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LO VERDADERO ES - que te has fijado solo en la gente que folla
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Zasca! -
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Verde o rojo - Tú decides
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La niña del pompero  - y su misteriosa desaparición de desmotivaciones
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Te iré abriendo muy despacito... - sin hacerte daño...
te pasaré la lengua lentamente y después los dedos muy suavemente...
despues chupare hasta dentro procurando no dejar ningún lado sin chupar...
Y así se come una Oreo.

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si no quieres aprovechar tu vida - déjale el paso a otros!
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Esto segundo - Y esto tercero
LO SÉ TODO.
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Padres Cabrones - Definición Gráfica
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Padres cabrones - Nivel: extremo
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Cara que pones cuando te dicen: - No has suspendido ninguna!

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Jajajaja  - se ve que lo disfrutas vaquero ;)
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¡Ahora vamos! -
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ANTENA 3  - Ahora también en Youtube.
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Sujetar la tierra - en dos sencillos pasos
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Al otro lado de la vida - 1x21 - A 6 kilómetros del aeropuerto internacional de Sheol
16 de septiembre de 2008

	Adolfo se encontró acribillado por las miradas de su hija y de su
esposa, que parecían recriminarle su decisión. No le gustaba la
sensación de que toda la responsabilidad recayese sobre él. Ninguno
de ellos sabía lo que podía ocurrir tanto si decidían seguir
adelante como si daban media vuelta; cualquier decisión sería
igualmente un salto de fe, cuyas consecuencias eran poco menos que
imprevisibles, a la par que desesperanzadoras. Puso punto muerto y
dio media vuelta a la llave, acallando definitivamente el motor del
coche. Respiró hondo de nuevo y abrió su puerta, dejando entrar la
agradable brisa de la tarde al interior del vehículo.
	Una vez fuera, maletín en mano, echó un vistazo a Paola, que aún
se resistía a salir. Estaba asustada, y empezaba a arrepentirse de
la decisión que había obligado a tomar a su marido. No hubiera
deseado tener que hacerlo, y hasta ella misma dudaba que fuese la
mejor idea, pero ya era tarde para arrepentirse. Cuando Adolfo estaba
a punto de decirle algo, ella misma abrió su puerta y salió,
acompañada de Zoe. Ambos cerraron las puertas, y los tres se
congregaron frente al coche, mirando con curiosidad alrededor.
Dejando de lado el bullicio de gritos y bocinazos que sonaban por
doquier, en poco se diferenciaba eso de un atasco. Un atasco enorme,
el mayor jamás presenciado, pero nada que hiciese pensar que por
ahí hubiese muertos en vida que tratasen de comerse a la gente.
Comenzaron su peregrinaje hacia un destino mejor.
	A medida que iban avanzando, se encontraban con las miradas de los
moradores de los coches que dejaban atrás. Les observaban sin decir
nada, resguardados de todo dentro de sus pequeños cubículos
acristalados. Asustados, angustiados y agobiados, se limitaban a
odiarles, a despreciarles por competir con ellos por el destino, por
obligarles a renunciar a sus anhelos al sumarse a tan desmesurada
competencia. Un par de coches más llegaron atrás del todo de la
cola, aparcándose a lado y lado del coche de la familia Peña. Uno
de sus ocupantes, salió del vehículo y se subió al capó, para
luego otear con la mirada ayudándose de una mano que hacía de
visera al sol, para ver el infinito gusano metálico que se erguía
frente a ellos.
	Zoe iba cogida de la mano de su padre, y Paola iba en la
retaguardia. No paraban de mirar en todas direcciones, esperando la
inminente llegada de uno de ellos, que pusiese de nuevo en jaque su
supervivencia. Pero ese momento parecía resistirse a llegar. Paola
se quedó mirando dentro de un monovolúmen a una mujer anciana que
parecía enormemente enferma. Estaba custodiada por un hombre y un
chico joven, que le asían con delicadeza las manos, acompañándola
en sus últimos momentos. Un fuerte ruido se fue materializando a sus
espaldas, y la hizo dar media vuelta, a tiempo de ver pasar una moto
ocupada por un par de chicos jóvenes. La moto pasó junto a ellos, y
