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29.03.2011

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El tiempo - no te quita a tu seres queridos, el olvido si
puntos 9 | votos: 9
Cleverly and Me. - Capítulo VI: Amor cibernético
puntos -7 | votos: 63
¿Tan vacías son vuestras vidas - que teneis que lamerle el culo a un inadaptado de internet para
sentiros parte de algo?
puntos 23 | votos: 23
Es una lástima - que no existan espejos del alma, pues nos librarían de codearnos con
verdaderos adefesios.
puntos 3 | votos: 5
Me gusta el calor - pero no tanto.

puntos 8 | votos: 10
Capítulo XXXVIII: Demonio Rojo - El publico no paraba de aplaudir. Las gradas eran un autentico
hervidero de gritos y fanáticos. Todo se diluía en una sola onda que
recaía a los luchadores que se situaban en la arena. Hace poco que
Doni hizo sonar la campana. Pronto comenzarían a verse los primeros
movimientos. Aún continuaban de pie los veinticincos aspirantes. 
Telyg estaba entre ellos.

Nada más escuchar el tañido de la campana,  Telyg fue a por su
primer objetivo. Era un anciano con una larga coleta de caballo.
Llevaba en su cintura un ramillete de explosivos. Telyg fue a por el
pensando que los estrategas eran el mayor  peligro en ese torneo. Si
la contienda durase demasiado, podrían usar algunas de sus
artimañas. Por tanto, eran los mas temibles y lo mas difíciles de
derrotar a largo plazo. Golpeó con contundencia su abdomen y salio
despedido hacia las gradas, llevándose consigo a varios espadachines.

-¡Increíble!- exclamó Doni sin poder salir de su asombro- No ha
pasado ni un minuto y ya tres luchadores han sido expulsados de la
arena. Un joven pelirrojo ha declarado sus intenciones; ¡el piensa
ser el único que quede en pie! Mouser, ¿sabe usted quien es esa
joven promesa?

-Por supuesto pero antes déjame contarte una brevtoria- dijo
acomodándose en su asiento- Érase una vez, una familia noble que
antiguamente había sido reconocida por su gallardía en el combate.
En ella nacieron dos hermanos. Apenas se llevarían tres años pero la
hermana mayor destacaba por encima de todo por su hermano menor.
Fueron adiestrados en todas las técnicas de combate Un día, la
hermana mayor se dio cuenta que todo su entrenamiento no había
servido de nada pies su familia se corrumpio a lo largo de las
generaciones. Debido a su alto prestigio no era necesario que
intervinieran en más disputas; fueron los encargados de mover los
hilos de influencia y dinero de la capital. Cansada de esta , la
hermana mayor se marchó de casa y se unió a la resistencia. Años
más tarde, siguiendo los pasos de su hermana, el hermano menor
también se marchó de su hogar. Quien ves ahora mismo ahí en el ring
es el hermano de Angel, La reina roja. Sus habilidades ni siquiera se
pueden comparar a los de su hermana. Sin embargo,  posee un arma mucho
mayor que sus puños-

-¡Increíble historia pero hay algo mucho más inverosimil!
¡Señoras y señoras! ¿Ven a ese chico de ahí? ¡Pues se trata de
nada menos que el hermano de nuestra amada Reina Roja! ¡Y sabiendo
como lo poderosa y destructiva que puede ser, creo que estamos viendo
ya a un claro vencedor! ¡Sin lugar a dudas, desde aquel chico será
conocido a partir de hoy como el Pequeño Diablo Rojo! ¡Vamos,
pequeño diablo rojo! ¡Demuestra que estás a la altura de tu
hermana!-

-Odio que me comparen con mi hermana- pensó Telyg que miraba como el
entusiasmado Doni  clamaba sus comentarios. –Y tú- dijo mirando a
Mouser-tienes la culpa de lo que va a pasar ahora-

Mouser comprendió lo que Telyg queria decirle con su mirada. Aceptó
su falta de delicadeza pero no pudo evitar sonreír. Ahora Telyg era
el foco de atención. Todos les miraban airados, furiosos como si le
intentasen despedazar con la mirada. Había mucho rencor contra Angel
pero debido a lo poderosa que era nadie habia tomado represalias
contra ella . Pero ahora que se había descubierto que tenía un
hermano, Telyg pagaría por todo el daño que había causado.

-Qué lastima, chico. Aquí hay mucha gente que se la tiene jurada a
tu hermana- dijo uno afilando sus garras

-¿Así que vais a ir todos a por mí?-

-Lo captaste muy rápido- respondió otro que portaba un martillo.
–Pero tranquilo, si te dejas hacer solo te romperemos algunas
costillas y algún otro miembro-

Telyg no dejó acabar a su locutor. Le propinó un puñetazo a su
martillo el cual le golpeo en la cabeza. Después fue a la otra
persona que le habló. Se intentó esconder entre la multitud que iba
a por el. Se elevó a los cielos, como si volara, con un gran salto.
Descendió cortando el aire de una sonora patada que dio en el blanco.
Todos dieron un paso hacia atrás. Por un momento, sintieron la misma
aura perturbadora que desprendía Angel. Telyg echó a un lado el
cuerpo para que fuese atendido por los médicos. Exhalo un poco de
aire. Su corazón seguía latiendo al mismo ritmo de antes. 

-Cinco- pensó Telyg en voz alta-Ya tan solo quedan veinte-
puntos 14 | votos: 14
Si de verdad quieres lograr - aquello que te propones es necesario estar preparado para soportar
todas las consecuencias que producen tus acciones en el camino.
puntos 11 | votos: 11
Él - si que está solo y triste
puntos 14 | votos: 14
Estoy aquí, siempre a tu lado - Cree en mi, es algo que tienes que hacer
sin temor...
puntos 17 | votos: 17
Cambia el mundo: - no hagas nada.

puntos 8 | votos: 8
Capítulo XXXIII: Sombras pasadas - - ¡Cómo escuece!- gritó Moi.

-Fue una mala idea enfrentarte a Angel- le replicó mientras sanaba
sus moratones con un algodón impregnado en alcohol-

-En serio hermano, no se como has podido soportarla durante tantos
años.-

-Bueno, somos familia al fin al cabo. Estas cosas suelen suceder muy a
menudo- dijo con una sonrisa nostálgica en su rostro.

-No hay quien te entienda. ¿Acabaste?-

-Hace un rato. Ya sabes, para la próxima vez modera un poco tu
lenguaje- Fue un alivio que os interrumpiera Minstek. Podrías haber
acabado con heridas mayores.

-Ya lo sé pero. Deberías preocuparte más por ti que por los demás.
Si Mouser va a llevar a cabo lo que nos ha contado, nos hara falta
tener un escuadrón, y completo. Me marcho ya, prefiero estar fresco
para el entrenamiento de mañana. Hasta luego hermano.

