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01.11.2011

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GeekVeterano Nivel 2

puntos 11 | votos: 11
La estrella de la tarde - Era en el corazón del verano y en medio de
la noche. Las estrellas marchando en sus órbitas
brillaban con un pálido resplandor a través
de la luz más viva de la fría luna, mientras que
ésta, rodeada de los planetas, sus esclavos,
lanzaba desde lo alto de los cielos, sus rayos
sobre las olas.


Yo contemplaba su triste sonrisa, demasiado
fría, demasiado fría para mí. Una nube oscura
vino a pasar, semejante a un sudario, y fue
entonces que me volví hacia ti, Estrella del
Sur, orgullosa en tu gloria lejana. Y ahora
me será más querida tu luz, porque lo que me
traes de más magnificente a través del cielo
nocturno, es la alegría de mi corazón, y yo prefiero
tu discreto y lejano resplandor a esa llama
cercana pero más fría.
puntos 7 | votos: 7
Fábula de la oveja y el cuervo - Un cuervo, acostumbrado a molestar, se asentó al dorso de una oveja.
La oveja, muy en contra de su voluntad, lo llevó de un lado a otro
durante mucho tiempo, y por fin dijo:
-Si usted hubiera tratado a un perro de esta manera, habría sido su
postre en sus dientes agudos.-

A esto el cuervo contestó:

-Desprecio al débil y cedo ante el fuerte. Sé a quien puedo
intimidar y a quien debo adular; así prolongo mi vida hacia una vejez
buena.-

Moraleja: Quien no tiene propósitos definidos en su vida, sólo puede
vivir bajo las sombras ajenas.
puntos 8 | votos: 8
La leyenda de Osiris - Cuenta le leyenda que Nut (Diosa del Cielo), hija del Dios Ra, el Dios
Sol, se enamoró perdidamente del dios Geb (Dios de la Tierra). Cuando
Ra se enteró de esta relación, en medio de su furia, prohibió a Nut
que en el término de un año de 360 días, tuviera hijos. Nut llamó
a su amigo Thoth, para solicitarle ayuda. El deseo de Ra debía
cumplirse, pero Thoth tuvo una idea: se casó con la diosa de la Luna,
Selene. La luz de Selene fue rival de la luz de Ra. Thoth se sintió
triunfante y fue recompensado con la séptima luz de Selene. Esa es la
razón por la cual la luna desaparece todos los meses. Thoth tomó su
luz y agregó cinco días más al año calendario, haciendo que el
año tuviera 365 días. Así, Nut tuvo cinco días para concebir, sin
desobedecer la orden de Ra.

Nut tuvo así dos hijos y dos hijas: parió a Osiris (Rey de los
muertos y de las fuentes de vida renovadas); a Seth, a Isis (Diosa de
la Fertilidad y la Maternidad), y a Neftis.

Cuando Osiris nació, una voz exclamó: “El Rey de todos ha
nacido”.

Osiris creció y se convirtió en un gran rey, colaboró con su
pueblo, los adiestró en los trabajos agrícolas y en la crianza de
los animales, los guió para realizar los códigos de las Leyes, y les
enseñó a orar a sus dioses.

Osiris realizó un gran reinado, convirtió a Egipto en una gran
Nación. Y el pueblo comenzó a adorar la tierra en donde él pisaba.

Su esposa y hermana Isis siguió los pasos de su esposo en el reinado.

Osiris tenía un gran enemigo, su hermano Seth, envidioso y amargado,
quien complotaba contra el rey Osiris.

Un día, Seth logró aliarse con Aso, la reina de Etiopía, y 72
conspiradores. Consiguió las medidas exactas de Osiris y construyó
una caja muy bien ornamentada. Realizó un gran banquete al que
invitó a Osiris y a los conspiradores. Realizó un convite para ver
quién cabía perfectamente en dicha caja. Cuando llegó el turno a
Osiris, al entrar cómodamente, le cerraron la caja, con clavos y la
arrojaron al río Nilo.
Desde ese día, no se lo volvió a ver al rey Osiris entre los vivos.

Isis hizo embalsamar el cuerpo de su esposo con la ayuda del dios
Anubis, quien se convirtió así en el dios del embalsamamiento. Los
ruegos y hechizos de Isis resucitaron a Osiris, quien llegó a ser rey
de la tierra de los muertos.

Horus, hijo de Osiris (transitoriamente resucitado) e Isis, derrotó
posteriormente al traidor Seth en una gran batalla erigiéndose en el
rey de la tierra.
puntos 10 | votos: 10
¿Deseas que te amen? - ¿Deseas que te amen? No pierdas, pues,
el rumbo de tu corazón.
Sólo aquello que eres has de ser
y aquello que no eres, no.
Así, en el mundo, tu modo sutil,
tu gracia, tu bellísimo ser,
serán objeto de elogio sin fin
y el amor... un sencillo deber.
puntos 12 | votos: 14
El Cuervo - En una noche pavorosa, inquieto
releía un vetusto mamotreto
cuando creí escuchar
un extraño ruido, de repente
como si alguien tocase suavemente
a mi puerta: «Visita impertinente
es, dije y nada más ».

