En Desmotivaciones desde:
20.06.2011

 Última sesión:

 Votos recibidos:
bueno 429 | malo 6
Veterano Nivel 3

puntos 8 | votos: 10
Se armó la gorda - Descripción Gráfica
puntos 12 | votos: 12
No lo critiques - si no sabes el significado de amor
puntos 17 | votos: 17
Preguntas estúpidas #1 - ¿Quién hace de chica?
puntos 6 | votos: 6
Aun sigo esperando - a despertarme con un Buenos días que me cosquille en la oreja
dándome tal escalofrío que haga que te ame más...
puntos 9 | votos: 9
Tanto pensar en ti - me esta matando.

puntos 12 | votos: 12
Juega conmigo - No con mis sentimientos.
puntos 11 | votos: 13
El amor - no se puede explicar, solo hay que sentirlo.
puntos 5 | votos: 7
No conocerás realmente - a una persona, solo mirando su perfil de tuenti.
puntos 2 | votos: 2
Querer volver al instituto - solo para querer volverlo/la a ver.
puntos 4 | votos: 4
Explica el significado - de trollear

puntos 5 | votos: 5
En la magia          En la realidad - Desahogarse mediante distintos mundos
(Definición gráfica)
puntos 15 | votos: 15
Te despiertas - miras la hora, cierras los ojos, los vuelves a abrir y a pasado una hora...
puntos 5 | votos: 5
Dicen - que París es la ciudad del amor.
Para mi cualquier lugar es de amor estando contigo
puntos 9 | votos: 9
Estar enamorado - es hacer las cosas sin pensar y no te das cuenta de la realidad.
puntos 8 | votos: 8
Mis mejores momentos: - Cuando estoy con ellos

puntos 5 | votos: 5
Mirarte a lo lejos - y sentirte tan cerca
puntos 4 | votos: 4
No soporto - verte todos los días con otra persona...
puntos 35 | votos: 39
Busca al homosexual - ¿No lo encuentras?
Será que todos somos iguales...
puntos 6 | votos: 6
Esas canciones - Que no hace sonreír, que nos hace reír, que nos hace llorar, que nos
hace amar, que nos hace odiar, que nos hace soñar, que nos hace pasar
miedo, que nos pone la piel de gallina,que nos deja tristes todo el
día, que nos alegra el día en un minuto, que nos hace bailar, que
nos hace mas fuerte, que nos hace mas débiles, que nos hace recordar,
que nos hace olvidar, que nos hace razonables, que nos hace
diferentes, que nos hace únicos. 
Increíble el poder de las canciones.
puntos 8 | votos: 8
¿Por qué - algo creado por la naturaleza, lo llaman antinatural?

puntos 5 | votos: 5
Mañana examen -
puntos 11 | votos: 11
Esta es tu cara - cuando pasa la persona que te gusta y esperas a que se gire para que te mire.
Pero nunca sucede...
puntos 7 | votos: 7
Me joden el dia en un segundo - Descripcion gráfica 










                                 

                                                                                                                 (true story)
puntos 9 | votos: 9
Te quiero, te hablo, - pero no me haces ni puto caso
puntos 10 | votos: 10
La unión  - hace la fuerza

puntos 9 | votos: 9
Nubes - que nos abre la imaginación
puntos 12 | votos: 12
Amigos - que sin ellos,  no seguiría viviendo... :)
puntos 17 | votos: 17
Terminar de ver Destino Final - y creer que puedes morir en cualquier momento
puntos 5 | votos: 5
Derramar lágrimas  - por aquella persona  y  después sentirte estupid@
puntos 4 | votos: 4
Esos programas de televisión - que sus canciones son tan marchosas que te dan ganas de bailar .

puntos 10 | votos: 10
Esas películas que - te dejan los ojos llenos de lagrimas...
puntos 13 | votos: 13
Es la calidad de las convicciones - y no el número de seguidores lo que determina el exito.
-R.J. Lupin-
puntos 23 | votos: 23
En el dentista: - -Dentista: ¿Te duele?
-Yo: jabskddsakl
-Dentista: Muy bien
puntos 57 | votos: 59
Harry Potter - Defendimos la PIEDRA, encontramos la CÁMARA, liberamos al PRISIONERO,
fuimos escogidos por el CÁLIZ, peleamos junto a la ORDEN, aprendimos
del PRÍNCIPE y dominamos las RELIQUIAS. 
Gracias por experimentar todas estas aventuras conmigo.
puntos 8 | votos: 8
Jumpstyle - MOTIVA

