ella gritó y
lloró, sacudiendo la tierra, delante del cuerpo de su amado que ya
nunca más hablaría. ¡Embustero! ¡Me has traicionado! gritó
¡Débil! ¡Ni siquiera pudiste mantener una sola promesa...! Y,
finalmente, sus acusaciones se hicieron eco en el vacío. Su voz se
desvaneció.     Agotada, se puso en pie, y en los ojos de la oni
había... 
      lágrimas.
puntos 13 | votos: 13
Mucha gente sabe hablar - pero pocos dominan el arte de saber callar.
puntos 13 | votos: 13
Mucha gente critica el suicidio. - Lo califican como un acto cobarde y egoísta...
Solo unas pocas personas tratan de comprender
la desesperación y el sufrimiento de quien lo hizo.





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