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02.06.2011

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GeekVeterano Nivel 3

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Una sonrisa suya  - es el motivo a levantarme cada día
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Hoy,  - Estaba en la biblioteca cuando estornudé y me salio babas y mocos. El
chico que estaba al lado mío me dijo: ¿Huelo tan mal como para que
tengas que ducharme?
puntos 13 | votos: 13
Si te esfuerzas - Lo podrás conseguir...
puntos 13 | votos: 13
Hoy,  - Cuando el hombre del tiempo sale diciendo por la tele  Buenas Tardes 
Mi abuela le respondió con el mismo saludo
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Marca la diferencia. -

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Problem racismo? -
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Mi madre ha encontrado - el modo de que deje de jugar a la DS.
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¿Jugamos? -
puntos 71 | votos: 71
¡Te avisé! -
puntos 50 | votos: 50
Persigue tus sueños, - solo así los conseguirás.

puntos 45 | votos: 45
¿Estas intentando ligar  - con mi chica?
puntos 2 | votos: 8
Al otro lado de la vida 1x99 - Comisaría 102 de Sheol 
1 de octubre de 2008

Morgan les guió hacia las escaleras, rodeando la recepción, mirando
en todas direcciones no muy convencido de que ese lugar fuera tan
seguro como aparentaba. El infectado de la entrada no paraba de
menearse tratando de zafarse de las esposas, ansioso y desesperado,
pues llevaba ya varios días en ayunas, y ahora que por fin había
encontrado algo que llevarse a la boca, todo indicaba que se quedaría
con las ganas. Cuando llegaron a las escaleras, pudieron ver la
inmensa oscuridad que manaba de ellas. Morgan estaba pensando en la
linterna que había olvidado en el todoterreno, sintiéndose estúpido
por ello, cuando vio que Bárbara le ofrecía una. La acababa de sacar
de la mochila. Morgan la cogió sin siquiera agradecérselo y la
encendió, girando la parte ancha, hasta que dos docenas de leds
volvieron a la vida vomitando un gran foco de luz blanca. 
MORGAN – ¡¿Hay alguien ahí?!
	Todos guardaron silencio, excepto el infectado de la entrada, que dio
fe de que seguía ahí. Al no recibir respuesta alguna, Morgan confió
en que no hubiese nadie ahí abajo, y comenzó a bajar las escaleras,
seguido de cerca de las chicas. Cuando dieron media vuelta al rellano
para bajar el segundo trecho de escaleras, estaban totalmente a merced
de la linterna, pues ahí en el sótano toda la luz de la que se
disponía era artificial, y hacía ya mucho tiempo que las centrales
eléctricas habían dejado de funcionar. Llegaron a la parte más baja
y vieron el vestíbulo que distribuía las diferentes zonas del
sótano, con su particular recepción vacía. Morgan miró la puerta
enrejada que les separaba de la zona del calabozo y algo se movió
dentro de sí.
	Sin perder más tiempo, Morgan fue abriendo una tras otra media
docena de puertas, haciéndoles cruzar pasillos tenebrosos aunque
suficientemente limpios y ordenados para no inspirar mayor
desconfianza. Finalmente llegaron frente a una gran puerta blindada
sobre la cual había un cartel con grandes letras negras que rezaba:
ARMERÍA. Morgan vio que la puerta estaba entreabierta, y por bien que
su mayor preocupación hasta el momento había sido encontrársela
cerrada y no tener cómo abrirla, al verla así sintió una nueva
ráfaga de pesimismo, que acabó materializándose cuando empujó la
pesada puerta y contempló el estado en el que se encontraba el
almacén.
	Docenas de taquillas abiertas, más de cien metros de estantes,
cajones y más cajones entreabiertos e incluso tirados por el suelo,
junto con docenas si no cientos de cajas de cartón vacías, cajas
antaño repletas de munición. Todo estaba a cero. Ni una triste arma
pendía de los ganchos que había en la pared del fondo, ni una caja
