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31.07.2012

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bueno 2657 | malo 50
GeekVeterano Nivel 3

puntos 7 | votos: 9
Zabías Ké - Orochimaru tubo unah ija kon Hinata?
puntos 6 | votos: 8
Los celos - siempre llegan en algún momento.
puntos 4 | votos: 8
Ooooh mierda - esto no puede ser bueno.
puntos 14 | votos: 14
Cada obstáculo - Puede superarse, no dejes de intentar al final podrás superarlo
puntos 11 | votos: 11
Las dos caras de una moneda… - dos diferentes facetas que mostrar...
dos ideas y caminos que seguir...
 pero siempre conservando la única esencia de lo que en verdad se es

puntos 11 | votos: 11
No sirve ir... - por la vida lamentando lo que haces, deja de perder tiempo y disfruta
de lo que tienes, si te descuidas lo puedes perder...
puntos 8 | votos: 10
Alguna vez ... - En la vida tenemos que despedirnos de algo, pero entre mas importante
sea, mas profundo sera el dolor.
puntos 8 | votos: 10
La locura - no es algo anormal, pero hay personas que todavia no lo comprenden.
puntos 9 | votos: 9
Cuando - Un amigo te invita a hacer algo que nunca has hecho, es una de las
cosas que más hay que temer, porque no se sabe cual es el resultado
final de lo que hagan
puntos 122 | votos: 130
La diferencia entre - el soñador y el que realiza su sueño es que mientras el primero
dormía, el segundo se desvelaba por cumplirlo.

puntos 11 | votos: 11
Ningun Multijugador - escapa de la regla
puntos 8 | votos: 10
Esa Elizabeth - aun con su mania de abrir puertas a otros mundos
puntos 4 | votos: 4
Disculpe señor - ¿tiene un momento para escuchar la palabra de Comstock?
puntos 10 | votos: 10
Puede que… - me lleguen a dar por acabado, que me debilitaron, me sumergieron en un
abismo de emociones y sentimientos tontos pero la ferocidad y
tenacidad…serán las armas que barrerán todo ese abismo
permitiéndome prevalecer sobre todo
puntos 14 | votos: 18
Por 2 grandes años - en desmotivaciones, llevando una agridulce y genial estancia este
cartel va para aquellos que me acompañaron y con los que charle muy a
gusto saludos a todos y muchas gracias

puntos 9 | votos: 9
A veces - todo empieza como un cuento, el cual con el tiempo, al terminar se
convierte en una leyenda..
puntos 13 | votos: 13
Caí en sus brazos y lo abracé - con fuerza. Era el único sitio del mundo en el que 
quería estar en ese momento.
puntos 5 | votos: 5
El último aliento antes de morir - Todo cobra sentido, en este lugar todo se magnifica 
concentra y purifica
Ahora todo mi mundo se oscurece
veo mi reflejo en un charco de sangre
me despido de todo
puntos 10 | votos: 12
Recuerda que para conseguir - el poder enfrentaras muchas presiones y penurias que al final,
medirán que tan digno eres de poseerlo
puntos 19 | votos: 19
Dar un adiós puede - ser doloroso, pero lo bueno de eso es saber que tu igual lo quieres dar.

puntos 9 | votos: 11
Momento Estupido - Gray se hace Devil Slayer
puntos 8 | votos: 8
Al nacer lloramos - Porque entramos en este vasto manicomio
puntos 20 | votos: 20
Este eres tu - cuando te quedaste dormido en la playa todo el día.
puntos 11 | votos: 13
Cuando rodeado de mis temores - me encuentro, siempre buscare estar a la altura de ellos, para que en
lugar de dejar que me aplasten hasta la desesperación, les dominare
con mi sonrisa y carcajadas.
puntos 5 | votos: 5
Songbird - el puto Nemesis de Bioshock

