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Nunca dejes de sonreír - Porque no sabes quien puede estar enamorado de tu preciosa sonrisa...
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Me da igual lo que pienses de mí - Yo soy como soy y no cambiaré por alguien como tú, que no vale la pena ;)
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Al otro lado de la vida - 1x53 - Junto al río Máyin, en las afueras de Sheol
1 de octubre de 2008

Por mucho que ambas pusieron de su parte, esa enorme serpiente no se
inmutó lo más mínimo y siguió convencida de que esa sería su
presa. Lo peor es que comenzó a apretar con fuerza la pierna de la
niña, y Zoe soportaba muy mal el dolor. Comenzó a gritar y a
llorar, pidiendo socorro a Bárbara. Entonces la anaconda sacó la
cabeza del agua y se disponía a morder a Zoe cuando Bárbara la
agarró por debajo de la cabeza y apretó con fuerza, tratando de
evitar su fatal mordedura. Estuvieron forcejeando unos segundos que
parecieron horas antes de que nada decantase la balanza.
	Zoe estaba perdiendo sus fuerzas, y apenas podía mantenerse en pie.
De un momento a otro la presión del reptil acabaría por partirle los
huesos de la pierna, y entonces todo acabaría para ella, puesto que
así no tendría ninguna posibilidad de sobrevivir en ese mundo, si
es que salía de esta. Bárbara por su parte luchaba por mantener a
raya la cabeza del animal, pero era mucho más fuerte de lo que
aparentaba y sus afilados colmillos amenazaban con clavarse en su
brazo. Podría mantenerlo a raya algo más de tiempo, pero no estaba
ayudando a Zoe, y si no ocurría un milagro, la acabaría ahogando y
moriría. Pero ocurrió. 
	Un atronador disparo acalló por un instante los gritos de pánico
del río. Con el susto, Bárbara casi soltó la cabeza del animal. No
tuvo ocasión de ver de donde procedía, ni se explicó a cuento de
qué era debido, pero al ver enrojecerse el agua alrededor de donde
estaba Zoe, temió lo peor. Se giró a tiempo de verle, empuñando su
escopeta. El segundo disparo también dio en la diana, y unos cuantos
trozos de serpiente volaron por los aires. Zoe notó como la presión
de su pierna simplemente desaparecía, y luchó por zafarse
definitivamente de ese horrible animal.
	Se trataba de un hombre de intenso color negro, con espesa barba y
bigotes igualmente negros, que contrastaban con el hecho que era
completamente calvo. Era un hombre fuerte y robusto, de penetrantes
ojos marrones, y no más de unos 40 años. Pero lo que más llamaba
la atención era el hecho que estaba ataviado con el uniforme de la
policía. Trató de dar un tercer disparo, pero la escopeta ni se
inmutó, lo cual pareció ponerle muy furioso, puesto que después de
un sonoro “maldita sea”, la tiró al suelo con violencia y se
acercó a Bárbara.
	Zoe ya había salido del agua y ahora descansaba en al orilla,
mojada y tiritando, mirando con atención su pierna enrojecida.
Bárbara soltó la cabeza ya sin vida del reptil, que cayó al agua
rojiza con un chapoteo. Ese hombre ofreció su musculado brazo a
Bárbara y la ayudó a salir de ahí. Estaba calada hasta los huesos
y todavía muy aturdida. Le miró a los ojos, le agarró la mano con
sus dos manos, pero no supo que decirle, así que le dio la espalda y
corrió hacia Zoe, dejándole ahí tirado. Él frunció el entrecejo
mientras veía como Bárbara se apresuraba a ver qué tal estaba la
niña.
BÁRBARA – ¿Dios mío, estás bien? 
ZOE – Me duele…
	La niña respondió entre sollozos, empapada, con los ojos vidriosos
amenazando volver a llorar. Bárbara comprobó que el daño no tenía
mayor importancia, y abrazó a Zoe con todas sus fuerzas, entonces
ella misma comenzó a llorar también. Creyó que la perdería, se
había convencido de ello mientras forcejeaba con la bestia. Pero el
destino le había ofrecido una nueva oportunidad, una vez más, y se
prometió que no volvería a malgastarla. Zoe, abrazada como estaba a
Bárbara, pudo ver de frente a ese hombre, que las miraba con una
expresión seria en la cara.
	Cualquiera hubiera esbozado una sonrisa al ver esa emotiva escena de
