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No le tengo miedo a las alturas, - tengo miedo a caerme. 
No le tengo miedo al amor... tengo miedo de amar y no ser amada.
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Forever alone - Descripción gráfica
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Como este tío - se ponga a repartir...
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Tortugas - Nunca se te ocurra echarles un partido de baloncesto
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Los 20 segundos - mas aburridos de mi vida

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- ¿Tres más dos?... - - ¡Cinco! 
 - ¡Por el culo te meto la polla! 
- Pero eso no rima...  
- ¿Te voy a sodomizar y te preocupa la poesía?
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Puede que... - Quiera  ha muchas personas pero amar, solo lo amo a él
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Al otro lado de la vida - 1x40 - Sobre las vías del tren elevado de Sheol
29 de septiembre de 2008

Siguieron su camino sin mirar atrás, escuchando los golpes cada vez
más lejanos y débiles de ese pobre hombre, que seguía tratando de
encontrar la manera de salir del vagón donde había ido a morir
escasos dos días antes. La agradable sensación de que ahí arriba
eran inmunes a todo y que nada les podría hacer daño, se vio algo
mermada. Sin embargo, a medida que se alejaron, consiguieron
recuperar un poco la tranquilidad que se habían forjado hasta ese
desafortunado encuentro. Era la calle la que les asustaba realmente,
mas cuando cruzaron una zona en la que había congregada media docena
de resucitados, que las estuvieron siguiendo durante media tarde.
	Se trataba de un grupo extravagante, que con pocos integrantes
abarcaba todo el estrato de edades y sexos. Lo único que tenían en
común era su ansia instintiva por alimentarse de carne fresca. Al
principio se limitaban a mirar como caminaban, sin moverse, pero en
cuanto se alejaron un poco comenzaron a seguirlas por la calle que
transcurría paralela a la vía del tren. Probaron aligerando el paso
e incluso agachándose y quedando fuera de su campo de visión, pero
cada vez que volvían a mirar, ahí seguían ellos, dispuestos a
seguirlas hasta el fin del mundo. 
De nada serviría tratar de hacerles entrar en razón, y dadas las
circunstancias, no se les ocurría otra manera de quitárselos de
encima, de modo que continuaron su camino. No fue hasta pasadas un
par de horas más, que la vía del tren dio un giro, pasando sobre un
terraplén vallado a la altura de la calle, que las dejaron en paz.
Siguieron alejándose, viendo como se habían agolpado todos en la
valla metálica y como la agitaban con rabia, al ver como habían
fracasado y como tendrían que pasar esa noche sin llevarse nada a la
boca.
El día se les había pasado volando, no obstante estaban exhaustas
de tanto caminar. Llegaron a una nueva estación, y a juzgar por el
reloj de agujas de un hotel cercano, cuyo mecanismo aún se resistía
a asumir el declive de la humanidad, se acercaban las ocho de la
tarde. Hicieron un alto más en el camino, y Bárbara sacó una de
las botellas de agua medio vacías que guardaba en su abultada
mochila, mientras se planteaba si sería oportuno seguir un rato más
o por el contrario debían buscar ya un lugar donde pasar la noche.
Estuvieron bebiendo al tiempo que contemplaban como el sol volvía al
horizonte a marchas forzadas desde su posición bajo una marquesina en
el andén. 
Zoe pidió permiso para ir al lavabo, y Bárbara la acompañó. Por
suerte para ambas, los pequeños servicios de la estación estaban
abiertos, y por mucho que no hubiese agua corriente, siempre era
mejor recurrir a ellos que hacerlo en cualquier sitio como los
animales o como los propios infectados. Bárbara sacó el bate de la
mochila, y con Zoe a la retaguardia, entraron en los baños sin hacer
ruido. Comprobaron puerta por puerta todos los lavabos, tantos los
masculinos como los femeninos, pero por fortuna no encontraron señal
alguna de hostilidad. Zoe se quedó dentro de uno de los baños
femeninos, y Bárbara salió de nuevo al exterior, a hacer guardia.
Se acercó a la garita del jefe de estación, y se puso a mirar un
plano del entramado de vías y estaciones que había en uno de los
muros junto a la ventanilla bajada. A juzgar por el plano, ya habían
llegado a la mitad de su recorrido. Apenas tardó unos segundos en
seguir con la mirada la línea de color azul que correspondía a la
