En Desmotivaciones desde:
06.01.2012

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GeekVeterano Nivel 3

puntos 6 | votos: 6
Una mirada - muchas veces puede delatar todos los sentimientos que  una persona
fuerte oculta... muchas veces quien parece ser fuerte es quien en su
interior es tan endeble como el cristal...
Pero tambien la mirada mas llena de tristeza es la que puede llegarte
a sorprender con la fortaleza que tiene... que reprimiendo cada
sentimiento te hace recordar que aunque la vida sea Dura... vale la
pena seguir luchando
puntos 9 | votos: 9
Dicen que el dolor es mental - pero yo no se por qué a mi cabeza le gusta pensar.
puntos 14 | votos: 14
El silencio y la soledad - pueden cambiar a alguien a tal grado como para llegar a lastimar
incluso a los seres que ama
puntos 6 | votos: 6
Si quieres disfrutar - de las mejores vistas, no elijas nunca el camino fácil
puntos 3 | votos: 3
il mare mi chiama - marinaio dagli occhi azzurri...venuto un giorno dopo di me, solo per me

puntos 6 | votos: 6
A Tal punto llego - tu Realismo , que dejaste de creer incluso en tus propios Sueños
puntos 29 | votos: 31
Una personalidad definida - demuestra más que una primera impresión.
puntos 17 | votos: 17
El problema de los ricos - es que confunden la avaricia con la necesidad.
puntos 4 | votos: 4
El amor verdadero - es solo el primero
y los demás son solo
para olvidar
puntos 5 | votos: 5
QUIERO - A alguien en mi vida que descubra las cosas buenas que hay en mi y me
ame, pero también quiero que descubra las cosas feas y sin importar
me siga
amando igual

puntos 12 | votos: 12
Hoy el cielo esta estrellado, - De puntos blancos tachonado
Que iluminan la noche.

Ellos me han recordado,
Los días del pasado.
En los que juntos los mirábamos.

En el suelo recostados,
Bien acurrucados
Veíamos las nubes pasar.
Anunciando el espectáculo
De las estrellas y luceros
Que maravillaban nuestro mirar

Y feliz era a tu lado.
Contemplándote admirado,
Bañada en la luz de la luna.
En una noche tan brillante
Y tú tan radiante
Junto a mí y nadie más.

Quisiera, aunque estés lejos,
Que veas a lo alto del cielo
Y nuestras miradas se crucen
Que sea, tan solo un momento
En el que nuestros sentimientos
Esta noche se junten.
puntos 3 | votos: 5
Todos se quejan - Dejen de quejarse,de que si tienen el pelo corto y lo quieren tener
largo a al reves,porque miren a los niños o niñas que no tienen
cabello!!!! ustedes lo tienen!! asi que no se quejen
puntos 16 | votos: 16
Pero las cicatrices que dejaste, - Jamás las podré cerrar.
puntos 6 | votos: 8
Virginidad infinita - Nivel : Games
puntos 11 | votos: 11
Todos se estan riendo - pero siempre uno se tiene que exagerar mas

puntos 7 | votos: 7
Ahora te pido perdón. - Aun sabiendo que no escuchas.
Lamento mi decisión,
No habrá nada que calme este dolor.
puntos 11 | votos: 11
¿La gasolina subió de precio? - Mi padre se enterará de esto.
puntos 4 | votos: 6
Hay dos tipos de mujeres: - Las què se maquillan, y las que usan capuchas.
puntos 2 | votos: 4
QUIEREN QUE SEA NORMAL - ¿¡PARA QUE YA HAY MUCHOS ABURRIDOS ASÍ EN EL MUNDO!?
puntos 10 | votos: 10
Corazón, perdonalo porfavor, - el no quería lastimarte.