puntos 12 | votos: 12
La fuente de la buena fortuna - En lo alto de una colina que se alzaba en un jardín encantado,
rodeado por altos muros y protegido por poderosos hechizos, manaba la
fuente de la buena fortuna. El día señalado, antes del alba,
centenares de personas venidas de todos los rincones del reino se
congregaron ante los muros del jardín. Hombres y mujeres, ricos y
pobres, jóvenes y ancianos, con poderes mágicos y sin ellos, se
reunieron allí de madrugada, todos confiados en ser el afortunado que
lograra entrar en el jardín. Tres brujas, cada una con su carga de
aflicción, se encontraron entre la multitud y se contaron sus penas
mientras aguardaban el amanecer. La primera, que se llamaba Asha,
padecía una enfermedad que ningún sanador había logrado curar.
Confiaba en que la fuente remediara su dolencia y le concediera una
vida larga y feliz. A la segunda, Altheda, un hechicero perverso le
había robado la casa, el oro y la varita mágica. Confiaba en que la
fuente reparara su impotencia y su pobreza. La tercera, Amata, había
sido abandonada por un joven del que estaba muy enamorada, y creía
que su corazón nunca se repondría. Confiaba en que la fuente
aliviara su dolor y su añoranza. Tras compadecerse unas de otras por
sus respectivos padecimientos, las tres mujeres decidieron que, si se
presentaba la oportunidad, unirían sus esfuerzos y tratarían de
llegar juntas a la fuente. Cuando los primeros rayos de sol
desgarraron el cielo, se abrió una grieta en el muro. La multitud se
abalanzó hacia allí; todos reivindicaban a gritos su derecho a
recibir la bendición de la fuente. Unas enredaderas que crecían en
el jardín, al otro lado del muro, serpentearon entre la muchedumbre y
se enroscaron alrededor de la primera bruja, Asha. Ésta agarró por
la muñeca a la segunda bruja, Altheda, quien a su vez se aferró a la
túnica de la tercera, Amata. Y Amata se enganchó en la armadura de
un caballero de semblante triste que estaba allí montado en un flaco
rocín. La enredadera tiró de las tres brujas y las hizo pasar por la
grieta del muro, y el caballero cayó de su montura y se vio
arrastrado también. Los furiosos gritos de la defraudada muchedumbre
inundaron la mañana, pero al cerrarse la grieta todos guardaron
silencio. Asha y Altheda se enfadaron con Amata, porque sin querer
había arrastrado a aquel caballero.
—¡En la fuente sólo puede bañarse una persona! ¡Como si no fuera
bastante difícil decidir cuál de las tres se bañará! ¡Sólo falta
que añadamos uno más!
Sir Desventura, como era conocido el caballero en aquel reino, se
percató de que las tres mujeres eran brujas. Por tanto, como él no
sabía hacer magia ni tenía ninguna habilidad especial que lo hiciera
destacar en las justas o los duelos con espada, ni nada por lo que
pudieran distinguirse los hombres no mágicos, se convenció de que no
conseguiría llegar antes que ellas a la fuente. Así pues, declaró
sus intenciones de retirarse al otro lado del muro. Al oír eso, Amata
también se enfadó.
—¡Hombre de poca fe! —lo reprendió—. ¡Desenvaina tu espada,
caballero, y ayúdanos a lograr nuestro objetivo!  
 Y así fue como las tres brujas y el taciturno caballero empezaron a
adentrarse en el jardín encantado, donde, a ambos lados de los
soleados senderos, crecían en abundancia extrañas hierbas, frutas y
flores. No encontraron ningún obstáculo hasta que llegaron al pie de
la colina en cuya cima se encontraba la fuente. Pero allí, enroscado
alrededor del pie de la colina, había un monstruoso gusano blanco,
abotagado y ciego. Al acercarse las brujas y el caballero, el gusano
volvió su asquerosa cara hacia ellos y pronunció estas palabras: 
Sir Desventura desenvainó la espada e intentó acabar con la bestia,
pero la hoja se partió. Entonces Altheda le tiró piedras al gusano,
mientras Asha y Amata le lanzaban todos los hechizos que conocían
para inmovilizarlo o dormirlo, pero el poder de sus varitas mágicas
no surtía más efecto que las piedras de su amiga o la espada del
caballero, y el gusano no los dejaba pasar. El sol estaba cada vez
más alto y Asha, desesperada, rompió a llorar. Entonces el enorme
gusano acercó su cara a la de Asha y se bebió las lágrimas que
resbalaban por sus mejillas. Cuando hubo saciado su sed, se apartó
deslizándose suavemente y se escondió en un agujero del suelo. Las
tres brujas y el caballero, alegres porque el gusano había
