En Desmotivaciones desde:
27.12.2014

 Última sesión:

 Votos recibidos:
bueno 1677 | malo 34
Veterano Nivel 3

puntos 15 | votos: 15
Ya estoy cansado de jugar - Al si tú me haces daño yo tambien te hago daño.
puntos 10 | votos: 10
Si tuviera que escoger un color - Seria el de un ópalo, porque mi corazón puede cambiar a cualquier color.
puntos 8 | votos: 8
Si vas a caminar hacia delante - Hazlo sin miedo y nunca mirando atras.
puntos 10 | votos: 10
Desmotiva - Que todos piensen que el amor esta relacionado con el corazón cuando
en realidad esta ligado con nuestro cerebro, lo que es irónico.
puntos 10 | votos: 10
Cuando vi que sus alas estaban rotas - Le ofrecí las mías, lamentablemente ella había perdido las ganas de volar.

puntos 12 | votos: 12
Una mirada - Puede expresar varios años de dolor.
puntos 7 | votos: 7
El amor es tan dulce como la miel - y tu, ¿ya tienes a tu persona especial?
puntos 8 | votos: 8
Y esta es la razón - Del porqué no me gustan los besos.
puntos 8 | votos: 8
Entre mis lagrimas - Mientras ella me decia adiós, supe que el destino me habia fallado.
puntos 5 | votos: 9
Es mejor lastimarte a ti mismo - Que lastimar a otros, así es como era feliz... 
Pero este torcido mundo me ha hecho comenzar a pensar: 
¿Para qué lastimarme a mí mismo?, si es más divertido lastimar a
los demas.

puntos 4 | votos: 4
Desmotiva - El hecho de que para reir, hay que llorar pimero.
puntos 7 | votos: 7
Desmotiva - Que nadie se de cuenta que así como la oscuridad, la luz tambien
puede cegar.
puntos 8 | votos: 8
Desmotiva - Que sigan llenandote la cabeza con pensamientos sobre amor.
puntos 5 | votos: 9
Y así es como me encuentro - justo antes de acabar el año escolar.
puntos 5 | votos: 5
Amistad - En la amistad hay veces en las que hay que tomar desiciones dolorosas,
pero siempre se tiene que recordar que despues de la tormenta sale el
sol, y si el sentimiento era verdadero no importará el tiempo o los
obstaculos por los que se haya pasado... Así de grandiosa es la
amistad.

puntos 7 | votos: 7
Mirar al cielo y pensar - En todo lo que nos falta conocer, ya sea esto es bueno o malo.
puntos 5 | votos: 5
Cargo su mundo mientras - Sigo el mío, y después dicen que no hago nada.
puntos 2 | votos: 4
-Pareces siempre sonreir ¿no es así?, - Solo que ya se la verdad...
-... Creía que lo hacia bien
-Me di cuenta porque tanto tu mirada como tu expresión son falsas
pero por alguna razon insistes en seguir... ¿Por qué?
-Bueno ya no tendría sentido seguir haciendolo, simplemente esperaba
a que alguien al fin se diera cuenta porque sabía que podría
sentirme tranquilo con la persona que lo hiciera.
puntos 8 | votos: 8
Me preocupa mucho el hecho - De saber que puedo perderla.
puntos 11 | votos: 13
Esa inseguridad que se siente - Cuando no sabemos si estará bien lo que vamos a hacer o decir.

puntos 7 | votos: 7
Incluso si mis alas estan rotas, - Seguire adelanté y les demostrare a todos que para volar no siempre
son necesarias las alas.
puntos 7 | votos: 7
Y de la misma manera - En que un caballero se acerca a su dama, yo me acerque a ella para
prometer que siempre estaré a su lado protegiendola de todo peligro.
puntos 10 | votos: 10
Era mentira... - Pero sabes de todas las mentiras, esta era la que mas me gustaba.
puntos 9 | votos: 9
Cuando sera el día - En que deje de gritar ante oidos sordos y entiendas que todo lo que
hago es para protegerte.
puntos 11 | votos: 11
Entonces me pregunto... - ¿Cómo es qué siempre me descubre?

