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09.02.2011

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GeekVeterano Nivel 3Principalero Nivel 1

puntos 10 | votos: 10
Y como siempre - el silencio interrumpió esas ganas de decir: No te vallas, quédate
puntos 13 | votos: 13
Ce nest pas dobtenir - Il est dessayer
puntos 22 | votos: 28
Adios. -
puntos 13 | votos: 13
El Suegro - Uno de los grandes peligros
(Evite tenerlos serca de algo afilado)
puntos -25 | votos: 57
Cacatua es una - cacatua

puntos 15 | votos: 15
goku teletransportandose - en todo lados y todos lo animes
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Mucho mejor -
puntos 9 | votos: 9
Hazme tuyo. - pene.
puntos 18 | votos: 18
Dulce lugar - donde moran los sueños y mueren los miedos
puntos 2 | votos: 4
F__LICIDAD - Lo único que me falta es ÉL

puntos 5 | votos: 5
-Capítulo 4- - Sus pesados párpados apenas podían abrirse. Le dolían profundamente
los ojos de tanto llorar. Se sorprendió de seguir aún viva, había
deseado tan fuertemente morir que por un momento pensó que podía
hacerse realidad. Miró el reloj de la mesilla de noche que marcaba
las cuatro y media de la mañana. Decidió levantarse, se había
desvelado y ya había dormido suficiente. Fue a la cocina y comenzó a
hacer café. Se sentó en una silla a esperar que hirviera. Estaba
ausente. Su mirada estaba fija en la cafetera, su mente estaba
vacía…Volvió en sí al oír el silbido que hacía la cafetera
indicando que el café ya estaba hecho. Lo apartó y se sirvió una
taza. Después de dar el primer sorbo creyó ver una cucaracha en el
suelo. Apartó la taza y la cucaracha había desaparecido. Una vez
más sus alucinaciones la acosaban. Tenía suerte de que apenas fueran
más que una simple ilusión de su retina, pero el tema estaba
empezando a molestarle. Desde hacía tiempo sólo se dedicaba a ver
bichos imaginarios por su casa. Se terminó el café y fue al salón
para encender la televisión. Interminables programas basura la
entretuvieron hasta el amanecer. Estúpidos programas que sólo
hacían que se sintiera más vacía por dentro y más confundida.

Decidió quedarse ese día en casa. Le parecía impensable volver a
aquella clase donde todo el mundo la odiaba. Se sentía perdida. Se
había ido perdiendo durante el camino aquella niña pequeña a la que
tanto le gustaba reír y se pasaba todo el día sonriendo. Apenas
podía creer aquel cambio tan drástico que había dado su vida, desde
que era pequeña hasta hoy. Se levantó del sillón y buscó el
número de teléfono de su instituto. 

-Buenos días, soy Gabriela Medler, de la clase B de primero de
bachiller, ¿podría usted decirle a mi tutor que no puedo ir a clases
hoy?-Preguntó impacientemente.

-Claro, ¿Debido a qué?-

-Estoy enferma y con fiebre, creo que tengo una gripe así que es
probable que no pueda asistir tampoco los próximos días.-Aclaró
Gabreila

-Yo se lo diré a su tutor, recupérese pronto.- La jefa de estudios
colgó el auricular.

Ya no le importaba si sus compañeros de clase pensaban que era una
cobarde, ya no le importaba nada de lo que pudieran pensar. Necesitaba
un descanso y se lo pensaba dar durante un par de días.

Gabriela salió de su casa a las cinco en punto. Sentía que no podía
respirar allí, creía que salir e ir a lugares donde no solía estar
la ayudarían a volver a tranquilizarse. Fue paseando por las calles
más transitadas, viendo escaparates llenos de ofertas, rechazando
locales de comida y observando a la gente, que se movía sin parar.
Fue al parque municipal y en un rincón se sentó. Había días en los
que necesitaba buscar esos lugares, donde nada la interrumpiera, donde
pudiera estar sola consigo misma. La tarde fue pasando lentamente
mientras, allí tumbada, observaba a los pájaros y el movimiento de
los árboles con el viento. Cuando atardecía, se levantó y se
dispuso a hacer de vuelta el camino a su casa. A medida que iba
andando iba cayendo la noche. Gabriela estaba sumida en sus
pensamientos cuando una voz la sobresaltó.