de balas ni de cartuchos olvidada por quienes lo saquearon todo sin
ningún tipo de miramiento. Morgan fue abriendo más y más taquillas,
docenas de cajones y puertecitas correderas de armarios, con la
ingenua esperanza de encontrar algo que los que habían pasado antes
que él por ahí hubieran olvidado, pero no encontró nada.
Absolutamente nada. 
Sintió ganas de gritar y golpear algo, pero se contuvo porque tenía
compañía. Bárbara podría haberle recriminado que les hubiera
llevado hasta ahí para nada, pero ahora había otra cosa que
eclipsaba su cabeza por completo, hasta el punto que no se dio cuenta
que la armería estaba vacía hasta que Morgan le pidió paso para
salir de ella, pues se había quedado absorta en sus pensamientos bajo
el umbral de la puerta, tocándose la herida con la mano contraria.
Miró a Morgan a los ojos, después de ver cómo estaba la armería, y
forzó una sonrisa que no sentía. Eran momentos muy difíciles para
ella, y por ello mismo se esforzó por tratar bien a sus semejantes,
demostrándose estar por encima de la situación al no pagarlo con
ellos.
BÁRBARA – No podías haberlo previsto.
MORGAN – Debí hacerlo.
BÁRBARA – Ahora ya es tarde para eso. ¿Hay algún otro sitio…?
MORGAN – Podría mirar en otro lado… pero si esto está vacío no
creo que…
BÁRBARA – Vayamos. Ya que hemos venido, agotemos todas las
posibilidades.
MORGAN – Tenemos que volver a subir.
	El policía notó un tirón en la tela de la camisa. Se giró a
tiempo de ver a Zoe levantar la mirada para cruzarse con la suya.
Tenía una mano cerrada y la abrió, mostrándole a Morgan una
brillante bala de nueve milímetros. Mientras él y Bárbara hablaban,
ella había entrado y había acabado encontrando ese pequeño tesoro
dentro de una de las cajas que había tiradas por el suelo. Morgan la
cogió.
MORGAN – Eso no vale para nada.
	Zoe le aguantaba la mirada sin parpadear.
MORGAN – Pero… gracias.
	La niña esbozó una leve sonrisa y volvió junto a Bárbara, que de
nuevo se había quedado pensativa, mirando al vacío. Morgan se
guardó la bala en el bolsillo de la pechera. Desanduvieron el camino
que habían hecho para llegar hasta ahí, y cuando llegaron de nuevo a
la planta baja, continuaron subiendo hasta el primer piso. Ahí ya no
hacía falta la linterna, de modo que Morgan la apagó, y se la
guardó en uno de los compartimentos vacíos de su cinturón. Cruzaron
un pasillo dejando a la derecha la baranda que daba al hall de
entrada, para entrar por unas grandes puertas dobles de madera pintada
de blanco. Al entrar vieron los escritorios vacíos con monitores
planos mostrando su ya tan habitual pantalla negra, docenas de
ceniceros repletos de colillas hasta rebosar, papeles y más papeles
por las mesas e incluso algunos tirados por el suelo. Lo que se veía
daba fe del caos que se debía haber vivido ahí los últimos días,
pero seguía sin haber ningún indicio que les hiciera sospechar de
hostilidad.
	Sin previo aviso una explosión sonó fuera. Fue considerablemente
más pequeña que la primera, pero les pilló tan de sorpresa que los
tres esbozaron un grito apagado, al no esperárselo. No le siguió
más que el silencio. Morgan caminó hacia el otro extremo de la
oficina y miró la puerta cerrada del jefe de policía. Su despacho
tenía una amplia cristalera que mostraba una bonita panorámica de
medio Sheol, de la cual tan solo se intuía la luz que se filtraba por
la persiana veneciana que por bien que no dejaba ver lo que había al
otro lado, dejaba pasar unos rayos de luz en franjas horizontales que
bañaban el suelo y los escritorios de la zona común. Abrió la
puerta y se adentró sin pensárselo dos veces. Apenas tuvo tiempo de
entrar, y Alberto se le echó encima.
puntos 54 | votos: 56
Autoestima por las nubes - descripción grafica
puntos 34 | votos: 36
Moto GP? - esos son una panda de tortugas
puntos 12 | votos: 12
Por favor... - deja que mate a unos cuantos guiris mas.