puntos 15 | votos: 15
¿Honestidad? - Tu que sabes de honestidad,  ni siquiera  te miras a un espejo antes
de  juzgar a los demás
puntos 12 | votos: 12
El mejor regalo... - que puedo darte es una sonrisa, por que se que eres feliz.
puntos 10 | votos: 10
Que amigos te fastidien - y sigan casi a cada rato, Resultado muy frecuente cuando  no te ha
costado  brindarles una mano, ser su compañía y ayuda incondicional
puntos 17 | votos: 19
Era inevitable no pensar - en ti, en aquellos días maravillosos.
puntos 13 | votos: 13
Para cada mañana - Una taza de café y Desmotivaciones

puntos 11 | votos: 11
Puede que seamos - unos locos diciendo tonterías, pero estamos juntos y eso no lo
cambiaría por nada.
puntos 17 | votos: 17
Con los ojos cansados de llorar - por tus recuerdos agridulces.
puntos 15 | votos: 15
La paz, es lo único - que nada ni nadie te podrá quitar, para quitarte un peso mas de
encima y todo el sufrimiento es solo lo que necesitas
puntos 74 | votos: 78
El que escucha música - Siente que su soledad de repente se puebla
puntos 57 | votos: 67
Lo peor de enfermarse - Es enfermarse en vacaciones

puntos 6 | votos: 6
Misterio resuelto - para quienes escogieron la tercera opción
puntos 11 | votos: 15
Siempre habra - alguien que este junto a ti en la vida, ya sea para bien o para mal...
puntos 14 | votos: 14
Grandes lugares siempre - aguardan pacientemente,enigmáticos y grandiosos (e inclusive
peligrosos), esperan con tantas ansias que por sí solos parecieran
llamar a posibles visitantes, que siempre serán bienvenidos.
puntos 24 | votos: 24
¡Mi cartel 200! - La verdad quería hacer algo especial para el 200 y ya tenía la idea
de un juego y todo pero siéndoles sincera me ganó la pereza.
En fin, como el cartel 100 lo utilicé para dar las gracias este lo
utilizaré para mandar un saludo a todos aquellos desmotivadores con
los que me he encontrado; además para darles todo mi apoyo y ánimos
a los que la estén pasando mal y recordarles que al mal tiempo buena
cara; a los que mejor conozco y puedo llamar con gusto mis amigos de
la página les mando los mejores de mis deseos.
Para no extenderme más les envío un abrazo a todos, ¡Los adoro
chicos!
puntos 13 | votos: 13
Otro dia - Otro idiota tratando de conseguir las ocho paginas

puntos 14 | votos: 14
Un reinado de terror - marcará su auge con el ocaso de sus oponentes y su maldad equivaldrá
a cuantas cabezas hizo rodar
puntos 16 | votos: 16
Es solo un sueño - Deseamos que solo sea un mal sueño
Cuando las cosas están terriblemente mal
puntos 7 | votos: 7
Mi lucha por la existencia - Consiste en que a la hora del desayuno sea mucho más importante 
el aroma del café que las catástrofes que leo en el periódico
abierto junto a las tostadas
puntos 16 | votos: 16
Cuidado con... - esas personas que dicen ser tus amigos, pueden no ser quien tu crees.
puntos 9 | votos: 9
Quizas lo bueno - de abrazar  una vida de sentimientos nulos es que será más sencillo
y disfrutable ver como caen  quienes a cada cruce nos quieren
eliminar, pues no habrán  pensamientos que nublen nuestro
instinto asesino