Moi se marchó. Llevaban un rato charlando enfrente del barracón de
Telyg. Como allí no habitaba nadie excepto él podían hablar con
suma facilidad. Telyg entró y se recostó en su cama. Aunque había
adecentado el lugar nunca llegaría a ser el mismo que antes. Tomo
unos de los diarios que ocultaba de Master. No era muy aficionado a la
lectura sin embargo le intrigaba todo aquello que había sucedido.
Habían pasados días desde aquellos pero aún permanecía fresco en
su memoria. Como siempre, abrió una pagina al azar y comenzó a leer.


Llegamos a Farion al anochecer. Había varios guardias apostados en la
puerta principal así que tuvimos que acceder por el antiguo pozo que
conectaba con la red del alcantarillado. Al llegar, Darky parecía
asqueada. Le pregunté si era por el hedor que allí se concentraba.

-Es menos el olor que desprenden esos nauseabundos humanos- me
respondió llevándose las manos a la boca- Me enerva pensar que las
personas de ahí arriba ya no reconocen ni siquiera nuestra
existencia. Estamos avocados a vivir en los anales de la historias
como un mito, en la oscuridad del olvido. Incluso ellas- dijo mirando
a unas ratas que correteaban por el desagüe- tienen más dignidad que
nosotros.

La miré con dureza. Su personalidad no había hecho sino endurecerse
a través de los siglos. Sentía un especial rencor contra los
humanos. No había para ellos ni un ápice de lastima o compasión.
Aunque si es cierto que avocaron a su especie a la completa extinción
tampoco sentia ninguna relacion con sus congéneres. Debía ser porque
no pertenecía a la raza de los elfos ni tampoco a la humana.
Acaricié su cabeza.

-Las niñas de tu edad no deberían decir tales cosas- 

-No ha tenido ni una pizca de gracia- contestó lanzándome una mirada
asesina.

Eran aquellas bromas lo único que podía sacarla de su tristeza. Me
esfuerzo día tras día para que amanezca con una sonrisa en su
rostro. Es una empresa difícil. Alberga tanto odio en su corazón que
es incapaz de sentir algo más. Quizás sea porque aún no hemos
podido desligarnos de nuestro pasado. Ese tenaz mensajero de la muerte
nos persigue allá a donde vayamos. Hoy todo podría acabar. Nos
dirigíamos a la cripta de los caídos. Allí estaban sepultados los
cuerpos  de reyes y altos magos arcanos. Eliza, nos reuniremos pronto
contigo.

-Eliza, Eliza, Eliza- decía sin parar Telyg- Siempre repites el mismo
nombre ¿Tan importante era para ti, Master?- 

Obviamente, no obtuvo ninguna respuesta a sus palabras. Fueron
llevadas por el viento que por allí resoplaba. Telyg cerró el
cuaderno. Las demás partes eran inteligibles. Sacó otro de nuevo.
No tuvo suerte con este tampoco. Estaba escrito completamente en elfo.
Desistió en sus esfuerzos por continuar leyendo. Había demasiadas
trabas aparte de que sus ojos ya estaban cansados. Una pequeña nota
cayó al suelo. Estaba redoblada y tenía una tonalidad distinta a las
otras hojas. 

-Posiblemente sea una nota que hizo aparte- dijo pensativo mientras
sus dedos  se disponían a desplegarla.

Era una página llena de dibujos. Había lo que parecía ser una
figura humana, unida a la lo que parecía ser un dragon, un grifo y
otras extrañas criaturas. A su lado, había intrigantes símbolos que
no reconocía, ni siquiera le sonaba que los hubiera visto antes.
Había una pequeña acotación, unida junto a lo que parecía ser un
plano para encontrar un tesoro. Estaba borroso pero telyg pudo leerlo.

-Armadura Maldita- leyó en voz alta.

Dirigió su mirada a sus guanteletes.

-¿En qué diablos estabas trabajando?- pensaba arrepentido al  no
haber echado un vistazo a los papeles que había quemado.
puntos 3 | votos: 3
Ese momento en el que Sara - te dice: Tú cambia cosas a lo loco. 
Y resuelves a la primera un puzle de hace media hora.
puntos 8 | votos: 8
Lancemos al aire - las agujas de nuestro tiempo, y volverán convertidas en puñales.
puntos 10 | votos: 10
Capítulo XXXII: Lealtad - Minstek y Caos fueron a La Forja. Todavía se encontraba abandonada
pese a que se habían acabado las reconstrucciones. Andaban en
círculos sin saber a donde querían llegar. Al cabo de un rato,
pararon en su camino sin rumbo. Minstek colocó su mano sobre la
pared. Una puerta se abrió y ambos accedieron a ella sin vacilación

-¿Ves? Como te dije, han estado llevando experimentos que van más
allá de tu imaginación- dijo señalando un tubo de cristal que
había en la mitad la sala.

Contenía un liquido rojizo intenso, Había pequeñas sombras
dibujadas dentro de él. Eran restos humanos. Detrás de el, había
una vidriera con la misma sustancia. Los restos sin vida se movían
sinuosamente, flotando en toda aquella vasta densidad, hasta que
tocaban el fondo del recipiente. Caos se acercó para corroborar que
eran restos orgánicos. Puso su mano en el cristal. Una mano detrás
del cristal imitó sus movimientos.

-Interesante- dijo Caos retirando su mano -¿Sabes si tienen 
algún tipo de conciencia?-

-Ni idea- dijo alzando sus brazos en forma de negación- Ese maldito
quemó los papeles de la investigación antes de que pudiera tomarlos-

-¿Crees que- preguntó con seriedad- nos habrá descubierto?-

-Relájate. Estás demasiado tenso- contestó ofreciendo un cigarrillo
que llevaba en unos de los bolsillos del uniforme.- Si supiera la
realidad no estaríamos vivos ahora mismo, para empezar-

-Tienes razón- le dijo tomando su cigarrillo-¿Encendedor?-

-Ten. Creo que yo también cogeré uno-

Ambos exhalaron una bocanada de humo hacia el techo.

-¿Se puede saber al menos de quienes son estos restos? ¿Cuál era su
propósito? ¿La tecnología usada? ¿Los procedimientos para
conservar el cuerpo en tal estado? No puedo trabajar si no me
consigues esos datos- le recriminó de forma pausada. 

-Ya te he dicho que hago todo lo que puedo. Además, sabemos quien fue
su sujeto de pruebas.- 

-Entonces tráelo inmediatamente. No creo que nadie eche en falta a
una persona. Últimamente, desertar está al orden del día.

-Es imposible- contestó Minstek rotundamente

-¿Por?- preguntó tirando el cigarro al suelo indignado.

-Porque se encuentra en paradero desconocido-

-Vaya mierda de informador que eres- dijo pisoteando la colilla que
había caído entre sus botas.