desaparecido, empezaron a escalar la colina, convencidos de que
llegarían a la fuente antes del mediodía. Pero cuando se encontraban
hacia la mitad de la empinada ladera, vieron unas palabras escritas en
el suelo:
Sir Desventura sacó la única moneda que tenía y la puso sobre la
ladera, cubierta de hierba; pero la moneda echó a rodar y se perdió.
Los cuatro siguieron ascendiendo, pero, aunque caminaron varias horas,
no avanzaban ni un solo metro: la cumbre no estaba más cerca y
seguían teniendo delante aquella inscripción en el suelo. Estaban
muy desanimados, porque el sol ya había pasado por encima de sus
cabezas y empezaba a descender hacia el lejano horizonte. No obstante,
Altheda andaba más deprisa y con paso más decidido que los demás, y
los instó a que siguieran su ejemplo, aunque no parecía que con ello
fueran a alcanzar la cumbre de la colina encantada.
—¡Ánimo, amigos! ¡No os rindáis! —los exhortó secándose el
sudor de la frente.
Cuando las relucientes gotas de sudor cayeron al suelo, la
inscripción que les cerraba el paso se esfumó y comprobaron que ya
podían continuar subiendo. Alentados por la superación de ese
segundo obstáculo, siguieron hacia la cima tan deprisa como les era
posible, hasta que por fin vislumbraron la fuente, que destellaba como
un cristal en medio de una enramada de árboles y flores. Sin embargo,
antes de llegar encontraron un arroyo que discurría alrededor de la
cumbre cerrándoles el paso. En el fondo del arroyo, de aguas
transparentes, había una piedra lisa con esta inscripción:
 Sir Desventura intentó cruzar el arroyo tumbado sobre su escudo,
pero éste se hundió.
 Las tres brujas lo ayudaron a salir del agua y luego intentaron
saltar a la otra orilla, pero el arroyo no se dejaba cruzar, y
mientras tanto el sol seguía descendiendo más y más. Así que se
pusieron a reflexionar sobre el significado del mensaje escrito en la
piedra, y Amata fue la primera en entenderlo. Agarró su varita,
extrajo de su mente todos los recuerdos de momentos felices
compartidos con el joven del que estaba enamorada y que la había
abandonado, y los vertió en el agua. La corriente se llevó sus
recuerdos y en el arroyo aparecieron unas piedras que formaban un
sendero. De ese modo, las tres brujas y el caballero pudieron cruzar
por fin al otro lado y alcanzar la cima de la colina. La fuente
brillaba ante ellos, entre hierbas y flores de una belleza y una
rareza extraordinarias. El cielo se había teñido de rojo rubí.
Había llegado el momento de decidir quién de ellos se bañaría en
la fuente. Pero, antes de que tomaran esa decisión, la frágil Asha
cayó al suelo. Extenuada por la agotadora escalada, estaba a punto de
morir. Sus tres amigos la habrían conducido hasta la fuente, pero
Asha, agonizante, les suplicó que no la tocaran. Entonces Altheda se
apresuró a recoger todas las hierbas que le parecieron útiles, las
mezcló en la calabaza donde sir Desventura llevaba el agua y le dio a
beber la poción a Asha. Entonces Asha se incorporó y al cabo de un
instante ya se tenía en pie. Más aún, todos los síntomas de su
terrible enfermedad habían desaparecido.
—¡Estoy curada!—exclamó—. ¡Ya no necesito bañarme en la
fuente! ¡Que se bañe Altheda!
Pero ésta se encontraba muy entretenida recogiendo más hierbas en su
delantal.
—¡Si puedo curar esa enfermedad, ganaré muchísimo oro!
—exclamó—. ¡Que se bañe Amata!
Sir Desventura hizo una reverencia invitando a Amata a acercarse a la
fuente, pero ella negó con la cabeza. El arroyo había hecho
desaparecer toda la añoranza que sentía por su amado, y de pronto
comprendió que aquel joven había sido cruel y desleal y que en
realidad debía alegrarse de haberse librado de él.
—Buen señor, sois vos quien debe bañarse, como recompensa por
vuestra caballerosidad —dijo entonces.
Haciendo sonar su armadura, el caballero avanzó bajo los últimos
rayos del sol poniente y se bañó en la fuente de la buena fortuna,
asombrado de ser el elegido entre centenares de personas y sin dar
crédito a su gran suerte. Cuando el sol se ocultaba tras el
horizonte, sir Desventura emergió de las aguas luciendo todo el
esplendor de su triunfo y se arrojó con su herrumbrosa armadura a los
pies de Amata, que era la mujer más buena y más hermosa que jamás
había conocido. Exaltado por el éxito, le suplicó que le entregara
su corazón, y Amata, tan embelesada como él, comprendió que por fin
