En Desmotivaciones desde:
27.04.2011

 Última sesión:

 Votos recibidos:
bueno 556 | malo 59

puntos 8 | votos: 8
acunabatata - vive y se feliz
eso deberiamos pensar todos, hay que pensar siempre en positivo.
este cartel va dedicado a todo el mundo que hoy este triste asi que os toca sonreir
:)
puntos 8 | votos: 10
El FUUUÁ - es dar lo maximo de uno mishmo *hip*
puntos 3 | votos: 11
Sueño Imposible  - Ser un maestro Pokemon
puntos 27 | votos: 37
Soy Bonito = Voto positivo - Soy Horrible = Voto negativo
puntos 26 | votos: 26
Si un pájaro te dice - que estás loco , debes estarlo porque los pájaros no hablan

puntos 2 | votos: 8
Tengo mas problemas  - que un libro de matemáticas
puntos 4 | votos: 22
Esto sí que es música - y no la mierda que escuchan los jóvenes de ahora.
puntos 14 | votos: 14
La Principal - creo que llegue tarde
puntos -4 | votos: 8
Jajajajajaja - Soy el rey de la samba !!!
puntos 13 | votos: 13
¿A quien no - le dan miedo los payasos?

puntos 12 | votos: 16
¿ Quieen no ha hecho esto ? - Como minimo yo si!
puntos 21 | votos: 27
Habbo - Para personas `` Forever Alone ´´
puntos 14 | votos: 20
No tendré ningun cartel  - en la principal ,pero al meno tengo muchos de buenos en la cola y eso
es lo que inporta.
puntos 7 | votos: 7
Todos - en algún momento hemos sacado  
EL FUAAA!
puntos 16 | votos: 16
Si no tengo exito en la vida... -  lo tendre en la muerte

puntos 16 | votos: 16
Lo que tu no puedes hacer - en la vida real
puntos 6 | votos: 8
Al otro lado de la vida 1x82 - En las afueras de Sheol
21 de septiembre de 2008