¡Ah! me acuerdo muy bien; era en invierno
e impaciente medía el tiempo eterno
cansado de buscar
en los libros la calma bienhechora
al dolor de mi muerta Leonora
que habita con los ángeles ahora
¡para siempre jamás!

Sentí el sedeño y crujidor y elástico
rozar de las cortinas, un fantástico
terror, como jamás
sentido había y quise aquel ruido
explicando, mi espíritu oprimido
calmar por fin: «Un viajero perdido
es, dije y nada más ».

Ya sintiendo más calma: «Caballero
exclamé, o dama, suplicaros quiero
os sirváis excusar
mas mi atención no estaba bien despierta
y fue vuestra llamada tan incierta...»
Abrí entonces de par en par la puerta:
tinieblas nada más.

Miro al espacio, exploro la tiniebla
y siento entonces que mi mente puebla
turba de ideas cual
ningún otro mortal las tuvo antes
y escucho con oídos anhelantes
«Leonora » unas voces susurrantes
murmurar nada más.

Vuelvo a mi estancia con pavor secreto
y a escuchar torno pálido e inquieto
más fuerte golpear;
«algo, me digo, toca en mi ventana,
comprender quiero la señal arcana
y calmar esta angustia sobrehumana »:
¡el viento y nada más!

Y la ventana abrí: revolcando
vi entonces un cuervo venerando
como ave de otra edad;
sin mayor ceremonia entró en mis salas
con gesto señorial y negras alas
y sobre un busto, en el dintel, de Palas
pósese y nada más.

Miro al pájaro negro, sonriente
ante su grave y serio continente
y le comienzo a hablar,
no sin un dejo de intención irónica:
«Oh cuervo, oh venerable ave anacrónica,
¿cuál es tu nombre en la región plutónica? »
Dijo el cuervo: «Jamás ».

En este caso al par grotesco y raro
maravílleme al escuchar tan claro
tal nombre pronunciar
y debo confesar que sentí susto
pues ante nadie, creo, tuvo el gusto
de un cuervo ver, posado sobre un busto
con tal nombre: «Jamás ».

Cual si hubiese vertido en ese acento
el alma, calló el ave y ni un momento
las plumas movió ya,
«otros de mí han huido y se me alcanza
que él partirá mañana sin tardanza
como me ha abandonado la esperanza »;
dijo el cuervo: «¡Jamás! »

Una respuesta al escuchar tan neta
me dije, no sin inquietud secreta,
«Es esto nada más.
Cuanto aprendió de un amo infortunado,
a quien tenaz ha perseguido el hado
y por solo estribillo ha conservado
¡ese jamás, jamás! » 

Rodé mi asiento hasta quedar enfrente
de la puerta, del busto y del vidente
cuervo y entonces ya
reclinado en la blanda sedería
en ensueños fantásticos me hundía,
pensando siempre que decir querría
aquel jamás, jamás.

Largo tiempo quédeme así en reposo
aquel extraño pájaro ominoso
mirando sin cesar,
ocupaba el diván de terciopelo
do juntos nos sentamos y en mi duelo
pensaba que Ella, nunca en este suelo
lo ocuparía más.

Entonces parecióme el aire denso
con el aroma de quemado incienso
de un invisible altar;
y escucho voces repetir fervientes:
«Olvida a Leonor, bebe el nepenthes
bebe el olvido en sus letales fuentes »;
dijo el cuervo: «¡Jamás! »

«Profeta, dije, augur de otras edades
que arrojaron las negras tempestades
aquí para mi mal,
huésped de esta morada de tristura,
di, fosco engendro de la noche oscura,
si un bálsamo habrá al fin a mi amargura »:
dijo el cuervo:  «¡Jamás! »

«Profeta, dije, o diablo, infausto cuervo
por Dios, por mí, por mi dolor acerbo,
por tu poder fatal
dime si alguna vez a Leonora
volveré a ver en la eternal aurora
donde feliz con los querubes mora »;
dijo el cuervo:  «¡Jamás! »

«Sea tal palabra la postrera
retorna a la plutónica rivera,»
grité:  «¡No vuelvas más,
no dejes ni una huella, ni una pluma
y mi espíritu envuelto en densa bruma
libra por fin el peso que le abruma! »
dijo el cuervo:  «¡Jamás!»

