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21.05.2011

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bueno 1500 | malo 69

puntos 1788 | votos: 1976
¿Y tú - Qué arma estás usando ahora?
puntos 2290 | votos: 2346
Tener a todos tus viejos amigos - conectados, y  solo querer hablar con una persona que conociste hace poco.
puntos 2669 | votos: 2801
Por esa persona - que aunque sabes que no sera tuya nunca
la sigues amando más que a nadie
puntos 1924 | votos: 1962
Buen intento mamá, - pero no cuela
puntos 15 | votos: 17
Poner de alarma - nuestra canción favorita, y terminar 
  odiándola por despertarnos temprano.

puntos 13 | votos: 13
todos... - escuchamos un grupo en concreto cuando estamos
enfadados/alegres/deprimidos.... cual es el tuyo?
puntos 18 | votos: 18
No puedo decir con palabras - el tiempo que quiero estar contigo, empecemos con un para siempre.
puntos 15 | votos: 15
TODOS - festejen existir
puntos 1904 | votos: 2214
Verdad española #1 - En tu puta vida habías escuchado música Portuguesa,hasta el Au SI Eu Te Pego.
puntos 2361 | votos: 2389
Esa horrible sensación - de no poder confiar en alguien como solías hacerlo

puntos 1735 | votos: 1819
Tipico: - Aceptas una solicitud de amistad y a los 5min te preguntan que quien eres
puntos 2133 | votos: 2313
Cadenas de emails… - Y sus terribles consecuencias .
puntos 2161 | votos: 2287
Mensajes Subliminales - Donde menos te lo esperas
puntos 2844 | votos: 2912
Y cuando pensé - Que no iba a encontrar algo más inútil que el lápiz blanco en la caja de colores,
Te conocí.
puntos 1946 | votos: 2060
¡Que mono! - Pero ¿qué dice señora?
Si soy un gato

puntos 31 | votos: 31
Yo estoy en mi cama - tú en la tuya, alguno de los dos está en el lugar equivocado.
puntos 2281 | votos: 2293
Películas de terror - donde los niños pueden dar mas miedo que cualquier fantasma o asesino
puntos -28 | votos: 36
Paula Durán - TeqiieroDemasiado..30#
puntos 2616 | votos: 2640
Desmotiva - Que exista gente tan cruel, como para enterrar un cachorro vivo
puntos 1 | votos: 1
De pequeños a todos - nos daba miedo el hombre del saco , ahola lo piensas y dices:
Uy si , el hombre del saco ¿qué me va a hacer? ¿tirarme una patata?

puntos 6 | votos: 6
Él quería mucho - a los pajaros... Los pájaros han venido a morir con él.
puntos 1 | votos: 1
¿Dónde está Wally? - intentará llegar a la gran pantalla... otra vez

Paramount no pudo con ello. Universal tampoco. La franquicia maldita
de ¿Dónde está Wally? ha caído ahora en las manos de los
estudios Metro Goldwyn Meyer, que han asegurado que están decididos a
llevar la colección de libros a la gran pantalla.
puntos 3 | votos: 3
Todos tenemos - una manía o un gesto que nadie conoce,
¿Cúal es la/el tuy@?
puntos 2193 | votos: 2207
Cuando era un chaval - quería cambiar el mundo. Ahora, con el paso de los años, solamente
espero que el mundo no me cambie a mí.         Logan Lerman
puntos 2572 | votos: 2636
Tu cara al ver un examen - que por no saber, no sabrías ni donde poner el nombre.

puntos 16 | votos: 16
Fiesta de pijama - Amigas: Oh estan dormidas todavía, esperare... Mejores amigas=
Levantate puta, tengo hambre
puntos 8 | votos: 10
Darte una vuelta por la cola - y pensar :¿¡ES QUE NO HAY NADIE FELIZ EN DESMOTIVACIONES?!
puntos 8 | votos: 8
Un día por la cola - y sus carteles
puntos 153 | votos: 165
El trauma de Stewie -
puntos 2 | votos: 2
Porque hasta entre tanta gente - soy capaz de seguirte con la mirada.

