En Desmotivaciones desde:
18.10.2011

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bueno 155 | malo 9
Veterano Nivel 3

puntos 6 | votos: 8
dedicado a leone9 - porque es bastante majo con migo
puntos 31 | votos: 31
“La risa... - es como los limpiaparabrisas. 
Nos permite avanzar, aunque no detenga la lluvia”
puntos -1 | votos: 3
19/25 -
puntos 6 | votos: 6
El querer estar a tu lado es - un síntoma de  una enfermedad que se llama ´´Te extraño´´
puntos 12 | votos: 14
Lo malo de ser muñeco - esque no se tiene corazón y por lo tanto no se puede amar...
 
 
O eso creo...

puntos 6 | votos: 6
Los hombres según las mujeres5 - ¿Cuáles son las medidas perfectas de un hombre?
80-2-80… (80 años, 2 infartos y 80 millones en la cuenta bancaria)

¿Cuándo pierde un hombre el 90% de su inteligencia?
cuando enviuda.

¿Y el otro 10%?
cuando se le muere el perro.

¿Por qué un hombre no puede ser guapo e inteligente a la vez?
Porque sería mujer.
puntos 17 | votos: 17
No al maltrato animal -
puntos 10 | votos: 10
Todos - A pesar de las circunstancias, tenemos una cara alegre
puntos 4 | votos: 4
Verdades... - que duelen.
puntos 2 | votos: 2
Gracias, - para todas esas personas que te hacen sentir insegura y se rien de ti
cuando te vistes como te gusta. Gracias a esas personas soy mas fuerta
con sus inseguridades.

puntos 13 | votos: 13
Gente - que siempre esta allí para ayudarte, te caiga bien o no.
puntos 4 | votos: 4
Por fin soi... - NARANJA (:
puntos 22 | votos: 22
La vida es como lo abstracto - Muchos dicen que lo entienden, pero solo una pequeña parte lo hace realmente
puntos 12 | votos: 12
El dolor es como el océano - profundo, oscuro y más grande  que nosotros
Es como un ladrón en la noche, callado, perseverante, e injusto 
solo diluido por el tiempo, el destino y el amor .
puntos -1 | votos: 5
Cuentalos bien - Hay 6 o 5 dedos?

puntos 5 | votos: 5
Capitulo 4 - Sorpresas
 
Después de subir la cuesta,nuestro héroe, paró a descansar un
poco.No llevaba comida, ya que era un muñeco :), pero estaba cansado
de llevar a cuestas al robot que no sabía para que lo había
cojido,pensando en que podria hacer con el,de repente apareció un
robot gigantesco con dos sierras negras como el carbón que fueron
directas a nuestro héroe que cayó desplomado al suelo por culpa de
haber dejado la espada poco legos de el.Solo tenia un corte,lo que
para el es mortal, la contundencia del golpe lo dejó inconsciente
y,cuando el robot gigante le iba a encertar el golpe mortal, un hilo
blanco,de seda, cubrió  nuestro héroe, que misteriosamente, cosió
su corte.Al robot gigante también le envolvió un hilo blanco,pero,a
el, le pegó golpes /no se sabe como) y le quitó una especie de
capsula que parecía una batería.Antes de desaparecer,el hilo
blanco,dejó una bolsa extraña,la capsula y una cuerda.Nuestro
héroe,al levantarse,cojió la bolsa,metió la cabeza y no encontro
nada,solo un vacío inmenso que llegaba a no tener límites.Decidío
meter la cuerda y su espada dentro que cabían de sobra,entonces,
pensó que podia ser una bolsa màgica,de espacio infinito, e intento
meter el robot que encontró dentro y,efectivamente, cabía
dentro,luego de esto cojío esa especie de capsula y tambien la puso.
 
Mientras tanto una lobita buscaba a su amigo,un muñeco, que se había
perdido. 
 