-Hago lo que puedo ¿vale? Un paso en falso y seré otro fiambre 
más en el hoyo-

-Lo que tu digas- dijo resignado- Entonces, ¿cuándo podré comenzar
con mis investigaciones?

-A partir de mañana. Ya he mandado a recoger todo el material que me
pediste. Bueno, dejemos este tema para otro momento. No queremos
ausentarnos por mucho más tiempo ¿verdad?-

Caos afirmo con la cabeza. Ambos se marcharon hacia fuera.

 ***

El grupo estaba dando un paseo por el campamento. Godric relataba sus
hazañas más allá del muro. Moi y Telyg lo escuchaban con suma
atención. De mientras tanto, Angel cavilaba unos pasos más atrás.
Cavilaba sobre la ultima propuesta realizada por Mouser. Algo
interrumpió su acto de pensar. Fue un comentario hecho por Moi. Se
había dado cuenta que era un persona muy cercana a Telyg que incluso
lo llamaba hermano. Eso encendió su orgullo.

-Espera un momento- dijo acercándose al grupo- La única que puede
llamar hermano a Telyg soy yo ¿Quién te crees que eres tú para
llamarlo así? Los mequetrefes como tú deberían saber 
cual es su lugar.-

Ahora las miradas recaían sobre Moi. No era el tipo de persona que 
se callase ante ese tipos de comentarios. Telyg intentó apaciguar los
ánimos pero fue terriblemente echado a un lado. Godric se echó hacia
un lado. No quería tener nada que ver con lo que estaba 
a punto de pasar.

-¿Eh? Si hace un momento me dio la sensación que lo apartabas de ti
como si fuese la mierda- dijo con una actitud chulesca- Aparte, yo me
dirijo a él como me venga en gana. No va a venir una marimacho a
decirme como tengo que comportarme.

La mecha quedó prendida.

-Veo que debo cerrar esa cloaca que tienes como boca- dijo 
apretando sus puños.

-Eso habrá que verlo.-replicó con bastante entusiasmo-No pienso
contenerme porque seas familia de mi hermano ni tampoco 
porque seas mujer-

La ira de Angel era ya incontenible.

-Los grandes bocazas suelen morir primero ¿Lo sabías?- 
comentó con sarcasmo.
puntos 12 | votos: 14
Capítulo XXXI: El reencuentro - -Cuanto tiempo Telyg- dijo Godric bajándose- Pareces mucho más
fuerte ahora ¿Has seguido entrenando?- dijo ofreciéndole la mano

-¡Claro!- le respondió levantándose con su ayuda- Os fuisteis tan
rápido y de una manera tan extraña que pensé que os habían
expulsado de los Escorpiones Rojos.-

-¿Qué tonterías estás diciendo?- dijo alguien posando su mano
sobre su hombro- Este campamento no puede funcionar correctamente sino
estamos nosotros.

-¡Minstek! ¡Tú también estás aquí!- gritó con sorpresa-Entonces
el otro que falta- dijo asqueado- debe ser Ryu.

Todos desviaron su mirada hacia los lados. La ira de Angel se iba
acrecentando por momentos.-A ese bastardo no lo quieren ni los gusanos
de bajo tierra. ¡Es un alivio que le encomendasen una misión
distinta a la nuestra!- acabó diciendo violentamente. 
 
-Entonces ¿quién es ese tipo?-

-Es el nuevo maestro de La Forja- contestó Minstek-¡Hey, Caos, ven a
saludar a la peña!-

Caos se acercó sin bajarse del extasiado caballo. Era un hombre
rollizo, de cuerpo ancho,exageradamente ancho. Sus dedos eran
bastantes gruesos aunque se movían hábilmente por las riendas que
sujetaban al cuadrúpedo. Iba vestido con prendas hechas  de piel de
lobo, gris como la ceniza.  Tenía el rostro de un hombre  de cuarenta
años. Poseía una barba muy desaliñada con cuatros pelos sueltos
pero muy negros que sobresalían de su barbilla. Estaba calvo aunque
aún conservaba en la frente lo que parecían ser unos mechones
rubios. Cuando se bajó del caballo, esté cayo sofocado al suelo.
Ahora que estaba de pie, parecía un sujeto enorme. Su altura
sobrepasaba fácilmente a la de aquellos que estaban allí presente.
Como si se tratase de un gigante, miraba a todos por el encima del
hombro.

-Prefiero acomodarme primero- dijo con lentitud- Además, no veo nada
que resulte de mi interés-Es más, prefiero ver antes tus
experimentos, Minstek- dijo con algo más de brío.

Minstek se río.

-Por supuesto, vamos a ver esos experimentos que te comenté- dijo
comprendiendo las verdaderas de Caos-Vamos a darnos un garbeo.
Asegurad haced el papeleo de nuestra parte-

Ambos se marcharon no a la Forja ni tampoco al lugar donde Minstek
había estado durante mucho tiempo llevando sus experimentos. Se
marcharon hacia el almacén, en secreto, para tomarse unas pintas.

-Estoy rodeado de idiotas- masculló Angel- Bien, ustedes- dijo
dirigiéndose a la multitud- ¡Qué diablos están haciendo! ¡Vayan a
sus malditos puestos de una vez!
¿Acaso hace falta que los golpee para que lo comprendan?-

En unos instantes, el lugar quedó desértico.

Godric, Angel y Telyg marcharon al centro de mando. Más tarde se les
unió Moi que se había alejado tras las amenazas de Angel. La miraba
con inquietud. Nunca hubiera imaginado que era la hermana de Telyg.
Eran tan distintos. La actitud de Telyg era siempre muy tranquila,
pasiva, sin llamar la atención mientras que su hermana era indecorosa
y dominante. Quería preguntarle a Telyg más sobre su familia pero no
encontraba el momento oportuno. Así, llegaron a su destino.

Mouser cambió de despacho. Ahora ocupaba el de Don Zaloog, síntoma
inequívoco de su ascenso. Ahora era el líder de todo el campamento.
Su nueva era similar a la anterior aunque mucho más ampliar. Para
llegar a ella, había que recorrer un extenso corredor.
En el fondo, había grandes vidrieras de que inundaban con sus
diferentes gamas de luz el espacio.

La mayor parte del tiempo estuvo hablando Mouser. Ninguno de ellos le
prestaba atención excepto Angel.  Repetía una y otra vez que debía
de reforzarse la seguridad del campamento. Para ello dictó ciertas
medidas como ascender a Godric a su anterior puesto y  reforzar el
entrenamiento de los reclutas y los escuadrones. Este cargo recaería
sobre Angel y Minstek. Por otra parte, se supliría la pérdida de
Master con la inclusión de Caos, que mejoraría y desarrollaría
nuevas armas y armaduras para el combate. 

-¿Eso es todo?- preguntó Angel como si le pareciera poco el largo
discurso que les había dado Mouser.