puntos -1 | votos: 3
La Pura Verdad - Ahora Me Dicen, El Nuevo Justin Beier,!
puntos 1 | votos: 1
LAS MUJERES DE NANKING - Estaríamos bien si sólo las hubieramos violado, pero nunca pedí que
se detuviera el asunto. Muchas veces las clavabamos con bayonetas o
cuchillos, porque los muertos no hablan, quizás si solo las
hubieramos violado las veriamos como mujeres, pero al matarlas, las
veíamos como cerdos
puntos 0 | votos: 0
Ponerte el despertador - que suene , apagarlo sin darte cuenta y despertarte cuando solo te queden
5 minutos para prepararte.
puntos 23 | votos: 25
Historia del maltrato - Javier me llamaba torreta solamente por ser alto. A causa de ser
alto, tenía problemas de espalda y me llamaba Gollum, como ese
personaje de “El Señor de los Anillos” que iba siempre encorvado.
Un día decidí armarme de valor y pegarle. A pesar de que me pegó un
rodillazo en los testículos, le di un bofetón que le dejé la cara
roja. Después de dos puñetazos en el estómago y que mi puño
estuviese temblando después de haberle atestado semejantes golpes, un
profesor nos paró y nos mandó al jefe de estudios. Primero se
explicó él, con una excusa barata mientras sollozaba a causa del
dolor que le causé.

- ¿Qué ha pasado?-Preguntó el jefe de estudios.

- Diego se acercó a mi cabreado y…y… me dio una bofetada, nos
peleamos y…y... mire cómo me ha dejado la cara-Dijo entre llanto y
llanto mientras se señalaba la cara donde estaba la marca de mi mano.

- Está bien, vete a la enfermería a que te curen.

Javier se fue de la habitación con las manos en la mejilla mientras
los demás alumnos miraban asombrados el panorama fuera del despacho
del jefe de estudios.

-Bien, ya he oído su versión. Ahora, Diego, explícate.

-Javier me ha estado insultando desde hace ya cuatro meses-Respondí
escuetamente.

-¿Nada más?-Negué con la cabeza como respuesta.

-Bueno-Continuó el jefe de estudios-A pesar de los acontecimientos,
creo que tú, Diego, no tenías motivos para pegar a Javier de esa
forma. Estás en un colegio católico y te hemos enseñado a que no se
debe pegar a nadie. Estáis castigados los dos, pero tú más tiempo
que Javier.

Salí del despacho del jefe de estudios mientras veía que algunos
alumnos se alejaban de mí aterrados. Me tenían miedo porque yo lo
notaba en sus ojos. No me importaba.
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Aquella corta experiencia no sirvió de nada. No solo Javier se metía
conmigo, sino cuatro años después, más gente se metía conmigo. Por
culpa de aquella pelea que tuve, me moría por dentro al querer
ajustar cuentas con aquellos chavales, pero mis padres me echaban
broncas y me decían que era una mala persona. No querían cambiarme
de colegio. En el colegio me trataban como a un desperdicio. No me
gustaba la violencia ya que siempre me pongo tenso cada vez que voy a
entrar en una pelea y me dan ganas de llorar. Nunca he tenido trato
con mis padres porque ellos nunca lo han querido tener conmigo. No le
importaba prácticamente a nadie, pero nunca me quejé, ya que, según
mis padres, “era una mala persona”.

Después de aquel incidente, mi clase me rodeó en una esquina y me
echaban la culpa de algo que hice mal, pero que al fin y al cabo no
era para tanto. Todos habíamos hablado en clase de Lengua y el
profesor nos castigó sin recreo. Uno de aquellos abusones me empujó.
Yo, en vez de empujarle, le asesté tres golpes en la cabeza,
estampándole su cara contra el armario a cada golpe. Le salió un
chichón. Una vez más, me enviaron a mí y a este chaval al despacho.
De este chico ya ni me acuerdo de su nombre, pero eso no es lo
importante. El jefe de estudios era otro, llamado don Manuel. Nos
sentamos los dos mientras don Manuel se fijaba en mí. 	

-¿Puedes contarme tu versión junto a tu compañero, Diego?

-No-Respondí.

-Bien, entonces te pido que te vayas y vuelvas cuando termine con
Diego-El chico del chichón se fue de la sala con unas lágrimas en
los ojos de dolor.

-Menudo chichón has dejado a tu compañero, ¿eh?-Se rió mientras me
ofrecía un caramelo, el cual rechacé.

-No me resulta divertido dejar semejante chichón a una persona por
muchas razones que pueda tener.

-Sabes lo que va a pasar, así que tomártelo con un poco de humor no
viene mal al fin y al cabo-Me repugnó esa forma de pensar que tuvo,
pero razón no le faltaba-¿Insultarte es un motivo para pegar a la
gente? Vaya, eso es algo nuevo que no se aprende todos los días.
¿Qué será lo siguiente, matar a gente por escuchar rap?