les hizo apartarse con un bocinazo largo. Adolfo atrajo a Zoe hacia
sí, evitando de ese modo que le diesen un golpe. Iban como locos
sorteando los coches, y parecían estar divirtiéndose.
	A medida que se iban alejando del punto de partida, la cantidad de
coches iba menguando, y cada vez costaba más encontrar alguno que
estuviese ocupado. En cierto modo era lógico, pues esos coches se
encontraban inmovilizados por todos los flancos, y la tarea de
apartar a los demás coches para dejarles paso, parecía poco menos
que imposible, pues ahí había cientos y cientos de coches puestos
en fila. Del mismo modo que cada vez había más lugar para caminar,
con menor densidad de coches, a medida que avanzaban se encontraban
con más peregrinos como ellos, que caminaban en dirección al
aeropuerto, sin dignarse a dirigirles ni la palabra ni una triste
mirada, demasiado absortos en sus propios problemas. 
	Tras media hora larga de camino, acabaron sorteando finalmente todos
los coches, llegando incluso hasta a ver el enorme recinto del
aeropuerto. El acceso parecía que sería una misión imposible, pues
la marabunta de coches había sido sustituida por una marabunta de
personas. Cada vez resultaba más difícil caminar, entre tanto
gentío que se había acumulado. Todos tenían en la cabeza la misma
idea; la de que siendo tantas personas, no habría plazas para todos,
y eso aún les incitaba más a empujarse unos a otros para conseguir
llegar más lejos. Ninguno se había querido plantear seriamente
todavía la posibilidad de que no hubiese ningún avión disponible.
No obstante, la idea les rondaba la cabeza y les martirizaba por su
rotunda evidencia.
	Llegó un momento en el que la densidad de personas era tan
excesiva, que hasta les costaba verse entre ellos. Zoe tenía una de
sus manos agarrada a su padre, y la otra a su madre; ninguno de ellos
la soltaría por nada del mundo. Avanzar parecía una tarea imposible
ya, y cada vez se agolpaba más gente tras ellos, de modo que pronto
también resultaría imposible dar marcha atrás. Llegados a ese
momento, tanto Adolfo como Paola empezaron a plantearse seriamente la
posibilidad de abandonar. Ahí no conseguirían nada; había demasiada
gente, y ellos estaban demasiado atrás en la cola para poder
conseguir una plaza en el vuelo hacia la salvación.
	Tan solo una mirada bastó para que ambos comprendiesen lo que
había en la cabeza del otro. La mirada se prolongó durante unos
instantes, y Paola acabó bajando la cabeza, asumiendo la derrota. La
decisión estaba tomada, por mucho que a ambos les doliera en el alma,
de modo que había que dar el siguiente paso. Cuando se disponían a
dar media vuelta, comenzaron los gritos. Demasiada gente; gente
demasiado asustada. Los gritos provenían del aeropuerto, y se
propagaron a una velocidad alarmante en dirección a ellos. Enseguida
comenzó la estampida humana; un par de infectados que danzaban por
dentro del recinto, habían visto el enorme buffet libre que había
en la entrada, y habían decidido tomar un tentempié.
	La gente comenzó a devolverse hacia sus coches, asustados, temiendo
ser el blanco de alguno de esos monstruos, empujándose unos a otros
sin pensar más que en si mismos, pasando por encima de más de uno
en su frenético camino. Todo ocurrió demasiado deprisa para que
tuvieran tiempo de enterarse. Zoe comenzó a llamar a gritos a su
madre, con la expresión del más puro pánico en su rostro. Adolfo
vio que su esposa ya no sostenía la mano de su hija, y trató de
buscarla con la mirada, igualmente angustiado. Siendo golpeado una y
otra vez por los que luchaban por hacerse paso huyendo de la
pesadilla, agarró frente a sí con ambos brazos a su hija, evitando
de ese modo que también se la llevaran a ella por delante, buscando
frenéticamente con la mirada a su esposa, pero sin éxito.

puntos 3 | votos: 7
Desmotiva... - Qué mis padres se pasen el día peleándose cada vez que llega la
hora de ir de vacaciones. Él quiere irse de viaje la semana del
cumpleaños de mi madre, mi madre no quiere ir, pero a él le da
igual, se va a ir de todos modos
puntos 34 | votos: 44
Forever Alone - Definición Gráfica.
puntos 33 | votos: 35
Super Mario Bros - También tuvo infancia.
puntos 17 | votos: 19
¿Sabías que  - el cuerpo humano es capaz de soportar la sed y hambre, pero no el sueño?
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Por todos esos profesores - Que aprobaron copiando y hoy machacan a estudiantes

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Te dije que  - me trajeras un puto pañuelo!



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