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20.10.2013

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GeekVeterano Nivel 1

puntos 9 | votos: 9
Cada amor es una vida. - Y cada vida conlleva su muerte.
puntos 12 | votos: 12
Desmotiva saber que - aunque tu vida fuese un cuento de hadas, 
habría gente capaz de hacerte creer que tú eres la bruja.
puntos 50 | votos: 52
No es difícil - conseguir lo que quieras de alguien. 
Solo hay que usar las palabras mágicas:
 a que no hay huevos
puntos 8 | votos: 8
Recuerda: - las personas pueden hacer mucho, 
pero no pueden hacerlo todo.
puntos 7 | votos: 7
Sabes que una persona es especial, - no si es toda tu vida, si no cuando es tu parte favorita.

puntos 5 | votos: 5
Cuantas más críticas recibas, - más ganas tendrás de demostrar que se equivocan.
puntos 8 | votos: 8
Es dificil encontrar a una persona - que te ayude a levantarte. Pero es casi imposible 
encontrar a una que si no puede ayudarte, se tumbe a tu lado.
puntos 12 | votos: 12
La vida es un laberinto, - al final encontrarás la salida pero nunca podrás volver por donde
has venido
puntos 4 | votos: 4
Puedes ser de la clase de personas - que trabajan o de las que no. Pero en el primer grupo, tendrás menos
competencia.
puntos 19 | votos: 21
Hay veces en la vida - en las que el cerebro avisa y el corazón simplemente lo ignora.

puntos 23 | votos: 23
Qué ironíco que cuando - más necesitamos compañía, más apartamos a la gente de nuestro lado.
puntos 8 | votos: 8
Si tuviera que elegir - entre la nada y el dolor, elegiría el dolor.
puntos 15 | votos: 15
La vida es - como un cuaderno para colorear. Todo esta en blanco y negro hasta que
alguien lo llena de color.
puntos 9 | votos: 9
La reglas - están hechas para romperlas.
 Los corazones y las personas no.
puntos 10 | votos: 10
Mi destino - lo debió de escribir un médico, 
porque no hay forma de entenderlo.

puntos 7 | votos: 7
La confianza es el craso error - que cometen dos personas, 
al considerar que se conocen lo suficiente.
puntos 8 | votos: 8
La vida es - es como el primer juego de ajedrez. 
Para cuándo comienza a entender cómo se mueven las piezas,
 ya has perdido la partida.
puntos 9 | votos: 9
Ganas de matar - es lo que da cuando no llevas la razón

GANAS DE SUICIDIO
Es lo que da cuando llevas la razón y nadie te hace caso
puntos 5 | votos: 5
Tu presencia me duele más - que un golpe en el codo.
puntos 9 | votos: 9
Nuestra sociedad se reduce - a un puño que se dedica a apretar más y más a la gente. 
Un mundo muy hermoso para los que le toca hacer de puño.

puntos 6 | votos: 6
Cuando eres - completamente libre significa también 
que estas totalmente solo.
puntos 73 | votos: 83
La gente no cambia, - simplemente aprende a ocultar sus defectos.
puntos 10 | votos: 10
No merece la pena preocuparse - por lo que piensan los demás de ti, 
porque ellos están demasiado ocupados 
preguntándose que piensas tú de ellos.
puntos 11 | votos: 11
La gente suele confundir - el ser  pesimista, con el ser realista.
puntos 12 | votos: 12
Preocúpate por tu carácter - antes que por tu reputación. Tu reputación es solo lo que los otros
creen que tú eres, mientras que tu carácter es lo que realmente
eres.

puntos 9 | votos: 9
Hay momentos - en que el llanto o la risa son las únicas opciones que quedan, 
y la risa sienta mejor.
puntos 7 | votos: 7
Podemos ser fuertes - y débiles; cobardes y valientes; rápidos y lentos; leales y traidores.
Todos tenemos dos caras, pero  la verdad, solo una
puntos 8 | votos: 8
Quien controla - el arte de la soledad, 
desconoce el significado del aburrimiento.
puntos 8 | votos: 10
Es mejor - permanecer callado y parecer tonto 
que hablar y despejar las dudas.
puntos 10 | votos: 10
No siempre es necesaria - una alta autoestima. 
Muchas veces basta
 con tenerla protegida de mentiras.