puntos 95 | votos: 95
Auriculares - La sordera favorita de todos
puntos 42 | votos: 46
DesmoEncuesta. -
puntos 5 | votos: 5
Capítulo 5: Ángel caído - Los cadáveres cubren las tierras mientras la luna escarlata reluce en
el cielo, clamando por más víctimas. Los estandartes, agujereados,
ondean con violencia, danzando entre los ríos de sangre como macabras
marionetas. Entre los guerreros que se desploman, heridos de muerte
por un beso del demonio, avanza una joven figura tiñendo sus blancas
ropas de rojo.
Los gritos de agonía de los caballeros se elevan en armonía, como un
coro de infernales criaturas,  rindiendo tributo a la reina de la
noche. Las alas de la joven se apresuran en dirigirse al horizonte. En
la lejanía, los crucifijos del Vaticano relucen en plata inmaculada a
pesar de la carnicería que se está llevando a cabo. Remilia arruga
la nariz al verlas. Que osen mantener impolutos sus banderas e
insignias mientras su gente muere en decenas a cada minuto que
transcurre es un insulto de un calibre incalculable. Si entras en
guerra, todo debe teñirse de rojo, sin distinción alguna. Un
comandante que no pelea al lado de sus soldados no merece que estos
depositen sus vidas en sus manos blancas, sin rasgos de haber mirado
al horror y a la muerte a los ojos.
La sangre le escupe en la cara mientras continúa avanzando,
incesante. Ya ha perdido la cuenta de los humanos que han intentado
detenerla. En otro momento, hubiera iniciado la retirada. En otro
instante, hubiera hecho que la enterrarán en el ataúd de su padre,
como hizo tiempo atrás. En otro tiempo, nada de esto habría tan
siquiera empezado. Pero está vez han ido demasiado lejos. Han cruzado
una línea que no deberían haber ni mirado. Y se lo hará pagar. Más
tarde o más temprano, pagarán cada gota de sangre derramada. Cada
vida usurpada por su patética guerra. Cada lágrima vertida por cada
cadáver.
Los soldados apostados en el campamento del Vaticano son paralizados
por el terror al ver abalanzarse encima de ellos el horror escarlata,
encarnado en un demonio de alas carmesí. Arrancado la vida de sus
cuerpos con un simple arañazo, se interna en el campamento. No tarda
en oír unos gritos desesperados llamándola, rogándole que la ayude.
-¡Suelta a mí hermana, cabronazo!- Aúlla, entrando en una de las
tiendas de campaña a la par que derriba a los guardias.
-Vaya, vaya. Al fin os dignáis a aparecer.- Sisea un hombre enfundado
en una túnica negra con una cruz de plata colgando del pecho.-
Remilia, la “rosa asesina”.
-Onee-sama…- Articula con esfuerzo una pequeña niña, la cual
sujetan dos corpulentos soldados. Tiene el cuerpo lleno de
magulladuras y cortes, algunos bastante profundos. Sus alas apenas se
mueven y el brillo de los cristales está extinto.
-¡Flan!
-Alto ahí, vampira.- El hombre, que parece ser un obispo, le corta el
paso.- No creas que voy a dejar que te las lleves así como así.
-¿Qué quieres?- Remilia lucha por conservar la calma. Un movimiento
que levante demasiadas sospechas y su hermana no lo contará. Si
tuvieran el mismo poder, sería distinto. Pero aun es demasiado joven
para haberlo desarrollado.
-Vosotros, los vampiros, sois seres sin escrúpulos. Monstruos presos
de la locura…
-¿Acaso vosotros podéis justificar la cordura de vuestro dios?-Le
corta, procurando ocultar sus jadeos de cansancio.
-Hija de…
-Dices que los vampiros no tenemos escrúpulos… Entonces, ¿cómo
llamáis vosotros las torturas que lleváis a cabo en nombre de la
libertad? ¿Un acto de piedad?- Sonríe, disfrutando del rostro
desencajado del hombre.
-No saldrás de aquí con vida.
-Nunca la he tenido. Soy una rosa, como tú me has llamado, que se
alimenta de sangre y florece entre los cadáveres de los caídos. Y
las rosas siempre volvemos a renacer, dispuestas a clavar nuestras
espinas hasta llegar al corazón.- Alza sus manos hasta su pecho,
entrelazándolas con elegancia.
