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27.02.2014

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bueno 2965 | malo 86
GeekVeterano Nivel 3

puntos 9 | votos: 9
Donde las calles no tienen nombre, - aún construimos un ardiente amor.
puntos 11 | votos: 11
Tu ausencia - me mata más que cualquier arma.
puntos 15 | votos: 15
A veces en la vida - sólo quedan las peores y más jodidas opciones.
puntos 3 | votos: 7
Tú eres la razón - por la que no me puedo controlar.
puntos 10 | votos: 10
Cierro mis ojos - y lo único que veo eres tú.

puntos 5 | votos: 5
Pensé que era importante - que supieras que te quiero.
puntos 9 | votos: 9
Con suerte logro ver tu mirada - en el espacio donde cada noche me subías hasta el cielo.
puntos 8 | votos: 8
Tomando largos letargos, - cada vez más continuos hasta terminar por irse.
puntos 11 | votos: 11
No pienso en nada, - así las cosas son más fáciles.
puntos 12 | votos: 14
Las mentiras - nos harán sentir mejor.

puntos 16 | votos: 16
No sé cómo estoy, - ni sé cómo estaré, pero sé cómo estuve y no me da muchas esperanzas.
puntos 6 | votos: 6
Hubo veces en las que - vivíamos por alguien, pero después de todo, murió para nosotros y
la vida, en conjunto con la memoria, se encargaron de borrarle.
puntos 9 | votos: 9
No nos rendiremos - sin dar una pelea.
puntos 4 | votos: 4
Vi caer - Lo miraba fijamente, él también a mí, era sorprendente ver un
sujeto tan pálido y transparente; lucía extraño con aquella
porción irregularmente poligonal de cabello; me causaba curiosidad
aquella sonrisa tan, quizá, macabra, que resaltaba con los ojos de
tono verde y amarillo con resaltantes irrigaciones sanguíneas.
Él salía de debajo de mi cama, sonriente e inquietante, acostado
sobre el piso me miraba, yo debajo de las cobijas de mi cama, asomado
por el borde, lo miraba, estaba a escasos 20 centímetros de los
peculiares dientes amarillos y afilados que poseía, aún así no me
intimidaban.
Todos en mi casa dormían, nadie tuvo la oportunidad de decirme lo que
era un fantasma o un espíritu en aquel momento, así que por qué no
entablar una amistad con aquel desconocido fenómeno. Lo saludé, a lo
que no me respondió, pero le seguí intentando hablar:
-Oye, podríamos ser amigo- dije, en tono ingenuo.
Seguía inmutable, echado en el piso, de un momento a otro traspasó
la cama y se asentó junto a mí, aunque una mayoría de su
“cuerpo” aún estaba en el piso.
Puso su extremidad superior izquierda sobre mí, y claro que no la
sentí, quedé en blanco (tanto como él) al ver la manera en la que
todo había sucedido, retrocedí bruscamente e intenté gritar, pero
seme imposibilitó. El fantasma se asomó al borde de la cama y por
fin noté su contextura completa. Lo admiraba perplejo, cuando de
repente, este atravesándome a mí, (que estaba contra la puerta)
salió de la habitación.
Al atravesarme me sentía extraño, algo vacío, me mantuve en el
mismo lugar, escuché un ruido en la cocina, no me importó aquel
sonido.
Todo lo que de por sí ya era oscuro se tornó más opaco y sentí el
frío de un objeto corto-punzante traspasar desde el dorso a el resto
del cuerpo. Es lo último que recuerdo.
puntos 9 | votos: 9
Debía ganar - en los juegos que jugaba. De lo contrario, por qué jugar.

puntos 6 | votos: 10
Fascinado por una realidad - inmediata que entonces le resultó más fantástica que el vasto
universo de su imaginación
                                                                      