propongan nombres para el muñeco,el robot(no el de las sierras sinos
el que lleva a cuestas ¬¬) y el muñeco de hilo de seda.
puntos -2 | votos: 14
Por que - Españoles como él hay pocos  ♥.♥
puntos 2 | votos: 2
¿Cómo salvar una vida? - Antes, vivía sólo para mi y por mi. Vivía en la oscuridad. Cada
día me alejaba de las personas que de verdad quiero. Fui insensible,
no lloraba, no me quedaban ganas de seguir.
Pero un día, la persona que menos esperaba que me salvará, lo hizo.
Primero lo negué, no quise admitirlo y ahí me salió la primera
lágrimas de muchas siguientes.
Y un día, esa persona, sin ni siquiera saberlo, me salvó. Lo hizo
indirectamente, simplemente con un texto que no escribió para mi,
pero parecía que si, y ahí empecé a llorar, no pude parar, me miré
al espejo y me dije:
Vamos, tienes que ser fuerte, esto no te afecta, sabes que no, sabes
que eres fuerte, nada ni nadie te importa, TÚ Y SÓLO TÚ eres la
razón de que estés vivo, los demás no significan nada
Y eso era lo que quería oír, pero en realidad, una voz en mi
interior me decía cada vez más fuerte:
NO, NO eres el centro
Y en ese entonces un escalofrío me recorrió el cuerpo, sabía que
debía cambiar.
Desde ese momento no volví a ser el mismo, ya no me reía con las
gracias, tampoco volví a llorar, no sabía a dónde ir.
Pero esa persona me dijo, debes ser quien eres, nada ni nadie puede
cambiarte, tú eres una persona increíble, demuéstraselo a los
demás, porque ellos también lo son, TODOS lo somos, levanta esa cara
y sonríe.
puntos 6 | votos: 6
La locura - ni se crea,
ni se destruye,
tan solo se contagia.
puntos 7 | votos: 7
Declaro - la guerra de la nuez :D

puntos 15 | votos: 15
¡Laputa, - un castillo en el cielo!
O____O
puntos 12 | votos: 12
Esa sensación - en la que a veces sientes que el mundo va por un lado y tú por otro.
puntos 27 | votos: 27
Le dijeron a Alejandro Magno... - que no tenía la línea del triunfo en su mano. 
Se dio un tajo en la palma y la creó.
puntos 25 | votos: 25
Aprendí a protegerme para que - no me hicieran daño tus palabras sin saber que lo que más mataba era tu silencio
puntos 11 | votos: 11
No se si puedo votar en la cola - O quedarme con voto masivo

puntos 11 | votos: 11
Desde pequeños - Perseguimos nuestros sueños,
¡NO TIRES LA TOALLA AHORA!
puntos 18 | votos: 18
Alcanzar un sueño - No es fácil, pero vale la pena
puntos 23 | votos: 25
Yo - Soy feliz desde que aprendí a ingorar las críticas, y ha convertir
mis defectos en virtudes a vista de necios como vosotros.
puntos 14 | votos: 16
Aquí o nadas - o te ahogas
puntos 3 | votos: 7
13/25 -

puntos 6 | votos: 6
DISCULPE - ¿ESTO ES DESMOTIVACIONES.ES?
puntos 8 | votos: 8
De tanto - escribir, empiezo a pensar que se me pone cara de boli...
puntos 10 | votos: 10
Se necesita, - un corazón de hierro para controlar desmotivaciones, walt_k lo tiene.
puntos 17 | votos: 17
No pierdas de vista tu objetivo - si quieres ser eficaz.
puntos 13 | votos: 13
Cosas insignificantes - Que te alegran la vista.

puntos 4 | votos: 4
Ponle - una sonrisa a tu vida
puntos 13 | votos: 13
El tiempo se ofendió - y se paró del todo, ya no hace ni un tick.
puntos 8 | votos: 8
¡¡Somos un equipo!! - ¡¡¡Monigotes unidos gamas serán vencidos!!!
puntos 17 | votos: 17
Nudos - que tu no sabes hacer
pero tu bolsillo si
puntos 9 | votos: 11
Nunca te separes - de eso que tanto te gusta.

puntos 10 | votos: 12
Baneado un mes. - Quejas:
1. Antes de poner una nueva regla, asegúrate de que todo el mundo la
tenga en cuenta.
2. No banees así por así, porque, todos estamos en contra del voto
masivo, y, más aún de que se borren los votos y más todavía de que
la duración del baneo sea de un mes, ¡Un mes!, si te aburres te
metes en tu habitación a hacerte pajas, y si no puedes llevar bien la
página le pasas el mando a otro(Va por los dos, ads y walt_k)
3. Sabes que la página va por votos , ¿No?, como habrás visto en
tus últimos comentarios, te hemos petado a negativos ya que no haces
más que limitarnos injustamente con las normas que a ti te da la
gana, no consiento que se rían en mi puta cara.
Un saludo, 
JamesPatrickPage.
puntos 15 | votos: 15
Por norma, una sana rivalidad, - tarde o temprano acaba convirtiéndose en amistad.
puntos 10 | votos: 10
El 25 de noviembre - - El último día del baneo por voto masivo -
Instrucciones en comentarios
puntos 15 | votos: 15
Una vez superados tus miedos, - no necesitas volver a esconderte nunca más.
puntos 3 | votos: 3
Cada uno - tiene la mascota que quiere.
 
