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14.03.2011

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GeekVeterano Nivel 3

puntos 29 | votos: 29
Hay días - que lo olvido todo menos lo que tengo que olvidar
puntos 25 | votos: 25
Estos desmotivadores - son mi motivación.
A algunos los conozco más que a otros,
pero todos tienen una cosa en común:
los aprecio de una manera increíble.

Me gustaría conocerlos algún día,
sé que sucederá pero ahora mismo
es lo más difícil que hay en mi vida.

Ellos conocen sentimientos que muchos de mis amigos
ignoran que llevo dentro,
igual por eso son tan importantes para mí...
como nunca me había sentido así en una web
no sé qué decir.

Decir GRACIAS es poco,
y decir que no me importan en absoluto
es MENTIRA.
puntos 27 | votos: 29
-Sí, ¿dígame? - - Mamá.. Soy yo.
- Hola hija, ¿qué pasa?
- Pues nada que.. Verás, llevaba todo el día estudiando en la
biblioteca y me levanto un minuto a tomar algo y de pronto aparece la
profesora de matemáticas avanzadas, una que es tremenda y nada, que
me dice que mi cara le suena de clase; es que yo a sus clases voy
fijo..
- Ya.
- Resulta que va a haber un examen de integrales diferenciales para
subir nota, bueno, no es un examen exactamente, es.. como una maratón
y va a durar todo el día. Importantísimo, porque la nota influye
sobre la media final y yo creo que tengo muchas posibilidades, en
serio.
- Claro, hija.
- Y debo quedarme toda la noche estudiando, aquí, en la biblioteca,
que la van a dejar abierta para la ocasión, ¿sabes?
- ¡Anda!
- Así que no te preocupes, que es por mi bien. Llegaré muy tarde,
¿eh? Pero tú tranquila.
- Vale.
- Adiós mamá.
- ¿Quién era?
- La niña, que se ha enamorado.
puntos 32 | votos: 32
Y mandarlo todo a la mierda - en un segundo
puntos 19 | votos: 21
¿Qué me queda? - ¿Vivir soñando? No creo que se pueda

puntos 17 | votos: 17
Llevo solo un mes sin verlo, - Y ya siento que me falta la vida.
puntos 20 | votos: 20
ODIO - que mi cama se llene de pelusas cuando juego con mis esposas
puntos 25 | votos: 25
Ya no me da un vuelco - el estómago cuando me parece verte por la calle...
El siguiente paso será
que tampoco me suceda
cuando te vea de verdad.
puntos 21 | votos: 21
No cuento los kilómetros - que me separan de tí.
Cuento los besos que me podrías estar dando ahora mismo.
puntos 23 | votos: 23
Nuestro mayor poder - es el de la imaginación

puntos 12 | votos: 24
Quien no tenga esta marca - no pertenece a nuestra generación
puntos 28 | votos: 28
Si las normas del juego - van a ser siempre así, entonces no sé si quiero jugar.
puntos 6 | votos: 8
Al otro lado de la vida 1x82 - En las afueras de Sheol
21 de septiembre de 2008