          ~Gabriel García Márquez~
puntos 10 | votos: 12
Quiero quererle, - aunque me duela.
puntos 10 | votos: 12
El dinero - le hace creer a los jugadores que ganan mucho dinero que son valiosos,
cuando en realidad no lo son. Los cumplidos le hacen creer a las
personas que reciben cumplidos que son especiales, cuando en realidad
no lo son.
puntos 7 | votos: 7
Con ilusiones podremos vivir. -
puntos 11 | votos: 11
Promesas y demás mentiras. -

puntos 7 | votos: 7
La vida empieza - cuando se deja de vivir la misma.
puntos 1 | votos: 7
No elegí nacer - en mi país, tan sólo tuve suerte.
puntos 6 | votos: 8
Fugacidad - Ya era más de la 1:00 am y casi moría de sueño, aún así sentía
que pronto llegaría. Llamaron a la puerta, mi corazón se aceleró a
niveles de taquicardia extrema, abrí la puerta, estando preparado
para cualquier hecho, ahí había un hombre bajo, gordo, con una gorra
trucker y una pequeña cicatriz en el ojo y dijo:
-¿Familiar de Francisco Reyes?- dijo gruñendo.
Asentí con extrañeza, el hombre se quitó la gorra, bajó la mirada
y dijo:
-Lo lamento, hubo una estúpida discusión en el bar por fútbol y
trágicamente fue Francisco el único que no salió vivo de ahí.
Cerré la puerta sin decir más. El hombre se alejó y yo me recosté
contra la misma; en menos de 24 horas ya había sentido dos veces el
vacío de perder a un allegado, había quedado inconsciente, llorado
como nunca (excepto cuando Sergio murió hace sólo unas semanas, mi
mejor amigo, él se había suicidado pero no sin antes declararme un
amor que creyó imposible, él era demasiado orgulloso como para haber
dicho algo, sólo dejó un vacío en mí, por que aún no lo supero),
había sentido miedo, había sentido muerte.
Ya eran tres los espacios que nadie jamás volvería a ocupar. Jamás.
Me levanté, subí sin fuerzas las escaleras y repetí el mismo
proceso que con mi madre, ahora volví a matar a alguien, él estaba
allá porque maté a mamá. Mirando el techo veía algunas a escenas
especialmente felices de mi infancia; las lágrimas no tardaron en
llegar.
Perdí las únicas cosas que me mantenían vivo y que mientras
existían no valoraba; la partida de Sergio fue la peor, lo amaba
también y sólo me dejó un recuerdo pobre pero muy vivo de él,
ahora lo encontraré en el cielo, donde él me prometió que estaría.
Ahora mamá, papá y el resto de mi alma murió. No tengo muchos
recuerdos felices con ellos juntos y de esos pocos que tengo, sé que
fueron fugaces.
Ya que lo pienso, ¿Por qué vivir? ¿Por qué no morir?
Quizá con un cuchillo no sea tan doloroso, no quiero sufrir.
Mi muerte se la dedico “A él”.
puntos 3 | votos: 5
Fugacidad - Al despertar seguía allí, caído, me levanté, me mantuve quieto un
momento, reaccioné y miré por la ventana; un cuerpo completo de
policía estaba allí haciendo el levantamiento del cadáver, justo
estaba siendo ingresada a la ambulancia, esta partió sin encender las
sirenas; el jardín de mi casa estaba cercado por cintas de
“prohibido el paso” lo que me facilitaba la vista, por en cambio,
la calle estaba llena de espectadores, el tráfico había sido
desviado de ahí, habían incluso un par de medios de comunicación.
Noté que la vecina de la casa de inmediatamente en frente rendía su
testimonio de los hechos, también noté un hombre con gabán negro
esposado sobre una de las patrullas.
Subí las escaleras con cuidado, entré a mi habitación y me encerré
de nuevo aún cuando no había nadie en casa.
Me acosté en mi cama con las cobijas hasta el pecho y con zapatos,
miraba fijamente el techo y empecé a decir en voz alta, por alguna
razón: “Vamos a empezar de nuevo”.
Quizá desde ahí ya sentía la culpabilidad de haber matado a mamá.
No sé si papá ya sabía de la muerte pero me tenía temeroso su
posible reacción. Para desgracia mía mi papá era albañil, siempre
me golpeó con fuerza y aún a mi edad, yo me siento indefenso.
Esperaba a mi papá con nerviosismo aquella triste y desolada noche,
con una vela blanca encendida en medio de la sala de estar y junto a
esta una fotografía de mamá. Ya eran casi las 22:00 y aún no
llegaba, pensé que ya se había enterado del infortunio y había ido
a ahogar sus penas en alcohol, cosa que justo en ese momento hacía.
Me asustó mucho más que papá viniera con cerveza en la cabeza, la
peor persona que conocía era a papá borracho.
puntos 7 | votos: 7
Fugacidad - Cerré la puerta de golpe y lo bloqueé. Mamá enseguida llegó y
empezó a golpearla con fuerza. Gritaba mi nombre y reclamaba cientos
de cosas. Yo lloraba, posado en la pared opuesta a la puerta; entre
tanto alboroto, sólo escuche la frase:
-Eduardo, fuiste lo único que no quería que me pasara- Alegó ella
mientras se desvanecía frente a la puerta.
Quedé mudo y un río de lágrimas se derramó rápidamente en mí.
Sé que no había sido un hijo ejemplar, adicto a la cocaína y
ladrón, pero no entiendo cómo mi propia madre, con la que había
vivido los 18 años de mi vida, fue capaz de decir algo de ese tipo.
Escuché que se levantó y bajó las escaleras, salió de casa, yo me
levanté y me dirigí a la ventana (sin salir de la habitación) con
algunas lágrimas aún en los ojos.
Corrió hacia la calle de en frente, sin mirar siquiera el piso, con
las manos cubriéndose el rostro, quizá para que no vieran correr
lágrimas de sus azules ojos; grité con todas mis fuerzas un intenso
“No” aunque supe que no pasaría nada, en ese corto lapso de
tiempo, en mí trascurrieron miles de sensaciones, dos en especial:
Vacío y miedo.
Miraba aterrorizado la escena, mamá tendida sobre el pavimento y el
auto fúnebre que la atropelló metros más adelante; cerré los ojos,
vi a mi mama en buenos momentos vividos sólo con ella, al abrirlos,
alguien ya la socorría. Salí de mi habitación y tropecé cayendo
por las escaleras y quedando inconsciente.