puntos 21 | votos: 21
Desmotiva - que el mundo este lleno de gente
y falto de personas...
puntos 47 | votos: 47
A veces, - no somos tan malos como parecemos.
puntos 15 | votos: 15
Yo no estoy en la playa - y mira que bien me lo paso ;)
puntos 13 | votos: 13
Akinator - Sabe lo que pienso.
puntos 19 | votos: 23
Pues no lo digas; - DI NUNACA! :$

puntos 46 | votos: 46
¡¡No me jodas!! -
puntos 8 | votos: 8
La naranja nació verde, - Y el tiempo la maduró, tu corazón nació libre y el mío lo cautivó.
puntos 27 | votos: 29
Cartel número 100. - Dedicado especialmente a los usuarios de la imagen,que en mayor o
menor medida,me animaron a registrarme y continuar hasta llegar a lo
que soy ahora.
puntos 22 | votos: 22
Que la felicidad - es como una bolsa de golosinas,que no es eterna,que se termina...
puntos 15 | votos: 15
Tengo Miedo - De las sugerencias de Google

puntos 2209 | votos: 2345
Toy story - Existe de verdad
puntos 21 | votos: 21
¿Sabías Que.. - Un estornudo puede viajar a una velocidad de 160 Km/h?
puntos 15 | votos: 15
Es mi destino,es mi misión -
puntos 8 | votos: 8
Esta es mi madre a las 15:00  -
puntos 26 | votos: 28
Sabias que... - Si el gobierno americano asegura que no tiene conocimiento sobre
extraterrestres, ¿porqué en el título 14, sección 1211 del Código
de Regulación Federal, implementado el 16 de julio de 1969, se
declara ilegal que los ciudadanos de Estados Unidos tengan algún tipo
de contacto con extraterrestres o sus vehículos?.

puntos 12 | votos: 12
¡HE PERDIDO EL CONTROL! -
puntos 6 | votos: 6
FapaDos - La eleccion es tuya
puntos 16 | votos: 18
No hay peor miedo - que el que construye uno mismo.
puntos 11 | votos: 13
Da igual el volumen que tengas - siempre te asustará cuando diga:
La base de datos de virus, ha sido actualizada
puntos 12 | votos: 16
Soy Naranja!! - Hace minutos abrí mi cuenta en desmotivaciones.es y descubrí que mi
color cambió, es por eso que decidí hacer este cartel dedicado a
ustedes usuarios, que me ayudaron a ser naranja!! mil gracias!

puntos 14 | votos: 14
Las 16 horas  - Más lentas de mi vida
puntos 14 | votos: 16
Total - tengo tuenti!
puntos 3 | votos: 9
Blanco Nuclear - Blanco… Blanco súbito a su alrededor. Un blanco nuclear, de esos
que te deslumbran a pesar de que entrecierres los ojos para usarlos a
modo de filtro.

Cayendo, pese a que notaba el contacto del suelo en sus nalgas y en la
palma de sus manos, manteniendo una cómoda posición en estado
horizontal.

Eco. En su cabeza resonaba un eco que acentuaba cada golpe y lo
devolvía levemente muteado cada pocos segundos.

Sentía calor en todo su cuerpo, pero por dentro estaba helada. Pero
no le molestaba; era incluso agradable tener esa extraña sensación,
novedosa para ella.

Un agradable olor levemente cítrico, con toques de maderas y frutas
del bosque en perfecta armonía danzaba por su pituitaria provocando
una leve sonrisa en sus pequeños labios.
Intentaba recordar un motivo que justificara aquella colocación en el
espacio-tiempo, pero sólo pudo recordar aquella asquerosa función de
onda que predecía que el sitio más idóneo para su estructura
molecular fuese aquel peculiar lugar.
La función de onda del universo.