Y el cuervo inmóvil, fúnebre y adusto
sigue siempre de Palas sobre el busto
y bajo mi fanal,
proyecta mancha lúgubre en la alfombra
y su mirada de demonio asombra...
¡Ay! ¿Mi alma enlutada de su sombra
se librará? ¡Jamás!

puntos 6 | votos: 6
La leyenda de Amaterasu - Amaterasu, la Diosa del Sol, Tsuki-yomi, dios de la luna y Susano, el
dios de la tormenta, nacieron de Izanagi. Cuando tuvieron edad
suficiente, Izanagi le dio a Amaterasu el dominio de los cielos, a
Tsuki-Yomi el dominio de la noche y a Susano el dominio del océano.
Pero Susano se sintió engañado y se encaprichó, prefería la tierra
oscura de Izanagi, su madre, que caminar las aguas. Entonces, desafió
a Amaterasu a una competencia: de aquel del que nacieran las deidades
más poderosas, habría de ceder el poder al otro. Como Amaterasu
ganó, Susano se puso tan furioso que atacó el palacio sagrado de los
tejidos, donde Amaterasu y sus damas tejían el mundo. El la asustó y
la ofendió tanto, que se retiró a la soledad de una cueva, dejando
cielo y tierra en completa oscuridad. Como los otros dioses estaban
muy preocupados, se propusieron hacer volver a Amaterasu de nuevo al
mundo. Dudaron bastante durante mucho tiempo, y finalmente decidieron
llamar su atención causando una gran conmoción fuera de la cueva,
engañándola para que creyera que estaban recibiendo a una divinidad
aún más poderosa que ella. En realidad, la deidad superior era la
misma Amaterasu, reflejada en un espejo.
Cuando Amaterasu regresó al mundo, los dioses castigaron a Susano
cortándole la barba y las uñas de las manos y pies y lo desterraron
del mundo de los humanos. Al ver un par de palillos para comer
flotando en el río, quiso saber quién era el dueño de ellos. Cuando
los encontró, vio que se trataba de una pareja de ancianos desolados
por haber perdido siete hijas devoradas por un dragón de ocho
cabezas, que se disponía a comerse a su última hija, Kusa-nada-hime,
la Princesa del Arrozal. Susano decidió rescatarla y la transformó
en una peineta que colocó en su pelo. Luego llenó ocho barriles de
sake para el dragón quien al beberlos, se quedó dormido. Susano
entonces, le cortó las cabezas al dragón con una espada mágica:
aine no murakomo que significa Nubes de los cielos, que él había
hallado en su cola. Luego envió la espada a Amaterasu como prenda de
sumisión. Junto con el espejo y las joyas de Amaterasu. Después
Susano retornó a la princesa del Arrozal a forma humana y la hizo su
esposa.
puntos 7 | votos: 7
Las Puertas del Infierno - Ha de ser una tarde magnífica allí en la tierra. Seguro habrá
paredes pintadas a manotazos de cal iluminadas de un reflejo púrpura.
Tal vez se abra la ventana de un balcón que hacía tiempo no se
abría y el ruido de los herrajes secos no llegue siquiera a
importunar a los empleados de la morgue o a los piadosos sepultureros.
Descendí. Si algo no defraudó mis convicciones fue que el infierno
estaba abajo. Si algo no desmintió mis temores disfrazados de
certezas que no me inquietaban, fue que hacia allí iba.
Encendí un cigarrillo en ese camino sin tiempo y reconocí esto
último porque todas las pitadas eran siempre una primera. El infierno
es el olvido, pensé dándole motor a una lógica que creí
irrebatible en algún pasaje de mi adolescencia. Descendí hasta que
ya no descendí más, o al menos dejé de percibir el descenso.
Si mucho me había costado imaginar las puertas del cielo, cuestión a
la que dedique quizás muy pocos pensamientos, más habíame costado
imaginar las del infierno. Las puertas infernales sí merecieron
noches de desvelo, sin embargo, si eran esas, poco se asemejaban a la
huella febril de mí nunca vívido recuerdo.
No había remolinos de fuego abrasador, tampoco aldabas de hierro
corroído colgando como últimas palabras de rostros indescriptibles.
No deambulaban seres desmesurados en formaciones ni gestos. No había
crudos alaridos desgarradores y taladrantes. Mi garganta no sentía la
presencia de vapores cáusticos, ni danzaban ante mi impotencia
diáfanas hembras bífidas de exuberante naturaleza.
Podría bien haber pensado que aquel lugar era una artimaña del
decano de los reinos infernales; un requilorio infame de la burocracia
de las cortes de Belzebú. Sin embargo no traté de reconocer el lugar
por todo lo que no era; reconocí en esa llanura sin clima, sin
tiempo, sin referencia, al infierno.
Y dónde estaba Dante, todos los profetas, Goethe, los pintores
renacentistas, Rimbaud y los niños que se juntaban en la esquina del
empedrado y la farmacia a decir que habían visto al diablo entrar al
cabaret. Al menos pretendí la presencia de Caronte, algún perro
negro, una ráfaga de calor sofocante, que mi nariz se conmoviera por
el olor a azufre. Renuncié a que ojos encendidos de muerte confirmen
mi sentencia, pero pretendí al menos una mínima consternación, un
filo frío de humedad partiendo mi espalda al medio.
Nada de eso paso. Pensé en el rostro de quien llegando al paraíso
hubiérase sentido unido a mí por el mismo sentimiento. Si el
infierno no era infierno (al menos como occidente creía debía
serlo), se regodeaba en mi desazón la humana piedad de que el
paraíso no fuera paraíso. Quizás mi espera, y la espera de ese
otro, sólo error extremo. Qué peor paga podría esperarse del
pecado; la ignorancia absoluta, el siquiera reconocimiento de la fe,
inesperada aunque latente, de un instante de insignificante
arrepentimiento que constara en reconocer los momentos en que uno pudo
quizás elegir.
Corrió una brisa de ninguna parte hacia la nada y seguí fumando mi
cigarrillo cuya toda pitada era siempre la inicial. Pensé en algo y
lo olvidé; entonces volví a pensarlo para volver a olvidarlo. Así
cada breve pensamiento tenía el gusto del primero; nunca se
enlazaban, era el mismo siempre efímero y circular. Nacía y moría,
y seguido resurgía de la nada sin la memoria de haber existido.
Me encontré allí sin nombre y sin cuerpo, sin pasado ni futuro, sin
relación alguna con lo que en la tierra llaman tiempo. Como un
turista en medio de la soledad más absoluta, esperando sentir que el
lugar se definiera de una vez, a lo largo de una espera que tenía
demasiado en común con lo efímero para ser eterno y demasiado con lo
eterno para percibir lo pasajero.
Un día me fue simple comprender lo terrestre puertas adentro del
cementerio; nunca hubiera imaginado que fuera justo eso lo que hiciera
tan complejo reconocerme en aquel sitio puertas afuera de lo
terrestre.
puntos 11 | votos: 11
Fábula de la grulla y el lobo - Un lobo que comía un hueso, se le atragantó el hueso en la garganta,
y corría por todas partes en busca de auxilio.