puntos 8 | votos: 8
Logro vivir conmigo mismo - porque al final del día hago más bien que mal.
puntos 1 | votos: 3
Maktub -
puntos 9 | votos: 9
Entre confusión y - desesperación, morimos en dudas y remordimientos, vivimos de miedos e
incluso mentiras.
puntos 9 | votos: 9
Estos tormentos influyeron - lo bastante para que lo poco de lo bueno que quedaba en mí
desapareciera.
puntos 16 | votos: 16
Algo que lucía tan real, - cómo sospechar que fuese una mentira.

puntos 6 | votos: 8
Jamás volvió - Al día siguiente iba decidido a demostrarle mi apoyo incondicional;
al entrar lo vi, me vio, apartó la mirada, me mantuve mirándolo.
Dictó la clase y de nuevo pasó considerablemente rápido, a mí esta
vez me agradó, ya que podría hablar con él de nuevo. Al finalizar,
le dije justo lo que tenía pensado. Él se sonrojó y está vez fue
él quien se alejó. Quedé confundido y sólo me mantuve estático
ahí, inmóvil.
Llegó el fin de semana y con éste la desesperación de no saber qué
significaba lo que José hizo. Hasta el martes lo volvería a ver,
pero sorpresivamente al recreo de aquel lluvioso se acercó a mí con
una sonrisa practicada, pero que le daba un nuevo aspecto, y me
saludó.
Tuve la usual sensación del vacío en el estómago; no por amor, por
miedo.
Se acercó a mí, se sentó a mi lado y me susurró: 
- Por alguna extraña razón confío un poco en ti y sólo espero que
esto no todos terminen sabiéndolo aún-
Asentí y entre nervios, ansias e interés seguí escuchando su
apacible susurro. Él se iba a acercar a mí para continuar
susurrándome al oído, pero de repente se detuvo, un par de segundos
(eternos) después sacudió la cabeza y se echó hacía atrás un
poco. Yo lo miraba con ojos expectantes, sentía cierta desilusión.
José me miró fijo y cuando me disponía moralmente a irme, se
acercó y me susurró enseguida: 
-Aquel lunes hace un par de semanas, a eso de las nueve de la mañana,
estaba de pie en la cornisa de mi departamento, en un sexto piso, y me
arrojé- No me vi, pero sé que hice una expresión de horror al
escuchar esas frías y descabelladas palabras. Él continuó:
- Y no sé si por fortuna o por desgracia sobreviví, aún así
terminé lastimado, cosa que se arregló al cabo de sólo dos semanas.
Estaba estupefacto, sonó la campana y José se levantó y tan sólo
se marchó. Yo me mantuve inmóvil, al punto de faltar los primeros 15
minutos de la tercera hora de clases. 
Me rondaba en la cabeza cómo era capaz de suicidarse, por qué lo
había hecho. Mientras yo me carcomía en dudas, José con aquella
rara sonrisa sólo se alejaba.  
Entré a clases y el molesto profesor de trigonometría me fulminó
con la mirada, seguro no le agradó mi tardanza, pero poco me
importó, seguía abrumado por las palabras de José, aquella
preocupante noticia. En la noche no pude dormir nada, esperaba el
momento para poder volver a hablar con él.
En la mañana del martes, contaba los minutos para reencontrarlo. Ya
estaba por llegar la anhelada hora. Ya habían pasado cerca de 15