A pesar de que estaba muy cómoda, como incitada a cerrar los ojos por
completo y descansar durante meses, quiso concentrarse en recordar
cosas. Ya tendría tiempo para descansar luego; o no.

En su mente resonaba un bajo de 9 cuerdas afinado en Dropped C-0,
tocando la línea de bajo de CAFO. Al llegar al solo, se incorporaron
todas las líneas instrumentales de golpe.
Ese sonido, tan característico que daba su pequeño cabezal a
válvulas, fue su primer recuerdo consistente que llegó a su cabeza
tras despertar en medio de ninguna parte.
Cuando intentaba recordar su nombre sólo recordaba un estribillo
compuesto por ella.
“Falling… falling in that desire, which never comes true…”
Acto seguido vino a su mente un ferviente deseo de morir, de olvidar,
pero daba la casualidad que ahora luchaba por recordar; ya tendría
tiempo para morir luego. O no.

Ni siquiera recordaba su cara, así que se la palpó con las manos, y
notó con su sistema nervioso una piel tersa, sin imperfecciones ni
impurezas, cuasi inmaculada.
Su cerebro procesó otra cosa muy diferente. Un líquido pastoso y
denso goteaba entre sus dedos; parecía sangre. Su piel estaba hecha
jirones, parecía que había estallado de dentro hacia fuera e incluso
algunas tiras de piel colgaban de otras dejando intuir trozos de lo
que en algún momento fue el masetero con trozos de astillas de la
mandíbula, ahora deformada, hecha añicos y despedazada.

-¿Hola? – Dijo sin obtener más respuesta que la del eco de su voz
que rebotaba en ninguna parte. Tenía una voz grave para ser de una
chica, pero dulce; era una voz perfecta.
13 segundos después de pronunciar su saludo interrogativo cesó por
completo el sonido. Oía el bombeo grave de su corazón y el pitido,
agudo en exceso que producía su sistema nervioso central.

Y luego, hubo silencio.

Comenzó a entrever formas y colores que diferían del blanco nuclear
que segundos atrás –segundos bajo su punto de vista- había
observado.

Eso tuvo un alto precio a pagar. Dejó de oír para poder ver.
Vislumbraba una autopista de tres carriles por cada sentido, mar a su
derecha y un alto volcán justo enfrente. Un aire cálido rozaba sus
mejillas y coagulaba la sangre imaginaria que goteaba desde sus
maseteros.

Seguía estando sentada, pero flotando suavemente a más de 750 metros
de altura, sintiendo como el sol percutía su piel bajo una mullida
manta de fotones que la golpeaba a 1.080.000.000 km/h

Comenzó a oír de nuevo, empezando por una suave brisa y el murmullo
silenciado del mar, así que se preguntó de qué estaría privada en
este nuevo caso.
Su respuesta vino en forma de caída libre, acelerándose a 9.81
m/s^2, llegando al suelo a casi 300 km/h.
Mientras caía, su mente se dedicó a calcular que los fotones de la
luz del sol la golpearían a 1079.999.700 km/h, pero la física
teórica sobrevino a su memoria, haciéndola recapacitar y recordar
que la luz se mueve a c (300.000 km/s) bajo cualquier circunstancia de
observación.

Tras ese inciso, su cuerpo impactó contra el duro asfalto de aquella
autopista que vio desde la altura.

Vuelta a empezar. O no.

Trató de levantarse, y lo consiguió sin esfuerzo. Se asombró al ver
el cráter que había dejado en la tierra. Pasó revisión a su cuerpo
y místicamente estaba todo intacto, como si nada hubiese ocurrido.

Escuchó unos pasos metálicos y pesados a su espalda, como si una
grúa fuese corriendo para ella. Su peor pesadilla ahora era una
realidad.

Un meca (robot mecánico con procesadores orgánicos de positrones) de
demolición iba a por ella para acabar con su vida sin piedad.
Inconscientemente puso los brazos delante en cruz para defenderse.