-Por ahora, sí. Veremos como se desarollan las cosas de aquí en
adelante- explicó mientras cruzabas sus manos. 


Todos se encaminaron hacia la puerta.


-Esperad. Hay todavía una cosa que no os he comentado. Quizás sirva
de incentivo para subir la moral de los soldados.-

puntos 13 | votos: 13
Capítulo XXX: Lazos - Hoy unos bandidos nos atacaron. Habíamos tomado un desvió hacia el
bosque pues los humanos no nos querían entre ellos. Eran un grupo de
veinte hombres muy armados. Los salteadores de camino habían hecho
rapiña de los soldados caídos en la guerra. Muchos de ellos portaban
armaduras bolladas, hachas y espadas de filo desgastado. Se acercó a
nosotros lo que parecía su jefe. Era un hombre tosco, de gran
anchura. Estaba muy sucio y zarrapastroso así que su tez parecía
oscura. Sostenía un gran hacha. Hacía curiosos aspavientos con la
intención de adementarnos. Su voz era grave y apenas se le entendía
al hablar. 

Era imposible razonar con ellos. Le pedí a Darky que cerrara sus
ojos. Noqueé de un golpe a su jefe y entonces todos fueron a por mí.
Esquivé sus ataques. Eran demasiado toscos comparado con los enemigos
que había enfrentado. Tomé el arma de uno de ellos rompiéndole la
nuca y posteriormente el cuello. Decapité a tres seguidos con tan
solo con desenvainar el arma. 
Se acercaron dos por detrás. Incrusté la espada en la cabeza de uno
de ellos mientras perforaba con las manos desnudas la armadura del
otro. Un grupo de seis me redujo mientras los demás se abalanzaban
sobre Darky. Usando la magia, aspiré el aire que había en sus
pulmones haciendo que estallarán por dentro. Corrí rápidamente a
donde estaba Darky. Sin pensarlo, volé la cabeza de cada uno de
ellos. Una lluvia de sangre nos mojó a Darky y a mí. Ello titubeó
un poco pero abrió sus ojos. No se vio inmutada pese a estar cubierta
completamente de sangre. Es más, sus ojos solo parecían 
fijarse en los míos. 

-Es cierto-le dije- Cuando nos conocimos llovía de esta misma manera-


Telyg bajó de su cama. Estuvo leyendo un buen rato uno de los diarios
de Master. Había llegado a la conclusión de que Master había sido
el guardián de Darky tiempo atrás y de que ambos no eran humanos.
Los hechos que relataba en sus historias se remontaban a la Guerra del
Consejo ocurrida hace siete siglos. Telyg suspiraba. Había muchas
partes que no comprendía. La relación de Darky con Master, y la
extraña aparición de Magica. Nada encajaba. Y luego estaba los que
les contó Jess durante la noche de Walpurgis.

Sonó la puerta interrumpiendo sus pensamientos 

-Hermano, han llegado los nuevos miembros- dijo secamente

-Gracias por venir a avisarme, Moi-

Ambos tomaron rumbo a la puerta principal. Ninguno de los dos se
dirigió más la palabra. Estaban avergonzados de su comportamiento el
anterior día pero su ego no les permitía disculparse. Ambos
compartieron miradas preocupantes. Parece ser que no hizo que
intercambiaran palabras para disculparse uno al otro. Se reconciliaron
con una sonrisa.


Parecía que el ambiente enrarecido que había imperado en los
últimos días iba desapareciendo. El campamento estaba casi
restaurado. Para suplir las bajas que habían sufridos, otros
destacamentos insurgentes  les había enviado una brigada voluntario.
Los Escorpiones Rojos contaban con tres campamentos, siendo el de
Telyg el de mayor prestigio. Aparte, contaban con un sinfín de
patrulleros que inspeccionaban las zonas que había entre cada uno de
ellos.
Hoy, iban a venir un grupo de soldados voluntarios 
del campamento vecino. 

Había una gran multitud de curiosos allí reunida. A fin de cuentas,
no estaba de más intentar olvidar todo lo que había ocurrido aunque
tan solo fuese un instante. La multitud estaba jocosa.
Todos parecían haber recuperado algo de su buen estado de ánimo. La
puerta se abrió Moi y Telyg estaban detrás de todo tumulto No fueron
capaces de ver nada. Tuvieron que contentarse con escuchar los
comentarios del público y formar parte de los cánticos y vítores.
Por un momento, sus cabezas permanecieron despejadas de cualquier
preocupación. Era un grupo de cuatro personas que iban montadas a
caballo.

-Maldita sea, no se ve quienes son desde aquí- farfulló Telyg con
descaro.

-Vamos, hermano, es normal. La mayor parte de los soldados han venido
a recibirlos aquí-

-¿Y eso?-

-Bueno- dijo Moi con una voz melosa- Dicen que uno de ellos es una
chica.¡Y lo mejor de todo, se dice que su belleza es despampanante!

-No deberías hacer mucho caso a los rumores- respondió Telyg entre
carcajadas-siempre suelen exagerarse. Ya estoy harto-dijo a
continuación- voy hacerme hueco a ver quienes son nuestros nuevos
compañeros.

-¡Hermano!- dijo Moi viendo como Telyg se sumergía entre la
muchedumbre

Telyg se agazapó entre las piernas de las personas. Recibió
pisotones y codazos a  partes. Al final, consiguió colocarse en
primera fila. Estaban pasando muy cerca de él muy pronto los vería.
Sin darse cuenta, se había dejado llevar por la emoción del momento.
Entonces las masa de personas estrujó con más fuerza. Una mano
inocente empujó a Telyg hacia fuera.

Se cruzó en el camino de los recién llegados. Su repentina
aparición asustó a los caballos hasta el punto que estuvo a ser
arrollado.

Inmediatamente, uno de aquellos jinetes le propició una patada a
Telyg para quitarlo de en medio. Se bajo de su montura y comenzó a
tranquilizar los caballos. Luego se acercó de Telyg.
Su cara mostraba un gran grado de enfado.

-Dos años. Llevo dos años sin verte. Dos años que te alistaste a
los Escorpiones Rojo para seguir mis pasos y por lo que veo - dijo
tomándole del cuello- no has progresado absolutamente en nada. Dime
¿cuánto tiempo más me he de sentir avergonzada para que estés
satisfecho?-

La voz le resultaba familiar. Cuando abrió los ojos, vio una chica
con el mismo color rojizo de su cabello el con una pequeña trenza
detrás en la nuca  Deberían tener la misma altura pero
sorprendentemente ella parecía tener un mayor porte. Elevaba en el
aire a Telyg con sus dos manos. Era tosca en su forma de actuar cosa
que contrastaba con la delicadeza que habitaba en su rostro. Sus ojos,
verdes como las esmeraldas, encandilaban a cualquiera que los mirase. 
Eran muy brillantes.

Entonces Telyg se percató de quien era. Tragó saliva.