-¡Mira quién hay aquí!- Gritó Aris dirigiéndose a su novia,
Janice

-Vaya, ¿con que la mosquita muerta?- Dijo Janice

Siguió caminando, ignorando sus comentarios. Cada vez caminaba más
deprisa, ya casi sólo le faltaba correr. Sentía que no podría
librarse de aquellas personas jamás, todos ellos la acompañarían
allá donde fuese a fastidiarle y a divertirse con ella.

-¡Eh, tú, guapa! Mírame, ¿no?- Dijo entre risas Janice.

-¡Oye, hazle caso!- Gruñó Aris, dándole un tirón del pelo, y
arrancándole unos cuantos.-

Comenzó a correr en dirección a su casa, por detrás Aris y Janice
la perseguían divertidos. Gabriela corría por las calles intentando
despistarles, al rato de la persecución se cansaron y le gritaron
mientras ella se alejaba:

-¡Verás el próximo día, imbécil!-

Gabriela llegó a su casa exhausta por la carrera. Abrió la puerta y
se sorprendió al ver un abrigo largo y negro en la percha y un
maletín colgado a su lado. Recordó a su padrastro y caminó con una
falsa tranquilidad por el pasillo que conducía al salón.

-Hoy me han llamado del instituto.- Dijo Bryon.

-¿Por qué?- preguntó ella, intentado fingiendo no saber el motivo.

-Porque no habías ido y habías llamado para decir que estabas
enferma. Después llamé a casa y nadie contestaba al teléfono, por
lo que pedí la tarde libre para averiguar qué pasaba contigo-
Aclaró él.

-Bueno, pues eso, que estaba enferma y después salí a despejarme un
rato.-  Dijo Gariela

-Gabriela, llevo toda la tarde aquí. No sólo has salido, sino que te
has saltado las clases y has mentido para no ir, después has hecho lo
que te ha dado la gana fuera de aquí.-Dijo con aspereza.

-Tú no puedes entender que…- No pudo acabar la frase.

-¡Gabriela! Claro que no lo puedo entenderlo. Estoy harto tu
comportamiento y harto de estar detrás tuya. Espabila Gabriela,
porque un día todo esta situación en la que vives puede cambiar y
para peor.- Concluyó Bryon

-¿Pasarás la noche aquí o volverás a tu apartamento para seguir
trabajando?-Preguntó Gabriela en un susurro.

-Esta noche me iré fuera, y lo tendré que hacer durante una semana
más. Prepárate cuando vuelva para tu castigo.-

Bryon nunca la ha escuchado y ni siquiera en este momento lo hizo. Él
debía volver al trabajo. Cogió su abrigo y su maletín y cerró la
puerta con un leve portazo.

Gabriela se dio la vuelto y subió las escaleras que daban al piso de
arriba silenciosamente. Una vez allí, cerró la puerta y se echó
sobre la cama. Se sentía vacía, inútil e incomprendida. Nadie nunca
se había preocupado en entenderla, en ponerse en su piel. Ella no era
nada para los demás, todo el mundo la utilizaba o la ignoraba. Se
sentía rota. Se sentía sola. Sentía que no era nada.
puntos 15 | votos: 15
Ver morir la guerra, - la arrogancia de quien la desea, y la locura de quienes la libran.
puntos 7 | votos: 7
En El AMOR VERDADERO - No Importa La Belleza Ni La Edad Ni Otras Cosas.
Lo Importante Es AMAR
puntos 7 | votos: 7
-Capítulo 3- - Segunda parte:
Con todo el valor que pudo, salió de su casa. Todavía era muy
temprano pero ella prefería llegar de las primeras para intentar no
encontrarse con nadie que quiera divertirse con ella un rato. Con paso
paso ligero y vacía de pensamientos llegó al instituto. El conserje,
acababa de aparecer andando hacía la puerta exterior para abrirla.

Peter abrió la puerta, fuera había una chica muy pálida que
esperaba algo impacientemente y con temor antes de que la abriera. Le
dedicó una leve sonrisa, pero ella se limitó a pasar rápidamente
por la puerta. Sintió pena por ella. La vio desaparecer como cada
mañana entre las puertas del edificio.