Y YO UN ROBORAPTOR GIGANTE :D

puntos 37 | votos: 37
No importa si tienes un mal día. - Siempre habrá alguien que te saque una sonrisa.
puntos 16 | votos: 16
No le voy a regalar ninguna... - sonrisa al mundo, hasta que no me dé una razón para ello.
puntos 11 | votos: 11
Una lluvia de barro y sangre. - La lluvia caía sin descanso por las ya inundadas calles de París
durante dos días seguidos. El temporal estaba arreciando y no tenía
intención alguna de parar. Las carreteras estaban anegadas, las
aceras intransitables y los ríos que atravesaban la ciudad empezaban
ya a desbordarse.  

El plan de emergencia ya había sido activado y los equipos de
salvamento hacían todo lo posible por evacuar a las víctimas de la
riada que ya se había tragado la mayor parte del centro de la ciudad.

Marcel salía del trabajo un par de horas antes de lo habitual por
orden de los directivos de la empresa como medida de precaución
frente a la catástrofe que se avecinaba y que amenazaba con sumergir
la ciudad tarde o temprano.

—Joder, qué mal tiempo hace ¿no?— inquirió Charles, su
compañero de trabajo—. Bueno, mientras nos dejen salir antes…—
dijo con tono socarrón esperando la contestación de su colega.

—Sí— respondió éste—. Y todavía dicen que va a ir a peor. 

—Qué locura, si es que el tiempo está como una regadera. Je, ¿lo
pillas?— a pesar de la situación, el joven compañero de Marcel
todavía conservaba el buen humor que le caracterizaba.

—Sí, sí… Qué gracioso— respondió con poco entusiasmo. En
otras circunstancias, Marcel se hubiera incluso reído de aquella
tontería, pero esta vez no tenía ganas de juerga. Según los
expertos, el barrio de Marcel estaba a punto de ser el siguiente en
hundirse.

Con rapidez se encaminó hacia la salida para acabar con esa charla de
besugos, quería llegar a su casa cuanto antes para decidir qué
salvar en caso de que tuviera que ser evacuado. Se despidió de su
compañero y salió del edificio. En un primer momento habría pensado
en coger el coche para llegar cuanto antes a su casa, pero ese día el
tráfico estaba cortado por toda la ciudad, con las consecuencias que
aquello ocasionaba, por lo que quien tuviera que ir al trabajo, o
volver de él, no le quedaba otra opción que hacerlo a pie. Suspiró.

Aquella tarde sólo unas pocas personas como él habían ido a
trabajar a pesar del temporal, por lo que a esas horas las calles
estaban vacías de transeúntes, sólo estaban él, la basura que se
llevaba el viento y la basura arrastrada por la corriente. 

Caminó lo más deprisa que podía. No quería correr por miedo a
tropezarse y quedarse herido y solo en medio de la nada. Pero aún
así esa velocidad era lenta incluso para él, por lo que optó cortar
por lo sano y pasar por la Plaza de la Concordia para cruzar el
Jardín de las Tullerías, el cual, aunque se había convertido en un
horrible barrizal, era de todas formas el atajo más rápido para
llegar a su casa.

Cruzó el cordón de advertencia que habían puesto ahí para evitar
que nadie se accidentara con el fango, pues los servicios de
Emergencias  estaban cortos de personal y no podían dedicarse a
recoger paseantes perdidos en medio de la inmensidad del Jardín. Pero
a Marcel no le quedaba otro remedio: con toda seguridad su casa no
pasaría de esa noche, y además él era un hombre precavido, por lo
que no tendría ningún problema en atravesar el parque en cuestión.

Avanzó con dificultad, sus pies resbalaban, la lluvia le golpeaba en
la cara y más de una ocasión tuvo que esquivar un proyectil de
desechos voladores. 

Aquel paseo estaba siendo más tortuoso de lo que él pensaba y lo que
en un principio iba a ser cruzar de parte a parte el paseo principal
del Jardín, se había convertido en una aventura.