puntos 1 | votos: 7
No soy Feo - Simplemente Dios me a desafiado a conquistar en Mujeres en Modo legendario
puntos 9 | votos: 9
Tengo la impresión - de estar perdiendo  interés por todo.
puntos 9 | votos: 13
Hechos Harry Potter no. 3 - Tras la derrota de Voldemort, los mortifagos restantes fueron
asesinados o enviados a Azkaban, a excepción de los Malfoy.
puntos 16 | votos: 16
ESTE ES MI TÍTULO 700 - ESTA ES MI DESCRIPCIÓN 700
puntos 0 | votos: 2
Los placeres - Juntos en una sola imagen

puntos 1 | votos: 1
Atento a las embestidas - racionando mis ilusiones
mis lágrimas recogidas
el futuro hecho jirones. 
Mi mano toca a tientas
mi pie en aire camina
sumido en tormentas
veo el aliento que ilumina.
¿Quién eres, ser de luz?
Has tocado mi hombro
y por tu osadía
mi frío se torna asombro
mi corazón te seguiría
por librarme de mi cruz.
Sácame de la oscuridad
tu estela quiero seguir
de tus labios quiero vivir
y amarte en la eternidad.
puntos 4 | votos: 4
Desde que naces... - Te drogan con la religión, el sexo y la televisión.
puntos 7 | votos: 7
El amor y las drogas - Son una gran almohada.
Ambos pueden hacer que te olvides de muchas cosas y pueden hacer que
te olvides de vivir, poniéndote en un estado de sonambulismo.
puntos 7 | votos: 7
Hay muchas personas que - piensan que el suicidio es una solución porque así escaparán
de sus problemas, pero están totalmente equivocadas.
Con el suicidio, de lo único que se escapan, es de todas las
posibles soluciones que existen para sus problemas.
puntos 10 | votos: 10
La buena música - se siente en la piel.

puntos 11 | votos: 11
Mira la luna y su consorte - míralos brillar tan lejos esta noche.
fíjate en ellos tal y como yo lo hago,
pues sera la única forma en la que nuestras miradas transciendan distancias.
puntos 16 | votos: 16
Se encuentra la soledad - cuando confundes a los conocidos como amigos.
puntos 12 | votos: 12
Lo peor de estar - con alguien que nunca miente es que trate de ocultártelo todo.
puntos 7 | votos: 7
La vida es eso que pasa - Mientras tú lees este cartel.
puntos 19 | votos: 19
Vivo con miedo  - de que me abran la cortina mientras me mido alguna prenda...