Gabriela se sentó y dio un suspiro. Después de decirle al profesor
lo mal que se encontraba, este aceptó a que no hiciera educación
física y se quedara en la enfermería. No era capaz de estar con sus
compañeros de clase un solo minuto más. Suficiente había
aguantantado las dos primeras horas en las que todos no paraban de
repetirle la paliza de ayer. Estaba enferma de aquel tono irónico con
el que le preguntaban si estaba bien y de que hicieran gestos
imitándola. En educación física no fue mejor, todos se dedicaron a
empujarla y pegarle con lo que tuvieran a su alcance. Los chicos le
lanzaban pelotas y basura, mientras que las chicas se burlaban de su
delgadez y su pateticidad. No podía aguantar más. No podía...

La enfermera llegó a su despacho con un sobre de ibuprofeno y un vaso
con agua en la mano. Le tendió ambas cosas, y Gabriela comenzó a
abrir el sobre, lo echó en el agua y removió con un palito de
plástico que le habían traído a forma de cuchara. Lo miró unos
segundos y se lo bebió. 

-Si estás muy mal, puedes quedarte un rato aquí tumbada hasta que se
te pase.-

-Gracias.-Contestó Gabriela en un hilo de voz.

La enfermera se fue, y cerró la puerta para que pudiera descansar
durante el resto de la hora. Gabriela decidió descansar antes que
dormirse, ya que el recuerdo de la pesadilla aún le perseguía.
Cerró los ojos y trató de dejar de pensar. Gabriela pegó un salto y
abrió los ojos exaltada. Se encontró con la enfermera que había
llegado para decirle que había finalizado la hora y acabado el
recreo. Al cerrar los ojos se había ido quedando dormida sin darse
cuenta. Se levantó pesadamente y salió de allí, subiendo las
escaleras a la hora exacta para fundirse con la gente.

Emily dejó a aquella chica al lado de las escaleras que subían a las
clases. No sabía si comentar algo en las juntas de profesores o no
hacerlo. Cada vez iba más a la enfermería y parecía estar siempre
enferma, sin contar el cambio radical que había experimentado desde
el curso pasado a este. No sabía qué hacer. Se la veía tan mal. Tan
ausente...

Cuando llegó a la clase, su compañera de al lado la estaba
esperando.

-¿Qué? ¿Qué hacías en la enfermería, vaga? Te gusta mucho a ti
eso de saltarte las clases y ni hacer nada, eh.

-Olvídame.-Dijo Gabriela, con el tono enfermizo de ella metido entre
los tímpanos.

-¿Que te olvide? Vete a la mierda niña, tú no me dices lo que hago
o dejo de hacer, gilipollas.-

-Vale.-Admitió Gabriela intentando que le dejase en paz.

-¡Eso espero!-Gritó alto, para que la gente de al rededor oyera la
conversación.

Diane echó la cabeza hacía atrás y pensó en lo idiota que era
aquella tía. Esperaba que bastante gente la hubiese oído para quedar
bien y ganarse un poco a Janice. Seguro que la había oído, y no
tardaría mucho en ganarse su amistad de la manera que actuaba.

Gabriela escondió sus lágrimas agachándose a coger pañuelos de su
mochila. Pensaba que iba a explotar allí mismo, o a morir, no sabía
que podía ser peor. Las horas fueron pasando lentamente sin que nadie
se acordara demasiado de ella, cosa que agradeció. Pensaba que podía
aguantar un poco más e irse a su casa corriendo  al terminar las
clases. Un bofetón interrumpió sus pensamientos a final de clase.

-¡Tú eres idiota! ¿Qué vas por ahí diciendo de mi y de mi
familia? ¿No te da vergüenza, puta?-Gritó Katel.

-Yo no he dicho nada, Katel, lo juro.-Gimió Gabriela

-¡Mentirosa! ¡Qué sé que vas diciendo que mi madre está loca y yo
tomo pastillas!- Katel se agachó y agarró del pelo a Gabriela. 

-¡Suéltame!, ¡No he dicho nada!-Gritó Gabriela a la vez que
intentaba liberarse de las manos de Katel e intentaba refugiarse de
las patadas que sus amigas le estaban dando. 

-¡La última vez que hablas, sobre mí, ¿sabes?, la última!- Y
Katel se dio la vuelta con gracia, aprovechando al máximo que todo el
mundo la mirara. A continuación, todos comenzaron a aplaudir mientras
Gabriela lloraba. La profesora de Química entró por la puerta cuando
todavía seguían aplaudiendo. En medio de la expectación, asombrada
aún, sacó a Gabriela y a Katel al pasillo para hablar con ellas.

