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Justin Bieber me da pena, - es gay y además tiene disfunción erectil.
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Desmotiva - que te llamen friki por marcar tu estilo o ser diferente.
puntos 14 | votos: 14
Esa sensacion - de tener el mejor cartel pero no poder subirlo porque ya has subido
todos los que puedes
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El 95% dira que es imposible - el 4% dira que pasa de intentarlo, pero solo tu lo intentarias
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Camino a la principal -

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Al otro lado de la vida - 1x09 - 
Piso del señor y la señora Soto
28 de septiembre de 2008

Bárbara cayó al suelo golpeándose la espalda contra algo duro. Esa
mujer se diferenciaba del resto de los demás porque parecía sana.
Tan solo le delataban sus ojos rojos y la palidez de su piel; era
evidente que aún no se había alimentado, aunque estaba segura de
que eso se solucionaría enseguida. Bárbara se alegró de haberse
colocado los tejanos y la camiseta de manga larga; ahora tan solo sus
manos y su cabeza estaban en contacto con el exterior, y resultaría
mucho más difícil acabar infectada por ese ser. Colocó uno de sus
pies sobre el hombro del ansioso animal, frenándola por unos
momentos, mientras ella se afanaba por morderle a través de una
bamba y asía con fuerza uno de sus muslos.
	Todo se solucionaría en cuestión de segundos, de modo que era
crucial tomar las decisiones rápidamente. Desde ahí podía ver el
cuchillo, descansando tranquilamente sobre la mesilla de noche. Tan
cerca, y a la vez tan lejos. Resultaría imposible hacerse con él
sin permitir a ese ser hincarle el diente, pues ya le estaba costando
mucho trabajo retenerla. La lucha encarnizada parecía decantarse por
su enemiga, y Bárbara cada vez disponía de menos fuerzas para
seguir defendiéndose. Miró a su alrededor, pero tan solo vio
objetos inútiles desperdigados por el suelo; un teléfono móvil, un
paquete de pañuelos, una cajita de condones... Entonces notó que
algo le estaba pinchando en la espalda, que lo hacía desde que cayó
de espaldas.
	Se levantó un poco y agarró por el mango ese objeto. Era un
destornillador, un destornillador de estrella. No era el cuchillo,
pero serviría. Se armó de valor, apoyó su otro pie sobre la cabeza
de la señora Soto, y empujó con fuerza para llevarla más adentro
bajo la cama, el tiempo justo para levantarse, saltar torpemente
sobre la cama y correr hacia la puerta del baño. Respirando
acaloradamente, sosteniendo en su mano derecha el destornillador,
esperó que llegase con toda la sangre fría que pudo. Vio a esa
mujer arrastrándose con una habilidad inhumana bajo la cama, para
salir de ahí debajo y levantarse apoyándose en una rodilla.
	Se la quedó mirando un momento, con una extraña mueca en la cara,
que hubiera podido interpretarse como una sonrisa si ese ser todavía
dispusiera de humanidad. Bárbara dio un paso atrás, con la
adrenalina supurando por sus poros, atemorizada de pies a cabeza,
notando cada vez más cerca su final. Al ver como la señora Soto
salía corriendo en su busca, empuñó el destornillador y lo sostuvo
firmemente frente a sí, cerrando los ojos. A partir de ahí, todo
pasó muy rápido. Bárbara notó un fuerte empujón que la hizo
perder el equilibrio. Sintió como el destornillador dejaba de estar
en su poder.
	Cayó de costado al suelo, y vio como su contrincante entraba de
bruces en la bañera, llevándose la cortina por delante,
arrancándola de sus enganches del fuerte tirón. El borde de la
bañera se había teñido de un rojo intenso, y ahora esa mujer
luchaba por zafarse de la cortina. Bárbara corrió hacia la puerta,
y la cerró con fuerza, viendo en el último momento la figura de esa
mujer, con el destornillador clavado en un hombro teñido de rojo,
levantándose para volver a la carga. La puerta se cerró con un
portazo.
	Bárbara se apresuró en arrinconar la cómoda frente a la puerta, y
la cama contra la cómoda, confiando que así jamás pudiera salir de
ahí, oyéndola gritar con sonidos sin sentido, pero todavía humanos
en cierto modo, claramente femeninos, mientras golpeaba con furia la
puerta en sus embestidas. Se volvió a sentar en la cama, llevándose
una mano helada y temblorosa a la frente. Había sobrevivido una vez
más, pero eso no significaba nada. Ese era un mundo de locos. No
podía seguir así, era demasiada presión, demasiado miedo. Los
golpes se repetían sin perder intensidad ni frecuencia, puesto que
sabía que Bárbara todavía estaba ahí, la podía oler.
	Se levantó, dispuesta a salir de ahí, y se miró de arriba a
abajo. Todo parecía en regla. Por fortuna no le había mordido ni le
había arañado, lo cual hubiera resultado fatal. Tampoco le había
manchado con su sangre corrupta, de modo que seguía sana, aunque
sabía que era cuestión de tiempo que eso cambiase. Ella era una, y
ellos eran cientos, miles, millones. No había escapatoria alguna.
Echó un último vistazo alrededor, antes de salir de una vez por
todas de esa habitación, y reparó en un lápiz de labios que había
tirado en el suelo. Lo abrió y vio su color rojo intenso, el mismo
rojo de la sangre. Se acercó por última vez a la puerta y
escribió: Hay uno de ellos aquí dentro. Cerró el pintalabios y
lo tiró sobre la cama.
	Al salir de la habitación, dejando la puerta cerrada tras de si,
con el cuchillo en una mano la vela en la otra, pues ya era de noche,
sintió ganas de huir del piso. No paraba de oír esos golpes en la
puerta y las paredes, y estaba segura de que acabaría volviéndose
loca. Pero debía guiarse por el espíritu práctico, no sabía lo
que había ahí fuera, y  tal vez fuera peor salir que quedarse
dentro. Miró el estrecho pasillo y sopesó las posibilidades. Podía
dormir en el aseo, en el salón o en el estudio. Entró en el estudio,
y dejó la vela sobre el escritorio. Cerró la puerta con pestillo a
su paso, sintiéndose algo más segura, y se sentó en el sofá. No
era ni de lejos la mitad de cómodo que lo hubiera sido la cama de
matrimonio, pero desde ahí no se oían tanto los gritos y los
golpes, cada vez menos acusados.
	Miró concienzudamente dentro de un pequeño armario e incluso
debajo del sofá, aunque éste no se levantaba más de diez
centímetros del suelo. Sintió que se estaba volviendo paranoica,
sospechando de todo y de todos, y que jamás podría volver a tratar
con ninguno de sus semejantes, porque creía temer ya a toda la raza
humana. Poco a poco, el silencio se fue apoderando del edificio,
incluso la señora Soto acabó asumiendo la derrota y se puso a
dormir dentro de la bañera. Tan solo se oía el rozar de la suelas
de unos zapatos en la oscuridad de la noche. Bárbara se asomó por
la ventana y vio a la chica que horas antes había pedido auxilio,
aunque ya no era ella. Uno de sus brazos mostraba un aspecto
lamentable, faltándole gran parte de la carne. Ella la miró, y
Bárbara volvió a meterse dentro, cerrando la ventana.
	Se tiró de espaldas al sofá, cansada de todo, preguntándose una
vez más si debía sentirse afortunada o desdichada por seguir viva.
Cerró los ojos y trató de conciliar el sueño, creyendo oír
crujidos, pasos, voces provenientes tan solo de su subconsciente. Le
costó mucho conciliar el sueño, pero acabó durmiéndose sentada en
el sofá, con el cuchillo agarrado con ambas manos.
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Nuevo record de alpinismo - el nuevo record es 8845
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DESMOTIVA.... - ...QUE HALLA GENTE QUE SE RIA DE ELLO.
puntos 6 | votos: 8
En pelotas - descripcion gráfica
puntos 8 | votos: 8
Are you fucking kidding me? -