-Perdóname, hermana- dijo en un intento de súplica.

-¿Hermana?- dijo mofándose de él mientras lo dejaba caer al suelo-A
partir de ahora no seré más tu hermana. Llámame Angel, desde hoy
seré tu superior directo-
puntos 17 | votos: 17
La vida a veces te da sorpresas - ya que nunca sabes cómo van a cambiar las personas con el tiempo.
puntos 16 | votos: 16
No digas te eché de menos - si no hiciste nada para remediarlo en su momento.
puntos 17 | votos: 17
Habrá vistas mejores - pero ninguna se compara con aquellas que compartes con tus amigos.
puntos 9 | votos: 13
La peor tristeza que podemos tener - Es cuando  dañamos al ser que mas amamos en el mundo

puntos 18 | votos: 18
Capítulo XXIV: ¡Onda de choque! - Era Jess.
Sin pensarlo ni un momento, Moi sacó de su bolsa unas granadas de
humo. Tras estallar en el suelo tomó a Magica y volvió a recorrer
los extensos pasillos interiores del muro. Corrió todo lo que sus
piernas le permitieron, aparte de que tenía que cargar con Magica que
aún no podía valerse por sí misma. Maldecía una y otra vez a su
suerte por haberse encontrado con aquel elfo. Llegó de nuevo a la
despensa. Era un sitio bastante amplio aunque no había sitio para
resguardarse. Estaba tres plantas más arriba así que era imposible
también escapar saltando hacia fuera.

-No quedas más remedio, usaré mi nuevo mi invento- dijo
remangándose. Llevaba unos guanteletes de bronce similares a los de
telyg. De ellos colgaban miles de cables que se incrustaban 
detrás de sus orejas.

Jess no apresuró sus pasos. Iba lentamente a donde se encontraba su
victima. Abrió la puerta de una patada, arrancándola de cuajo 
de la pared.

-Me habeís hecho perder mucho tiempo con vuestra inútil escaramuza
pero si me entregas a esa chica quizás me plantee perdonarte la vida-
dijo sin alterar su porte.

-¡Qué te lo has creído tú!- dijo sacándole la lengua- Prefiero
morir antes que vender a mis amigos-

-Bien, si eso lo que quieres, cumpliré tu deseo. Alzaos-

-¿Seguro que puedes invocar a tus esclavos aquí?- le interrumpió
Moi- No hay cádavares enterrados aquí dentro. Aparte-dijo
triunfalmente- tu magia de invocación tiene un límite. ¿No crees
que lo habrás alcanzado ya?-

-No sé cómo lo has adivinado pero no importa. Aunque no pueda
invocar a ningún ser, puedo acabar con un simple humano yo mismo-
contestó emitiendo una ráfaga verde hacia Moi.

-¿De veras crees que soy normal?- dijo mientras su ataque se desviaba
solo-¡Ahora es mi turno!- 

Jess salió disparado, sin más, hacia fuera del dispensario. Sin
razón aparente, una enorme presión fluyó a su pecho y lo mandó a
volar.

-¡Funcionó!- dijo Moi dando saltos de alegría-¿Ves, Magica? ¡Te
dije que Shock Wave funcionaría!- 

-¿Shock Wave? ¿Qué significa ese estúpido nombre? Lo que acabas de
usar ahora mismo era magia.- dijo reincoporandose.- Y eso es
completamente imposible para un humano- 

-¿Magia? Bueno, yo prefiero llamarlo ciencia. Y sí, para los humanos
es imposible usar la magia. No tenemos la misma capacidad sensorial de
ustedes, los elfos, para controlar ese poder de la naturaleza. En
cambio, desarrollamos nuestra inteligencia para hacer frente a ese
abismal fuerza que nos separaba. ¡Lo que acabas de ver es el primer
producto de la magia artificial!-

-Ridículo. ¿Dices qué unos seres inferiores como vosotros habeís
sido capaces de imitar la magia?-

-No lo entiendes. ¡No solo la hemos imitado sino también mejorado!
Gracias a unos cables implantados al sistema nervioso, somos capaces
de recrear a un mayor nivel la magia de los elfos, De ahí surgió la
Shock Wave;¡la capacidad de controlar del aire!-

Moi se vanagloriaba de su descrubimiento aunque la mayor parte del
mérito era de Darky. Aparte de entrenar con Telyg, también le pidió
ayuda a Darky para desarrollar nuevas armas de cara al futuro. Iba y
regresaba del campo de entrenamiento a la biblioteca todos los ideas,
descifrandos los libros élficos conservador con Darky a la par que
fortalecía su cuerpo. Un día, llegó a la conclusión que lo que
diferenciaba elfos y humanos era el uso de cerebro. El ser humano no
usa ni una millonésima parte de su potencial. Por otra parte, los
elfos tenían la posibilidad de desbloquear dicho poder con tan solo
practicar desde la infancia. Vio que la respuesta era estimular el
cerebro para que pudiera acceder las partes que aún se mantenían
inaccesibles. Era un proceso arriesgado ya que un solo movimiento en
falso y la persona a la que se le realizar ese tratamiento quedaría
inválida. Moi se uso a sí mismo como sujeto de pruebas aunque nunca
antes probado sus récien adquiridos poderes. Eran todavía algo
incosistentes así que llevaba unos guanteletes, similares a los de
Telyg, para regular las frecuencia de los impulsos nerviosos que
pasaban a través de su cerebro.

Jess se echó a reir.

-¿Tan solo es eso? Muchacho, eres divertido. Aunque eres humano, me
hubiera gustado que fueses el bufon de mi extinta corte. ¿Así que
consideras eso Magia? Estúpido, aburrido, algo de carente valor es
vuestra ciencia- dijo tomando su lanza

Una aura verde sobrevolaba el cuerpo de Jess. Imbuía tanto su cuerpo
y su arma en aquel extraño color. 


-Te lo repito por última vez. Dame a la chica- dijo apuntándole 
con su lanza.

-Podrá preguntármelo mil y una veces y la respuesta será la misma-
dijo Moi mirando a Magica-¡Jamás te dejaré que te la lleves!- 
contestó con firmeza


-Me gustas, humano. Pese a que tu raza siempre ha actuado de forma vil
y cobarde, como si se tratasen de unas viles ratas, tú actúas como
auténtico caballero. Me recuerdas a cierta persona- dijo acabando de
recitar en lenguaje élfico.