Jody no se sentía tan excitada como el resto de su clase con la pelea
entre Katel y Gabriela. Sentía lástima por ella y no la creía capaz
de decir semejantes cosas. Katel volvió a la clase enseguida. Jody
buscó en su mirada algo de pena por ella y lo único que veía era
auto-satisfacción. Gabriela entró bastante después, entre abucheos,
a la clase. Recogió sus cosas y se fue. antes de que se fuera Jody la
paró y  le preguntó si era verdad lo que decía Katel. Ella susurró
un inaudible no, y con la cabeza agachada y entre más abucheos se
fue.

Gabriela corría por las calles llorando de la rabia y la impotencia.
No veía nada a causa de las lágrimas y sólo corría y corría en
dirección a su casa. Cruzando una esquina chocó con alguien, se
disculpó y siguió corriendo.

Aquel hombre se quedó mirando a la chica hasta que giró la esquina y
la perdió de vista. Después continuó su paso, en cierta manera
preocupado.

Llegó a su casa y sacó las llaves desesperada. Abrió la puerta y se
metió dentro cerrándola con un portazo. Tiró su mochila al suelo y
se deslizó apoyada en la puerta hasta el suelo. Metió la cara entre
sus manos y lloró todo lo que tenía que llorar, hasta que no le
quedaron lágrimas y le dolieron los ojos. Se levantó lentamente y se
dirigió hacía su cuarto. Encima del escritorio tenía una pequeña
cajita rosa. De dentro sacó una cuchilla y sentó en la cama. Empezó
a llorar de nuevo. Quería acabar con su vida, estaba cansada,
agotada. Había sido tan humillada, tan maltratada que quería
intentarlo una vez más. Primero empezó con cortes pequeños en la
muñeca, y decidida, se llevó la cuchilla al antebrazo. Con fuerza,
con furia, con rabia, con dolor. Hizo un corte en su piel más
profundo de lo que esperaba. la sangre comenzó a acudir a la herida,
aún así no era suficiente para morir. Se metió en la cama y lloró
mientras su herida sangraba. Sólo pensaba que al día siguiente no
quería despertar.
puntos 12 | votos: 12
Del futuro no sé que será, - pero será a tu lado, yo seré algo tuyo y tú mi eternidad.

puntos 8 | votos: 8
-Capítulo 3- - Primera parte:
Gabriela estaba dormida, su rostro reflejaba cierta tensión. Sus
sueños no eran exactamente agradables.

Gabriela entró en su cuarto. Tenía la intención de echarse a
dormir. Se recostó sobre la cama y cerro los ojos. Un pensamiento
atravesó su mente como un rayo: había alguien más en su cuarto.
Intentó abrir los ojos pero algo se lo impedía. Se movía con
torpeza, como si alguna fuerza la sujetara. Sabía que calmandose
lograría deshacerse de esa apresión, pero su cuerpo seguía
batiendose con aquella fuerza sin escuchar a sus pensamientos. De
pronto, la presión se deshizo, abrió los ojos de golpe y miró al
frente. En el marco de su puerta había alguien. Era ella, pero
parecía a la vez un cadáver y una bestia. Tenía la piel oscura de
color violáceo. Era flácida, llena de rasguños y hematomas. Tenía
dos heridas profundas en las que había sangre seca al rededor, una en
la cabeza y otra en el pecho. Jadeaba al lado de la puerta como si
esperase a su presa. El cuerpo de Gabriela se contrajo, intentando
hacerlo más pequeño y dejar menos lugar donde atacar. La bestia
entre gritos corrió hacía ella a la vez que daba golpes al aire y a
ella. Gabriela se escabulló a gatas de encima de la cama y se
levantó para correr hacía el cuerto de baño. Entró rápidamente y
tuvo tiempo de observar como aquel ser de cuerpo deformado de
avalanzaba sobre la puerta. Gabriela se acurrucó en el suelo, el el
espacio que quedaba entre el váter y el bidé. Se tapó los ojos y
los oídos cada vez más fuerte, intentando no escuchar los alaridos y
puñetazos que daba aquel ser contra la puerta. Los fue contando.
Cinco…Seis y siete…ocho, y por último un noveno que rompió parte
de la puerta en un agujero más o menos pequeño. Gabriela soltó un
chillido. La bestia siguió rompiendo la pared hasta hacer un agujero
lo suficientemente grande como para pasar su cuerpo huesudo por él.
Se puso delante de Gabriela y comenzó a agarrarla por el cuello
rechazando sus manotazos. Gabriela la observó y comprendió. Aquel
ser no era más que ella misma. Una versión de lo que era y anhelaba
ser. Estaba llena de cicatrices, como ella. Tenía un cuerpo formado
por únicamente huesos y un poco de piel, como ella deseaba. Tenía
heridas profundas, sin sanar, siempre brotando sangre de ellas, como
era cada día de su vida. Y su mirada reflejaba una mezcla de locura y
desesperación, como ella acabaría siendo. El ser apretó el cuello
de Gabriela con sus manos, mientras esta lloraba de puro terror,
intentando matarla. Aquel ser estaba intentando matar a la persona que
era ahora, para quedarse con su cuerpo. Era una lucha entre dos partes
de sus ser. Gabriela gemía a punto de perder la consciencia. Su
único pensamiento era el de rendirse. Sólo quería que no le
hicieran más daño, a cambio de eso dejaría que la matara. Empezó a
pitarles los oídos fuertemente, su vista se fue tornando negra
mientras sus últimos pensamientos quedaban grabados en su mente. Ella
ya no existiría más.