minutos y no había aparecido aún. Poco después llegó el señor
Abadía, supuse lo que diría. 
Todos se soltaron un pequeño grito efusivo por el tiempo libre
excepto yo, en ese momento el señor Abadía nos miró con gran
desprecio y dijo:
- Es curioso como celebran la muerte de un profesor. Se suicidó.
El salón acalló de golpe y las miradas de confusión no se hicieron
esperar. Ahí morí internamente, morí en silencio y lentamente
dentro de mí. Y jamás volvió él.
puntos 9 | votos: 11
Jamás volvió - Cuando el coordinador nos avisó que el profesor faltaría recuerdo la
típica emoción que invadió el ambiente.
Incluso yo estaba algo feliz (lo cual es raro en mí), no me sentía
mal al compartir con mi soledad aquella hora libre.
Ya habían pasado dos clases desde que el profesor de lengua
extranjera faltaba, y todos lucían tan felices por el hecho. Yo ya no
me alegraba, estar tanto conmigo se tornaba hasta peligroso. Aún no
sabíamos qué le había pasado al profesor y a nadie parecía
importarle, pero por extraño que parezca, me preocupé por él.
Creció y creció esa preocupación en mí hasta que pasadas casi dos
semanas, volvió.
Me exalté al verlo. Cierta felicidad me invadió cuando en vez de que
el señor Abadía entrara a avisar de nuevo lo que ya sabíamos,
entrara él.
José (así se llamaba, José Fernando) se veía mal, lucía más
pálido que de costumbre. El pelo oscuro de él, por corto que lo
tuviera, estaba desorganizado. Entró con cara de preocupación, con
ojeras y con una actitud que se podría definir llanamente como
paranoia.
Transcurrió la clase en silencio, y con mayor rapidez, después
salimos a recreo. Yo me dirigí a él al verlo en una esquina solo;
tenía la vista pérdida, quizá vigilando ante algún peligro
inesperado en aquel atiborrado patio de recreo, o quizá (y más
probable) con la mirada perdida en el horizonte por andar divagando en
sus pensamientos, haciendo memoria. En trance.
Le interrumpí su reflexión y me miró enseguida con cierto interés,
justo ahí noté lo demacrado en su rostro, lo realmente demacrado que
estaba.
Me sorprendí un poco por su expresión pero no perdí la intención
de hablarle, le pregunte el por qué de su larga ausencia, a lo que
alegó que no era de mi incumbencia, sentí que me debía ir, así que
lo hice, mientras recitaba un par de no muy agradables frases entre
dientes. Claramente me fui enfadado por la actitud agresiva que tomó,
así que decidí reunirme con la junta de demonios que habitan en mi
cabeza para buscar alternativas.
Tres de ellos me sugirieron que fuese orgulloso y jamás le volviera a
hablar ni a acercarme a José; pero los otros diez, por en cambio,
optaron por que insistiera en sacarle algo, por que tal vez él no era
muy fácil de entender, tal vez muy tímido, tal vez reservado.
puntos 16 | votos: 16
Aquel momento - en el que entre confusión y tristeza mueres por dentro.
puntos 6 | votos: 8
I am the Echelon. -
puntos 3 | votos: 5
Quizá lo que más cuente - es conocer al ser humano que vive dentro del cuerpo que ves con los ojos.

