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15.12.2013

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Hacía mucho tiempo que no escribía. - Y, sinceramente, no sé por qué. Tal vez esto de expresar mis
sentimientos, de intentar entenderlos, a través de las palabras dejó
de funcionar. Pero aquí estoy, escribiendo después de meses.
Cada día que pasa mi ignorancia pierde  peso en mí, y últimamente
ronda por mi cabeza la idea ‘’¿Qué harían los demás sin
mí?’’. Esta pregunta obtiene respuesta inmediata pues me doy
cuenta que no soy tan importante para aquellos que se suponía que lo
era. Y eso me desvanece, me desmorona, me pierde. 
Un cúmulo de sensaciones solitarias reflejadas en estas ganas de
desaparecer entre la tinta y el papel, entre la música y letra, entre
el todo y el nada.
La nitidez de la mañana quedó reducida a la nebulosidad de esta
fría tarde de invierno. Caen las primeras gotas de este triste opaco
y yo buscándome sin hallarme, sin hallar esa chica que se apreciaba,
que no le importaba lo que pensaban los demás; pero, a caso,
¿llegué a serlo? Ni yo lo sé, no recuerdo qué fui, qué me hizo
ser así, qué o quién me hizo amar estos ocasos tristes que derraman
lluvia. 
Empecé a apreciar la soledad, valorar la compañía en los días
grises; y a pesar de eso no puedo evitar buscar la tranquilidad de
sentirse querido, de sentirse acariciado por las tristes y yertas
gotas de invierno.
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... - Simplemente ya no espero nada de nadie. Ni bueno ni malo. Estoy
decepcionada, sí; con los demás, sí; conmigo, también. Y es que
este enorme vacío lleno de ecos hace que mis ojos se llenen de
lágrimas, me inunda, me desvanece.
El tiempo pasó y con él las supuestas malas rachas y continúa
pasando. Pero ya no me importa, ya no me importa hacerme daño y
autodestruirme. Me da igual. Ya no me importa nada, ya no me importo.
No creo en mí. 
Ya ni me echo de menos.
puntos 7 | votos: 7
Crecemos creyendo - en eso que los mayores llaman felicidad, eso que todos aspiran a
conseguir, eso que todos tienen. Pero como buenos niños, inocentes
fuimos. ¿Qué es la felicidad? Ni lo sé ni me importa. Puede ser
aquello máximo a lo que aspiramos, la ausencia de dolor, cuando
logramos tener nuestras necesitades cubiertas, un recuerdo. En
cualquier caso la felicidad como tal, como término puro no existe.
Podemos rozarla, pero nunca alcanzarla. Una vez conseguido aquello
máximo puedes perderlo, que tiene como consecuencia la presencia del
dolor, por lo tanto, el dolor es presente, y los recuerdos pueden
cambiar el estado de ánimo radicalmente.
Y en un mundo hipócrita, los mayores, esos que creíamos que
tenían autoridad sobre nosotras, esos aparentemente felices, son los
más infelices. Y sólo el niño inocente, el que cree en la
felicidad, el que vive sus futuros recuerdos recuerdos y su mayor
dolor es una caída jugando es realmente felz, o al menos roza la
felicidad.
puntos 8 | votos: 8
Llega un punto - en el que te sientes tan inútil y tan estorbo que lo que piensen los
demás de ti no te llega a importar.
puntos 6 | votos: 6
En un mundo de hipócritas - no puedes ni pasar por mala racha ya que pretendes llamar la atención.




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