había encontrado a un hombre digno de ella. Las tres brujas y el
caballero bajaron juntos de la colina, agarrados del brazo, y los
cuatro tuvieron una vida larga y feliz, y ninguno de ellos supo ni
sospechó jamás que en las aguas de aquella fuente no había ningún
sortilegio.
puntos 25 | votos: 25
La fabula de los tres hermanos - Había una vez tres hermanos que viajaban al atardecer por un camino
solitario y sinuoso. Con el tiempo, los hermanos alcanzaron un río
demasiado profundo para vadearlo y demasiado peligroso para cruzarlo a
nado. Sin embargo, estos hermanos habían aprendidos las artes
mágicas, y con el sencillo ondear de sus varitas hicieron aparecer un
puente sobre el agua traicionera. Iban ya por la mitad del puente
cuando encontraron el paso bloqueado por una figura encapuchada. Y la
muerte les habló. Estaba enojada porque le hubieran sido escatimadas
tres nuevas víctimas, ya que los viajeros normalmente se ahogaban en
el río. Pero la Muerte era astuta. Fingio felicitar a los tres
hermanos por su magia, y dijo que cada uno de ellos había ganado un
premio por haber sido lo suficientemente listos como para engañarla.
Así el hermano mayor, que era un hombre combativo, pidio la varita
más poderosa que existiera, una varita que ganara siempre en los
duelos para su dueño, ¡una varita digna de un mago que había
vencido a la Muerte!.
Así la Muerte cruzó hasta un viejo árbol de Sauco en la ribera del
río, dando forma a una varita de una rama que colgaba, y se la
entregó al hermano mayor.
Entonces el segundo hermano, que era un hombre arrogante, decidio que
quería humillar a la Muerte todavía más, y pidio el poder de
resucitar a los muertos. Así la muerte recogio una piedra de la
orilla del río y se la dio al segundo hermano, y le dijo que la
piedra tenía el poder de traer de vuelta a los muertos. Entonces la
Muerte preguntó al tercer y más joven de los hermanos lo que
quería. El hermano más joven era el más humilde y también el más
sabio de los hermanos, y no confiaba en la Muerte. Así que pidio algo
que le permitiera marcharse de aquel lugar sin que la muerte pudiera
seguirle. Y la Muerte, de mala gana, le entrego su propia Capa de
Invisibilidad. La Muerte se apartó y permitio a los tres hermanos
continuar su camino, y así lo hicieron, charlando asombrados sobre la
aventura que habían vivido, y admirando los regalos de la Muerte. En
su debido momento los hermanos se separaron, cada uno hacía su propio
destino. El primer hermano viajó durante una semana más, y alcanzó
un pueblo lejano, acompañando a un camarada mago con el que tuvo una
riña. Naturalmente con la Varita del Sauco como arma, no podía
perder en el duelo que seguiría. Dejando al enemigo en el suelo el
hermano mayor avanzó hacia la posada, donde alardeó en vos alta de
la poderosa varita que le había arrebatado a la Muerte, y de cómo
ésta lo hacia invencible. Esa misma noche, otro mago se acercó
sigilosamente al hermano mayor que yacía, empapado en vino, sobre la
cama. El ladrón tomó la varita y para más seguridad, le cortó la
garganta al hermano mayor. Y así la Muerte tomó al primer hermano
para si.
Entretanto, el segundo hermano viajaba hacia su casa, donde vivía
solo. Allí sacó la piedra que tenia el poder de resucitar a los
muertos, y la volteó tres veces en su mano. Para su asombro y su
deleite, la figura de la chica con la que una vez había esperado
casarse, antes de su muerte prematura, aparecio ante el. Pero ella
estaba triste y fría, separada de él por un velo. Sin embargo había
vuelto al mundo, pero ese no era su sitio y sufría. Finalmente el
segundo hermano, impulsado por un loco anhelo desesperado, se mató
para reunirse finalmente con ella. Así fue como la Muerte tomó al
segundo hermano para si.
Sin embargo la Muerte buscó al tercer hermano durante muchos años, y
nunca pudo encontrarlo. Fue solo cuando tenía ya una edad avanzada
que el hermano más joven se quitó la capa de invisibilidad y se la
dio a su hijo. Y entonces saludó a la Muerte como a una vieja amiga y
fue con ella gustosamente, e igualmente, pasó a mejor vida.

*J.K. ROWLING*



LOS MEJORES CARTELES DE

Número de visitas: 11395985792 | Usuarios registrados: 2056511 | Clasificación de usuarios
Carteles en la página: 7999753, hoy: 15, ayer: 49
blog.desmotivaciones.es
Contacto | Reglas
▲▲▲

Valid HTML 5 Valid CSS!