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09.09.2025

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Querida Abby - Nunca antes nos habíamos conocido, así que tal vez esto te parezca
un poco raro, pero siento que es necesario. Mi nombre es Jay, para
empezar. Trabajo en la caja cinco del supermercado de la Calle 67

—¿Conoces el que tiene un estacionamiento demasiado grande para la
tienda en sí? Ése mismo—.

Tengo veinticuatro años, bastante alto y con un aspecto un poco
desaliñado. Probablemente no me reconocerías si te hablase, no tengo
una cara muy memorable. Je, realmente no sé por qué te estoy
diciendo esto si te soy sincero… pero esta no es la razón por la
cual te escribo.

Estaba trabajando hasta tarde ayer, fue un día normal la mayor parte
del tiempo, pero estarías impresionada de saber lo interesante que
este empleo puede ser a veces. Había estado leyendo un libro que mi
compañero de la caja siguiente dejó olvidado. Una muy mala novela de
misterio llena de clichés. Realmente aburrido si me preguntas. Pero,
algo es algo supongo.

Abby
Cuando te presentaste, sin embargo, mi noche entera cambió. No sé
exactamente qué fue lo que llamó mi atención de ti, pero cuando te
vi sentí una extraña sensación. Una mezcla entre la excitación y
el terror, que sería la mejor manera en la que puedo describirla. Te
vi entrar en mi línea y rápidamente me incorporé. Fue sólo en lo
que te acercabas cuando me di cuenta de eso que me llamó la
atención… Eras totalmente hermosa.
Te me pusiste en frente, dijiste «Hola» y me diste tu carrito. Pude
notar por la forma en que hablabas y caminabas que no habías dormido
muy bien, aunque no era extraño teniendo en cuenta la hora. Después
de un segundo o dos de silencio incómodo, me percaté de que me
habías saludado, y forcé un casual «H-Hola» para responderte. Me
maldije mentalmente por eso.

Me quedé en mi lugar por un segundo, tratando de concentrarme.
«¿Cuál es tu nombre?», dije. Un poco más tarde me di cuenta de lo
raro que eso te podría haber sonado… Me alegro de haberlo hecho, de
todos modos. Recuerdo que dijiste que te llamabas Abigail Marrot, pero
que podía decirte Abby, ya que era tu nombre de pila.

Abby, parecía encajar tan perfectamente. El nombre pareció rodar
fuera de mi lengua mientras lo repetía en silencio. Era como miel
dulce, se sentía bien con tan sólo decirlo. Parecías perpleja
cuando te volví a ver, y me pregunté si había hecho algo que te
hubiese molestado. «¿No deberías estar empacándolos?», dijiste, y
apuntaste hacia los productos que pensabas comprar.

De inmediato, sorprendido y avergonzado, me volteé en tu dirección y
me disculpé, para luego empezar a guardar torpemente los productos en
las bolsas lo más rápido que podía. No lo creía, ¿que tan
estúpido era? Pero cuando vi arriba, me di cuenta de que estabas
riéndote.

«Eres muy lindo», dijiste. Traté de mantener la compostura, pero
estaba obviamente emocionado. «Tú también lo eres», dije, mientras
acababa de llenar las bolsas con los alimentos que sobraban. A medida
que te ibas, te diste la vuelta cuando abrías la puerta y dijiste
«Buenas noches».

Me imagino que parezco muy estúpido escribiendo todas estas cosas,
probablemente lo recuerdas, quiero decir, pasó ayer. Pero me fui a
casa estático esa noche y con toda la confianza del mundo. Siento que
es casi irreal, escribiéndolo aquí.

De cualquier forma, quería escribir esta carta Abby, para decirte que
te amo. No sé qué fue lo que sentí esa noche, fue una mezcla rara
de emociones. Pero de lo que estoy seguro es que en esa pequeña
interacción que tuvimos, sentí que había algo entre nosotros.
Te haré llegar esta carta en breve.

Atentamente, Jay.

Querida Abby,

Ha pasado una semana desde que te mandé mi carta y todavía no he
recibido ninguna respuesta, pero eso no importa. ¿Cómo has estado?
Mi vida ha estado igual de normal que siempre, levantarse, ir a
trabajar, ir a la cama. Vivo en un departamento de mierda, pero
supongo que eso es lo que consigues cuando trabajas de cajero en un
supermercado. Pensé en ti demasiado últimamente, y a veces me
pregunto si sigues recordándome.

Te vi de nuevo hoy en el trabajo, esta vez a una hora más razonable,
por suerte. Viniste a mi línea de nuevo, lo que me hizo quedar
totalmente encantado. Ahora estaba menos nervioso, iba a actuar
normalmente, no importa qué dijeses o hicieses.