puntos 20 | votos: 20
Vivir sin amigos no es vivir - y aunque no todos sean mis amigos sus consejos, sus comentarios 
sus críticas y sobre todo su apoyo son de gran valor
puntos 25 | votos: 27
Tercer cartel protesta - A ver cómo os entra en la cabeza que esto NO es tuenti, NO es
facebook, NO es un lugar para dedicar postales, no es vuestro álbum
fotográfico ni vuestra agenda para dedicárselo a vuestros amigos...
Parad
puntos 13 | votos: 13
Quiero que mis actos - Sean recordados, no mi nombre.
puntos 9 | votos: 9
Un Lugar Llamado Casa - Me desperté por culpa de mis gritos. No sabía exactamente lo que
había pasado. Pensaba que esa pesadilla que acababa de vivir era
real. Pero después de ver mi cuarto, donde dormía con mis padres y
mi hermano, me di cuenta de que no era así. Ellos seguían ahí,
enfermos, pero vivos. 
 Ellos tres, habían estado enfermos por varias semanas, dado que
vivíamos en una casa muy pequeña, sin piso, sin un techo sólido,
sin comida y expuestos al frió y a todas las enfermedades existentes.
Como éramos muy pobres, no podíamos pagar las medicinas que el
Doctor les había recetado, y como mis padres habían dejado de
trabajar debido a sus condiciones, apenas y teníamos para comer una
vez al día. Así que toda la responsabilidad de la casa caía en mí,
un niño de apenas 12 años, y un poco sobre mi abuelo, pero él no
podía llevar a cabo el trabajo pesado, así que solamente se
encargaba de darnos de comer. 
 Hacíamos lo mejor que podíamos, yo, me despertaba muy temprano,
revisaba la temperatura de mis familiares y les ponía un trapo frío
en la frente si tenían una fiebre muy elevada. Después de eso me
ponía los únicos zapatos que tenía, unos zapatos grises,
descocidos, con tierra por dentro y seguramente con algunos hongos.
Después de eso, recolectaba los frutos maduros y sembraba algunas
semillas. Cuando por fin terminaba de empaquetar los frutos maduros,
los cargaba sobre mi delicado cuerpo y me dirigía a la fábrica de
salsa de tomate, que quedaba a unos 3 kilómetros de la ciudad. Una
vez allí, subía las escaleras hasta llegar al piso superior de la
torre, le daba los frutos al señor y el me daba unas monedas. Odiaba
a ese señor, siempre me trataba como basura, y cada vez que me veía,
hacía muecas de asco. 
Odiaba mi vida. No tenía esperanzas de salir adelante. No tenía
metas ni aspiraciones. 
Lo único que tenía era un sueño por el que luchar, y ese era poder
conseguir el dinero suficiente para pagar las medicinas que mi familia
necesitaba. 
Un sueño que por fin pude conseguir seis meses más tarde. Recuerdo
ese día, lo guardo como el más feliz de mi vida.
Regresaba a casa después de una dura jornada de trabajo. Fui a
nuestra habitación, y metí la mano debajo del tablón donde dormía
y saqué el sobre donde guardaba todo lo que ganaba día a día y
comencé a contar el dinero con ayuda de mi abuelo, ya que yo aún no
sabía contar más allá de 500 . 
-Nueve mil novecientos noventa y siete…- Contó mi abuelo mientras
metía con trabajo otra moneda al frasco- nueve mil novecientos
noventa y ocho…- Sólo quedaba una moneda. Mi abuelo la tomó,
reviso de cuanto era y concluyó- Diez mil pesos, hijo- y metió la
última moneda en el frasco.
No podía creerlo ¡por fin podría pagar el tratamiento de mi
familia! Estaba tan feliz. Corrí hacia la cama de mi mamá le sujeté
con fuerza la mano y con lágrimas en los ojos le dije “Voy a
curarte, mamá y tú, papá, el abuelo,  Alex y yo… todos,
volveremos a ser una familia feliz”. Dicho esto, tomé el frasco de
dinero, la receta médica y salí corriendo a toda velocidad hacia la
farmacia más cercana, la cual estaba a varios kilómetros de la
ciudad. Pero no me importó. Sólo quería llegar a la casa con la
medicina y dársela a mi familia. Quería notar en sus caras una
mejoría. Quería que volviéramos a ser una familia feliz. Quería 
volver a la escuela. Quería dejar de ver a ese apestoso señor.
Quería que mi padre volviera a su trabajo, en donde no ganaba mucho,
pero por lo menos teníamos para que los cinco tuviéramos los
estómagos llenos cada día. Todo eso que anhelaba estaba a punto de
cumplirse.
Cuando llegué a la farmacia, apenas podía respirar. Ni siquiera
podía hablar, en parte por la emoción y en parte por el cansancio,
así que señalé la receta, y el señor que atendía la farmacia
entendió perfectamente que ese era el medicamento que quería
comprar. Cuando terminó de contar las monedas, comprobó que le
había pagado la suma exacta de dinero y me entregó el medicamento.
Volví a hacer ese duro viaje de muchos kilómetros hasta mi casa.
Abrí la puerta y le di una pastilla a mi mamá, otra a mi papá y
otra a mi hermano. Hice lo mismo ocho horas después, y luego de una
semana de aplicarles el medicamento como me indicaron, empecé a notar
mejoría en los tres miembros de mi familia. Después de un mes todos
estaban completamente curados.
Mi padre por fin volvió a su trabajo, ganaba menos que antes, pero
aún nos alcanzaba para vivir. Mi madre hizo varias amigas, cuyos
esposos eran constructores muy buenos, y tras mucho tiempo, logró
convencerlos de que nos hicieran una casa, la cual le pagaríamos a
mensualidades, cuando acabaron de construirla, mi madre sonrió, pero
a diferencia de sus otras sonrisas, esta era sincera. En esa casa
todos teníamos una habitación propia, teníamos piso y un techo
firme, para aguantar las fuertes lluvias. Mi hermano y yo volvimos a
la escuela, donde nos esforzábamos mucho y, cada mes, conseguíamos
las calificaciones más altas de la escuela. Mi padre ahorró dinero
por varios meses, y pudo comprar una camioneta.
Teníamos una vida perfecta, y aunque no fuera perfecta, era lo más
cercano a perfección.
Un día, mi padre tenía que salir de la ciudad para ir a una fiesta
en su trabajo, ya que lo habían ascendido de puesto. Se puso su mejor
traje, se peinó y perfumó, nos dijo  y se fue. 
Esa fue la última vez que lo vimos.
Una semana después recibimos una llamada, era un señor, de voz
grave, que no pude reconocer. Me dijo que tenía a nuestro padre y que
debíamos pagar una cantidad muy grande de dinero si lo queríamos
volver a ver. Nos pidieron cien mil. 
Afortunadamente, logramos conseguir ese dinero, juntando los ochenta
mil que mi familia tenía y otros doscientos mil que nos prestó el
jefe de mi papá. Se los entregamos, pensé que por fin lo iba a ver,
pero justo cuando les tocaba a ellos devolvernos a mi papá, nos
pidieron más. 
Después de un mes, seguíamos sin poder conseguir el dinero que nos
pedían, y nos enviaron un dedo de mi papá. Después de otro mes, nos
enviaron otro. Después de ese mes, otro. Y después una mano entera.
Estábamos aterrados, ya habían pasado dos meses,  y seguíamos sin
juntar el dinero que nos pedían. Tres días después nos enviaron el
corazón de nuestro padre.
Mi madre cayó en la depresión, en el alcohol y las drogas y al poco
tiempo entró en un estado de coma.
Mi hermano, llevado a la desesperación por causa de su depresión por
haber perdido a sus dos padres, se suicidó, el mismo día de mi
cumpleaños.
En cuanto a mi abuelo, bueno, él y yo seguimos luchando por salir
adelante, salir de esa miserable vida que nos tocó vivir, sólo nos
teníamos el uno al otro. No teníamos nada más en el mundo. 
En el sexto aniversario de la muerte de mi padre, mi abuelo encendió
una vela al lado de su retrato, para recordarlo. Después de que ambos
hiciéramos un minuto de silencio, me fui al trabajo y el a dormir. Le
dije que se acordara de apagar la vela, para que no nos quedáramos
sin luz el día siguiente y salí por la puerta.
Nunca, ni en un millón de años me hubiera imaginado que mi abuelo no
se acordaría de apagar la vela. Nunca me hubiera imaginado, que
cuando regresara a casa, sólo vería cenizas, llamas y madera
cayéndose sobre el cuerpo rostizado de mi abuelo. Pero esa era mi
realidad y tenía que aceptarla.
Me había quedado solo. Un chico de apenas 20 años que no sabía nada
del mundo, pero sabía mucho de la vida. Me había quedado
completamente solo, como en aquella pesadilla que había tenido esa
horrible noche que aun recuerdo como si hubiese sido ayer.
puntos 15 | votos: 15
En boca cerrada - no entran moscas, así como en mentes cerradas no entran ideas.

