En Desmotivaciones desde:
16.09.2011

 Última sesión:

 Votos recibidos:
bueno 37 | malo 1

puntos 10 | votos: 16
Un simple tequiero - Mi diario de hace 5 años .

Bueno pues al estar baneada no podia subir nada :(
ahora subire el CAPITULO 8 Y 9






C A P I T U L O        8





David. David. David. Por más que repetía el nombre, no conseguía
ponerle cara. ¿David? Los únicos Davides que yo conocía eran mi
primo, que estaba en la universidad, dos de mi clase y mi tío. Menos
a este último, a todos los tenía agregados. Y mi tío no era
partidario de las redes sociales, por lo que él no era tampoco. 
Brrr, brrr. Mi móvil comenzó a vibrar. Un mensaje recibido. Ni idea
de quién sería. El número. Era de Adrián. ¿Por qué no me dejaba
en paz? ¿Es que no comprende el daño que algunas personas pueden
hacer? ¿Es que no comprende que me ha engañado? ¿Es que no lo
entiende?
Siento lo de antes. 
Exactamente, no sé lo que pasó. Terminé de leer el mensaje. Mi cara
enrojeció. Mis ojos ardían. Y lancé. Lancé el móvil por la
ventana. Mi móvil. Por la ventana. Dios mío.
Me asomé, precipitadamente, hacia la ventana. Mi móvil estaba allí,
abajo, entre la hierba. Aparentemente no había sufrido daño.
Aparentemente. Decidí ir a cogerlo. Mi iPhone nuevo. Vaya. 
Me puse las zapatillas de gatitos, cogí las llaves y salí de casa.
Había caído en una planta. Con suerte, no habría pasado nada. Con
suerte. De eso no tenía yo. Me agaché. Pff. Qué mal rollo. La
pantalla estaba toda resquebrajada. ¿Qué haría? Un momento. Al lado
del móvil...un papelito. Lo cogí y, cuidadosamente, lo abrí. Estaba
escrito a boli. Una letra muy bonita. Ponía Espero que te guste. La
he intentado arreglar. Ha quedado mejor, pero, por más que lo he
intentado, no he conseguido ponerle una última pieza. ¿De qué me
sonaba eso? Tenía que recordar...Espero que te guste. Adrián. El
papel. La cajita de mi abuela. ¿Qué? 
Cogí el móvil y el papel y me levanté. Fui directa a la casa de
Adrián. Llamé al timbre. Abrió él mismo. 
-¿Sí?
Sorprendido, me miró. Es más, yo también estaba asombrada. Después
de lo mal que lo había pasado, me presentaba en su casa.
-Sí, perdona, me llamo Ruth, soy tu vecina. Verás, el día que vine
se me rompió una caja de cristal antes de entrar en casa. Cuando iba
a recogerla, no estaba. Al día siguiente, me dijiste que si me había
gustado la cajita. Eso quiere decir que la hiciste tú. Como pusiste
en la nota, te falta un trozo. Déjamelo a ver si lo puedo arreglar
yo.
-Una nota. ¿Yo?
-Sí. La acabo de encontrar.
-No te escribí ninguna nota.
-Bueno, pues dame el trozo que no pudiste arreglar. 
-Los arreglé todos.
-No, en la nota no decía eso. Además, acabo de darme cuenta de que
falta uno pequeño.
Estábamos cara a cara. Nos mirábamos. Estaba nervioso. ¿Por qué?
-¿A caso no has escrito tú la nota?
-No.
-¿A caso tú...me has mentido? ¿Acaso tú no la arreglaste?





C A P I T U L O  9


Utilizada. Asombrada. Sorprendida. Así me sentía. Entonces Adrián
tenía novia, cosa que no había dicho. Y tampoco había arreglado la
caja. Dios. Me había estado engañando todo el tiempo. Y, como una
tonta, yo lo creí. Gilipollas que soy.
Lo miré a la cara y me giré. Ni una palabra más. Porque, ¿para
qué? ¿Para seguir mintiendo? No. A mí no. 
Noté como me seguía con la mirada. Y entré, orgullosamente, en mi
nueva casa.
Probablemente no le importó lo que le dije, pero me quedé tranquila.
Ya sabía que era un mentiroso. Bueno, para ser sincera, no estaba
tranquila. Es más, para nada. ¿Quién habría arreglado realmente mi
cajita de cristal?
La puerta crujió. Se cerró. Y me asusté. Pero Jimena comenzó a
subir las escaleras. Respiré. Y la puerta de mi cuarto se abrió de
par en par.
-Ruth, te hemos traído chocolate del que te gusta.
-Gracias, Jime. 
Le sonreí. Irene tenía un hermano y una hermana, mellizos. Ella era
más grande que ellos. No los soportaba. Lucía tenía una hermana
grande. No se aguantaban. En cambio, yo me llevaba genial con Jimena. 
-Hoy comemos macarrones con tomate.
-Mmmm, ¡qué rico!
Se empezó a reír, ajena a mis problemas. Sus mejillas se rosaron. Me
hizo sonreír. 
Salió de la habitación. Miré a mi alrededor. Ya era hora de que
empezara a hacer algo.Metí todas las cosas en sus respectivas cajas.
Tapé la estructura de la cama con una vieja manta blanca. Me puse una
camiseta blanca, manchada de pintura, unos vaqueros desgastados y unas
chanclas. Me recogí el pelo y cogí una brocha. Había llegado ya la
pintura. Abrí los botes. ¿Pero qué...? Los pedí morados. Era
verdes y azules. 
Me quedé pensando. De todas formas, daba igual. No sé por qué
elegí el morado. Probablemente por Adrián. Pero ahora él no
importaba. Cogí el bote azul y mojé la brocha. 
-¡A comer!
La voz de mi madre me alejó de mi mundo. ¿Ya? Miré el reloj.
Llevaba una hora aproximadamente pintando. Había acabado la parte
azul. Un azul turquesa precioso. Me encantaba. 
Dejé la brocha sobre un trapo, para que no manchara nada y me cambié
de camiseta. Bajé corriendo las escaleras. ¡Qué bien olía! Jimena
estaba viendo la tele, mamá estaba con ella. La mesa estaba puesta.
Sonreí. Todo volvía a ser normal: mi hermana, mamá...Me gustaba. Mi
madre me miró. Rió. Y nos dirigimos a la mesa.
¡¡Ding-dong!! El timbre retumbó en la casa y me levanté de la
silla del comedor para abrir. 
-¿Sí?
Nadie respondió. No había nada. Bueno, ¿qué era esto? Una cajita
de cartón. ¿Qué contenía? Lo abrí, en la entrada. Una nota. El
trozo que faltaba. Y allí estaba, en la caja de cartón, el trozo
que no había podido pegar. ¿Pero quién?
puntos 15 | votos: 15
Un simple tequiero - Mi diario de hace 5 años .