Encontró en su correr a una grulla y le pidió que le salvara de
aquella situación, y que enseguida le pagaría por ello. Aceptó la
grulla e introdujo su cabeza en la boca del lobo, sacando de la
garganta el hueso atravesado. Pidió entonces la cancelación de la
paga convenida.

- Oye amiga - dijo el lobo - ¿ No crees que es suficiente paga con
haber sacado tu cabeza sana y salva de mi boca ?
Moraleja: Nunca hagas favores a malvados, traficantes o corruptos,
pues mucha paga tendrás si te dejan sano y salvo.
puntos 8 | votos: 8
La leyenda de Ícaro - Ícaro se conoce a veces como el inventor del trabajo en madera. Es
hijo de Dédalo, genio de la antigüedad que le mostró a Ariadna
cómo Teseo podía encontrar el camino en el laberinto de Minos, donde
se encontraba el Minotauro (monstruo con cuerpo de toro y cabeza de
hombre).

Con esta ayuda, Teseo fue capaz de matar al Minotauro, por lo que el
rey Minos y padre del monstruo, muy molesto encerró a Dédalo con su
hijo en el laberinto.

Con la intensión de huir, Dédalo fabricó unas alas para él y su
hijo. Las adhirió con cera a los hombros de Ícaro y luego en los
suyos e iniciaron el vuelo que los llevaría a la libertad. El padre
había advertido a su joven e imprudente hijo que no volara demasiado
alto ni demasiado bajo.

No obstante las advertencias de su padre, Ícaro fascinado por lo
maravilloso del vuelo se elevó por lo aires desobediendo a Dédalo
quien no pudo impedirlo. Además, Ícaro se sintió dueño del mundo y
quiso ir más alto todavía. Se acercó demasiado al sol, y el calor
que había derritió la cera que sostenía sus alas, por lo que las
perdió. El desdichado y temerario joven acabó precipitándose en el
mar, donde murió. Por eso, desde entonces ese mar se conoció como El
Mar de Icaria.
puntos 11 | votos: 11
Me presento - buenas tardes casi noches, me llamo Sogeking.... y como dice mi nombre
soy un héroe!(no trabajo días festivos lo siento).
Solo votare positivo, defenderé lo justo, comentare y subiré muy
pocos carteles pero intentare que sean buenos todos.
No se me dan bien los discursos lo siento, podéis llamarme
Sogeking-sama.
y eso es todo
un abrazo, el héroe de desmotivaciones.es Sogeking!




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