puntos 6 | votos: 6
Ese momento - en el que te sientes la persona mas sexy,de todas.
puntos 17 | votos: 17
Ya estoy aquí, - cumpliendo mi promesa.
puntos 15 | votos: 27
Héroes Anonimos - Los hay en todas partes
puntos 16 | votos: 16
Las aficiones - no se deben perseguir pensando en la posibilidad de alcanzar la fama,
sino en lo gratificante que es lograr un sueño.
puntos 6 | votos: 6
Los límites preestablecidos - no deberían condicionar a los individuales, sino motivarlos a sobrepasarlos.

puntos 10 | votos: 10
Él era un sueño, - Y yo en algún momento tenía que despertar.
puntos 3 | votos: 7
Por favor, quiéreme, - como solías hacerlo.
puntos 3 | votos: 5
Ahora es ese momento - EN el que regreso a esa prisión llamada soledad, aquella de la que
me habías logrado rescatar.
puntos 8 | votos: 8
Te amo - Tal y como hieres...
puntos 4 | votos: 4
No quiero que vean - Lo débil que soy,
Ni quiero que sepan que ha estallado una tormenta.
No quiero que sepan que estoy muerta emocionalmente,
y que si respiro es mecánicamente.
No quiero que sepan que muero cada noche,
recordando esas palabras hirientes.
Quiero saber por qué duda de mis palabras,
por qué dejé de importar.
Quiero que me proteja entre sus brazos,
y ser fuerte una vez más.
Quiero dejar de fingir una sonrisa,
dejar de esconderme detrás de esta felicidad falsa,
y que mi sonrisa vuelva a ser real.
Quiero dejar de desplomarme entre mis sábanas,
y quiero que deje de doler.
Quiero volver a sentirme segura,
y que me vea con esa mirada sincera que tanto me gusta.
Ya no quiero llorar.
No quiero seguirme escondiendo,
ni quiero seguir mintiendo.
Quiero sentirme bien.
Quiero estar junto a él.





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