Mientras caminabas hacia mí murmuraste algo tan silenciosamente que
no pude entenderlo, y esperaste en el final de la barra a que guardase
tus productos… Esto evidentemente no era lo que esperaba, pero
tampoco era tan malo. De hecho, no parecías sentir nada en absoluto.
Estaba esperando que me hablases o evitases como si tuviese la peste,
pero seguiste tu camino como si yo fuese cualquier extraño. Esto me
hace dudar de si recibiste mi carta, quizá deberías chequear tu
buzón más a menudo.

Poco después de que terminase de empacar tus cosas, pagaste y
caminaste hacia la salida. Claro, éste es un proceso muy normal para
mí ya que lo hago 50 veces al día, pero me había determinado desde
la noche que te escribí mi primera carta a socializar más contigo la
próxima vez que te viese.

No estaba satisfecho, tenía que lograr un progreso. Hay un pequeño
cuarto en el extremo izquierdo opuesto a la entrada del supermercado,
designado para el personal. Allí guardan todo el contenido tomado por
las cámaras de seguridad, acerca del cual el personal hemos sido
instruidos en nuestra inducción. Para mi suerte, hay una cámara
situada justo al lado de mi línea.

Esperé a que el supermercado cerrase, y después entré. Tras
inspeccionar algunas pantallas de televisión encontré la que daba
vista de mi línea. Y luego de unos minutos de escanear, te encontré.
Di pausa en el mejor ángulo que pude captar.

Verte por tanto tiempo me hizo darme cuenta de lo perfecta que eras;
cada rasgo de tu cuerpo, tu pelo, tu cara, tus piernas… Tu pecho,
era simplemente perfección. Puse en reversa la toma de cuando pasaste
por mi línea un par de veces, no podía evitarlo. Mis ojos estaban
perdidos en la pantalla.

Después de algunos minutos de consideración, saqué la cinta, la
puse en mi bolsillo, y volví a mi casa. Sabía que no estaba
permitido, bien podía ser despedido por tales acciones, pero no
podía evitarlo, Abby, te amo. Amo todo sobre ti. Pienso
constantemente en ti. ¿Sientes lo mismo por mí, Abby?

Por favor, escríbeme de vuelta pronto.

Sinceramente, Jay.
Ya pasaron tres días y todavía no obtengo una respuesta. ¿Por qué
no quieres hablarme? Sigo dudando de si te llegaron mis otras dos
cartas, por favor dime si te llegaron.

Así que me han despedido, encontraron la cinta que faltaba. Recibí
una llamada del jefe de la tienda a las seis de la mañana del lunes y
me dijo que debía ir inmediatamente. Me convocó a una junta
obligatoria para todo el personal.

Cuando llegué, la mayoría se hallaban reunidos alrededor de una mesa
con mi jefe a la cabeza de ésta. Una vez que no faltaba nadie nos
dijo que se había producido un robo ayer, nos habían robado cerca de
dos mil dólares en mercancías y las pruebas estaban en la cinta que
había tomado… Sólo mi suerte. Nos dijo que nadie iba a salir de la
habitación hasta que alguien confesase.

Después de algunos minutos, finalmente cedí. Le conté todo, cómo
me sentía sobre que tú y yo tuviésemos una conexión. Luego de
contar mi historia, todos en la sala me veían asombrados. Esperé. De
pronto, mi jefe rompió la tensión. «Jay, estás despedido. Vete y
no vuelvas jamás», dijo.

Ese maldito idiota, siempre me trató como mierda. Ha estado sobre mis
talones desde el día que me dieron el trabajo, juro que estaba
esperando que cometiese algún descuido para poder justificar
despedirme. Y la única vez que tengo un desliz se entera. ¿Por qué
no me comprende? ¿Acaso no entiende que estamos hechos el uno para el
otro? Cualquier hombre hubiese entendido, cualquiera en mi puesto
hubiese hecho lo mismo, ¿verdad?

Te he estado buscando mucho últimamente, sin trabajo tengo todo el
tiempo del mundo para aprender cosas sobre ti. Hoy conduje hacía tu
departamento, se ve muy bien, mucho mejor que el mío. ¿Sabías que
vives a sólo kilómetro y medio de mi edificio? Pregunté para verte
muchas veces, pero me dijeron que no pasabas ahí todo el tiempo. Me
sentía más y más desanimado, pero estaba decidido a verte de nuevo.

Después de unas horas de preguntar, opté por quedarme en el
estacionamiento esperando a que vinieses, y después de varias horas
esperando lo hiciste. Era tarde por la noche, creo que alrededor de
las nueve. Te vi parquear tu coche y salir. Sentí una oleada de calor
al ver tu cara de nuevo, sé que tengo la cinta para verte pero no se
compara con verte en vida real.