-Está más justificado tener motivos para pegar que no tener motivos
para insultar.

- En este colegio no te enseñamos así. Estás desperdiciando una
oportunidad de ser buena persona.

- No me pongas semejante excusa, don Manuel-Me levanté furioso de la
silla y puse las dos manos en su escritorio de forma violenta- No me
está dando un argumento, me está dando una excusa. Mire, soy
católico gracias a este colegio, es algo que agradezco, pero
Jesucristo dijo en una ocasión: “Amaros unos a los otros como yo os
he amado.” Si de verdad el tonto del chichón es católico, díselo
a él también, pero le voy a decir lo que va a pasar: A mí me
castigarán y a él no, porque prefieren ver la estética del colegio
impoluta que ayudar católicamente a los alumnos.

Efectivamente, me castigaron a mí y a él no. De todas formas, ahora
da igual…soy una persona que busca ahora la venganza en todos
sitios. No soy un héroe, ellos no matan si no es por defensa propia.
Yo ahora mato y lo hago por las injusticias. Ten cuidado, no insultes
a nadie, puede que tú seas el próximo…
puntos 1971 | votos: 2013
Salud mi compañero - Y que te llegue otra princesa, que no te abandone.

puntos 5 | votos: 5
Curiosidad #0005 - Los ratones no vomitan
puntos 4 | votos: 6
Un gemelo ha nacido - a las 2:50 ( antes del cambio de hora)  y su hermano 15 minutos después.
¿Quien aparece antes en el registro?
Si crees saber la respuesta, ponla en un comentario
puntos 13 | votos: 15
¿Por qué - todas las redes sociales se caracterizan con el color azul?
puntos 1815 | votos: 1857
De aquí saco pasta de dientes - sí o sí
puntos 3 | votos: 3
Porque todos sabemos - Que sera un sueño

puntos 4 | votos: 4
Esta historia - Va de una chica y un chico que están todo el rato peleandose pero que
en el fondo estan enamorados y como su historia es imposible pues ella
se compromete con un príncipe.
- Un poco cabrona la chica, ¿no?
+ No , porque ella no quiere al príncipe , solamente está fingiendo
delante de la gente , pero no hay ni un solo día en el que ella no
piense en el chico que quiere de verdad.
- ¿Y él qué hace?
+ Pues él, que es un poco imbécil , se muere de celos porque no sabe
lo que ella siente en realidad.
- ¿Y al final que pasa?
+ ¿Al final? al final se besan.
puntos 23 | votos: 23
No me des las gracias, - pero creo que te he solucionado el problema.
puntos 2 | votos: 4
Palabras no pensadas - PUEDEN LLEGAR A QUE ALGÚN DÍA NO TE CREAN LO QUE DICES
puntos 10 | votos: 10
Desmotiva y mucho - Que tu ídolo con esa voz increíble padezca de cáncer de garganta.
puntos 6 | votos: 8
Películas - Que te cambian la vida

puntos 9 | votos: 9
Hago este Cartel - Para contener las ganas de salir ahorita mismo
y Asesinar a la pobre Hija de puta de 14 años que mando a
secuestrar y violar a quien es mi mejor Amiga, mi Hermana y mi familia!
A mi Prima.
Si, me desahogo con carteles,
para no tomar la justicia con mis propias manos.
puntos 8 | votos: 10
skyscraper - nunca pense que el significado de una cancion me hiciera 
llorar tanto como esta
puntos 11 | votos: 11
Una lluvia de barro y sangre. - La lluvia caía sin descanso por las ya inundadas calles de París
durante dos días seguidos. El temporal estaba arreciando y no tenía
intención alguna de parar. Las carreteras estaban anegadas, las
aceras intransitables y los ríos que atravesaban la ciudad empezaban
ya a desbordarse.  

El plan de emergencia ya había sido activado y los equipos de
salvamento hacían todo lo posible por evacuar a las víctimas de la
riada que ya se había tragado la mayor parte del centro de la ciudad.

Marcel salía del trabajo un par de horas antes de lo habitual por
orden de los directivos de la empresa como medida de precaución
frente a la catástrofe que se avecinaba y que amenazaba con sumergir
la ciudad tarde o temprano.

—Joder, qué mal tiempo hace ¿no?— inquirió Charles, su
compañero de trabajo—. Bueno, mientras nos dejen salir antes…—
dijo con tono socarrón esperando la contestación de su colega.

