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31.12.2012

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Damas y Caballeros... - Les presento a la PERFECCIÓN.
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ALESANA - Para ti serán una banda EMO,una banda GAY o simplemente MIERDA. Pero para mi son un EJEMPLO A SEGUIR, son los que están en mis momentos difíciles y ¿porque no? también en los Buenos y fáciles, porque tienen unas maravillosas y encantadoras letras un ritmo DIFERENTE a los demás. Ellos me enseñaron a encontrarle solución a cada uno de mis problemas y que se puede seguir adelante. y he aquí algo para ti, si no te gusta ALESANA, simplemente no los escuches y ni mucho menos los critiques.
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Muy lejos - están los días en los que sonreías solo al oír mi voz... -Yo morire escuchando alesana
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Falle - De Mis ojos se abren de par en par al despertar, jadeando. Algunos dicen que los sueños tienen un significado más profundo, que son gritos de nuestro subconsciente. Ella me había rescatado de mi pesadilla, pero lo hizo muy tarde. Había sangre por todos lados, los gritos de dolor aún resonaban en la habitación, nuestra habitación. Comencé a sollozar sin control. ¿Qué había hecho? Mi único amor, mi Annabel, había sido asesinada por mi propia mano. Esto tiene que ser un sueño. Una pesadilla dentro de una pesadilla. Voy a despertar y ella va a estar bien. Voy a contarle acerca de mi viaje a través del Infierno, mi victoria sobre la Tentadora, y el Demonio. Me puse de pie, caminé hacia el espejo, miré mi ropa cubierta de sangre, mis manos cubiertas de sangre. Lloré, supliqué, rogué. Pero ella no regresaba. Había fallado.scripción
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Su largo y suelto vestido se veía - como si hubiera sido radiante en algún momento, pero, a los últimos rayos del ocaso, y sobre el lienzo de un bosque decadente, parecía extrañamente macabro. Los lados de su vestimenta estaban rasgados y revelaban unas caderas que detendrían a cualquier hombre en seco. No fui la excepción. Sus zapatos en algún momento habían tenido tallos encantadores que estoy seguro únicamente acentuaban sus interminables y tentadoras piernas, pero ahora sólo parecían alguna especie de mocasines, puestos en la tierra, con los lados deslucidos por un viaje cansado. Su rostro estaba cubierto por un velo que de alguna manera aún lograba mostrar su esplendor. No había nada que alguien pudiera hacer o decir en este momento, una sola cosa que pudiera pasar que me impidiera acercarme a ella. Una fina mano se asomó de la manga de su vestido y me invitó a seguirla. Ni siquiera la promesa de la perfección irradiada por la Ciudad Dorada era suficiente para persuadir mi paso hacia cualquier dirección que no fuera la de ella.




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