-¿Qué has hecho?- 

-He retirado a la mayor parte de mis siervos así no tendrás que
preocuparte de tus compañeros-

-¿Por qué, acaso no es vuestro plan tomar el campamento?-

-No, nosotros tan solo vamos detrás de una persona-
puntos 18 | votos: 18
Odio cuando parece que todo - comienza a ir bien y la vida vuelve a demostrar 
lo cruel que puede llegar a ser.
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Capítulo XXI: Arma Viviente - -¿Qué haces soñando ahora? ¡Despierta y combate al enemigo!-

Es cierto, Rojo se encontraba en el fragor de una cruenta batalla. Los
elfos sabían que si perdían Farion la capital quedaría
desprotegida. Por su parte, los humanos sabían que si ganaban hoy
habrían ganado prácticamente la guerra. En mitad del campo de
batalla, estaba Eliza. Estaba rodeada completamente por infantería
enemiga. Muchos de ellos se se abalanzaban sobre ella para obtener su
cabeza. Eliza era muy conocida por su gran destreza tanto de la espada
y con la magia, aparte de que era capaz de elaborar grandes
estrategias capaces de sorprender al enemigo. Pero todo eso cambió
desde su regreso. Nadie supo lo que le hizo el Consejo pero desde
luego su expresión pasó a ser sombría y sin vida. Se arrojaba
frente al enemigo, sin ningún tipo de apoyo u plan como si buscase un
careo directo contra la muerte.

-¡Ve y apoya a nuestra maestra, yo lideraré este frente!- 
le gritaba Azul.

Rojo dejó apresuradamente su puesto. Se embarcó solo a las filas de
los soldados enemigos. Uno tras otro, los hombres caían bajo el filo
de su espada. Uno de los arqueros, escondido entre los cuerpos sus
compañeros caídos, lanzó una flecha contra Rojo dándole de pleno
en el ojo derecho. Apenas se inmutó cuando la herida comenzó a
sangrar. Lanzó su espada contra el arquero.

-¡Aún me quedan mis reservas de magia!- dijo mientras 
recitaba en lenguaje élfico.

Dos enormes espadas flamígeras aparecieron de las palmas de sus
manos. Las desenvainó con maestría y retomó de nuevo su veloz
acometida. Estaba muy cerca de Eliza cuando un gigante se interpuso en
su camino. Los gigantes, al igual que las armas vivientes, eran seres
artificiales creados por y para  la guerra pero en cambio, los
gigantes no poseían ningún material orgánico ni poder de
raciocinio. Era una enorme masa de metal que llevaba el hedor de
muerte allá donde de le indicasen. Rojo no tenía tiempo que perder
así que fue directo a cortarle el cuello. El gigante se defendía
bien pese a su estatura y en un momento de descuido tomo el brazo
izquierdo de Rojo. Su brazo quedó totalmente destrozado. El gigante
apretó tanto que no podía reconocerse que había sido músculos y 
que eran restos de los huesos.

-¡Llévate mi brazo! ¡Solo necesito uno para derrotarte!- exclamó
cortándole la yugular.

Rojo estaba extasiado. La gran cantidad de sangre perdida y el uso
excesivo de magia lo habían llevado al límite de sus energías más
allá de lo habitual. Solo le quedaban unos pasos más para
encontrarse con Eliza. Se había convertido en su obsesión. Desde que
desapareció aquel día, descubrió que su ama era lo único que le
importaba. La guerra, la gloria o la fama no eran cosas a su medida.
Él solo deseaba a alguien que servir. Eliza le había dado un nombre
y una forma de vida. Eso era lo único que valoraba. Los demás era
prescindible. Incluso Azul, con el que llevaba más tiempo
compartiendo  tiempo en batalla, era un mero desconocido. Eliza. 
Todo lo que cabía en su cabeza era ella. 


Era raro. Estaba rodeado por soldados enemigos y la sangre brotaba sin
parar de su cuerpo. Ni tan siquiera se había parado a pensar en
porque estaba haciendo todo eso. Sonreía una y otra vez, de una forma
siniestra. Cualquier humano que se le interpusiera en su camino era
lanzando con gran brutalidad. Doblaba sus espadas con las manos
desnudas y atravesaba sus armaduras con magia de destrucción. Al fin
había llegado a donde estaba Eliza. 

Entonces ocurrió lo impensable.

En las inmediaciones, había un grupo de piqueros escondidos. Lanzaron
sus lanzas provocando una aluvión de muertes tanto en el bando
enemigo como el suyo propio.Algunas alcanzaron a Rojo pero no le
hirieron de gravedad. En cambio, Eliza recibió la mayoría de lanzas
en su espalda. Su cuerpo cayó delante de Rojo que lo recogió antes
de que cayera al suelo. Había visto miles de veces morir a camaradas
enfrente de sus ojos pero aquello era un momento de dolor
indescriptible para él. Las palabras no llegaban a alcanzar siquiera
a describir lo que pasaba por su cabeza. Eliza, que aún  conservaba
escasas fuerzas, acarició el rostro de Rojo con la intención que se
le acercara. Recitó unas palabras a su oído que solo él y ella
conocen. La descompuesta cara de Rojo se volvió tierna como la de un
niño. La sangre de su rostro se mezclaba con algunas pequeñas
lágrimas que salían de sus ojos. Dejó el cuerpo de Eliza en el
suelo y cerró sus ojos. Rompió una de sus mangas para ocultar su
brazo malherido. Con el combate decantando para el lado de los
humanos, Rojo se desvaneció. Huyó de todo lo que conocía y fue en
busca de la última empresa que le encargó su ama.

Master abrió sus ojos. Como si hubiese sido un mal sueño, revivió
cada uno de sus peores momentos. Se levantó lentamente para
percatarse de que no había nadie vigilándole. Sus heridas habían
ido cerrándose poco a poco gracias de nuevo a la magia que aún
fluía por su cuerpo. Palpó su ojo y brazo malheridos.

-Así que también tienes el poder de abrir las heridas psicológicas.
De verdad, eres un adversario temible Jess- dijo poniéndose de pie
–Pero has cometido un grave error al hacerme recordar todo esto.-

Master se arrancó la manga de su brazo izquierdo.  Poseía una
textura diferente al resto de su cuerpo. Era opaco y de aspecto
cangrenado. Las venas y arterias resonaban con cada pulsación. Su
marcado color rojo hacía verlas como las ramas de un árbol en la
plenitud del otoño. Al mismo tiempo, abrió su ojo derecho. Estaba
desbordado por la oscuridad. Solo su iris irradiaba cierta luz aunque
fuese espectral. Estaba teñido por un fuerte rojo.

-No sé quien estás de todo esto- dijo Master en voz alta-pero haré
que pague por todo esto- pronunció caminando hacia el centro de
mando.
puntos 13 | votos: 13
Me ha robado el corazón. -
puntos 15 | votos: 15
Los sueños no fueron creados - para hacerse realidad, 
pues éstos son meras ilusiones de ilusos,
que sólo deseaban soñar.
Anhelos perdidos entre sábanas,
risas ahogadas en lágrimas,
cuentos que jamás serán contados...
Los sueños no fueron creados para hacerse realidad,
fueron hechos para motivar al soñador a crear su propia felicidad,
una que no fuera intangible, sino real.

puntos 11 | votos: 11
Capítulo XVIII: Walpurgisnatch III - -¿Acaso crees que unos podridos pedazos de carne van a detenerme?-
decia Master acabando con cada criatura que se oponía en su camino.