El viaje de vuelta a casa estaba resultando mucho más tranquilo de lo
que había previsto al partir de la cabaña media hora antes, tal vez
incluso demasiado. No se encontró con nadie hasta que ya estaba bien
dentro de la ciudad. No sabía si era porque a esas horas de la tarde
todavía dormían en cualquier lugar con la puerta abierta, porque no
les gustaban las afueras y preferían adentrarse en la urbe en busca
de alimento, o porque estaban dándole falsas esperanzas para acabar
cargando contra él más adelante. El caso es que se encontraba a un
escaso kilómetro de su casa cuando los primeros infectados repararon
en él.
	Se trataba de una pandilla de niños de entre ocho y quince años, le
llamó la atención porque no había ningún adulto entre ellos.
Estaban durmiendo plácidamente a la sombra de un platanero en un gran
alcorque con césped de esa avenida. Fue cuando una de las ruedas
pasó por encima de una lata de refresco que el ruido alertó a uno de
ellos, el más pequeño. Ese se levantó y miró en todas direcciones
hasta reparar en el coche; lo único que se movía a su alrededor. Se
levantó de un salto y comenzó a correr mientras gritaba. El ruido
alertó al resto, cinco en total, y para cuando quiso darse cuenta
seis muchachos le perseguían a unos veinte metros, pues había pasado
de largo.
	Ahora se planteaban frente a él dos opciones. Acabar con ellos o
pisar el acelerador para dejarlos atrás. Contaba con escasísima
munición, y no le apetecía atropellar a niños por la calle, de modo
que apretó fuerte. De las puertas abiertas de algunos portales
salieron más de esos indeseables, avisados por sus compañeros,
sumándose a la persecución, hasta que llegó el punto que tuvo la
impresión que estaba reviviendo la misma situación que había vivido
escasos días antes. La otra vez se había salvado por los pelos, pero
esta vez no tenía porque tener tanta suerte. Luchaba por no hacerlo,
pero a cada nueva ocasión que miraba por el retrovisor, veía más y
más de ellos. Afortunadamente no había apenas coches por las calles,
y los pocos que había permitían el paso si bien en ocasiones tenía
que bajar la marcha con lo que dejaba que se acercasen un poco más.
Eran ya una docena cuando tuvo que dar un volantazo para evitar a uno
que venía de frente. Luego pensó que hubiera sido más fácil
llevárselo por delante, pero aunque ya no lo fueran, aparentaban ser
personas, y algo dentro de sí no le permitía hacerlo. 
	Al cruzar otra esquina, a no más de medio kilómetro de su meta, el
coche hizo un sonido muy extraño. Dio un par de tirones y pequeñas
embestidas, acompañadas de más ruidos, y finalmente el motor se
paró. Tenía gasolina de sobra, pero el motor se negó a seguir
trabajando. Todavía contaba con la inercia, y unos cincuenta metros
de ventaja, pero eso no duraría mucho. Puso el punto muerto y trató
de arrancarlo una, dos y tres veces. Miró otra vez por el retrovisor,
viendo cómo el coche se detenía, pero como ellos seguían adelante.
Trató de arrancarlo una vez más con idéntico resultado y acabó
gritando de rabia al tiempo que agarraba la escopeta, abría la puerta
y se tiraba del coche en marcha a unos veinte kilómetros por hora.
	Dio un par de vueltas rodando por el suelo y enseguida se puso en
pie, con el hombro algo dolorido, a tiempo de ver como el coche se
estampaba contra una farola, abollándose el metal de ambos, y como
paraba en seco y en silencio, riéndose de él. Miró a un lado y a
otro, preguntándose que podía hacer ahora. Vio el cuerpo de un
hombre estampado en el suelo, con el cráneo roto y un brazo en una
posición antinatural; enseguida dedujo que se había tirado por una
ventana. El resto de la calle estaba prácticamente vacía, con el
habitual aspecto sucio y descuidado, pero al menos no se veía a nadie
más.
	Eran demasiados para enfrentarse a ellos; seguramente no tendría
plomo para todos, y puesto que le pisaban los talones comenzó a
correr en la dirección contraria, sabiendo que estaba todavía muy
lejos de su casa como para llegar corriendo antes de que le cogiesen.
Por bien que él era rápido y estaba en forma, ellos contaban con
algo que él no tenía, pues parecían no cansarse jamás, y para
cuando él tuviera que parar a recuperar el aliento, le acabarían
alcanzando. Fuera como fuese, debía buscar algún sitio donde
esconderse. Corrió mirando todos y cada uno de los portales y las
tiendas, viendo todas las puertas cerradas con cadenas y candados o
con barricadas al otro lado, al igual que el de su esposa. Uno tras
otro los fue dejando atrás, sintiéndose cada vez más vulnerable.