3 segundos para el impacto… 2… 1…

Menos 1,602 por diez elevado a menos diecinueve. 9,1 por diez elevado
a menos treinta y uno.

El meca, yendo a más de 45 km/h le propinó un severo puñetazo en
los brazos con una de sus bolas de demolición propulsadas por
células de combustible sólido e hizo que saliera despedida hacia el
volcán.
Casi 7 segundos de vuelo rasante, reventando todo lo que estaba a su
paso.
No sintió dolor, ni siquiera el espaldarazo que pegó contra una de
las faldas que formaban la parte baja de ese alto monumento natural,
de más de 3.700 m. de altura, a más de 150 m/s

El simple hecho de pensar en que podría recibir otro ataque hizo que
delante de ella apareciese una katana de una aleación de acero y
titanio, con el filo embadurnado en sangre.

Siguiente impacto en 3… 2… 1…

En su cerebro comenzó a crearse la acción química que
desencadenaría en milésimas de segundo el impulso eléctrico que
mandaría la orden de contracción del bíceps para hacer que la
katana intentara cortar, rebanar, eviscerar a aquella mole mecánica
que emitía un ensordecedor ruido metálico. O no.

Y de repente, se vio de nuevo en medio de ninguna parte, en Blanco
Nuclear.
Ahora le dolían un poco los brazos y tenía el costado derecho un
tanto dolorido, pero apenas era sensible.
Vino a su mente de nuevo aquél olor que tuvo antes de su peripecia
cibernética. Limón, naranja, lima, grosella, pino, fresas y jazmín
en perfecta armonía, curando sus heridas.
Por unos instantes, al abrir los ojos y alzar las manos al cielo,
presenció un fallout artificial, hecho exclusivamente para ella.

Neutrones que durante 12 minutos lloverán en forma líquida,
irradiándolo todo con una cantidad brutal de Curies.

Con una impasividad pasmosa, disfrutó segundo a segundo de ese
espectáculo del cual ningún humano sale vivo.

Pasaron los 885 segundos… y comenzó a llover arenisca, pero de un
color extraño, de un material que nunca había visto antes.
Llovían protones. Recordó el título de un artículo que Isaac
Asimov escribió acerca de los protones. “Y tras muchos veranos, el
protón muere”

Simplemente vio ante sus ojos como un protón, la partícula
subatómica más estable, iba envejeciendo.

Para hacernos una idea, si la vida del universo fuera de 1 segundo, un
protón viviría 1.6 billones de milenios. Aproximadamente, un protón
vive 100.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000 segundos.

Y ella fue testigo de ese acto de magnificencia, de insignificancia
humana, de alzamiento teológico.

Comenzó a cuestionarse si podría haberse convertido en un ser
superior en el momento de haber aparecido en Blanco Nuclear, hacía un
rato –al menos según su criterio- de no más de media hora.

Y posiblemente alguien pudiera darle la respuesta…

Y el ingeniero se pronunció, rompiendo el silencio.

-Sé lo que sientes- Dijo un hombre elegante, de porte gallardo,
vestido de blanco y matizado con una corbata verde pistacho recién
aparecido de la nada.
-No tengo sentimientos- Respondió ella tras unos segundos un tanto
tensos –Así que desaparece de mi vista.
Cumplióse su voluntad, y después de unos minutos un tanto aburridos
sin nada que hacer o sin tener nada en lo que pensar, se entretuvo
imaginando la profesión del hombre que la visitó antes.

Sin saber nada de su vida, comenzó a darle forma.
Comenzó por imaginar un nombre. Parecía de ascendencia británica,
como un lord muy caballeroso. Su nombre sería Joshua. Josh para sus
amigos.
Estudió en las más altas escuelas obteniendo siempre unos resultados
académicos espectacularmente fructíferos.
Su familia hubiera deseado tener un médico entre sus profesionales,
pero Josh acabó siendo la oveja negra y se convirtió en pizzero.
Tras un aparatoso accidente a lomos de su ciclomotor, su cerebro
perdió la conexión entre ambos hemisferios.
En ese momento, quedó en coma. Su mente estaba ausente, en su propio
mundo mientras su dueño luchaba por sobrevivir un día más en el
hospital.