Se abalanzó apresuradamente sobre Jess. 

-Necio- dijo alzando su lanza al cielo. Invocó a más de esos seres
del averno que procedían de las profundidades. Intentaban tomar a
Master sin éxito.

-Nada mal, arma viviente. Pero mi magia de va más allá de invocar a
unos simples muertos.-

Un chasquido sonó y el cuerpo de Master quedó tumbado en el suelo
sin motivo aparente. Su cuerpo permanecía anclado como si una enorme
fuerza interior lo aprisionara. De repente, pequeñas brechas de su
cuerpo comenzaron a sangrar.

-Puedo controlar también las heridas de los seres vivos, así como
para curarlas como para reabrirlas- declaró Jess pisoteando la cabeza
de Master-No tengo que hacer nada, solo ver como tu mismo te consumes
por dentro.-

-Maldito- replicó Master aunando fuerzas para levantarse. La bota de
Jess ejerció aún más presión.

-Admiro tu fuerza de voluntad pero ya has luchado bastante- dijo está
vez agarrando a Master del cabello-Ve y descansa con el gélido abrazo
de la muerte.- 

Presionó sus dedos justo en la frente de Master.

Jess musitó unas palabras tirando el cuerpo al suelo. Una leve
maldición sonó. Los ojos de Master se tornaron en blanco. Estaba
siendo rodeado por un charco de sangre. Su vista se nubló y se vio
aletargado por un profundo pesar. Al final no veía nada así 
que cerró sus ojos.

Mientras tanto, Moi y Telyg habían escapado tal y como les había
dicho Master. Corrieron sin mirar atrás. Tras ellos, dejaban un
jolgorio de gritos. Telyg se estaba mordiendo la lengua. Su actitud
era de dos verdaderos cobardes. Aprovechando la confusión, iban a
escapar de allí. Incluso habían pasado por delante de varios
escuadrones improvisados que intentaban repelar a la inesperada fuerza
de asalto.

Llegaron a la entrada principal. Era una enorme pórtico con una
muralla adintelada y almohadillada. Era un enorme muro infranqueable
coronado por punzantes verjas de metal.

-¿Cómo diablos se supone que vamos a escalar eso, hermano?-

-Ni idea. Ni siquiera veo el final del muro pero Moi ¿no ves algo
extraño en esto?-

-¿El qué?-

-Está intacto el muro tanto como la puerta. Si los invasores han
procedido del exterior ¿no sería normal que hubiera alguna brecha
por la cual hubieran entrando? A no ser que-dijo tras una pausa- que
alguien los ayudase desde dentro del campamento. Además, es muy
extraño que hayan atacado justamente cuando nuestra principal fuerza
se encontraba fuera.

-¡No es posible! ¿Estás diciendo que hay un traidor entre
nosotros?-

Telyg afirmó sus palabras con un breve silencio. Entonces, un sonido
estremecedor surgió cerca suya. Hubo una enorme polvareda. Tirada en
el suelo se encontraba Darky junto a otra figura que la miraba de pie.
Era una joven muchacha, de rostro pálido y de ojos color ámbar. Iba
ataviada con un traje negro negro y volantes blancos. Su pelo,
recogido en pequeñas trenzas, compartía esa última tonalidad.
Sostenía una hacha mucho más grande que ella misma. Desprendía un
aura intimidante. Darky le lanzó una bola de fuego que con suma
facilidad partió en dos.

-Kendizzzle dice que es inútil que te resistas- dijo la extraña 
dirigiendo su arma contra ella-

-¡Tenemos que hacer algo hermano!-

-¡Lo sé pero lo importante es poner a Magica a salvo! Huye con ella
mientras ayudo a Darky-

-Hermano-

Moi seguía corriendo hacía la puerta. Un solo hombre no podría
abrirla pero al menos podría esconderse dentro de la torre que había
a sus lador. Miró de reojo a Telyg que se estaba ajustando sus
guantes. Llevaba meses entrenando junto a él. Sabía que Telyg había
conseguido más o menos dominar los guanteletes malditos y como
moderar su uso para no perder tanta cantidad de sangre. Aún así, un
leve cosquilleo procedía de su cuerpo.

-No mueras, hermano- dijo mientras se alejaba.

Telyg corrió hacia donde se encontraba Darky.

-¿Te encuentras bien?-dijo Telyg ayudando a Darky ponerse de pie.

-¿A ti qué te parece? Estúpido.-

-Kendizzzle dice que se enoja cuando no le prestan atención- dijo
ella interrumpiendo su conversación.

-Sí, sí. No me olvidaba de ti. Darky ¿estás lista?- dijo telyg
tomando una postura de combate.

-¡Por supuesto!- le contestó ella.
puntos 7 | votos: 9
Pokefilia. - Los Wooper abusaron de Brock.
puntos 17 | votos: 17
No nos hará menos efímeros - llorar por el tiempo perdido.
puntos 10 | votos: 10
Capítulo XI: La Forja IV - -Oye, déjame echar un vistazo a tu brazo- dijo 
Master tras concluir la pelea.

-¿Por qué?-

-¿Tu tan solo sabes replicar? Hazlo y punto-

Telyg se quitó los guanteletes como le pidió Master.

-Uh, esto tiene mala pinta. Ven con nosotros,  dentro debería 
haber un botiquín de primeros auxilios-

-Por mi está bien pero ¿qué hacemos con este chico? Se cayó del
Golem y aún no ha recuperado el conocimiento- 

-No te preocupes, Magica ha ido a buscar una cuerdas para amordazarle
y eso. Si te preguntas que vamos a hacer con el Golem, un grupo de
ingenieros vendrá y lo desmontará.-

Regresaron los tres a la habitación junto a Moi, que estaba atado con
cuerdas. Cuando llegaron, Master comenzó a inspeccionar detenidamente
a Telyg.

-Las incisiones han sido más profundas que con cualquier sujeto
normal. ¿Ves esto, Magica?- dijo tomando sin miramientos el brazo de
Telyg. -Es un ejemplar único-

-¡Oh!- dijo con entusiasmo Magica- ¡Me gustaría diseccionarlo y ver
que como son sus circuitos internos!- 

-No Magica, no- contestó Master acariciando su cabeza- Los seres
vivos no tienen circuitos sino órganos como, por ejemplo, el
corazón.-

-Disculpen, yo sigo aquí- interrumpió Telyg reclamando su brazo-
Aparte ¿qué era eso? Sentí un extraño pinchazo y luego mi
cuerpo…cambió, no podría expresarlo de otra forma-

-Eso a lo que te refieres es el efecto que producen las armas
malditas. Son artefactos raros y unicos esparcidos por todo el reino.
Pertenecieron a antiguos héroes y guerreros que podían imbuir de
magia todo aquello que tocasen. En tu caso, usaste la copia de una de
esas así que los efectos se vieron más reducidos. Esa arma en
especial tenía el nombre de-

-guanteletes de Heracles- concluyó Telyg

-¿Los conoces?- preguntó extrañado.