El viaje de vuelta a casa estaba resultando mucho más tranquilo de lo
que había previsto al partir de la cabaña media hora antes, tal vez
incluso demasiado. No se encontró con nadie hasta que ya estaba bien
dentro de la ciudad. No sabía si era porque a esas horas de la tarde
todavía dormían en cualquier lugar con la puerta abierta, porque no
les gustaban las afueras y preferían adentrarse en la urbe en busca
de alimento, o porque estaban dándole falsas esperanzas para acabar
cargando contra él más adelante. El caso es que se encontraba a un
escaso kilómetro de su casa cuando los primeros infectados repararon
en él.
	Se trataba de una pandilla de niños de entre ocho y quince años, le
llamó la atención porque no había ningún adulto entre ellos.
Estaban durmiendo plácidamente a la sombra de un platanero en un gran
alcorque con césped de esa avenida. Fue cuando una de las ruedas
pasó por encima de una lata de refresco que el ruido alertó a uno de
ellos, el más pequeño. Ese se levantó y miró en todas direcciones
hasta reparar en el coche; lo único que se movía a su alrededor. Se
levantó de un salto y comenzó a correr mientras gritaba. El ruido
alertó al resto, cinco en total, y para cuando quiso darse cuenta
seis muchachos le perseguían a unos veinte metros, pues había pasado
de largo.
	Ahora se planteaban frente a él dos opciones. Acabar con ellos o
pisar el acelerador para dejarlos atrás. Contaba con escasísima
munición, y no le apetecía atropellar a niños por la calle, de modo
que apretó fuerte. De las puertas abiertas de algunos portales
salieron más de esos indeseables, avisados por sus compañeros,
sumándose a la persecución, hasta que llegó el punto que tuvo la
impresión que estaba reviviendo la misma situación que había vivido
escasos días antes. La otra vez se había salvado por los pelos, pero
esta vez no tenía porque tener tanta suerte. Luchaba por no hacerlo,
pero a cada nueva ocasión que miraba por el retrovisor, veía más y
más de ellos. Afortunadamente no había apenas coches por las calles,
y los pocos que había permitían el paso si bien en ocasiones tenía
que bajar la marcha con lo que dejaba que se acercasen un poco más.
Eran ya una docena cuando tuvo que dar un volantazo para evitar a uno
que venía de frente. Luego pensó que hubiera sido más fácil
llevárselo por delante, pero aunque ya no lo fueran, aparentaban ser
personas, y algo dentro de sí no le permitía hacerlo. 
	Al cruzar otra esquina, a no más de medio kilómetro de su meta, el
coche hizo un sonido muy extraño. Dio un par de tirones y pequeñas
embestidas, acompañadas de más ruidos, y finalmente el motor se
paró. Tenía gasolina de sobra, pero el motor se negó a seguir
trabajando. Todavía contaba con la inercia, y unos cincuenta metros
de ventaja, pero eso no duraría mucho. Puso el punto muerto y trató
de arrancarlo una, dos y tres veces. Miró otra vez por el retrovisor,
viendo cómo el coche se detenía, pero como ellos seguían adelante.
Trató de arrancarlo una vez más con idéntico resultado y acabó
gritando de rabia al tiempo que agarraba la escopeta, abría la puerta
y se tiraba del coche en marcha a unos veinte kilómetros por hora.
	Dio un par de vueltas rodando por el suelo y enseguida se puso en
pie, con el hombro algo dolorido, a tiempo de ver como el coche se
estampaba contra una farola, abollándose el metal de ambos, y como
paraba en seco y en silencio, riéndose de él. Miró a un lado y a
otro, preguntándose que podía hacer ahora. Vio el cuerpo de un
hombre estampado en el suelo, con el cráneo roto y un brazo en una
posición antinatural; enseguida dedujo que se había tirado por una
ventana. El resto de la calle estaba prácticamente vacía, con el
habitual aspecto sucio y descuidado, pero al menos no se veía a nadie
más.
	Eran demasiados para enfrentarse a ellos; seguramente no tendría
plomo para todos, y puesto que le pisaban los talones comenzó a
correr en la dirección contraria, sabiendo que estaba todavía muy
lejos de su casa como para llegar corriendo antes de que le cogiesen.
Por bien que él era rápido y estaba en forma, ellos contaban con
algo que él no tenía, pues parecían no cansarse jamás, y para
cuando él tuviera que parar a recuperar el aliento, le acabarían
alcanzando. Fuera como fuese, debía buscar algún sitio donde
esconderse. Corrió mirando todos y cada uno de los portales y las
tiendas, viendo todas las puertas cerradas con cadenas y candados o
con barricadas al otro lado, al igual que el de su esposa. Uno tras