vía por la que iban, pero eso resultó suficiente para que un
resucitado subiera las escaleras que llevaban al andén, y caminara
sigilosamente hacia los baños. Bárbara se dio la vuelta, esperando
encontrar a Zoe saliendo del baño, pero lo que vio distó mucho de
lo que hubiera deseado.
Unos segundos de distracción habían bastado para que ese hombre
subiera las escaleras al oírlas hablar desde abajo, y se dirigiera
hacia los baños sin pensárselo dos veces. Bárbara tan solo tuvo
tiempo de ver como se metía en el baño. Agarró de nuevo el bate y
corrió hacia ahí sin importarle nada más.
BÁRBARA – ¡Zoe, enciérrate en el lavabo, rápido!
	Entró en los baños como una bala, al tiempo de oír un portazo y
ver como ese hombre se abalanzaba contra la puerta tras la que se
encontraba Zoe, que ya había empezado a gritar de pánico. Estaba
desnudo de pies a cabeza a excepción de unos calcetines muy sucios.
Se trataba de un hombre de mediana edad, bajo, con una tripa
prominente. Era bastante calvo, no obstante lucía un espeso bigote
negro acompañado de una barba de tres días. Sus ojos inexpresivos y
su cuerpo pálido y flácido le resultaron extremadamente repulsivos.
Los gritos de Bárbara le hicieron volverse, y entonces fue ella la
que no supo como reaccionar. Ese hombre soltó un gruñido y Bárbara
salió de ahí por piernas.
	Salió del baño tan rápido como pudo y corrió sin mirar atrás
hasta llegar a una de las barandillas que hacían de frontera a la
estación con la calle que discurría varios metros por debajo. Se
dio la vuelta esperando encontrarse con él, pero al volverse no vio
a nadie. No la había seguido, sino que seguía dentro del baño,
tratando de alcanzar a Zoe, que gritaba y lloraba. Se la oía desde
ahí fuera. Bárbara comenzó a gritarle, insultándole, exigiéndole
que fuera ahí con ella, diciéndole que se enfrentase a alguien de su
tamaño, y poco más tarde asomó por la puerta, en parte atraído por
los gritos, en parte cansado por ver que la puerta no se abriría.
	Bárbara tragó saliva y agarró con fuerza el bate, mientras veía
como ese hombre corría hacia ella tan rápido como se lo permitían
sus rechonchas piernas. Preparada para batear, esperó hasta el
último momento. Entonces bateó con todas sus fuerzas, cerrando los
ojos a medida que el bate cortaba el aire a su paso. Pero hubo
strike, porque no llegó a golpear la bola. El bate se le escapó de
las manos, y con el impulso, Bárbara cayó de lado al suelo,
evitando de ese modo la embestida del resucitado, que se estampó
contra la barandilla, profiriendo un agudo grito de dolor.
	Desde su posición privilegiada, con una rodilla en el suelo, oyó
como el bate se golpeaba contra el suelo de cemento, y vio como ese
hombre tenía medio cuerpo fuera de la barandilla. No se lo pensó
dos veces y aprovechó para agarrarlo de los pies, y no sin un enorme
esfuerzo, estiró hacia arriba y lo empujó con todas sus fuerzas para
que cayera al vacío. Y así lo hizo, acompañado de un tremendo grito
de pánico que retumbó varias manzanas a la redonda. 
Cuatro metros le separaban del suelo, pero él se quedó a mitad de
camino, empalado en una gran lanza de acero que coronaba una farola
de dos grandes lámparas que quedaron a lado y lado de su cuerpo. La
lanza atravesó su espalda, partiendo sus vértebras y salió por su
tórax, dejándolo todo perdido de sangre a su paso. Se tambaleó un
poco, antes de que un hilo de sangre asomara de su boca, y poco
después quedó nuevamente inmóvil, con sus ojos clavados en los de
Bárbara, que le miraba aún muy excitada, sin poder creerse lo que
acababa de hacer.
puntos 9 | votos: 9
Eres más inutil - que la g de gnomo
puntos 7 | votos: 11
Eh!! Pero que - hace esta canión en mi playlist de publicidad

puntos 2 | votos: 4
Si un checo - es de Checoslovaquia un chaleco es de 
Chalecoslovaquia
puntos 3 | votos: 7
Todos hemos cantado su canción - Sin pasar de Soy un gnoooomooooo...
puntos 16 | votos: 18
El mío -
puntos 7 | votos: 9
Sara Carbonero - Lo único bueno de Telecinco.
puntos 20 | votos: 20
¿Sabías que... - de no haber sido por el FC barcelona este hombre habría
seguido con su carrera de medicina y nunca habría llegado
a ser el mejor jugador de baloncesto español de la historia?

puntos 0 | votos: 6
Pau Gasol - solo el señor de desmotivaciones le podreía llamar eneano.
puntos 14 | votos: 18
ADMÍTELO  - SI SUPIERAS DONDE LA VENDEN TE LA COMPRARIAS
puntos 5 | votos: 5
También me jodió mucho - cu8ando me enteré de que era de pago



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