-Sí, más o menos- contesto nervioso. No podía decirles que él,
junto a Godric, había robado unas de las armas malditas. Aparte de la
creación y el mantenimiento del equipamiento para en los combates, en
La Forja también se realizaba expediciones al exterior para encontrar
nuevos materiales y yacimientos. Eso fue unos días antes con su
combate con Ryu. Recuerda de que entró con Godric dentro de La Forja.
Pasaron por numerosos pasillos hasta llegar una sala amplia. No
recordaba nada más. Cuando intentaba pasar lo que había ocurrido
tras obtener los guanteletes de Heracles padecía unos intensos
dolores de cabeza. 

-En fin. Lo que usamos son réplicas de una copia, ¿sabes por qué?
Porque cierta tonta se le olvido revisar los sistemas de seguridad
antes de cerrar el complejo- dijo mirando de reojo a Magica.-Por
cierto, gracias por ayudarnos ahí arriba. La otra arma que usamos
todavía se encuentra en fase experimental por lo tanto 
tardamos más en configurarla-

-¿También es un arma maldita?-

-No exactamente.- respondió Master acomodándose en su asiento.-Es un
arma que usaban los antiguos pero no era especialmente rara. Usaban
pequeños fragmentos de hierro en recamaras de dicho material. Este, a
la hora de ser lanzando, se impulsaba a través de unos mecanismos que
accionaban tras apretar una pequeña palanca a la que ellos llamaban
gatillo. Esta se veía impulsada por la fuerza de la reacción
procedente de la fuente energía, es decir,  magia. Hoy en día ya no
existen los magos así que usamos  reemplazamos la magia por pólvora
creando una nueva tipo de armas; las armas de fuego. Debo de decir que
es uno de mis proyectos más ambiciosos hasta la fecha –dijo con el
pecho lleno de orgullo.

-La verdad, no necesitaba una explicación tan detallada. 
Bueno, creo que es hora de irme-

-Espera. Aún no hemos hablado de tu recompensa Aparte de regalarte
estos guanteletes, he intercedido por ti y te he conseguido un nuevo
miembro de escuadrón-

Los ojos de Telyg se iluminaron.

-¿De veras?¡Gracias! Dime, ¿de quién se trata?-

-Moi- respondió triunfalmente.

-¿Perdón?- preguntó atónito Telyg

-¡Claro, así matamos dos pájaros de un tiro. Por una parte cubrimos
nuestro problema y tu consigues un miembro para tu escuadrón 
¿Es un plan fantástico verdad, Magica?-

-¡Sí, Master!-

Y así ambos estuvieron riendo hasta bien entrada la noche.
puntos 16 | votos: 16
Hay imágenes tan poco inspiradoras - que son capaces de adaptarse a cualquier pensamiento pseudofilosófico
sin siquiera pretenderlo.

puntos -1 | votos: 1
TI TE CAES - no esperes a que alguien te ayude.
no esperes lastima de los demás.
no esperes nada no te quedes sobando la herida párate sacúdete y
continua que lo mejor esta al final de cada caída.
puntos 15 | votos: 15
Se nota que nunca pude pasarme - el Tetris.
puntos 6 | votos: 6
No todas las veces - que una persona te aparte, significan que no te quieren a su lado.
puntos 9 | votos: 9
Las despedidas son tristes, - pero más triste es tener que aguantar una conexión lenta a Internet.
puntos 10 | votos: 12
El pintor - convierte en poema una pintura, el músico le pone una imagen a la
música.

puntos 18 | votos: 20
Basta de promesas vanas - y cuentos ridículos. La única iglesia que ilumina es la que arde.
puntos 11 | votos: 11
Se encontraron los dos, - solos en la noche. Solo uno sobrevivió. El otro fue reconocido por
sus iguales como un héroe y como un enemigo por el bosque.
puntos 13 | votos: 13
Asegúrate de ser alguien interesante - porque yo extraeré de ti toda naturaleza restante.
puntos 15 | votos: 15
+Déjame tranquilo, papá. - No es hora de ver Dora la exploradora. 
Tengo que arreglar mi todoterreno para la carrera de mañana con Pablito.
puntos 16 | votos: 16
Dar la espalda al enemigo - traspasa la valentía, subrayando la temeridad y la estupidez.

puntos 9 | votos: 9
Tomamos nuestras marcas, - y las transformamos de errores a similitudes.
puntos 82 | votos: 82
Quizá cometimos el error - de cambiar las caricias por mensajes.
puntos 5 | votos: 5
Después de todo - Aún perdidos nos encontramos
puntos 26 | votos: 26
Creo que aún me queda mucho - para poder entrar en master cheff.
puntos 17 | votos: 17
Si vuelves - a meterme ahí dentro, te mato

puntos 6 | votos: 6
Tenía el concepto equivocado - de los senderos del amor, creía que pocos no serían turbulentos y
que ninguno tendría camino de regreso, por eso debería escoger con
cuidado. Sin embargo, elegir no sería el peor de sus problemas.
puntos 7 | votos: 9
Muchas felicidades Gotian. - Qué viejo que eres e.é Aunque bueno, yo voy detrás así que no
debería decir nada xDDD En fin que ya te felicité a las 12 (que sí,
que se ha mandado hoy a las tres, que lo sé, pero yo hice la
intención de felicitarte a las 12 ;___; No me pegues) Y bueno, que no
sé cuando leerás esto. A lo mejor dentro de mucho wiiiii, pero no
importa. 
Muchas felicidades y disfruta de que ahora no me ves, que el año que
viene estaré ahí para molestarte todo lo que pueda
muahahahahahahahaha, cof, cof. 
Y eso, que me callo ya, que ya va siendo hora. Que lo pases muy bien
^^
puntos 4 | votos: 4
Ella se sentó a esperarle - en el primer banco del parque, él creyó que le había citado en el
último.
Ambos se sintieron abandonados, ambos se sintieron traicionados y los
dos esperaron a que el otro se disculpara para darse cuenta, demasiado
tarde, que ninguno había tenido que disculparse por nada.
puntos 11 | votos: 11
Taparon sus oídos, desobedeciendo - palabras envidiosas. Abrieron sus ojos y su corazón. Y consiguieron
el poder de controlar el tiempo. Su tiempo.
puntos 5 | votos: 5
-La próxima vez que nos volvamos - a ver, te mataré. 
Y dicho esto, le dio la espalda a su enemigo colocándose la chaqueta,
aun sabiendo que podría dispararle en cualquier momento.





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