-Dicen que puedes ver y manipular el destino. Supongo que sabrás lo
que te va a pasar.
-El destino cambia a cada instante, a veces se sella y gira hasta su
fatídico final… - Sus ojos escarlata relucen entre las tinieblas de
la tienda de tela.- El viento está muriendo, y vosotros moriréis con
él. Así debe ser.
Remilia siente un fuerte golpe en el cuello. Oye gritar a su hermana
menor, maldiciendo con su débil voz al Vaticano. Cuanto desearía
abrazarla, decirle que todo está bien, que así debe ser. Escucha con
esfuerzo como arrastran algo metálico. A pesar del golpe que le ha
atravesado el cuello, clavándole una pesada cruz que la ha
inmovilizado, no ha emitido queja alguna.
-Escúchame bien, perro del Vaticano.- Empieza a decir, notando
cernirse sobre su cuerpo el hacha de plata.- Podrás apalearnos.
Podrás violar a nuestros hijos y mujeres. Podrás aniquilarnos.
Podrás sembrar el horror y la muerte en nuestras tierras. Podrás
alzar al mundo contra nosotros y hacer que sus lanzas nos apunten.
Pero hay algo que jamás podrás lograr.- Aprieta los puños cuando el
hacha cae encima de sus alas, arrancándolas de cuajo con un sordo
ruido. Flandre lanza un fuerte chillido y empieza a revolverse,
llamándola desesperada.- ¡Jamás podrás lograr que nos arrodillemos
ante vosotros!
Remilia se abalanza encima del hombre y clava sus colmillos en su
yugular. El grito del perro del Vaticano corta la noche a la par que
cae de rodillas al suelo. La sangre salpica el interior de la tienda y
los soldados lanzan gritos de miedo y sorpresa. Aprovechando el
pánico, Flandre logra alzar las alas y arrastrarse lejos de sus
captores mientras su hermana mayor, con el cuerpo completamente
teñido de su sangre, recita un antiguo conjuro entre murmullos antes
de que los soldados reaccionen.
La luna escarlata late ante el llamado de la vampira. Las estrellas se
tornan rojas y se desploman contra el suelo con un delicado silbido
cual sangrientas lágrimas. Remilia alza a su hermana y se la carga a
la espalda, haciendo acallar las ganas de gritar a causa del dolor.
Sus alas, desmayadas en el suelo de tierra, siguen palpitando.
-Onee… Onee-sama…- Flandre apenas murmura estás palabras antes de
perder el conocimiento.
-Tranquila, todo está bien.- Susurra, dirigiéndose tanto a su
hermana como a ella misma.- Ahora nos largaremos de aquí y buscaremos
un lugar seguro.
Remilia avanza entre los soldados que claman que el cielo escarlata se
está cayendo y rezan apresurados la única plegaría que conocen,
tratando de que su dios los ayude. Sus oídos vibran y su vista está
nublada. Lanza un gruñido mientras sale del campamento arrastrando
los pies. Las estrellas se deslizan a su lado, como si le rogarán que
no se detenga, que escape de esta locura.
-Jamás…- gime de dolor, echando a correr hacía el horizonte donde
empiezan a recortarse los rayos del sol.- Jamás me arrodillaré
ante nadie.
puntos 20 | votos: 22
Lets party. -
puntos 9 | votos: 9
Capítulo 4: Alas de hierro - -Señorita Flandre, ya es hora de acostarse.
-No.- Flandre se cruza de brazos, haciendo pucheros.- No me voy a
acostar hasta que Onee-sama vuelva.
-Flan…- Meiling se arrodilla a su lado, a las puertas de una
sobrecogedora mansión.- Es muy tarde, debes dormir un poco. ¿Qué
diría tu hermana si viera que aun sigues despierta?
-No.- Vuelve a bufar, dándole la espalda.
-Venga, Flan-chan. Si te acuestas ahora, mañana podrás madrugar y
llevarle el desayuno a tu hermana.
-¡¿De verdad?!- Chilla, entusiasmada, volviendo a mirar a Meiling.-
¡¿Y podré cocinarle su plato favorito?!
-Claro que sí. Pero solo si te portas bien y te vas a la cama ahora.
Flandre se levanta y abre de un empujón la puerta de entrada de la
mansión, correteando por los pasillos lo más rápido que puede.
Algunas sirvientas se apartan asustadas a su paso, mientras la