puntos 12 | votos: 12
Esas ganas de no querer - Alejarte por nada de esa persona... cuando no la ves en mucho tiempo.
puntos 10 | votos: 10
La cara que pongo - Cuando hago algo que no quiero pero igual me gusta porque esta ella.
puntos 13 | votos: 13
Pensar en el daño - Que te han hecho y por miedo a querer retribuirlo...
Querer desaparecer...
puntos 5 | votos: 5
-¿Porque tienes la mirada perdida? - -No es nada, no te preocupes...
(Detrás de esas palabras desearía poder decirle que estoy
perdiendome más y más en mi propia sombra tanto asi que ya ni
siquera creo tener el control de mi mente pero si se preocupara por
mí no tendira sentido decirlo... Entonces la paradoja de mi mente...
Alejarme y lastimarla o quedarme con el riesgo de hacerle daño.)
puntos 7 | votos: 7
El abismo al que llamamos muerte - Aveces puede quitarnos algo más importante que nuestra vida.

puntos 4 | votos: 4
No importa donde estaremos - El día de mañana...
Nos dimos la mano en ese momento, esa fue la prueba de nuestra amistad.
puntos 7 | votos: 7
Y entre mis pensamientos - mas tontos estuvo ese...
El de acercarme a tí.
puntos 1 | votos: 3
Shhhhhhh... - Calla para poder poder reir despues.
puntos 8 | votos: 8
Ese día - No se quien fue mas tonto...
Yo, por darle mi ayuda o ella por aceptarla.
puntos 8 | votos: 8
-¿Porque siempre dejas que - tu cabello cubra tus ojos?
-Porque tengo una cualidad extraña, puedo ver la clase de persona que
es con la mirada...
-¿Entonces no deberías estar atento con ellos en vez de cubrirlos?
No...  Es más te daría miedo si supieras que hay detras de los ojos
de los demás.

puntos 8 | votos: 8
Que cuando se enfade - te pida que te vayas...
Como si pudieras dejarla sola en ese momento.
puntos 6 | votos: 10
Esas mañanas en las que... - No quieres ni recordar lo que paso la noche anterior.
puntos 10 | votos: 12
Es verdad yo pedi un solo deseo: - Yo desee un amigo pero... ese mismo deseo se lo pedi a cada estrella.
puntos 11 | votos: 13
Porque lo verdaderamente imposible - No existe.
puntos 4 | votos: 4
Enfadarte con alguien que quieres - Y ser el que se quiera disculpar.

puntos 5 | votos: 5
Y en este estado dentro de mi, - Aún continuo preguntandome... ¿Volvería a odiar nuevamente lo que
tanto quiero?
puntos 17 | votos: 17
Habia confundido mis lagrimas - Con gotas de lluvia...
Entonces supe que el cielo me acompaño en mi llanto.
puntos 9 | votos: 9
Porque todos tenemos - A esos animalitos que nos sacan de quisio.
puntos 9 | votos: 9
Como me siento cuando - Mis amigos presumen su estatura.
puntos 6 | votos: 6
Ese momento - En el que te preguntas... ¿Como demonios me metí en esto?

