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30.04.2013

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El diario de un perro - (es largo, pero vale la pena)
1ra semana.
Hoy cumplí una semana de nacido, ¡Que alegría haber llegado a este
mundo.
1er mes. Mi mama me cuida muy bien. Es una mama ejemplar.

2 mes. Hoy me separaron de mi mama. Ella estaba muy inquieta, y con
sus ojos vidriosos, me dijo adiós. Esperando que mi nueva familia
humana me cuidara también como ella lo había hecho.

4 meses.
He crecido rápido; todo me llama la atención. Hay varios niños en
la casa que para mi son como hermanitos. Somos muy inquietos, ellos
me jalan la cola y yo les muerdo jugando.

5 meses.
Hoy me regañaron. Mi ama se molesto porque me hice pipi adentro de
la casa; pero nunca me habían dicho donde debo hacerlo. Además
duermo en la recamara... !Ya no me aguantaba!

8 meses.
Soy un perro feliz. Tengo el calor de un hogar; me siento tan seguro,
tan protegido. Creo que mi familia humana me quiere y me consiente
mucho. Cuando están comiendo me convidan. El patio es para mi solito
y me doy vuelo escarbando como mis antepasados los lobos, cuando
esconden la comida. Nunca me educan. Ha de estar bien todo lo que
hago.

12 meses.
Hoy cumplí un año. Soy un perro adulto. Mis amos dicen que crecí
más de lo que ellos pensaban. Que orgullosos se deben de sentirse de
mi.

13 meses. 
Que mal me sentí hoy. Mi hermanito me Quito la pelota. Yo nunca
agarro sus juguetes. Así que se la quite. Pero mis mandíbulas se
han hecho muy fuertes, así que lo lastime sin querer. Después del
susto, me encadenaron casi sin poderme mover al rayo del sol. Dicen
que van a tenerme en observación y que soy ingrato. No entiendo nada
de lo que pasa.

15 meses.
Ya nada es igual... vivo en la azotea. Me siento muy solo. mi familia
ya no me quiere. A veces se les olvida que tengo hambre y sed. Cuando
llueve no tengo techo que me cobije.

16 meses.
Hoy me bajaron de la azotea. De seguro mi familia me perdono y me
puse tan contento que daba saltos de gusto. Mi rabo parecía un
abanico. Encima de eso, me van a llevar con ellos de paseo. Nos
enfilamos hacia la carretera y de repente se pararon. Abrieron la
puerta y yo me baje feliz creyendo que haríamos nuestro día de
campo. No comprendo por que cerraron la puerta y se fueron.
¡Oigan, esperen! -ladre... se olvidan de mi. Corrí detrás del
carro con todas mis fuerzas. Mi angustia crecía al darme cuenta, que
casi me desvanecía y ellos no se detendrían: Me habían olvidado.

17 meses.
He tratado en vano de buscar el camino de regreso a casa. Me siento
muy solo y estoy perdido. En mi sendero hay gente de buen corazón
que me ve con tristeza y me da algo de comer. Yo les agradezco con mi
mirada y desde el fondo con mi alma. Yo quisiera que me adoptaran y
seria leal como ninguno. Pero solo dicen pobre perrito, se ha de
haber perdido.

18 meses.
El otro día pase por una escuela y vi a muchos niños y jóvenes
como mis hermanitos. Me acerque, y un grupo de ellos, riéndose, me
lanzo una lluvia de piedras a ver quien tenia mejor puntería. Una
de esas piedras me lastimo el ojo y desde entonces ya no veo con el.

19 meses.
Parece mentira, cuando estaba mas bonito se compadecían mas de mi.
Ya estoy muy flaco; mi aspecto ha cambiado. Perdí mi ojo y la gente
mas bien me saca a escobazos cuando pretendo echarme en una pequeña
sombra.

20 meses. 
Casi no puedo moverme. Hoy al tratar de cruzar la calle por donde
pasan los coches, uno me arrollo. Según yo estaba en un lugar seguro
llamado cuneta, pero nunca olvidare la mirada de satisfacción del
conductor, que hasta se ladeo con tal de centrarme. Ojala me hubiera
matado, pero solo me disloco la cadera. El dolor es terrible, mis
patas traseras no me responden y con dificultades me arrastre hacia
un poco de hierba a la ladera del camino. Tengo 10 días bajo el sol,
la lluvia, el frió, sin comer. Ya no me puedo mover. El dolor es
insoportable. Me siento muy mal; quede en un lugar húmedo y parece
que hasta mi pelo se esta cayendo. Alguna gente pasa y ni me ve;
otras dicen: No te acerques Ya casi estoy inconsciente; pero alguna
fuerza extraña me hizo abrir los ojos. La dulzura de una voz me hizo
reaccionar. Pobre perrito, mira como te han dejado, decía... junto
a ella venia un señor de bata blanca, empezó a tocarme y dijo: Lo
siento señora, pero este perro ya no tiene remedio, es mejor que
deje de sufrir.  A la gentil dama se le salieron las lágrimas y
asintió. Como pude, moví el rabo y la mire agradeciéndole me
ayudara a descansar. Solo sentí el piquete de la inyección y me
dormí para siempre pensando en porque tuve que nacer si nadie me iba
a querer. La solución no es echar un perro a la calle, sino educarlo.
No conviertas en problema una grata compañía. 
Ayudá a hacer conciencia y así poder acabar con el problema de los
perros callejeros.
puntos 15 | votos: 17
Pensar en los sueños - no sirve de nada si no te esfuerzas para poder llegar a alcanzarlos.



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