C A P I T U L O  7



Su pelo largo y sedoso se movió pausadamente mientras dirigía su
mirada hacia mí. 
- Y esta es...
Esas palabras me dolieron mucho. No era un objeto y ella me trataba
como si lo fuera.
- Me llamo Ruth.
Las palabras no me salieron con demasiada firmeza, porque se empezó a
reír de mí.
- ¿Cómo que paseas con ella? ¿Te da pena, Adrián?
Sus frases estaban llenas de maldad. Y, sin apenas conocerla, supo
cómo era.
- Me voy, he quedado con las chicas para ir de shopping. Chiao!
La miré, asombrada. ¿Cómo podía ser tan...así? Es decir, era una
malísima persona pero...¿cómo podía ser tan jodidamente guapa?
Rubia, pelo largo, ojos azules, labios rosados...Alta, delgada. Una
diosa, vamos. 
Mientras pensaba en esto, no me dí cuenta de que Adrián había
estado en todo momento presente, mientras ella me humillaba.
No lo entendía, ¿por qué no me había defendido? Es más, ¿quién
era exactamente Malena?
Adrián tenía la mirada clavada en el suelo. Parecía avergonzado. 
- Adrián, ¿quién es?
Seguía con la mirada puesta en el suelo. No podía entender nada.
- Adrián...
Me miró y entonces lo supe. No supe porqué, mis ojos se llenaron de
lágrimas. Me ardían las mejillas, rojas como el fuego. Las manos me
pesaban. Mi boca se secó. Y, patinando, me marché.
Cerré la puerta de mi casa con un portazo. Ni Jimena ni mamá habían
vuelto todavía. Eso me daba tiempo para quitarme lentamente los
patines, de guardarlos, de ducharme, de cambiarme de ropa. Y de
llorar. No sabía por qué lloraba, simplemente lo hacía. Y me
extrañaba. Apenas lo conocía, solo unas cuantas horas. Pero, aunque
no quería admitirlo, lo sabía. me había enamorado.
Las gotas que salían del grifo refrescaron mi rostro, empapado ya de
lágrimas sin sentido. Me había imaginado un mundo en el que poder
estar los dos solos, sin nada ni nadie que nos lo impidiera. Pero,
claro. ¿Cómo iba a estar un chico así sin pareja? No lo había
parado a pensar. Por eso me había afectado. Por eso.
Mientras salía de la ducha, pensaba en pedirle consejo a Irene. O a
Lucía. Por lo que cogí el ordenador, pensando en si me habrían
respondido al mensaje.
Encendiendo. Encendiendo. Google. Tuenti. E-mail. Contraseña.
Dos mensajes privados. 
El corazón comenzó a latirme fuerte. Cliqué encima de ellos. Uno
era de Lucía. Otro de Irene. Los abrí, por orden de antigüedad.
Primero el de Lucía.
En cuanto acabé de leerlos, pude respirar. No sabían por qué estaba
tan mal por no haberme despedido de ellas en una situación tan grave.
Y ya que todo estaba como antes, decidí contarles, minuto a minuto,
mi problema.
Una petición de amistad. ¿De quién sería?






C O N T I N U A R A . . .
puntos 12 | votos: 12
No es más grande  - quien más sitio ocupa,  sino quien más vacío deja cuando se va



LOS MEJORES CARTELES DE

Número de visitas: 11447158971 | Usuarios registrados: 2057430 | Clasificación de usuarios
Carteles en la página: 8001755, hoy: 7, ayer: 22
blog.desmotivaciones.es
Contacto | Reglas
▲▲▲

Valid HTML 5 Valid CSS!