Fue entonces, mientras pensaba en lo agotador de su travesía, cuando
se percató de que había una sombra sentada en un banco a su lado.
Esa sombra pertenecía a una persona de baja estatura que se refugiaba
en un largo abrigo y en sus manos parecía como su guardara algo
pequeño, como si lo estuviera protegiendo.

—Qué mal día hace hoy— Marcel se acercó al extraño personaje.
No sabía si necesitaba ayuda o si simplemente estaba allí por
decisión propia. 
La sombra no respondió. Marcel lo volvió a intentar.

—Disculpa, ¿necesitas ayuda? ¿Hola?— se acercó con cautela.

>>Oye, chico ¿no eres demasiado joven como para estar aquí? Venga,
este sitio es peligroso. Vuelve a casa— Marcel seguía acercándose
al joven.

>>Chico. ¿Chico?— le puso la mano en el hombro y el joven se
desplomó hacia adelante.

>>¡Ah! ¡¿Pero qué coño?!— exclamó sorprendido, pero esa
sensación se vería transformada en miedo cuando miró al agua
alrededor del cuerpo. Ésta se estaba tiñendo de rojo.

El hombre le cogió de la muñeca, le tomó el pulso y comprobó que
de verdad el joven estaba muerto. Y no sólo eso, sino que también
descubrió la empuñadura de un cuchillo de gran tamaño asomando por
la espalda del muchacho.

Retrocedió de un salto y las ondas que provocó en el agua a
consecuencia de esto movieron las manos del cadáver que soltaron una
extraña figurita de arcilla. Se trataba de una figurita que se
asemejaba a una niña, cuya forma empezó a desintegrarse, al igual
que el material del que estaba hecha.

—Joder, joder, joder— blasfemó con gran horror. Había visto
aquellas figuritas antes y en aquellas circunstancias y sabían qué
significaban. Desde hace un tiempo, alguien había empezado a asesinar
a gente y dejando en la escena del crimen figuritas de arcilla
¿Sería este desgraciado la siguiente víctima o sólo se trataba de
una coincidencia? Y lo peor de todo ¿Seguiría por ahí el asesino?
¿Sería él el siguiente?

Abandonó el cadáver y salió corriendo lo más deprisa que podía de
la escena del crimen. Ya no le importaba tropezarse o pisar basura o
lo sucio que pudiera quedar. Llamaría a la policía desde la cabina
más cercana y volvería a casa lo antes posible.

Corrió o, mejor dicho, vadeó el Jardín a gran velocidad y acabó
por fin en el otro extremo de lugar, frente al Museo del Louvre. Allí
consiguió alcanzar una cabina telefónica y llamó a las autoridades
rezando porque la línea no estuviera cortada o estuviera saturada.
Entonces fue cuando sonó una voz femenina al otro lado.

—Policía, ¿dígame?

—Hola, buenas tardes. Quiero informar de un asesinato.

—¿Perdone? No le oigo bien— se podían escuchar como
interferencias. La línea telefónica estaba a punto de caer también
a consecuencia del temporal. Marcel debía actual rápido.

—Sí, le digo que he encontrado un cadáver aquí, en el Jardín de
las Tullerías. Vengan rápido— Marcel hablaba alto y
atropelladamente para no perder tiempo, pero esta vez la operadora
pareció entenderle.

—De acuerdo, mandaremos una patrulla cuando podamos. Ahora mismo no
podemos atender su aviso, ¿podría darnos su nombre, apellidos,
dirección, así como un número de contacto para que le podamos
localizar, por favor?

Marcel dio toda la información necesaria y colgó. Respiró aliviado
por superar aquella prueba pero no debía dormirse en los laureles.
Todavía le quedaba volver a casa… si es que nadie se lo impedía.

Reemprendió  el camino por la carretea sin mayor incidencia salvo las
causadas por la tormenta, pues como no había tráfico, tenía la
calle para él solo.

Estaba a unas pocas manzanas de su casa cuando unas luces le
sorprendieron por detrás. No se trataba de un coche, sino más bien
de un camión que se acercaba a él a gran velocidad. Marcel saltó a
la acera para dejar paso libre al pesado vehículo, pero cuando este
cambió de dirección hacia la acera, Marcel lo tuvo claro: es el
asesino.

Sin dudarlo por un solo momento, tiró su paraguas y la carpeta con
sus documentos del trabajo. Su vida era más importante. Corrió y
corrió, pero el 
camión era más rápido que él y pronto le daría alcance.