Gabriela se levantó de su cama sobresaltada. le dolía el cuerpo
allí donde aquel ser en sus sueños le había pegado. Su mirada
estaba vacía e inexpresiva y actuaba como si no fuera dueña de sus
movimientos. Fue al baño y se metió en la ducha. Por primera vez
desde hace tiempo sintió terror. Se había ido acostumbrando poco a
poco a sus seguidas y fuertes pesadillas, pero ninguna había sido tan
vívida como aquella. Debajo deel grifo de la ducha sintió el absurdo
miedo de que aquel ser fuera capaz de irrumpir en la realidad para
matarla. Comenzó a llorar. No quería terminnar así. No deseaba que
aquel ser, de manera psicológica tomara el control de su vida. Tocó
durante cinco segundos sus costillas. Se sintió gorda durante uno, y
se deshizo el resto del tiempo en la bañera. 

Salió de la ducha y buscó la toalla con frío. Se secó rápidamente
y sacó una báscula escondida. Cerro los ojos y se subió con
indecisión. Los abrió y se miró al espejo antes de comprobar su
peso. Sus hombros estaban cada vez más huesudos y las costillas
estaban bastante marcadas. Sus senos estaban algo caídos, un poco
más pequeños de lo que deberían ser. Se llevó una mano a la
espalda y comenzó a masajearse los huesos de la columna suavemente.
miró su pelo liso y castaño cayendo sobre sus hombro. Su cara, cada
vez más angulada, y sus ojos reflejaban una tristeza imposible de
ocultar. por último bajó si mirada hacía la báscula. Pesaba 52
kilos,  medía ciento setenta y un centímetros y tenía dieciséis
años, ¿y por qué no?, tenía toda su vida por delante si antes no
acababa destruyéndose a sí misma y los demás tampoco lo hacían.
Observó los pequeños moratones que le habían empezado a salir en
las piernas debido al día anterior. En su mente se cruzó el
pensamiento de que aún tenía demasiadas cosas que hacer antes de
irse al instituto.
puntos 13 | votos: 13
-Capítulo 1- - -¡Quiero ir allí, papá!, ¡Quiero ir!-Gritó la pequeña Gabriela
señalando con sus manitas el interior del libro de Alicia en el país
de las maravillas.

-¿No eres muy pequeña para ir allí, cielo?-Preguntó con ternura su
padre Javits.

-¡No!, ¿Sabes papá? aunque tenga cuatro años puedo ir, porque soy
pequeñita y caberé por la puerta que da al país de
Alicia-Respondió la despierta niña.

-Qué bien, ¿no?, ¿Y podré acompañarte?-Pregutó su padre mientras
la abrazaba suavemente.