reencuentro después de un peligro de ese calibre, pero Morgan no era
así. Él era frío y distante, y ahora lo que más le preocupaba era
el haberse quedado sin munición. El abrazo se prolongó unos segundos
más, hasta que la propia Zoe le dijo a Bárbara que la estaba
ahogando, y ambas comenzaron a reírse de manera estúpida. Acababa
de salvarse de que un animal acabase con ella por apretarla, y ahora
era Bárbara la que parecía querer que se le saliese el hígado por
la boca.
	Bárbara respiró hondo, miró por última vez a Zoe, y se dio media
vuelta, con una amplia sonrisa en la cara llena de mechones mojados de
cabello. Se dirigió hacia Morgan, pero se frenó un poco al ver la
dura expresión de su cara.
BÁRBARA – No… nunca podría agradecerle lo suficiente lo que
acaba de hacer por nosotras. Creí que… Dios mío, creí… Muchas,
muchísimas gracias. Yo… Disculpe mis modales, yo soy Bárbara.
	Bárbara le ofreció su mano, pero Morgan se limitó a mirarla.
Pasaron unos segundos incómodos y Bárbara acabó apartando la mano.
Miró de reojo a Zoe, sin quitar de su cara una extraña expresión de
sorpresa e incredulidad, y se giró de nuevo hacia Morgan.
BÁRBARA – Ella, es Zoe ¿Cómo…?
MORGAN – ¿Es su hija?
BÁRBARA – No… Ella… Nos encontramos hace un par de días, y
estamos juntas desde entonces.
MORGAN – Pues no debería hacerse cargo de ella, no hará más que
retrasarla.
	Bárbara frunció el entrecejo, bastante más mosqueada.
MORGAN – ¿Se puede saber que diablos hacían metidas en el río?
BÁRBARA – Intentábamos llegar al otro lado.
MORGAN – ¿Para qué?
BÁRBARA – Teníamos pensado ir a algún pueblo pequeño, donde
no…
	Morgan esbozó una sonrisa, mientras negaba con la cabeza. Bárbara
dejó de hablar. No había podido tener peor comienzo con ella, pero
al fin y al cabo le debían la vida, así que trató de contenerse.
MORGAN – ¿Y donde dejaron el coche?
	Bárbara pudo ver un todoterreno negro unos metros más allá.
BÁRBARA – Vinimos a pie.
	Morgan las miró con la frente arrugada, y se disponía a seguir
hablando, cuando algo impidió que lo hiciera. Fue una explosión de
un tamaño descomunal, que incluso hizo vibrar el suelo bajo sus
pies. La conversación acabó ahí, y los tres se giraron hacia el
origen de la detonación. Afortunadamente estaba muy lejos, pero
pudieron ver erguirse una lengua de fuego seguida de una nube de humo
negro como el carbón. Los tres estaban igualmente sorprendidos,
aunque Morgan creía saber el motivo.
puntos 34 | votos: 42
¿vosotros veis normal - que den una paliza a una niña que le gusta Justin Bieber por llevar
una camiseta o sudadera de estas? porque sinceramente yo no, no es
normal ir por la calle y que se rían de ti por llevar una camiseta o
sudadera que ponga I LOVE JUSTIN BIEBER, yo creo que porque te guste
otra clase de música, o estilo o cualquier cosa no es motivo para
atizar a una niña. ¿Ya no hay libertad de expresión o que?
puntos 32 | votos: 50
Justin Drew Bieber - ÉL es el ídolo de mi mejor amiga.
Y el mío.
El otro día, ella estaba caminando por la calle 
con una sudadadera que decía:
I LOVE JUSTIN BIEBER
Un grupo de gente se empezó a burlarse de ella
Ella solo pasó de sus burlas.
Hasta que ese grupo le empezó a pegar 
y a insultarla diciéndole que era una niñata
sólo porque le gustaba Justin Bieber.
¿ES QUE ESTAN DIFÍCIL RESPETAR LOS GUSTOS
DE LOS DEMÁS?
¿ES QUE NADIE CONOCE LA PALABRA RESPETO?
¿ES QUE NADIE PUEDE SER FELIZ CON SUS GUSTOS?
Enserio, vivan y dejen vivir.
 AMO DESMOTACIONES,
LO VEO CADA DÍA. ME ENCANTA.
Y SÍ, SOY BELIEBER Y ME GUSTA DESMOTIVACIONES.
Y me da igual si ponen voto negativo. He expresado lo que siento.
PEACE.

puntos 4 | votos: 6
Megavideo vs Youtube -
puntos 3 | votos: 7
Autotono - creando cantantes desde 1990
puntos 9 | votos: 13
DESMOTIVA - Que cambien la introducción de Los Simpson y pongan una canción de Kesha.
puntos 15 | votos: 19
Justin Bieber - No me lo esperaba
puntos 6 | votos: 12
Sabían que - después de 2 años de vicio, recién ahora me creo una cuenta 
.___.




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