puntos 2 | votos: 6
Feliz día totalmente normal - sin nada distinta a todos los demás días del año
a todos los solter@s.
puntos 96 | votos: 106
Solo hay dos cosas - con las que yo me acostaría: 
Con un buen libro y con una buena persona.
puntos 12 | votos: 12
El mayor peligro - en tiempos de guerra es 
que se debe escoger un bando.
puntos 6 | votos: 6
Todos y cada uno - de los errores de tu pasado, 
son lo que te ha traído hasta aquí.
Así que no, 
no te arrepientas de nada.
puntos 1 | votos: 1
Haz de tu vida un sueño, - y de tu sueño una realidad.

puntos 4 | votos: 4
No dejes que - tus lagrimas por que se fue el Sol,
te impidan ver un nuevo amanecer
puntos 13 | votos: 15
Cuando rías - el mundo reirá contigo.
Llorar, llorarás solo.
puntos 1 | votos: 1
Si alguien se molesta en corregirte - es porque sabe que puedes mejorar,
y por eso no le importa gastar en ayudarte
lo único que jamás recuperará, su tiempo.
puntos 9 | votos: 9
Esto es lo único - que tiene el derecho 
de hacerte llorar.
puntos 7 | votos: 7
Sentir te fatal - por envidiar a un amigo 
cuando sabes que deberías alegrarte.