puntos 11 | votos: 11
Vivía por algo, - morí por nada.
puntos 6 | votos: 6
Algunos se recuperaron, - otros cedieron, pero todos nosotros hemos experimentado el roce de las
alas de la tragedia.
puntos 5 | votos: 5
Por que todo lo que necesito - es el amor que expiras
Pon tus labios en mí
y podré vivir bajo el agua.
puntos 7 | votos: 9
No te amo - por quien eres; te amo por quien soy cuando estoy contigo.
puntos 3 | votos: 5
No nos acordamos - de haber soñado.

puntos 10 | votos: 12
A él - Serán las 2, pronto llegarás y como has notado, he dejado abierta la
puerta para que sea más fácil todo, mi tía llegará casi a las 4,
deja que sea ella quien se tome el trabajo de llamar a la policía.
Cuando leas esto, quiero que lo leas en mi “presencia”, te quedes
a contemplar lo que fui, pero si no deseas, sé libre de irte rápido,
quizá para que no sospechen, y aún si algo sucede, está será la
prueba de que morí por que quería morir; quisiera que me abraces,
pero no llores por mí, nunca valí lo suficiente.
¿Recuerdas el conejo que hice hace unos años, que había quedado sin
orejas? Es tuyo, para que me recuerdes cuando lo veas, cuando lo
tengas, cuando lo sientas; lo poco material que te puedo dejar (¿Qué
se podía esperar del frío egoísta que siempre fui?). 
Bueno, creo que han sido bastantes palabras, pero quiero decirte algo
más, desde aquel “cielo” quiero que sepas que te cuidaré,
desplegaré mis alas para devolverte el favor de haberme cuidado de
mí mismo por estos más de 7 años.
Para facilitarle a los investigadores, hora del deceso 13:39, a los de
balística, mano derecha, con el cañón en la boca, debió traspasar
el cuello y  no sé si saldría.
Por cierto, a mi tía sería bueno que le dijeras que gracias por su
esfuerzo, pero realmente a los golpes nunca aprendí nada, o tal vez
sí, cuanto detesto a la familia de papá.
Así que hasta aquí yo llego, con este revolver y este bolígrafo que
un día me regalaste. La verdadera hora del deceso es 13:42. Ya no
sentíamos miedo.
Con amor, Sergio.
puntos 9 | votos: 9
A él - Hay algo importante Ed, ya es tarde para decirte esto, p… pero te
amo. Lo que hasta hoy fue real.
No sabes lo difícil que es escribir eso, además de la tardanza y lo
más de un año que llevo cargando esto. Sabrás lo ilógico que he
sido, y hasta hoy que me veo acorralado por la moral, mi ética y mis
ideales soy capaz de decírtelo. Entre amor y lágrimas. 
También quisiera decirte esto: (y aún cuando suene irónico de mis
palabras) “Mantente para vivir tus sueños”; (ya verás que
dramático soy hasta mis en últimos momentos) por que siempre será
muy temprano para dejar de vivirlos.
Sabes, me parece un tanto escalofriante que mientras Doña Lucero
justo hoy tendrá (creo) a su segundo hijo; el chico raro que vivía
en la casa del lado muere en su sala de estar junto a la cocina de
verdes paredes con, ya sabrás, la típica estela de roja y fresca
sangre; pero siempre creí que la vida se paga con muerte y sé que