—Sí— respondió éste—. Y todavía dicen que va a ir a peor. 

—Qué locura, si es que el tiempo está como una regadera. Je, ¿lo
pillas?— a pesar de la situación, el joven compañero de Marcel
todavía conservaba el buen humor que le caracterizaba.

—Sí, sí… Qué gracioso— respondió con poco entusiasmo. En
otras circunstancias, Marcel se hubiera incluso reído de aquella
tontería, pero esta vez no tenía ganas de juerga. Según los
expertos, el barrio de Marcel estaba a punto de ser el siguiente en
hundirse.

Con rapidez se encaminó hacia la salida para acabar con esa charla de
besugos, quería llegar a su casa cuanto antes para decidir qué
salvar en caso de que tuviera que ser evacuado. Se despidió de su
compañero y salió del edificio. En un primer momento habría pensado
en coger el coche para llegar cuanto antes a su casa, pero ese día el
tráfico estaba cortado por toda la ciudad, con las consecuencias que
aquello ocasionaba, por lo que quien tuviera que ir al trabajo, o
volver de él, no le quedaba otra opción que hacerlo a pie. Suspiró.

Aquella tarde sólo unas pocas personas como él habían ido a
trabajar a pesar del temporal, por lo que a esas horas las calles
estaban vacías de transeúntes, sólo estaban él, la basura que se
llevaba el viento y la basura arrastrada por la corriente. 

Caminó lo más deprisa que podía. No quería correr por miedo a
tropezarse y quedarse herido y solo en medio de la nada. Pero aún
así esa velocidad era lenta incluso para él, por lo que optó cortar
por lo sano y pasar por la Plaza de la Concordia para cruzar el
Jardín de las Tullerías, el cual, aunque se había convertido en un
horrible barrizal, era de todas formas el atajo más rápido para
llegar a su casa.

Cruzó el cordón de advertencia que habían puesto ahí para evitar
que nadie se accidentara con el fango, pues los servicios de
Emergencias  estaban cortos de personal y no podían dedicarse a
recoger paseantes perdidos en medio de la inmensidad del Jardín. Pero
a Marcel no le quedaba otro remedio: con toda seguridad su casa no
pasaría de esa noche, y además él era un hombre precavido, por lo
que no tendría ningún problema en atravesar el parque en cuestión.

Avanzó con dificultad, sus pies resbalaban, la lluvia le golpeaba en
la cara y más de una ocasión tuvo que esquivar un proyectil de
desechos voladores. 

Aquel paseo estaba siendo más tortuoso de lo que él pensaba y lo que
en un principio iba a ser cruzar de parte a parte el paseo principal
del Jardín, se había convertido en una aventura.

Fue entonces, mientras pensaba en lo agotador de su travesía, cuando
se percató de que había una sombra sentada en un banco a su lado.
Esa sombra pertenecía a una persona de baja estatura que se refugiaba
en un largo abrigo y en sus manos parecía como su guardara algo
pequeño, como si lo estuviera protegiendo.

—Qué mal día hace hoy— Marcel se acercó al extraño personaje.
No sabía si necesitaba ayuda o si simplemente estaba allí por
decisión propia. 
La sombra no respondió. Marcel lo volvió a intentar.

—Disculpa, ¿necesitas ayuda? ¿Hola?— se acercó con cautela.

>>Oye, chico ¿no eres demasiado joven como para estar aquí? Venga,
este sitio es peligroso. Vuelve a casa— Marcel seguía acercándose
al joven.

>>Chico. ¿Chico?— le puso la mano en el hombro y el joven se
desplomó hacia adelante.

>>¡Ah! ¡¿Pero qué coño?!— exclamó sorprendido, pero esa
sensación se vería transformada en miedo cuando miró al agua
alrededor del cuerpo. Ésta se estaba tiñendo de rojo.

El hombre le cogió de la muñeca, le tomó el pulso y comprobó que
de verdad el joven estaba muerto. Y no sólo eso, sino que también
descubrió la empuñadura de un cuchillo de gran tamaño asomando por
la espalda del muchacho.

Retrocedió de un salto y las ondas que provocó en el agua a
consecuencia de esto movieron las manos del cadáver que soltaron una
extraña figurita de arcilla. Se trataba de una figurita que se
asemejaba a una niña, cuya forma empezó a desintegrarse, al igual
que el material del que estaba hecha.