En uno de los muchos movimientos involuntarios que presentan los
comatosos, pronunció sus últimas palabras antes de morir a la tierna
edad de 28 años. “Nunca dejé de ser… ingeniero de sueños”. En
ese momento saltaron las alarmas y su habitación del hospital, la
1314, se llenó de enfermeros, cirujanos y comenzaron a intentar
reanimarlo.

En ese instante, de nuevo en Blanco Nuclear, comenzaba a hacer algo de
frío. Mas no importa; el dulce aroma de la soledad hacía que ella,
la única habitante de Blanco Nuclear estuviera a gusto.

En sus entrañas había algo que le decía a gritos que necesitaba
recordar la verdad. Todo estaba en su mente, medio ordenado, medio
desordenado. Si es que realmente tenía neuronas en su cerebro, en
ellas debía estar la respuesta que necesitaba saber para poder
escapar de aquél apacible- aunque al mismo tiempo siniestro- lugar.

En su cabeza habían varias funciones matemáticas, que al derivarlas
daban una parábola perfectamente definida en todo el conjunto de
números reales.

Y el universo no era más que una gota en un cristal…

Poco a poco, sin darse cuenta, se fue quedando dormida plácidamente
en una posición similar a la primera que tuvo en Blanco Nuclear;
solamente un poco más reclinada contra una pared.

Soñó que era piloto de rallies, profesora de acupuntura, campeona de
natación y madre de un carnero mutante venido del espacio.
No obstante, tuvo un descanso reparador, pleno como pocos.

Un espasmo repentino desencadenó una serie de estornudos e hizo que a
cada repetición del movimiento involuntario, Blanco Nuclear fuera
mutando, de forma inesperada.

Sin desearlo ni esperarlo se vio enjaulada en una cárcel de cristal,
que a cada instante se iba haciendo más estrecha, más angosta y
dificultando la respiración, agobiando a su prisionera en cuerpo y
alma.

Volvió a estornudar cuando quedaban escasos segundos para morir
aplastada por la jaula.
Salvada por los pelos. Apareció lejos de allí, en un sitio que
parecía ser familiar.

Y sólo pudo ver como un chico luchaba a muerte en la ladera de un
volcán contra un meca de demolición con sistemas de camuflaje activo

La inteligencia del humano contra la precisión de la máquina; golpe
a golpe las fuerzas del ingenio mecánico iban medrando. Impacto a
impacto, el valiente joven iba desvaneciéndose.

-¡Basta! –Gritó desesperada nuestra protagonista, viendo que si no
hacía algo el meca acabaría despedazando al chico; haciendo que
instantáneamente el meca se convirtiera en un recuerdo en la mente de
muy pocos.
Corrió hasta la posición del joven al que acababa de salvar con su
grito, con su desesperanza ciega; él yacía en el suelo, y mientras
ella se acercaba, él se incorporó.

Se miraron a los ojos, y podría decirse que entre ellos el tiempo no
existía. Pasaron los minutos y mientras ella se ahogaba en sus
profundos y vidriosos ojos azules, él la rescataba mirando
tiernamente a través de su enrojecida esclerótica.

No llegaron a tocarse; no hizo falta ni fue necesario. Como una hoja
que cae del árbol en otoño y te roza la espalda con suavidad, así
desapareció él. Sin abrir la boca, ambos supieron dónde volverían
a verse.
Solamente existía un problema: no sabía volver a Blanco Nuclear.

La desidia reinaba en su corazón, deseando volver al punto de
partida, conocer a su protegido, poder verlo de cerca…
De repente dejó de escuchar el suave vaivén que proporcionaban la
relativa cercanía a las olas del mar.