este es el caso; este es el momento en el que me doy cuenta lo frágil
que soy y que fui.
Cuando le cuentes a papá procura decirlo en amables palabras; sería
interesante ver su reacción al enterarse cómo su único “hijo”
(si puedo (o podía) tener ese título por parte de él) se disparó
tal vez sólo por que hizo desaparecer a mamá o tal vez por que nunca
fue suficientemente bueno en la vida, o incluso por los múltiples
problemas que vivió, e incluso causaron su muerte los problemas que
se imaginó, en fin, la cuestión es que ese “hijo” pudo volver
con mamá.
Quiero que papá no tenga esta carta, por que es para ti, además de
que será un secreto, el más preciado; nuestro secreto. La leve
expresión del último soplo de mi corazón.
puntos 11 | votos: 11
A él - ¿Recuerdas cuando éramos lo suficientemente inocentes para no notar
nuestros errores? Este es el momento en el que me viene a la mente
cuan ciegos éramos; cómo la vida pasaba ante nosotros y sólo la
veíamos irse con cierta tranquilidad; este es el momento en que me
doy cuenta lo felices que fuimos. 
Sé que me velarán, lo que me gustaría saber es por cuánto tiempo.
Tal vez en seis meses me olvidarán y puedo decir que en ese lugar
llamado “cielo” estaré feliz si alguien me sigue recordando
después, por que mi miedo realmente no es la muerte, mi miedo es no
haber vivido lo suficiente para haber dejado una huella.
Quisiera que me recordaras, a pesar de que nunca haya sido un amigo
ideal, cuando ni yo me podía soportar, ¿cómo te soportaría a ti?,
pero tú seguías allí. Aún no te entiendo.
Quiero estar seguro de que hay alguien en la tierra que me recuerde
después de ese tiempo, pero no seamos ilusos, y si aún me recuerdan,
no quiero que ese “alguien” viva en lamentos ni desdichas por mí.
Dejando el drama atrás, quisiera darle mi último “Gracias” a ti,
mi amigo del alma, Ed, bueno, Eduardo, por que gracias a ti logré
aplazar por mucho esta decisión; está claro que durante los últimos
2.679 días (las ventajas de ser bueno en matemáticas) has sido mi
único apoyo, tantos buenos momentos que dejo atrás; quiero
agradecértelo mientras pueda; y aunque la idea del suicidio me
empieza a asustar, le prometí a mamá que sería fuerte para poder
devolverle el hijo que un día su “amado” le arrebató.
puntos 6 | votos: 6
Estoy celosa - por que te amo. Siéntete halagado.
puntos 9 | votos: 9
La vida siempre - nos sorprende y lo desbarata todo.

puntos 9 | votos: 9
Prefería mantenerme ajena, - concentrada en mis propios pensamientos, degustando la melancolía que
se apoderaba poco a poco de mí.
puntos 9 | votos: 9
Iban por la vida - con los ojos cerrados.
puntos 10 | votos: 10
Yo en mi corazón - no mando. El corazón actúa siempre por su cuenta sin pedirme permiso.
puntos 86 | votos: 92
Las mismas cosas - son diferentes para cada persona. Unos desprecian lo que otros
añoran, y al contrario.
puntos 9 | votos: 9
Eres el amor de mi vida, - el destino lo sabía y hoy te puso ante mí.





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