puntos 8 | votos: 8
Hay veces en que al parecer - No se da cuenta de que te importa mas ella que tú mismo.
puntos 7 | votos: 7
Esas tonterias que haces - Con tus amigos para pasar un buen rato.
puntos 6 | votos: 6
¿Y tú también lo harías? - Convertirte en un monstruo por los que mas quieres, a pesar de saber
que el mayor riesgo de esto, es al mismo tiempo, perderlos.
puntos 10 | votos: 10
¿Cuando - las estrellas decidirán dejar de estar tan dispersas, 
aúnen sus fuerzas y logren opacar la luna?
puntos 3 | votos: 5
Pues érase una vez - una niña muy guapa, que tenía una muñeca preciosa. Bueno, en
realidad la muñeca no era preciosa, porque estaba sucia, pelona, y
era de trapo, pero a la niña le gustaba mucho. Y la niña le hablaba,
y la muñeca le contestaba. Sólo que la muñeca contes¬taba con unas
palabrotas terribles, que la niña aprendía y luego repetía.
«¿Quién te ha enseñado esas palabrotas tan feas?», le preguntaba
su mamá. «¡Mi muñeca», decía la niña. «Eres una mentirosa, las
muñecas no dicen pala¬brotas. Son los chicazos los que las
enseñan.» «Que no, que es la muñeca. Anda, muñeca, dile una
palabrota a mi mamá.» Y la muñeca, que hacía todo lo que le pedía
la niña, porque la quería mucho, decía unos tacos tre¬mendos:
«hostia puta, cojones, la madre que me parió, me cago en...,
¡culo!, ¡cu-lo, cu-lo, cu-lo!» ¡Uyyy! La mamá, roja de ira,
arranca la muñeca de manos de la niña, abre la ventana, y zas, la
tira al prado a un montón de basura. «Mamá mala, mamá mala», dice
la niña, y co¬rre al prado, pero en ese momento pasa un gatazo rojo,
que coge la muñeca entre los dientes y se la lleva al bos¬que. Sin
dejar de llorar, la pobre niña echa a correr de¬trás del gato. Y
busca buscando, camina caminando, se pierde en el bosque. Es de noche,
y el bosque se ha con¬vertido en una selva inmensa. De pronto, a lo
lejos, la niña ve una lucecita... Era un enanito subido a una seta,
que hacía un pis fluorescente. «Enanito, ¿has visto a un gatazo
rojo que Llevaba en la boca una muñeca de trapo que dice
palabrotas?» «Ahí está», dice el enano soltando un chorro de pis
sobre el gato, que cae al suelo ful¬minado... Ya se sabe que el pis
de enano es un veneno tremendo para los gatos. «¡Gracias,
gracias!», grita la niña, abrazando a su muñeca empapada en pis.
«¿Quién es ese tonto del culo —grita la muñeca—, ese
mariconazo de mierda que ha matado a mi gatazo rojo que yo le quería
tanto, que me pegaba y me dejaba el culo como un tomate, me hacía
trabajar, me hacía guarrerías pero a mí me gustaba tanto? Me tenía
de criada, yo lloraba y sufría, pero me gustaba aún más, porque me
hacía sen¬tir una mujer, ¡y tenía a mi macho! Y ahora, sin mi
gatazo, enano bastardo cara de culo, ¿qué hago?» «Uy cómo me
gusta esta muñeca tan mal hablada —dice el enano—. ¡Voy a
casarme con ella!» «De eso nada, me casaré yo con ella», dice una
voz terrible que sale de la oscuridad del bosque...» ¿Quién era?
¡Un lobo tremen¬do, con unos dientes así de largos! «Yo me casaré
con ella.» «No quiero —dice la muñeca, llorando—, no quie¬ro a
ese maricón de lobo.» «Pero si soy ingeniero elec¬trónico,
convertido en lobo por las malas artes de una bruja malvada. Y si esta
niña virgen me besa en la fren¬te, me convertiré en un joven
ejecutivo, buena presencia, sensible y cariñoso, ofrécese para
amistad afectuosa.» Entonces la niña besa al lobo, y... ¡zas!,
aparece el in¬geniero guapísimo, que de la alegría se tira un pedo
tre¬mendo en plena cara de! enano, que cae redondo al suelo. Es
sabido que los pedos de ingeniero son venenosísimos para los enanos.
Al verlo, la niña se enamora del inge¬niero: «¡Oh qué guapo, qué
guapo!» Y el ingeniero, como había pasado mucho tiempo y la niña
había crecido..., le habían salido esas cosas redondas que las
mujeres tienen por delante y por detrás. ., que los ingenieros se
vuelven locos por esas cosas redondas..., ¡por algo eligen esa
facultad! «Me lo he pensado mejor», dice, «ya no me caso con la
muñeca, sino con la niña de las tetitas pimpantes y el culito
redondo». Así que se casaron y vivie¬ron eternamente felices. Al
día siguiente, la muñeca dice: «¡Asamblea, asamblea! ¡Queridos
novios de mierda! ¡Ya está bien, eternamente felices! Estoy hasta
los cojones de veros morreándoos todo el día, y a mí me margináis.
Y encima él se larga a electronizar, y tú te quedas llo¬riqueando
hasta que vuelve por la noche, ¡te tumba en la cama, y hala! Y por la