pequeña ríe feliz de camino a su cuarto. Entra en él como un fuerte
vendaval mientras Meiling la alcanza jadeando.
-Meiling, es de mala educación entrar en el cuarto de una señorita
sin llamar a la puerta antes.- Refunfuña Flandre, poniendo los brazos
en jarras, tratando de imitar la pose de Remilia cuando la regaña.
La aludida alza una mano, tratando de hablar. Para toda respuesta,
Flandre la empuja fuera de su habitación y le cierra la puerta en la
cara.
-¡Señorita Flandre!
-¡Vete, que me voy a cambiar!- Espeta, dando una patada al suelo.
-¿Seguro que puede sola?
-¡Ya soy mayor, Meiling!- Protesta, volviendo a hacer pucheros.-
Puedo hacer un montón de cosas yo sola.
-Bueno, si me necesita, estaré al final del pasillo.- Suspira,
alejándose de la puerta.
Flandre se quita con cuidado su peto rojo, dando un traspié hacia
atrás. Su cuarto, sin ninguna ventana, está sumido en la oscuridad.
Tantea con cuidado su diminuto cuerpo y se quita la camisa blanca. Con
un fuerte crujido, un par de alas brotan de su espalda y se desploman
pesadamente en el suelo de la habitación. Las mueve con esfuerzo,
tratando de desentumecerlas. Pesan demasiado para su pequeña figura y
apenas puede moverlas.
Con un leve tintineo, los cristales que cuelgan de ellas empiezan a
emitir una tenue y cálida luz, iluminado débilmente la estancia. Con
un gemido de dolor, Flandre logra alzar sus alas. Los cristales se
entrechocan mientras se acerca con esfuerzo a su cómoda.
Mira con tristeza una de las fotografías enmarcadas que reposan en
ella. En una de ellas, está sentada en el regazo de su hermana mayor,
mirando con ojos golosos una tarta de fresas mientras Remilia trata de
que apague las velas antes de comérsela. Aprieta los puños con
fuerza mientras su mirada se desliza a otra fotografía. Los recuerdos
van golpeando su corazón hasta que se desploma en el suelo,
cubriéndose la cara con las palmas de sus manos.
-Onee-sama…-Solloza, tomando uno de los folios de papel que empapan
el suelo de madera de su cuarto.- ¿Por qué ya no quieres jugar
conmigo?
Arruga el dibujo y lo lanza con sorprendente fuerza contra las
fotografías de la cómoda. Estas se caen a causa de la onda de choque
producida por el impacto de la bola de papel. Una de ellas rebota
contra el suelo y el cristal del marco se rompe. Flandre se acerca a
ella, sorbiéndose los mocos. La recoge procurando no perder el
equilibrio. En la fotografía, su hermana mayor le está enseñando a
usar eso que llama “pistola”.
Las lágrimas brotan de sus ojos al ver la imagen, con sus alas de
metal reluciendo mientras que en la espalda de su hermana tan solo hay
dos profundas heridas, cicatrizadas tiempo atrás.
-Lo siento.-Gime entre la cortina de lágrimas.- Fue culpa mía,
Onee-sama. Si hubiera sido más fuerte, yo…
-Eso no hubiera cambiado nada.
-¡Onee-sama!- Flandre se tapa el pecho desnudo con ambas manos,
asustada por la repentina aparición de Remilia.
-¿Por qué te cubres si no tienes nada que ocultar?- Susurra Remilia,
secándole las lágrimas.- ¿Y qué haces despierta a estas horas?
-Y-yo…
Remilia la conduce hasta su cama y la arropa.
-Lo que paso aquel día no es tu culpa.- Murmura, tendiendo a su
hermana menor el oso de peluche que Patchouli le compró.- ¿Cuántas
veces te lo voy a tener que repetir?
-¡P-pero si no me hubiera dejado atrapar no te habrían…!- Remilia
le tapa la boca con fuerza.
-No sigas hablando.- Su voz destila dureza a cada silaba que
pronuncia.- Y duérmete ya.
Sin añadir nada más, se da la vuelta y sale del cuarto de Flandre
dando un portazo. La pequeña aprieta el peluche con furia hasta que
este estalla, cubriendo las sabanas con esponjosa lana. La luz que
emiten los cristales de sus alas se intensifica mientras sus ojos
reflejan una profunda ira.
-Seré más fuerte, Onee-sama.- Sisea.- Y haré que sufran por haberte
cortado las alas.





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