Entonces, en un intento por esquivar a su perseguidor, Marcel torció
en la boca de un estrecho callejón con la esperanza de que el
vehículo se viera obligado a pasar de lado o de que tuviera que
maniobrar para poder entrar. 

Nada más lejos de la realidad: el conductor del vehículo era un
psicópata imparable y poco le importó dónde se metiera su víctima.
Estaba decidido a matar a Marcel por el medio que fuera.

El camión dio un giro brusco y derrapó hasta chocar con la esquina
del callejón, pero no se detuvo ahí. El camión volvió a acelerar y
entró estrepitosamente en el estrecho pasadizo. Marcel no podía
creérselo, ¡ese tipo quería matarlo! Corrió. Corrió como nunca
antes lo había hecho, buscando un lugar en el que resguardarse,
algún portal o comisura en la pared en la que poder entrar para
evitar ser arrollado. Pero ahí no había nadie.

El callejón se terminaba. El camión ya casi lo tenía.

¿Debía hacer Marcel un último esfuerzo?

¿Debía rendirse a lo inevitable?

Ya casi estaba fuera. El callejón finalizaba en una calle trasversal
y, si no tomaba una decisión, si no elegía adónde ir ahora, derecha
o izquierda, lo único con lo que se toparía sería una precipitada
caída a las furiosas aguas del Sena.  

No se lo pensó. Giró a la izquierda al alcanzar la esquina. Se
tropezó y se cayó al suelo golpeándose la cabeza con una farola.

El camión seguía su marcha, pero cuando vio que su objetivo giraba
hacia la izquierda, el vehículo intentó frenar, pero las ruedas no
podían agarrarse al firme de la calzada y al final acabó
deslizándose contra la barrera de protección rompiéndola como si
fuera de mantequilla y cayendo al canal.

Marcel se levantó. Todavía le dolía todo el cuerpo y seguía
agotado. El caer al suelo le había empapado por completo y notaba las
molestias que le causaba la ropa del trabajo. Sin embargo, todo ello
era pasajero en ese momento. Contra todo pronóstico seguía vivo.
¡Había derrotado a su destino!

Tras levantarse y desabrocharse el nudo de la corbata, continuó en
dirección a su hogar, donde se encontró un coche patrulla. Dos
agentes salieron del vehículo a recibirle y éste les contó lo que
había pasado. Les habló del encuentro del parque, de la figurita y
de la persecución. Los policías tomaron nota y se ofrecieron a
escoltarle hacia la comisaría más cercana para poder redactar un
informe completo sobre todos los sucesos de los que Marcel había sido
protagonista ese fatídico día. Éste aceptó pero les rogó que le
esperaran un momento mientras él se cambiaba de ropa y cogía lo
indispensable en caso de que se hiciera efectiva la evacuación.

Entró en la casa y pulsó el interruptor de la entrada, pero no
funcionaba.

—Vaya, debe ser que al final la corriente se ha ido al
garete—sentenció.

Subió a su dormitorio, se cambió de ropa, hizo las maletas y bajó a
la cocina a prepararse algo de merendar. 

Entonces lo vio…

Una figurita. Pequeña. Iluminada por la mortecina luz que entraba por
la ventana. Era de arcilla. Era una niña.

“Está aquí”. Pensó Marcel atónito. Intentó salir a la calle
para avisar a los agentes. Pero de repente sintió algo… Una
sensación que nunca antes había sentido, como un frío que se
apoderaba de todo su ser. Un frío que 
literalmente le atravesaba las entrañas… 

Miró hacia abajo y para su asombro vio sobresalir el filo de un
cuchillo de gran tamaño de su torso. No podía creer qué, cómo ni
por qué, pero en esos momentos poco le importó.

Sintió miedo. Sintió frío. Sintió sueño. 

Todo había acabado…
puntos 12 | votos: 14
Historia del autobús - Primera Parte


Llevo tres días esperando el autobús. No pensaba en otra cosa más
que en volver a casa. La sangre resbalaba por las comisuras de mis
labios a causa de la hemorragia interna que tenía. No me queda mucho
tiempo de vida, pero eso no me importa… todos vamos a morir al final
en esta vida, en este mundo; es como el destino común que todos
poseemos. Tal vez por eso todos seamos iguales al final. 

No obstante, si quería volver a casa, era para dejar mi katana en
manos de mi hija de diez años. Ella sería quien continuase mi labor
y mi trabajo. 