puntos 4 | votos: 4
Esa pequeña gran diferencia - ente que te enamores del actor 
o del personaje.
puntos 11 | votos: 11
Cosas simples - de las que no nos damos cuenta
hasta que alguien nos lo dice.
puntos 6 | votos: 6
Tengo la sensación - De que lo único que  hago todos los días es
lebantar me de la cama por la mañana,
 para moverme hasta ella por la noche.
puntos 15 | votos: 15
Capítulo 1 - Todos los días parecían repeticiones del anterior. Para una chica
como Maya, esto resultaba una verdadera agonía. Desde que perdió a
su último ser querido, ella se sentía más sola que de costumbre.
Solía ir a todas partes con su hermano mayor y éste la protegía. A
pesar de estar ellos dos solos, eran felices; nunca supo que ocurrió
con Colin, solo recordaba que era de noche, y el viento soplaba con
más fuerza de lo habitual. Tenía la nítida esperanza de que las
cosas cambiaran con el inicio de las clases, y pudiera estar demasiado
ocupada con los estudios y sus amigos como para no pensar en la
soledad que le acompañaba al volver a su hogar, vacío y sin vida.
Maya tenía una personalidad insegura y tímida, aunque no siempre fue
así; la tristeza y soledad invadieron su cuerpo, convirtiéndola en
esa persona. Tenía unos ojos expresivamente castaños y fríos, pero
bellos. Su pelo era liso, de un color castaño oscuro, le llegaba
hasta un poco más de sus hombros. No le entusiasmaban los
complementos, era muy sencilla a la hora de vestir. A pesar de ello,
llevaba siempre consigo un colgante en el que suspendía un colmillo
de lobo, que fue un regalo de Colin, una semana antes de desaparecer.
En esos días, Maya enfermó por las bajas temperaturas, y el único
cuidado que recibía era el de su hermano; él tenía que salir a por
comida, así que la idea de tener que quedarse sola durante
aproximadamente una hora, no era algo que la aliviara.
- Colin, no te vayas... –dijo Maya con una voz débil.
- Tranquila, me daré prisa –respondió su hermano.
- ¡Pero me quedaré sola! –exclamó Maya.
- Toma, -dijo Colin, entregando sonrientemente el colgante- esto te
protegerá.
Desde ese instante, ella pudo conciliar el sueño y sentirse segura.
Aquel colgante tenía grabado el nombre de “Amarok” y era el
último recuerdo que tuvo de su hermano.
La vida sin su hermano resultaba muy triste. Maya no sabía que hacer
con tanto silencio a su alrededor. Se pasaba la mayor parte de su
tiempo paseando sin rumbo, intentando encontrar un sentido a todo,
buscando una respuesta. En un día muy frío, quiso subir a un lugar
donde pudiera observar en miniatura lo que la rodeaba a diario, pero
nunca llegó a asomarse.
A la luz poco visible que proyectaba ese día el Sol, junto con la
brisa del viento que movía su pelo delicadamente, como si de una
canción de amor tocada en un piano se tratase, Maya encontró un
cachorro que se hallaba indefenso, en la blanca y fría nieve de
aquella colina.
Su primera reacción no fue otra que la de quedarse completamente
inmóvil. Sus expresivos ojos quedaron paralizados, y no era
precisamente el frío lo que no la hacía reaccionar. Tras unos largos
segundos, Maya dio un paso hacia adelante, y sincronizadamente, la
oreja de aquel cachorro se movió. Ella siguió acercándose, esta vez
más decidida a avanzar. Cuando quedaron a menos de un metro uno de
otro, se podía apreciar que el cachorro era un lobo, pero a Maya no
le podía asustar algo que parecía tan indefenso.
- ¿A ti también te han dejado solo? –dijo Maya mientras giraba la
cabeza a ambos lados, observando los alrededores.
Tal vez estuviera esperando algo o a alguien ahí tumbado. De todas
formas, Maya no podía abandonarlo a su suerte, fue un impulso lo que
la llevó a traérselo consigo, ella no deseaba que nadie sintiera en
carne propia por todo lo que había pasado. El cachorro tenía un
pelaje completamente negro, era imposible no haberle visto. Sin
embargo, había algo raro en él. Por un momento, Maya dudó de que
fuera tan débil e indefenso como le había parecido a primera vista,
al contrario, parecía estar tranquilo aun estando en esa situación,
¿serían imaginaciones suyas? Maya decidió envolver con su abrigo al
lobo y emprender el largo, largo camino de vuelta a casa. Tal vez las
cosas serían diferentes a partir de ahora.
El cachorro de lobo no había dado más señales de estar con vida que
cuando su oreja se movió al escuchar el sonido débil que produjo la
pisada en la nieve de Maya, pero en realidad, él estaba bien, en un
profundo sueño. Podía sentir el calor que desprendía al estar
acurrucado en su pecho. Le miró la cara, todavía no había abierto
los ojos en ningún momento, eso la inquietó un poco, pero pensó que
era algo normal.
Estaban llegando a casa, que podía apreciarse a unos doscientos
metros, a pesar de estar rodeada de muchos árboles. Era muy grande,
demasiado para que una sola persona pudiera llenar su vacío. Los ojos
del lobo se abrieron cuando quedaban menos de veinte metros para
