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Al otro lado de la vida - 1x42 - Un piso cualquiera del barrio de Gamoneda
30 de septiembre de 2008

Cuando Bárbara despertó, Zoe ya hacía un buen rato que estaba en
pie, pero había preferido mantenerse en silencio y no molestarla. Se
incorporó, todavía algo desubicada, y miró hacia abajo. Ahí estaba
su compañera, mirando tranquilamente por la ventana. Cuando ésta la
escuchó incorporarse, se giró y sus miradas se cruzaron. Se dieron
los buenos días y Bárbara bajó de la litera. Entre bostezos,
Bárbara acompañó un rato a Zoe mirando por la ventana. La calle
estaba vacía y quieta; no se veía un alma. Afortunadamente se
trataba de un día nublado, y con algo de suerte no pasarían tanto
calor en su travesía.
	Abrieron de nuevo la puerta del dormitorio y desayunaron en el
salón, sin mucho apetito. Bárbara se empezó a preocupar, porque de
nuevo afloró en ella el sentimiento de estar acostumbrándose a este
nuevo estilo de vida. La idea de que el mundo había cambiado y que
jamás volvería a ser lo que fue, era cada vez más latente, y por
mucho que quisiera convencerse de que eso no era más que un duro
traspiés de la humanidad, la realidad era mucho más cruda. La raza
humana no se podría reponer de un golpe tan duro, y si ningún
milagro lo remediaba, acabaría extinguiéndose tal y como era
conocida.
	Acabaron de desayunar, e incluso llevaron los platos sucios al
fregadero de la cocina. Todavía era pronto, y con algo de suerte
llegarían ese mismo día a su destino, de modo que partieron
enseguida. Bárbara abrió la puerta de entrada, bate en mano, y
después de comprobar que no había moros en la costa, indicó a Zoe
que podía salir con ella. Bajaron las escaleras con algo de prisa, y
llegaron de nuevo a la calle desierta. Sin demorarse ni un segundo
más de la cuenta, subieron de nuevo las escaleras que les llevaron
al andén del tren elevado, y reanudaron la marcha que habían
iniciado 24 horas antes.
	Una jornada igual de exhaustiva que la del día anterior les
permitiría alcanzar el más cercano de los pueblecitos. Bárbara se
lo recordó a Zoe, para animarla a seguir adelante. Pero la niña
seguía con la misma expresión de decaimiento de cuando la
conociera. Se dejaba llevar sin quejarse, apenas hablaba, y siempre
parecía triste y asustada. Bárbara trataba de darle conversación
para abstraerla de sus pensamientos pesimistas, para distraerla, pero
la niña apenas respondía con monosílabos y no parecía estar mucho
por la labor. Bárbara no quería preguntarle que le había pasado
antes de que se encontraran, para no hacerla revivir los que sin duda
serían unos muy malos recuerdos, y de igual modo no quería aburrirle
con la odisea personal que la llevó a ese supermercado. Pensó que 
tal vez con el tiempo la niña podría volver a ser la que fue, y
recuperar la infancia que ahora se le escapaba de las manos a marchas
forzadas.
	Caminaron y caminaron hasta que las agujetas del palizón que se
habían pegado el día anterior se hicieron muy molestas, y entonces
decidieron tomar un descanso. Al menos, el cielo seguía encapotado,
y una agradable brisa les hacia el camino más agradable. Desde donde
estaban cuando pararon pudieron ver como una familia de monos titi
jugueteaba en la copa de un árbol cercano. Zoe se limitaba a
mirarlos con curiosidad y entusiasmo, mientras Bárbara tenía su
propia teoría sobre el porqué de que esos animales hubieran llegado
ahí. Los pequeños simios gruñían y saltaban, felices en libertad.
Al parecer, el cambio radical al que se había sometido la tierra el
último mes no había sido malo para todos.
	Continuaron adelante después de un corto descanso, y siguieron
sorprendiéndose de ver las calles vacías. Bárbara sabía que
cuando era de día la mayoría de los resucitados solían esconderse
en lugares oscuros, donde pasaban el día durmiendo. Luego, por la
noche, despertaban y salían a cazar. Sin embargo, esta zona de la
ciudad le resultó demasiado tranquila. Del mismo modo que el día
anterior no pasaban ni diez minutos sin que viesen alguno, aunque
fuese de refilón o muy lejos, ahora no se veía a nadie,
literalmente, y eso la inquietó, pues no sabía si alegrarse o
comenzar a temblar.
	No llegó a pasar ni media hora, cuando de repente Zoe se paró en
seco, y se quedó mirando al vacío, la cabeza ligeramente girada
hacia un lado. Bárbara dio un par de pasos más antes de darse
cuenta de que la niña no la seguía. Entonces dio media vuelta y se
la quedó mirando, extrañada. Iba a preguntarle qué pasaba cuando
la niña se llevó el dedo índice a la boca, indicándole que se
mantuviera en silencio. Bárbara no dijo nada, pero se acercó a la
niña. Pasaron unos segundos más, en silencio, hasta que Zoe cambió
la expresión de su cara, ligeramente contrariada.
BÁRBARA – ¿Qué pasa?
ZOE – ¿No has oído?
BÁRBARA – ¿El que?
ZOE – Creo… Me ha parecido oír a alguien…
BÁRBARA – A un…
ZOE – No. Era…
	En esta ocasión lo oyeron las dos. La voz venía de lejos, y sonaba
bastante apagada y débil, pero resultó lo suficientemente
contundente como para convencer a Bárbara de que Zoe estaba en lo
cierto. A juzgar por lo que había oído, parecía la voz de un
hombre, la voz de un hombre adulto, pidiendo ayuda. No fue hasta que
ellas hablaron de nuevo que ese hombre respondió, pidiendo auxilio,
luego seguramente les habría oído. 
BÁRBARA – ¿Quién dijo eso?
	La voz respondió, y Bárbara pudo localizar el origen de la misma.
Las dos chicas se acercaron al extremo de la vía, y contemplaron
desde ahí a ese hombre, malherido, que agitaba su mano desde un
portal. El portal estaba elevado del nivel de la calle cuatro
escalones, permitiendo de ese modo la existencia de unas pequeñas
ventanas que iluminasen el sótano de las casas que había encima.
Ese hombre estaba apoyado en la puerta cerrada, con una mano
agarrándose el pecho sangrante, y la otra tratando de llamarles la
atención.
	Ahora a Bárbara se le presentaba un dilema, pues se veía en la
obligación de ayudar a esa persona, pero temía que al hacerlo
podía ponerse en peligro a ella misma, o mucho peor, a la propia
Zoe. La llamada de auxilio se repitió por tercera vez, y eso
resultó suficiente para convencerla de lo que debía hacer. Respiró
hondo.
BÁRBARA – Zoe, vamos a ayudar a ese hombre.
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nada se compara - con el abrazo de la persona que mas amas.
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Belén Esteban - Y Voldemort son hermanos gemelos
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!!Regreso a clase!! - vota positivo si viste la
palabra tortura en alguna parte
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Eres mas peligroso - que una colleja de Eduardo Manos-tijeras

