En Navidad, donde el amor debería

Querida Daniela Córdova Álvarez:
Es difícil expresar con palabras la magnitud de las reflexiones que me han embargado desde que me di cuenta de las sombras que arrojé sobre nuestra amistad en el pasado. Ante todo, quiero que sepas que estas palabras no buscan excusar mis acciones, sino más bien reconocer la responsabilidad que tengo en el dolor que te he causado.

Hoy, con humildad y honestidad, me enfrento a la realidad de que fui tóxico y herí profundamente con mi comportamiento. Me duele saber que mis acciones pasadas han dejado cicatrices en nuestra amistad y en tu vida, y lamento sinceramente cada palabra imprudente, cada gesto controlador, y cada momento en que te hice sentir menos de lo que eres.

Comprendo que la confianza quebrantada es difícil de reconstruir, y respeto plenamente cualquier sentimiento de enojo y resentimiento que puedas tener hacia mí. Aprecio el hecho de que hayas expresado tu descontento y que, de alguna manera, hayas encontrado el coraje de señalar mis errores.

A través de esta disculpa, quiero que sepas que he estado reflexionando profundamente sobre mi comportamiento pasado y he llegado a comprender la gravedad de mis acciones. No espero que me perdones de inmediato ni que olvides el dolor que causé. Sin embargo, deseo de corazón que, con el tiempo, puedas encontrar en tu corazón la capacidad de perdonarme.

Mis palabras no son un intento de manipulación ni un chantaje emocional; simplemente representan un reconocimiento genuino de mis errores y un compromiso sincero de hacer todo lo posible para aprender y crecer a partir de esta experiencia. La evolución personal es un proceso continuo, y estoy decidido a trabajar en mí mismo para no repetir los errores del pasado.

Te deseo lo mejor en tu vida y en todas tus aspiraciones. Espero que encuentres la paz y la felicidad que mereces. Si en algún momento decides que estás dispuesta a considerar mis disculpas más allá de las palabras, estaré aquí, respetando tu tiempo y espacio.

Ahora se que estás pasando por una situación dificil con tu familia y cuando nos peleamos también, reconozco mis errores y se que debía haberte dado tiempo para que todo esto se calmara, pero siempre contarás con mi apoyo con tus dibujos pese a tu odio.

Gracias por tu paciencia al leer estas líneas. Lamento sinceramente el dolor que te causé y estoy comprometido a aprender y crecer de esta experiencia.
Atentamente tu viejo amigo Alexander.

Cada vez que me miras, el tiempo se congela para que yo pueda dibujarte en mi corazón.

Ahora entiendo todo.