“Pobre niña”, pensaréis… pero se tendrá que defender en el
momento en que yo muera, ya que su madre nunca fue capaz de hacer nada
por ella. Mi hija me regaló este conjunto morado de pantalones anchos
y camiseta de tirantes el día de mi cumpleaños. Éramos una familia
feliz, yo en el cuerpo de policía, a ella le iba más o menos bien en
el colegio y mi mujer era directora de una fábrica… pero eso era
mentira. Todo fue mentira. Formaba parte de una mafia muy reconocida y
como tapadera se casó conmigo, y al trabajar tanto, nunca quiso
hacerle mucho caso a nuestra hija, que era otra tapadera más. 

Mi hija se llama Esperanza, y acerté, porque es lo único que tengo
en estos instantes.
Mi hermano será quien se ocupe de ella, quien la dé un hogar, un
sitio donde vivir, pero mientras mi mujer siga viva, la custodia es de
ella… Tan solo debo esperar al autobús. 

Giré la cabeza por un momento y tan solo veía el desierto, mi coche
hecho cenizas por culpa de un grupo de matones a los que tuve que
matar, veinte personas esparcidas en cien miembros… una fábrica
abandonada. Era una visión desoladora, mientras yo tenía una herida
de puñal en el brazo y una hemorragia interna causada por una serie
de patadas que me dieron en el estómago. La única forma de llegar a
mi casa sano y salvo era cogiendo ese autobús. Matar a esa mujer era
mi único objetivo. SI la mataba, podría conseguir que mi hija fuese
feliz. Seguía sin aparecer aún. Estaba obligado a escupir sangre.
Las lágrimas se fusionaban con las gotas de sangre de mi cara. Notaba
el fin, pero yo no quería ese fin. No quería eso; no al menos ahora.

Una figura rectangular empieza a aparecer desde el horizonte. Era
verde con una franja negra arriba y una parte transparente en el
medio…como si fuese un cristal. Me levanté del suelo, empapado de
sudor, sangre y lágrimas. Sí, era el autobús. Sonreí. Todo
terminaría pronto. Mataría a esa mala mujer, la custodia de
Esperanza iría para mi hermano Julio y aunque yo muera, ella será
feliz.

El autobús para delante de mí. Abre la puerta y para mi asombro, era
un policía el conductor. El autobús no estaba vacío. Un montón de
policías estaban también dentro. También estaba dentro mi esposa.
Según mi esposa, estaba acusado de homicidio a los 20 trabajadores de
la fábrica y por maltratos a mi hija. Me habían caído 30 años. No
podía tener defensa alguna porque mi mujer se había hecho la
víctima y tenía el juicio comprado. Todas mis esperanzas se
desvanecían y con ellas la idea de ver feliz a mi hija. Aprendí que
la vida era una mierda… pero no por ello iba a dejar de luchar por
ello.

Por eso esta historia no termina aquí.
puntos 6 | votos: 6
Capitulo 3 - Batallas roboticas

Al pasar el espeso bosque en el que se encontraba anteriormente
nuestro héroe encontró un gran llano que se extendía hacia la
lejanía encorvandose hacía arriba y luego bajando en costera.Poco a
la derecha vio dos epecies de...máquinas,robots por así decirlo
peleandose ,al parecer, a muerte.Uno llevaba un escudo y una espada,el
otro, llevaba una especie de pistola electronica y otro escudo.A base
de golpes rapidos el de la espada fue quitandole las extremidades
hasta llegar a la cabaeza, cortada de un sablazo limpio y fino.Nuestro
héroe estaba detràs del de la espada observando la temible pelea,al
acabar, el robot de la espada se giró y sin pensarselo dos veces
corrió contra nuestro héroe y le intento pegar con la espada,pero,
nuestro héroe, se defendió con su espada y luego le pego a las
extremidades,pero, en compracion con el otro robot, no se desmontó,en
ese momento se le ocurrió,que tal vez, solo las partes de los robots
se hicieran daño entre si, asi que cojio el brazo del robot muerto y
se lo lanzó,contra el pecho, al robot espadachín,que cayó
desplomado en partes al suelo.Nuestro héroe decidió volver a montar
el robot espadachín apartando las armas de el,pero, no funcionaba,
asi que decidió llevarselo a cuestas.Todo por un simple
presentimiento.
 
FIN
propongan nombres para mí y el robot plz





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