otro los fue dejando atrás, sintiéndose cada vez más vulnerable.
	 Estaban tan cerca que casi podía oír sus respiraciones
entrecortadas cuando pasó frente a un portal que parecía distinto al
resto. Todos tenían una puerta metálica con cristalera, algunas de
ellas intactas, otras rotas, pero todos se veían impenetrables. Sin
embargo, ese era distinto. Esa puerta era antigua, de madera, y a
juzgar por lo que podía ver a través de los vidrios, nada la tapaba
por detrás. Trató de girar el pomo, pero resultó inútil. Ni diez
segundos le separaban del encuentro con esos más de quince
infectados, a los que ya se les hacía la boca agua al ver tan cercano
ese bocado de ébano, de modo que agarró la escopeta y disparó
contra el pomo de la puerta, apartando la cara ante el baño de
astillas que precedió a la detonación.
	Una fuerte patada fue suficiente para abrir la puerta. Entró a toda
velocidad al portal y una vez dentro se dio cuenta que no podría
cerrar la puerta, por mucho que trató de encajarla, pues había
inutilizado el pomo. No le quedaba otra opción que subir las
escaleras a toda prisa, rezando porque arriba no le estuvieran
esperando más de esos indeseables. Escuchó la puerta golpear contra
la pared cuando el primero de ellos, una mujer de la edad de Sofía,
la abría de un empujón. Subía las escaleras de dos en dos,
maldiciéndose una y otra vez al ver en cada rellano que todas las
puertas, incluida la del ascensor, estaban cerradas. Disparar para
abrirlas hubiera resultado absurdo, pues no hubiera conseguido más
que cerrarse el paso y llegar a un punto sin retorno, de modo que se
lo jugó todo a una carta. 
Subió hasta el cuarto piso y vio desde ahí que la puerta del tejado
estaba abierta. Eso le hizo sonreír. Subió a toda prisa, escuchando
el eco de los gritos de esos indeseables, que parecían haber tomado
un curso acelerado de subir escaleras. Llegó a lo más alto, salió a
toda prisa de nuevo al exterior y cerró tras de si con un sonoro
portazo metálico. Se alejó andando de espaldas a la puerta, rezando
porque fuera lo suficientemente fuerte como para soportar las
embestidas de esos locos, pero no pasó nada. Se quedó en silencio,
esperando algo que jamás llegó a ocurrir.
Lo que pasó fue que le siguieron hasta el cuarto piso, pero al subir
algunas escaleras más y ver que no había salida, perdieron el norte
y comenzaron a deambular de un lado al otro, más perdidos que
rabiosos por haber perdido la presa, pues ya se habían olvidado de
ella. Morgan respiró hondo y se dijo que por ese día no podría
salir de ahí. Se giró para contemplar el panorama y comprobó,
escopeta en mano, que estaba solo. Le llamó la atención una ese
gigante pintada con pintura blanca que ocupaba gran parte del suelo.
Una lata de pintura vacía, dentro de la cual había un rodillo
reseco, eran toda su compañía ahí arriba.
Asumió que pasaría la noche al raso, y se dirigió al otro extremo
del terrado, desde donde afortunadamente pudo ver su objetivo. Tan
cerca y a la vez tan lejos; media docena más de calles y ahora
estaría disfrutando el reencuentro con su esposa. Quiso convencerse
de que había sido afortunado, pues seguía vivo, pero la rabia pudo
con él y su grito resonó por todo el vecindario, despertando a más
de ellos. El sol, ya rojizo, se acercaba al horizonte a marchas
forzadas, y los primeros infectados despertaron y salieron de sus
madrigueras, dispuestos a llevarse algo a la boca. 
Desde ahí tan solo podía ver medio balcón y la ventana del estudio,
pero se empezó a preocupar al ver que pese a que pasaban los minutos,
ninguna luz se encendía. Se repitió una y otra vez que Sofía ya se
habría ido a dormir, o que estaría en la otra mitad de la casa, pero
algo dentro de sí le incitaba a pensar en la opción más pesimista.
La luz de la luna, cercana al cuarto menguante, acabó siendo su
única compañía, junto a las estrellas y el sonido de los pasos de
los infectados campando a sus anchas por las calles. Se subió a la
caja de las escaleras, ayudándose de la antena parabólica que ahí
había collada, y se tumbó bocabajo en ese pequeño cuadrado,
sintiéndose más seguro que al mismo nivel de la puerta que ahora
había bajo sus pies. No dejó de mirar la fachada del edificio donde
debía estar Sofía ni un momento, hasta que acabó cayendo en los
brazos de Morfeo, pasadas las cuatro de la madrugada.
puntos 1428 | votos: 1474
Estos muggles... -
puntos 9 | votos: 17
¿Como deberían llamarte... - por insultar a Justin Bieber?




