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-¡Mamá,mamaá! - dime Hijo..  - -¿Puedo Salir? -¡NO! -mami,¿tu me amas? -Si -mami,recuerda si amas algo dejalo ir
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No estar acostumbrado - Definición gráfica
puntos 17 | votos: 17
Gatanic -
puntos 0 | votos: 0
una pregunta - ¿pero es que no existen las H?
puntos 6 | votos: 14
Graxias a - desmotibaciones mi ortografia es muxo meo    xD

puntos 11 | votos: 11
Escaleras - en 2D que nos llevan hacia la luz.
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¿Rara? - Si ser normal implica ser como tú: GRACIAS.
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si ves este cartel - abraza a tu perro ;)
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¿Recuerdas lo que sentiste - Cuando descubriste la verdad?
puntos 5 | votos: 7
Somos - perfectamente imperfectos, tenemos defectos que los dos detestamos de
cada uno, los celos pueden con nosotros, incluso por orgullo nos
peleamos muchas veces... Pero créeme, que no te cambiaría por
¡nada!

puntos 3 | votos: 5
El amor.. - Una ilusión, una fase de enamoramiento de dos corazones que con el
tiempo acaban rotos.  Un cúmulo de estímulos amorosos y de afecto a
otra persona  que siempre acaba en destrozo por culpa del tiempo,
porque el tiempo cura, pero también daña  y destroza las ilusiones
de la gente, gente que quiere querer a gente pero por una cosa u otra
siempre sale mal. Al principio todo es muy bonito, los planes de
futuro, el contigo quiero una vida pero con el paso del tiempo salen a
flote los verdaderos sentimientos y que tienes sobre la otra persona a
la que quieres. Y ahí todo sale mal, todo lo que querías hacer y
deshacer con esa persona se pierde y se evapora en el aire y desde
entonces te das cuenta de que en realidad el amor no existe que sólo
es un sentimiento, igual que el odio, igual que todos aquellos
sentimientos que tenemos en nuestro interior y que con el tiempo vamos
mostrando. Hay personas que tienen al amor como algo divino y
precioso, que sólo pasa una vez en la vida y hay otras personas que
tienen al amor como algo que rompe corazones y te destroza la vida. El
verdadero significado de amor es NADA solamente un sentimiento que a
veces se tiene y otras no. Por eso el amor no es nada. Hay quien sabe
querer, pero no sabe lo que quiere y hay quien sabe amar pero acaba
amargado por eso creo que solo existe el querer y el amar pero no el
amor, porque el amor sólo sirve para amordazarte a una persona con la
cual no sabes ni cuánto tiempo estarás. Hay quien dura una vida
entera y quien directamente no quiere probarlo. Por eso pienso y creo
que el amor sencillamente no existe
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SOC CATALANA - i crec qué ès un honor ser-ho
catalunya ha aconseguit molt i aconseguirà 
tornar a ser lluire
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Primero - Michael, luego Amy.. ¿Para cuando Justin?



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