mañana, lo mismo, que pone el despertador, ¡y otra vez igual! Y
también después de comer, que es malísimo para la digestión.»
«Pero es que yo soy muy feliz —dice la niña-mujercita que tenía
la tripita hinchadica—, ¡estoy tan enamorada!» «No me vengas con
paridas —dice la muñeca de trapo—, ¡Soy feliz!”, pero si en
mi vida he visto una gilipollas tan triste como tú. Gilipollas, sí,
como yo cuando estaba con el gatazo rojo... Pero es que además tú,
con el electró-nico, lo tienes aún peor. No te pega, pero te deja
todo el día aquí sola, no te dirige la palabra, ¿no te das cuenta
de que es aún peor, tarada?» «Oye, asquerosa muñeca de trapo
—gritó el ingeniero buena presencia—, ¡o dejas de lavarle el
coco a mi mujer, o te tiro a la taza del water!» «Muy bueno lo tuyo
—contestó la muñeca, muy chula y muy basta—., ¡pero al water te
vas tú a cagar!» ¡Le dijo eso a un electrónico! «De acuerdo, iré
al water, pero contigo, para limpiarme el trasero.» Y sin
pensár¬selo dos veces, el ingeniero electrónico coge la muñeca de
trapo y se encierra en el -water. «¡No, por favor, no lo hagas,
maridito mío, no le hagas eso a mi muñeca, pobrecilla, abre!» «No
pienso abrir, tengo los pantalo¬nes bajados y ahora misino voy a
limpiarme el trase¬ro.» Entonces se oyó un terrible alarido del
ingeniero: «¡Ahahahahab!», un alarido electrónico. ¿Qué es lo
que había ocurrido? Que la muñeca, mientras él se limpia¬ba...,
¡zas!, se le metió dentro, con su cabecita, y sólo le asomaban los
pies. «Ayúdame, esposa mía, que ha ocurrido una desgracia. Esa
muñeca malvada se me ha me¬tido por el trasero..., ¡sácamela!»
«Ya tiro. ., ¡pero no sale!» «¡Ayyy, qué dolor! Me siento
morir..., ¡es como si estuviera pariendo! ¡Socorro! ¡Llama a la
comadrona!» La niña-mujer obedece y va a avisar a la comadrona. No
hace más que abrir la puerta de la casa..., las vías del Señor ya
se sabe que son infinitas..., que por ahí pasaba precisamente una
comadrona, con un mandil que ponía «Comadrona», pero al revés,
como en las ambulancias. «Pase, señora comadrona, el cielo la
envía, tengo un problema de familia...» Cuando la comadrona vio el
trasero del electrónico, preguntó: «¿Es su marido?» «Sí.»
«Par¬to difícil, viene de nalgas.» Y le entró tanta risa, que,
como a todas las mujeres, (al público) ya sabéis lo que nos pasa
cuando nos entra la risa floja... (Grita.) «¡Que me meo! Soy
comadrona, sí, pero estoy embrujada, y hago muchísimo pis...
¡Socorro! No quiero hacer un de¬sastre..., inundaciones... ¡No
quiero muertos! Déme un cubo.» Le dan un cubo, y hace todo su pis,
muy digna. «Déselo a su marido para que se lo beba. Es pis
embru¬jado. Le ayudará a evacuar.» El ingeniero: «En esta casa os
habéis vuelto locas, si pensáis que me voy a beber el pis de una
comadrona a la que ni siquiera conozco.» «Pues yo te la presento.»
«¡No! ¡No quiero conocerla!» «Pero es que tienes que evacuar...»
«Es verdad, de acuer¬do, pero añádele un poco de vermut, vino
dulce, dos hue¬vos batidos... Qué rico, prueba, está muy rico, ¿no
que¬réis?» «No, tómatelo tú...» Y él, venga beber... y el
vientre se le hincha, se le hincha, y ¡buml, estalla. Y no quedó del
ingeniero ni el rotring que llevaba siempre en el bolsillo. En cambio
la muñeca estaba enterita, y se reía como una loca. «¿Has visto
—le dijo a su amiga la niña crecidita—, pedazo de estúpida?
Ahora ya eres libre, dueña de tu cuerpo, de tus elecciones, de ti
mis¬ma, eres ¡¡¡libreee!!! Vamos.» La niña crecidita aprieta muy
fuerte conta su pecho a su muñeca, y poco a poco la muñeca
desaparece dentro de su corazón. Ahora la niña crecidita está sola,
en un camino muy largo,, muy largo... Caminando, caminando, llega a un
árbol muy grande, y debajo del árbol hay muchas niñas creciditas
como ella, que la reciben con mucha alegría. «Siéntate —le
dicen—, ven con nosotras, nos estamos contando cada una su historia.
Empieza tú», le dicen a una rubita. Y la rubita empieza: «Yo cuando
era pequeña tenía una muñeca de trapo que decía palabrotas.» «Ja
ja —se ríen en coro todas las niñas creciditas—, qué gracia,
quién lo hubiera dicho. Tenemos todas la misma historia..., todas: la
misma historia que contar.»





LOS MEJORES CARTELES DE

Número de visitas: 11427110459 | Usuarios registrados: 2057081 | Clasificación de usuarios
Carteles en la página: 8001263, hoy: 24, ayer: 39
blog.desmotivaciones.es
Contacto | Reglas
▲▲▲

Valid HTML 5 Valid CSS!