Homófobo
puntos 22 | votos: 22
Sangre de tigre - La última bebida para ahogar las penas por un despido

puntos 10 | votos: 10
Necesito esa luz - que rompa por completo la oscuridad en que estoy sumergida...
puntos 4 | votos: 12
Pues este cartel  - no llegara a la Principal
puntos 1 | votos: 9
Esto sería, - lo que le regalaría a Justin Bieber
puntos 18 | votos: 18
Si sabes para que sirve - Tienes un problema
puntos 30 | votos: 42
No tiene. -

puntos -2 | votos: 12
asdfghjkkllqwert -
puntos 10 | votos: 16
Página 20 de la Cola - y solo cinco votos...
puntos 7 | votos: 17
HAY TABLA... - Si votas negativo - Hay tabla 

Si no votaste - Hay tabla 

Si eres un trolls - Hay tabla 

Si no te gusta este cartel - Hay tabla

Si no comentas - Hay tabla  

Si miras mis sandalias - Hay tabla

Si haces spam - Hay tabla

Si miras mi tabla - Hay tabla

Si no leiste - Hay tabla

Si este cartel esta en la cola - Hay tabla

Si el cartel tiene menos de 10 votos positivos - Hay tabla

Si este cartel no llega la principal SE A QUIEN SE A  Hay tabla
puntos 21 | votos: 25
No se que poner en este cartel - pero la imagen esta bonita
puntos 20 | votos: 20
Evolución de la Risa - (en Internet)

puntos 3 | votos: 7
No, creo que no lo captas -
puntos 11 | votos: 19
Admitelo - A ti tambien te pasa
puntos 12 | votos: 12
Solo dime... - ...por que todo es tan injusto..?
puntos 8 | votos: 8
F.U.A. - Fuerza Universal Aplicada
puntos 60 | votos: 86
Jackson vs Bieber - Positivo Jackson negativo Bieber , votad! :)

puntos 21 | votos: 23
El colmo de desmotivaciones - Hacerle un punto a la foto con el paint y que ya esté subida
puntos 15 | votos: 15
Antes muerta que sencilla! -
puntos 1 | votos: 9
Este cartel - LLegara a la principal ¡¡seguro¡¡¡
puntos 7 | votos: 11
Yo visitando la nada -
puntos 9 | votos: 11
¿sabías que... - este cartel lo he subido por que me faltan ideas para carteles buenos
y no tengo mejor cosa que hacer que esta mierda de cartel?

puntos 3 | votos: 3
..... - Disney Channel , Disney XD , Disney Junior , Disney CineMagic 

QUE VA ASER LUEGO
puntos 17 | votos: 21
No se si le interesara a alguien - pero este  es mi ultimo cartel en desmo!
gracias usuarios! los unicos que sabeis comprender
puntos 7 | votos: 9
Ellos  - también tuvieron infancia..
puntos 21 | votos: 21
Porque - nos borrarán los carteles, nos banearán, pero...
Seguiremos, lucharemos y protestaremos.
Por la igualdad de los usuarios de desmotivaciones.es
puntos 19 | votos: 19
Pornografía subliminal - para niños

puntos 30 | votos: 30
Hoy - he cumplido mis 100 carteles subidos desde que llegué a
desmotivaciones, he aprendido bastante, una de las cosas que he
aprendido es que no hace falta llegar a la principal, hay gente que
te comprende mejor en la cola....seguiré haciendo carteles que
merezcan la pena, gracias por votar mis carteles desmotivaciones!
puntos 10 | votos: 20
¡¡¡Vota positivo!!! -
puntos 5 | votos: 9
Gays:  - ¿No les da más orgullo marchar vestidos de profesionales, maestros o
doctores en lugar de tanga y pezonera?
puntos 6 | votos: 6
D.E.P - Paul Gray siempre en nuestros corazones.
puntos 5 | votos: 9
Desmotiva ver pocos carteles en - la principal y muchos carteles en la cola





LOS MEJORES CARTELES DE

Número de visitas: 11427930344 | Usuarios registrados: 2057087 | Clasificación de usuarios
Carteles en la página: 8001273, hoy: 34, ayer: 39
blog.desmotivaciones.es
Contacto | Reglas
▲▲▲

Valid HTML 5 Valid CSS!