puntos 9 | votos: 13
Es increible que - en Oliver y Benji rompieran redes y muros con tortillas voladoras y
que en Inazuma Eleven, tirando auténticos hamehamehas, ni arañen la
red.
puntos 3 | votos: 5
Ten cuidado, - no pienses durante mucho tiempo
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Las peores catástrofes  - han sido el dia 11.    ¿Que pasará el dia 11 del mes 11 del 2011?
puntos 23 | votos: 23
Los Simpson - con pocos píxeles
puntos 6 | votos: 8
Así juega Chuck Norris - al buscaminas

puntos 7 | votos: 21
El director no se atrevió - a decirle que no
puntos 9 | votos: 11
Chuck Norris le dio  - con su patada giratoria y asi quedo
puntos 8 | votos: 8
Maldita sea - mira que cruzarse una mariquita.... me estoy planteanando dejar de ser de greepeace
puntos 12 | votos: 12
Todo el que piense que se parece - que vote positivo
puntos 5 | votos: 9
Cerebro de homer, - excepcionalmente pequeño

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Toma, Santa Claus, - por no regalarme la bicicleta que quería
puntos 7 | votos: 7
Chuck Norris - es el único hombre que puede ser lesbiana
puntos 6 | votos: 6
Mi padre es ... - el director de El Mundo.         Hala, eso ni Obama!
puntos 5 | votos: 5
¿Cuándo me lo comprarás? - Cuando el Valladolid vuelva a primera.
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Así sería Justin Bieber  - si fuera una llama

puntos 10 | votos: 10
Pequeño y mono, - pero matón
puntos 8 | votos: 12
Dios, - ayudame a parar este balón
puntos 5 | votos: 7
¿Sigues creyendo - que ese lazo rojo fue una buena elección?
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Desmotiva - que haya gente tan bestia en el fútbol
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Adiós mundo cruel -

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Ferb, ya se lo k vamos a hacer,  - hoy llegaremos a la principal
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El marido tendra tres hijos... - y la mujer 4.     Con quien me vas a engañar, maldita.




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