entrar. De nuevo, Maya repitió lo que había sucedido en la colina, y
quedó paralizada. Sus miradas no se entrelazaron, pero porque aquel
cachorro no la estaba mirando, sino que observaba el lugar donde se
encontraba. Empezó a gruñir, sin llegar a abrir la boca. Sin
embargo, Maya no podía apartar la vista de sus ojos, eran de un
cálido rojo, algo oscuro. ¿Qué animal podía tener unos ojos rojos?
Definitivamente, había algo que no encajaba.
El cachorro empezó a moverse, con más y más energía, hasta que
consiguió soltarse de Maya  y tocar el suelo. Se dirigió hacia la
puerta de la casa y se sentó, mirándola fijamente con aquellos ojos
rojizos, esta vez más tranquilo. La cara de Maya expresaba una mezcla
de miedo y asombro, nunca había visto algo parecido. Esta vez, el
lobo no estaba gruñendo, pero mantenía su mirada seria. Pasó un
minuto hasta que el lobo tocó la puerta con su pata delantera para
indicar que quería entrar. Ahí fue cuando Maya reaccionó,
dirigiéndose hacia la puerta a la vez que buscaba las llaves en el
bolsillo de su chaqueta. Mientras intentaba abrir la puerta, seguía
mirando a aquel lobo, que había cambiado su rostro, agachando la
cabeza, como sintiera lástima por algo... Aparentemente, él era un
simple cachorro, pero su carácter delataba que todo esto le resultaba
familiar, como si ya hubiera estado antes aquí.
Entraron en la casa, primero Maya y después el lobo, como si de un
guardaespaldas se tratase. De todas formas, no tenía un cuerpo lo
suficientemente fuerte como para poder protegerla de cualquier
peligro, pero algo en su ojos decía que no había nada de lo que
preocuparse. Pasaron del recibidor directamente a la cocina, sin ni
siquiera cerrar la puerta, donde Maya le habló por segunda vez. Maya
abrió los armarios buscando un cuenco y acto seguido la nevera para
la leche, aunque la calentó antes de dársela.
- ¿Tienes hambre? -El lobo pasó de tener la cabeza agachada a
mirarla a los ojos, pero esta vez no le acompañaba una mirada seria,
más bien parecía molestarle que le ofreciera tanta gratitud, y lo
más extraño, parecía entender lo que le decía.
El lobo no pudo aguantar la pequeña y amable sonrisa que Maya le
mostraba durante más de unos segundos, y volvió a bajar la cabeza.
No tuvo que mover la mirada del suelo para ver el cuenco de leche.
Maya se lo ofreció de tal manera que él pudiera verlo sin necesidad
de moverse de su posición.
- No te preocupes, yo cuidaré de ti -dijo Maya mientras se agachaba a
ver al lobo. De repente, el lobo empezó a gruñir, intentando
contenerse, algo no le estaba gustando ni un pelo.
- ¿Quieres otra cosa? –dijo de manera insegura. Maya pensó que el
lobo ladraría y se rebelaría contra ella, ya no podía aguantarlo
más, pero no fue un ladrido lo que soltó...
- ¡¡Estúpida!! –dijo el lobo, enseñando los dientes, en
posición de ataque. A sorpresa de Maya, aquel lobo la había hablado,
y no pudo decir nada más. Su voz no era la de un niño, parecía
formada, con fuerza y juvenil. Ella se llevó un gran susto y se
cayó. Era una situación tan inesperada que ni le salieron las ganas
de gritar. Sus ojos expresaban miedo, se impulsó con sus pies y manos
hacía atrás, mientras miraba aterrado a aquella criatura.
Por primera vez, cruzaron sus miradas.  Al contrarío de lo que había
ocurrido en la colina, el lobo se fue acercando poco a poco a Maya,
pero con la diferencia de que actuaba como si ella fuera una presa.
Aquel cachorro se detuvo, cuando apenas quedaban escasos pasos de
distancia. Al parecer algo le hizo reflexionar y retroceder, por lo
que dio dos pasos hacia atrás, antes de darse media vuelta y salir
corriendo de la casa.
Todo había pasado en un instante, fue demasiado rápido como para
creer que era real y no un sueño. Maya era muy emotiva y no quería
llorar, tenía que ser fuerte, pero la situación la superaba. Apoyó
sus manos en su cabeza, para intentar contener sus emociones. En
verdad, Maya pensó que el lobo no llegó por pura casualidad para
tener que protegerle. Sin darse cuenta del tiempo que se había
quedado inmóvil, la noche apareció. Por fin reaccionó y subió las
escaleras para llegar a su habitación y descansar, sin tan siquiera
recoger lo que dejó en la cocina. Verdaderamente habían ocurrido
muchas cosas en un solo día, y Maya no estaba acostumbrada a esto.
Por su mente pasaron muchas preguntas: ¿quién era ese lobo? ¿Por
qué tenía un pelaje tan negro y unos ojos extrañamente rojos?
¿Había sido una casualidad encontrarle o el destino quiso que me
cruzara con él? ¿Por qué podía hablar?
 Con la cabeza apoyada en su almohada, mirando su ventana, se dijo a
sí misma: “tal vez todo haya sido un sueño, tal vez todo haya sido
un sueño, tal vez...”
puntos 9 | votos: 9
No intente explicar le - a la gente que te dice que vivir sin novio es difícil
que vivir sin libros es imposible.




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