Saltó rápidamente a ver si alcanzaba a vislumbrar el motivo del
repentino ensordecimiento del océano. Pero más grande fue su
sorpresa al comprobar que podía volar.

Volvemos a intercambiar sentidos por habilidades, volvemos a vernos.

Eppur si muove.

Decidida a volver a donde le corresponde, alzó el vuelo lo más
rápido que pudo, haciendo que la isla donde se libró la pelea con el
meca se quedara minúscula desde su punto de vista.

Con una sonrisa en la mitad de los labios, confesando la seguridad
irracional en su plan, se dejó caer a merced de la gravedad.
Sintiendo la humedad en su fina tez al atravesar las nubes.

Llegó a la velocidad crítica de 315 km/h, así que decidió utilizar
su habilidad de vuelo para acelerarse más y más. En unos segundos
notó a su alrededor cómo superaba la velocidad del sonido, para
seguir acelerándose durante los 4 km restantes de camino.

Llegó al suelo a 3.861 km/h. No era consciente de lo que hacía;
sólo obedecía a su corazón, aunque muchas veces dudaba de que
tuviera uno de esos…

La fina capa de polvo que estaba a ras del suelo comenzó a abrirse,
dejando paso al cuerpo acelerado. Las capas más externas de su
epidermis comenzaron a evaporarse, comenzando así una deceleración
que detendría su cuerpo en no más de varias décimas de segundo.

Su blanca tez entró en contacto con el suelo, su mandíbula estalló,
su piel se hizo jirones, su masetero se deshizo. Su cara estaba
demacrada.

Sin ser consciente de todos esos detalles, golpeó el suelo haciendo
un monumental cráter y levantando una columna de polvo, sangre,
tierra y huesos de varios metros de altura.

Fin del juego. O no.

Abrió los ojos lo más rápido que pudo, y vio confirmado su regreso
a Blanco Nuclear. Mirando al frente, al infinito, a la asíntota de su
línea de visión no consiguió ver a aquél chico.

Estaba desolada. O no.

Su piel se tornó fría, como de gallina. Sintió un dedo acariciando
su cuello y sin pensarlo se dio la vuelta. Unos infinitos ojos azules
la miraban escudados tras una alfombra de lágrimas.

Sin mediar palabras, se fundieron en un beso ilimitado, dulce,
pasional, con litros de sustain y toneladas de ganancia.

-Siempre seremos uno –Dijo el chico mirando la cara devastada de
nuestra protagonista.

Una intensa luz nació entre sus caras. Cada vez más intensa,
entrando en sus mentes, absorbiendo sus recuerdos, haciéndolos uno
por siempre, en un acto de amor desmesurado.

Después de esto sólo vino algo familiar… muy familiar…

Blanco… Blanco súbito a su alrededor. Un blanco nuclear, de esos
que te deslumbran a pesar de que entrecierres los ojos para usarlos a
modo de filtro…
puntos 12 | votos: 20
Friki - Definición grafica
puntos 15 | votos: 15
Ir andando por la calle - Y tener ganas de estar todo el rato comiendo algo fresquito.

puntos 28 | votos: 28
La imaginacion - A veces lo es todo.
puntos 18 | votos: 18
Este soy yo - Pensando que decirle a la chica que me gusta
puntos 11 | votos: 11
Mmmm... - y si no tienes..?
puntos 30 | votos: 30
Al mal tiempo... - Buena cara
puntos 25 | votos: 25
¿Sabías Que.. - El murciélago es capaz de escuchar las pisadas de un insecto?

puntos 23 | votos: 23
¿Sabías Que.. - El cerebro trabaja más cuando mientes?
puntos 16 | votos: 16
Yo también -  creo que Google y Hacendado dominarán el mundo
puntos 24 | votos: 24
¿Sabías Que.. - Los elefantes tienen una alarma para advertir un ataque de abejas?
puntos 13 | votos: 13
Que tio - La tintoreria se quedo por los suelos
puntos 11 | votos: 13
Echarte a dormir bajo el sol - Sobre un montón de almohadas and... feel like Altaïr





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