	 Estaban tan cerca que casi podía oír sus respiraciones
entrecortadas cuando pasó frente a un portal que parecía distinto al
resto. Todos tenían una puerta metálica con cristalera, algunas de
ellas intactas, otras rotas, pero todos se veían impenetrables. Sin
embargo, ese era distinto. Esa puerta era antigua, de madera, y a
juzgar por lo que podía ver a través de los vidrios, nada la tapaba
por detrás. Trató de girar el pomo, pero resultó inútil. Ni diez
segundos le separaban del encuentro con esos más de quince
infectados, a los que ya se les hacía la boca agua al ver tan cercano
ese bocado de ébano, de modo que agarró la escopeta y disparó
contra el pomo de la puerta, apartando la cara ante el baño de
astillas que precedió a la detonación.
	Una fuerte patada fue suficiente para abrir la puerta. Entró a toda
velocidad al portal y una vez dentro se dio cuenta que no podría
cerrar la puerta, por mucho que trató de encajarla, pues había
inutilizado el pomo. No le quedaba otra opción que subir las
escaleras a toda prisa, rezando porque arriba no le estuvieran
esperando más de esos indeseables. Escuchó la puerta golpear contra
la pared cuando el primero de ellos, una mujer de la edad de Sofía,
la abría de un empujón. Subía las escaleras de dos en dos,
maldiciéndose una y otra vez al ver en cada rellano que todas las
puertas, incluida la del ascensor, estaban cerradas. Disparar para
abrirlas hubiera resultado absurdo, pues no hubiera conseguido más
que cerrarse el paso y llegar a un punto sin retorno, de modo que se
lo jugó todo a una carta. 
Subió hasta el cuarto piso y vio desde ahí que la puerta del tejado
estaba abierta. Eso le hizo sonreír. Subió a toda prisa, escuchando
el eco de los gritos de esos indeseables, que parecían haber tomado
un curso acelerado de subir escaleras. Llegó a lo más alto, salió a
toda prisa de nuevo al exterior y cerró tras de si con un sonoro
portazo metálico. Se alejó andando de espaldas a la puerta, rezando
porque fuera lo suficientemente fuerte como para soportar las
embestidas de esos locos, pero no pasó nada. Se quedó en silencio,
esperando algo que jamás llegó a ocurrir.
Lo que pasó fue que le siguieron hasta el cuarto piso, pero al subir
algunas escaleras más y ver que no había salida, perdieron el norte
y comenzaron a deambular de un lado al otro, más perdidos que
rabiosos por haber perdido la presa, pues ya se habían olvidado de
ella. Morgan respiró hondo y se dijo que por ese día no podría
salir de ahí. Se giró para contemplar el panorama y comprobó,
escopeta en mano, que estaba solo. Le llamó la atención una ese
gigante pintada con pintura blanca que ocupaba gran parte del suelo.
Una lata de pintura vacía, dentro de la cual había un rodillo
reseco, eran toda su compañía ahí arriba.
Asumió que pasaría la noche al raso, y se dirigió al otro extremo
del terrado, desde donde afortunadamente pudo ver su objetivo. Tan
cerca y a la vez tan lejos; media docena más de calles y ahora
estaría disfrutando el reencuentro con su esposa. Quiso convencerse
de que había sido afortunado, pues seguía vivo, pero la rabia pudo
con él y su grito resonó por todo el vecindario, despertando a más
de ellos. El sol, ya rojizo, se acercaba al horizonte a marchas
forzadas, y los primeros infectados despertaron y salieron de sus
madrigueras, dispuestos a llevarse algo a la boca. 
Desde ahí tan solo podía ver medio balcón y la ventana del estudio,
pero se empezó a preocupar al ver que pese a que pasaban los minutos,
ninguna luz se encendía. Se repitió una y otra vez que Sofía ya se
habría ido a dormir, o que estaría en la otra mitad de la casa, pero
algo dentro de sí le incitaba a pensar en la opción más pesimista.
La luz de la luna, cercana al cuarto menguante, acabó siendo su
única compañía, junto a las estrellas y el sonido de los pasos de
los infectados campando a sus anchas por las calles. Se subió a la
caja de las escaleras, ayudándose de la antena parabólica que ahí
había collada, y se tumbó bocabajo en ese pequeño cuadrado,
sintiéndose más seguro que al mismo nivel de la puerta que ahora
había bajo sus pies. No dejó de mirar la fachada del edificio donde
debía estar Sofía ni un momento, hasta que acabó cayendo en los
brazos de Morfeo, pasadas las cuatro de la madrugada.
puntos 6 | votos: 10
Esa sensación que sientes - Cuando ves a la persona que quieres besando a otra..
puntos 16 | votos: 16
Desmotiva - pasar un día en la playa
y al volver descubrir que eres la hermana gemela de tenacitas