—Joder, joder, joder— blasfemó con gran horror. Había visto
aquellas figuritas antes y en aquellas circunstancias y sabían qué
significaban. Desde hace un tiempo, alguien había empezado a asesinar
a gente y dejando en la escena del crimen figuritas de arcilla
¿Sería este desgraciado la siguiente víctima o sólo se trataba de
una coincidencia? Y lo peor de todo ¿Seguiría por ahí el asesino?
¿Sería él el siguiente?

Abandonó el cadáver y salió corriendo lo más deprisa que podía de
la escena del crimen. Ya no le importaba tropezarse o pisar basura o
lo sucio que pudiera quedar. Llamaría a la policía desde la cabina
más cercana y volvería a casa lo antes posible.

Corrió o, mejor dicho, vadeó el Jardín a gran velocidad y acabó
por fin en el otro extremo de lugar, frente al Museo del Louvre. Allí
consiguió alcanzar una cabina telefónica y llamó a las autoridades
rezando porque la línea no estuviera cortada o estuviera saturada.
Entonces fue cuando sonó una voz femenina al otro lado.

—Policía, ¿dígame?

—Hola, buenas tardes. Quiero informar de un asesinato.

—¿Perdone? No le oigo bien— se podían escuchar como
interferencias. La línea telefónica estaba a punto de caer también
a consecuencia del temporal. Marcel debía actual rápido.

—Sí, le digo que he encontrado un cadáver aquí, en el Jardín de
las Tullerías. Vengan rápido— Marcel hablaba alto y
atropelladamente para no perder tiempo, pero esta vez la operadora
pareció entenderle.

—De acuerdo, mandaremos una patrulla cuando podamos. Ahora mismo no
podemos atender su aviso, ¿podría darnos su nombre, apellidos,
dirección, así como un número de contacto para que le podamos
localizar, por favor?

Marcel dio toda la información necesaria y colgó. Respiró aliviado
por superar aquella prueba pero no debía dormirse en los laureles.
Todavía le quedaba volver a casa… si es que nadie se lo impedía.

Reemprendió  el camino por la carretea sin mayor incidencia salvo las
causadas por la tormenta, pues como no había tráfico, tenía la
calle para él solo.

Estaba a unas pocas manzanas de su casa cuando unas luces le
sorprendieron por detrás. No se trataba de un coche, sino más bien
de un camión que se acercaba a él a gran velocidad. Marcel saltó a
la acera para dejar paso libre al pesado vehículo, pero cuando este
cambió de dirección hacia la acera, Marcel lo tuvo claro: es el
asesino.

Sin dudarlo por un solo momento, tiró su paraguas y la carpeta con
sus documentos del trabajo. Su vida era más importante. Corrió y
corrió, pero el 
camión era más rápido que él y pronto le daría alcance.

Entonces, en un intento por esquivar a su perseguidor, Marcel torció
en la boca de un estrecho callejón con la esperanza de que el
vehículo se viera obligado a pasar de lado o de que tuviera que
maniobrar para poder entrar. 

Nada más lejos de la realidad: el conductor del vehículo era un
psicópata imparable y poco le importó dónde se metiera su víctima.
Estaba decidido a matar a Marcel por el medio que fuera.

El camión dio un giro brusco y derrapó hasta chocar con la esquina
del callejón, pero no se detuvo ahí. El camión volvió a acelerar y
entró estrepitosamente en el estrecho pasadizo. Marcel no podía
creérselo, ¡ese tipo quería matarlo! Corrió. Corrió como nunca
antes lo había hecho, buscando un lugar en el que resguardarse,
algún portal o comisura en la pared en la que poder entrar para
evitar ser arrollado. Pero ahí no había nadie.

El callejón se terminaba. El camión ya casi lo tenía.

¿Debía hacer Marcel un último esfuerzo?

¿Debía rendirse a lo inevitable?

Ya casi estaba fuera. El callejón finalizaba en una calle trasversal
y, si no tomaba una decisión, si no elegía adónde ir ahora, derecha
o izquierda, lo único con lo que se toparía sería una precipitada
caída a las furiosas aguas del Sena.  

No se lo pensó. Giró a la izquierda al alcanzar la esquina. Se
tropezó y se cayó al suelo golpeándose la cabeza con una farola.

El camión seguía su marcha, pero cuando vio que su objetivo giraba
hacia la izquierda, el vehículo intentó frenar, pero las ruedas no
podían agarrarse al firme de la calzada y al final acabó
deslizándose contra la barrera de protección rompiéndola como si
fuera de mantequilla y cayendo al canal.