Me aseguré de grabarlo para más tarde cuando esté en mi casa, esta
vez con una cámara de muy buena calidad. Quería capturar tantos
detalles como fuesen posibles, no tenía idea de cuándo sería la
próxima vez en que te vería y la cinta ya no era suficiente para
mí.

No puedo sacarte de mi cabeza nunca más, nunca. Todo lo que hago es
ver ese video que grabé de ti una y otra vez. Abby, quiero que estés
conmigo siempre. Quiero despertarme en las mañanas y tenerte a mi
lado.

No puedo esperar a verte de nuevo.

Con amor, Jay.

Querida Abby,

Tengo noticias muy emocionantes Abby, ¡me estoy mudando a tu
departamento! ¿No estás emocionada? Podremos pasar horas y horas
juntos, va a ser simplemente perfecto.

Déjame explicar, mi trabajo pagaba sólo lo suficiente como para que
pudiese cancelar la mensualidad del alquiler y comprar alimentos cada
semana. Debido a esto, he tenido poco o ningún dinero en mis ahorros,
no estaba en condiciones de durar mucho más. Fui capaz de postergarlo
algunos días, pero hoy fui desahuciado. Aunque me aseguré de traer
conmigo mis cintas de ti y fotografías, y mi cámara por supuesto.

Realmente deberías decirle a tu casero que mejore su personal, pude
pasar a los de seguridad fácilmente. Subí a tu habitación y toqué
la puerta, pero nadie contestó, así que decidí entrar por otros
medios. Me di cuenta de que hay un conducto de ventilación en la
esquina inferior de tu habitación; no es raro teniendo en cuenta el
calor que puede hacer aquí en verano.

Supuse que tenía que haber algún tipo de escotilla por la que
pudiese meterme. Después de algunos minutos de buscar, encontré una
puerta al final de tu pasillo que se veía como un cuarto para el
personal, y por suerte había una forma de entrar a los conductos
desde ahí.

Me arrastré a lo largo de ellos hasta llegar a tu cuarto, era muy
estrecho y era también muy difícil moverse por ahí, pero me las
arreglé. Cuando llegué, sentí una oleada de éxito. Como las luces
estaban apagadas y no alcancé a verte comprobé que no estabas en
casa, pero soy paciente.

Recorrí con la mirada todos los rincones de tu habitación, tratando
de memorizar cada detalle. Tu olor me abrumó cada instante que pasé
ahí, el cual había percibido las dos veces que viniste a mi línea
en la tienda, pero nunca tan intensamente. Fue fascinante, no pude
poner mi dedo en ello, pero me recordaba a algo, era casi como
melocotones.

Me he condicionado a ser extremadamente paciente, así que te esperé
por horas. Puedo permanecer inmóvil por varias horas consecutivas,
sin mover un músculo; nadie iba a fijarse en mí.

Entonces, finalmente llegaste a casa. Sentí una amplia sonrisa
formarse en mi cara al segundo en el que oí la puerta abrirse. Allí
estabas, mi amor. En ningún momento advertiste mi presencia, la luz
en tu habitación parecía estar en el ángulo indicado para que no
vieses nada en la rendija de la ventilación más allá de los
primeros centímetros.

Traté de contener mi excitación, pero empecé a respirar muy
pesadamente. Traté de ocultarlo lo mejor que pude pero me fue
difícil… De repente miraste directo a la rendija. Me silencié
completamente. Después de unos segundos parecía que habías perdido
el interés, eso me hizo sonreír. Este era el lugar perfecto.

Pude notar que te había incomodado sin embargo, durante toda la noche
te levantabas para dar una mirada a la rendija. Las personas parecen
tener un sentido que les hace saber si alguien está observándolas,
puede llevarlas a tener un ataque de pánico.

No trates de fingirlo Abby, puedo darme cuenta de cuando alguien está
despierto, de cuando está tan asustado que se le hace imposible
dormir. ¿Por qué estás tan asustada, en todo caso? Soy yo, ¿por
qué te asustaría? Sabes que te amo. Lo sabes, ¿cierto?