puntos 16 | votos: 16
LLaman a la puerta... - Ojala seas TÚ
puntos 25 | votos: 25
Desmotiva abrir los ojos - y darme cuenta de que no eres tú el que me besa
puntos 14 | votos: 14
Qué decir - cuando me siento como una mierda
por imaginarme contigo mientras estoy con él...
por pensarme bien su nombre 
antes de decirlo en voz alta
y no confundirlo con el tuyo...

Qué voy a decir
que no esperara que sucediera...
puntos 23 | votos: 23
El juego que nunca acabará: - Los dos conectados,
mirando el nombre del otro en el chat,
tocándolo con el puntero,
esperando que uno de los dos hable
y ninguno lo hace.
puntos 31 | votos: 31
Me sobra tiempo - para necesitarte

puntos 10 | votos: 10
A veces diez segundos - Son suficientes para sentirte completamente FELIZ
puntos 21 | votos: 21
Me sobra cama - y me faltas tú
puntos 12 | votos: 12
Cosas que me recuerdan - otras cosas, o peor... personas
puntos 13 | votos: 15
Posiblemente - sea lo que más te apetece comer ahora
puntos 12 | votos: 14
Desmotiva - Tener un inicio de un gran verano así.

puntos 16 | votos: 16
Piezas de lego  - que al unirse se creen un coche
puntos 21 | votos: 21
La dura realidad - de todos
puntos 31 | votos: 31
Piensa. - Me conoces bien...
Por mucho que me esconda,sabrás encontrarme.
puntos 14 | votos: 14
Lo único bonito - que me queda de todo ésto
es cómo surgió.
puntos 10 | votos: 12
Todas las chicas... - ...sueñan con tener un novio que las despierte a las 3 de la mañana
con un SMS diciendo ; tu despiertame a las 3 de la
mañana...
I KILL YOU

puntos 9 | votos: 11
Pues yo - no me complico.
puntos 10 | votos: 12
Hoy en la teletienda vendemos - una colchoneta inútil que te destroza la espalda, provoca pesadillas
y además vale 100€ llamen ya el 954796312
puntos 1462 | votos: 1554
Esa sensacion de impotencia - al querer mandar un sms y darte cuenta de que no tienes suficiente saldo
puntos 7 | votos: 9
Ese suspiro - que me da cuando estoy cerca de ti
puntos 11 | votos: 13
Voy a sonreir - como si nada estuviese mal, hablar como si todo estuviese perfecto,
pretender que es un sueño, y hacer de cuenta que no me haces daño.

puntos 30 | votos: 30
Puede que - esté perdiendo pero aún no he terminado de jugar
puntos 19 | votos: 21
He llegado a la conclusión -  que pensar en ti sólo me provoca más dolor y más sufrimiento
puntos 17 | votos: 17
Planchar - nivel: estudiante.
puntos 11 | votos: 11
con este calor - he decidido cambiar el fondo de escritorio de mi ordenador
puntos 26 | votos: 26
Nunca confundas - amor con deseo

puntos 18 | votos: 18
Por ese beso - que nunca conseguire darte...
puntos 20 | votos: 20
Por que a veces,  - no todo sale como uno quiere.
puntos 13 | votos: 13
Por esas ganas - de comerte  muuy despacio
puntos 12 | votos: 16
hace un par de meses, - subí un cartel diciendo que mi profe me decia que mi sueño  de ser
forense jamas se cumpliria por k no estudio lo suficiente, que nunca
podria ser lo que yo queria ser, que acabaria siendo butanero o
barrendero...
bueno yo solo queria comentaros que al final e pasado de curso, y con
nota, y queria daros las gracias a todos los desmotivadores, por que
vosotros haveis conseguido darme el apollo y la motivacion suficiente
como para seguir adelante, Gracias.
puntos 21 | votos: 21
Casi no recuerdo - el sabor de tus labios, 
eso hay que arreglarlo, ¿no crees?

puntos 19 | votos: 19
Me imagino un mundo - en el que estemos solos tu y yo.
puntos 8 | votos: 8
Dan ganas de vomitar. - .
puntos 1524 | votos: 1608
Este soy yo - cuando mis padres intentan mandarme a hacer la compra
puntos 7 | votos: 7
Ya podían ser todos los días - buenos
puntos 12 | votos: 12
Una de mis lágrimas - vale más que tú





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