Marcel se levantó. Todavía le dolía todo el cuerpo y seguía
agotado. El caer al suelo le había empapado por completo y notaba las
molestias que le causaba la ropa del trabajo. Sin embargo, todo ello
era pasajero en ese momento. Contra todo pronóstico seguía vivo.
¡Había derrotado a su destino!

Tras levantarse y desabrocharse el nudo de la corbata, continuó en
dirección a su hogar, donde se encontró un coche patrulla. Dos
agentes salieron del vehículo a recibirle y éste les contó lo que
había pasado. Les habló del encuentro del parque, de la figurita y
de la persecución. Los policías tomaron nota y se ofrecieron a
escoltarle hacia la comisaría más cercana para poder redactar un
informe completo sobre todos los sucesos de los que Marcel había sido
protagonista ese fatídico día. Éste aceptó pero les rogó que le
esperaran un momento mientras él se cambiaba de ropa y cogía lo
indispensable en caso de que se hiciera efectiva la evacuación.

Entró en la casa y pulsó el interruptor de la entrada, pero no
funcionaba.

—Vaya, debe ser que al final la corriente se ha ido al
garete—sentenció.

Subió a su dormitorio, se cambió de ropa, hizo las maletas y bajó a
la cocina a prepararse algo de merendar. 

Entonces lo vio…

Una figurita. Pequeña. Iluminada por la mortecina luz que entraba por
la ventana. Era de arcilla. Era una niña.

“Está aquí”. Pensó Marcel atónito. Intentó salir a la calle
para avisar a los agentes. Pero de repente sintió algo… Una
sensación que nunca antes había sentido, como un frío que se
apoderaba de todo su ser. Un frío que 
literalmente le atravesaba las entrañas… 

Miró hacia abajo y para su asombro vio sobresalir el filo de un
cuchillo de gran tamaño de su torso. No podía creer qué, cómo ni
por qué, pero en esos momentos poco le importó.

Sintió miedo. Sintió frío. Sintió sueño. 

Todo había acabado…
puntos 8 | votos: 8
El canibal de rotemburgo - Armin Meiwes
En un chat conoció a Bernd Brandes,  se declaraba bisexual y su
comportamiento sexual no era lo que se puede llamar normal.
Violencia y tortura formaban parte de su rituales sexuales del día a
día. Se citaron primero para un fin de semana donde pusieron a prueba
sus instintos caníbales. Tras la despedida en la estación, Brandes
lo pensó mejor y llamó a Meiwes para que lo recogiese. Quería
probar otra vez.
Tras varias horas de conversación, Brandes quiso que el Caníbal le
amputase el pene. Córtalo de una vez, dijo la víctima. Con gran
cantidad de alcohol y medicamentos, ya no sentía dolor. Por fin Bernd
pudo cumplir su sueño, comerse sus propios genitales. Meiwes cortó
el pene en dos trozos y los puso en la sartén aderezándolos con
pimienta, sal y ajo.
En cuanto a los motivos que llevaron a la víctima a ofrecerse, Armin
manifestó que no entendía el sentimiento de felicidad que Bernd
experimentaba. Meiwes asesinó posteriormente a su víctima en la mesa
de descuartizar y grabó todo en cámara de vídeo. Descuartizó el
cuerpo y conservó la carne. Después de dos días, Armin vio cumplido
su deseo de comer carne humana. Según las declaraciones a la
policía, la carne humana tiene un sabor parecido a la carne de cerdo.
El Caníbal había cumplido su deseo, pero esto no era suficiente.
Los meses siguientes los pasó buscando nuevas víctimas. Necesitaba
carne joven y fresca. Esta actitud fue la que condujo a la policía a
desenmascararlo. Un estudiante de Innsbruck denunció a Meiwes, que
aseguraba en los foros haber probado la carne humana. En el recuento
de respuestas, se registraron varios centenares de víctimas,
dispuestas a dejarse devorar por un canibal. La policía lo arrestó
un año después del asesinato.
puntos 5 | votos: 7
Mi suegra - Es conocida por muchos seudónimos terroríficos, con frecuencia
critica todo lo que hago, asegura que soy una mala influencia para sus
hijos, me odia con todas sus ganas, mira feo, es fría como el hielo,
posee la costumbre de atacar solo a sus yernos, con un modus operandi
distintivo que consiste en hacerle la vida mas difícil.





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