-¡Claro! Pero veremos a ver si cabes tú por la puerta.-Y le dio un
beso en la mejilla al padre que tanto quería.
puntos 6 | votos: 10
ei jente - diganme musica de la vuena les doi sinco estreyas
puntos 10 | votos: 10
LA LECHUGA - ES SALUDABLE, SALUDALA!!!
puntos 2 | votos: 6
Aunque no lo creas - Stuart Little creció, & mucho..

puntos 2 | votos: 2
Vez Este Dedo? - Esto Es lo que hago, Cuando no Vuelves a leer un
Comentario Mio En tu publicación.
puntos 6 | votos: 6
Un verdadero amigo - no solo comprende tus errores, tambien siente un poco de gracia por ello
puntos 8 | votos: 8
Yo soy del tipo - Que lee una y mil veces la misma cosa, sólo por el placer de sonreír de nuevo.
puntos 23 | votos: 23
Plantar un pino - Descripción gráfica
puntos 4 | votos: 6
Existen 10 tipos de personas - los que conocen el código binario
y los que no

puntos 20 | votos: 20
Por esas cosas de la vida - que saben como sacarte una sonrisa
puntos 4 | votos: 6
Unos consumen - y otros son consumidos...
puntos 8 | votos: 10
Mis dedos, mis manos, mis - muñecas, mis antebrazos, mis codos, mi pecho, mi vientres mis
rodillas llenas de cicatrices reflejan un pasado cercano en el que
cada día rogaba morir, en el que no tenía fuerzas para seguir
puntos 11 | votos: 11
Las experiencias más - emocionantes sólo se descubren dejándote llevar
puntos -25 | votos: 39
Talibán -

puntos 1344 | votos: 1366
Sensación odiosa 1º: - Que insistan en que te guste una persona.
puntos 14 | votos: 14
Echarte cloroformo - como colonia para que todos caigan rendidos a tus pies.
puntos 6 | votos: 6
(8)Tengo un cuerno de mamut(8) - (8) Te lo meto por el culo (8)
puntos 12 | votos: 12
No tot és veritat; - Una il·lusió, un somni que es va anar de les mans.
Em vaig confiar que era la ,no, tot era un desig, tenir-te a prop era
la meva única prioritat,
em vaig desconnectar del món, i ara veig que els meus intents han
estat en va.No em demostres el mateix que jo sento per tu,
però no puc seguir amb això, et trobaré a faltar, però no puc fer
una altra cosa, vaig posar sobre la taula tot el que el meu
cor deia, solament vaig pensar en una paraula: temps.
El temps ho dirà tot però jo ja em vaig cansar desperar, tal vegada
sigui una impacient o tal vegada,
el bé es faci esperar. Sigui el que sigui tal vegada tesperi una
mica més...però, tinc per segur
que oblidar-te serà impossible, sempre quedarà aquest bonic record
en el meu cor.
puntos 11 | votos: 11
El amor - es un buen camino para conseguir lo que más anhelas, pero si lo usas
indebidamente acabarás por autodestruirte.

puntos 5 | votos: 5
Recitales.. - Que Nunca Vas A Olvidar..
puntos -6 | votos: 10
ChInBiTa - YoP TaNsOliTa y rOgAnDo
puntos 27 | votos: 27
Si los esteroides - son ilegales para los deportistas.
El Photoshop debería ser ilegal para las modelos
puntos 18 | votos: 18
Cuando éramos pequeños, - y nuestros padres nos llevaban en el carro para hacer la compra
puntos 13 | votos: 13
La verdad # 7 - El amor nos deja ciegos nos convierte en prisioneros, por amor las
personas y la gente matan,mueren y van a la guerra.
El amor puede dominarnos a todos y a cada uno, es la fuerza mas
hermosa del universo.
Pero es triste que hayan personas que sepan como utilizarlo.

puntos 18 | votos: 18
Modo submarino - ¡Activado!
puntos 21 | votos: 21
Todo depende - del punto de vista
puntos 18 | votos: 18
Esa sensación de superioridad - cuando en tu provincia hay festivo y en el resto no.
puntos 14 | votos: 14
Please, bitch -
puntos 45 | votos: 45
Ir con hambre por la calle - y no poder evitar mirar los puestos de comida mientras se nos cae la baba

puntos 20 | votos: 20
Cuando ni la música motiva, - es que algo va mal.
puntos 16 | votos: 16
Todos - Y cuando digo todos es TODOS, hemos tenido alguna vez nuestro momento
pensativo en el que reflexionando sobre la vida, llegamos a la
conclusión de que somos insignificantes en este universo
puntos -3 | votos: 7
Ya No TenqO Qk Entrar A - GOOGLE...Porque En Ti Encuentro Todo Lo Que Busco!
puntos 6 | votos: 6
Solo un Scout entiende - la sensacion que da mirar el fuego fijamente en un campamento
puntos 14 | votos: 14
Levantarte con el pelo alborotado - y entender que ha llegado la hora de cortártelo





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