Estoy ansioso por pasar todos los días contigo de ahora en adelante
Abby; escribe de vuelta si puedes.
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Un amigo es una luz - Brillando en la oscuridad
Siempre serás mi amigo
No importa nada más
puntos 3 | votos: 3
Incluso después del castigo - La misericordia de Dios puede llevar a Sus siervos a la morada eterna
de felicidad
puntos 2 | votos: 2
La última persona - en entrar al Paraíso será un hombre que caminará una vez,
tropezará una vez, y será quemado por el fuego una vez. Cuando logre
pasar, se dará vuelta y, mirando hacia atrás, dirá: ‘Bendito sea
Aquel que me ha salvado de ti. Dios me ha dado algo que no dio a nadie
más.
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¿Por qué sonríes? -

puntos 2 | votos: 2
¿Quién es Dulcinea? - Estrictamente, nadie. Don Quijote está enamorado de ella, de manera
que convierte a nadie en Nadie, en un personaje. Dulcinea no existe o,
por mejor decir, como lo escribe el mismo Quijote, está ausente.
Podríamos concluir que Dulcinea —de nuevo las palabras de don
Quijote— son las «ausencias de Dulcinea».

Sancho algo sospecha al respecto porque, cuando llega al Toboso para
entregar la carta que su amo envía a su amada, se encuentra con
Aldonza Lorenzo y renuncia a la entrega. Luego mentirá a su señor y
dirá que sí cumplió el encargo pero la realidad del asunto es que
ha percibido la irrealidad de Dulcinea.

¿Será verdad que unos malvados hechiceros han encantado a la
doncella y le han dado el aspecto de una grosera campesina, que huele
a establo y a camisa sudada? En tal caso ¿qué le importaría a
Aldonza Lorenzo la declaración del enamorado de Dulcinea si ella no
sabe que lo es?

Dulcinea no existe porque no puede existir. Su condición de realidad
es, por paradoja, su inexistencia. Sólo así será inmortal,
sempiternamente joven y hermosa, vivirá limpia y perfumada en un
castillo donde reina el ocio, tendrá catervas de servidores y pajes,
no enfermará ni morirá. Es el truco del amor cortés cuya amada es
inaccesible y nunca se expone a los riesgos mortales de la vida
cotidiana. Si Dulcinea existiera y don Quijote accediera a ella, es
muy probable que se volviera como el ama de su casa, abrumada por la
cocina, la escoba y el corral.

El deseo insatisfecho mantiene vivo el objeto deseado. Si se realiza,
dicho objeto se torna indeseable. Más vale que Dulcinea siga ausente
y el mundo, encantado por esos brujos malignos que le dan ese aspecto
indeseable que le conocemos y reconocemos.
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barbarie primitiva - Sobre todos los poderes y todas las jerarquías, se levanta el
individuo, con derecho a desenvolver íntegramente su persona,
rechazando el yugo de los fuertes y la superstición de los ignorantes
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Lo humano - No es más que lo sagrado en su más alta potencia.
puntos 1 | votos: 1
Arrástrate, filántropo - en las cuevas del vicio, adéntrate en la muchedumbre de la gran
ciudad encontrarás, en todos lados, pecado, pecado, pecado y de nuevo
pecado
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Pasando por un valle oscuro - al final del día, tal que jamás para su pie dorado el sol hizo
tapete de su prado, llantos crecieron la tristeza mía.

puntos -1 | votos: 1
Enfermos soles y nublados cielos - hoy tomarán venganza mis enojos
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Camuflado - como guacho
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Siempre seras - Mi amigo
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. -
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La zanahoria de la (in)felicidad - El jinete ata una zanahoria con una cuerda y un palo y la cuelga
frente al burro. Como el animal desea la zanahoria camina para
alcanzarla, pero al caminar la zanahoria también avanza. De esta
forma el jinete consigue que el burro camine y persiga la zanahoria,
pero nunca la puede alcanzar, porque la zanahoria siempre está en el
futuro.

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There is only me -
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Siempre fui - Tinieblas, nunca fui luz
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Si la sabiduria - es un conocimiento total de las realidades, el hombre ha de
conformarse con la ignorancia, pero no con una ignorancia por ausencia
de conocimiento, sino con una ignorancia que resulta del conocimiento
de las limitaciones del entendimiento humano
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El mundo de formas que percibes - antes fue idea
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En tus sentimientos - he puesto el soplo de la eternidad

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Los obstáculos - son esas cosas que las personas ven, cuando dejan de mirar sus
metas
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Los que renuncian - son más numerosos que los que fracasan
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La paciencia es amarga - pero da frutos muy dulces
puntos 2 | votos: 2
Héroe - es el hombre inconmoviblemente afirmado en sus principios.
puntos 1 | votos: 1
La cima - es solitaria

puntos 1 | votos: 1
Mientras más fuerte sea la luz - más oscura será la sombra
puntos 1 | votos: 1
Eres más fuerte - de lo que crees
puntos 2 | votos: 2
Si crees que un simple cerillo - no puede encender un bosque, estas muy equivocado
puntos 1 | votos: 1
Los monstruos - nunca estuvieron bajo la cama, siempre habitaban dentro de mi cabeza.
No temo a ningún monstruo porque durante todo este tiempo, ser un
monstruo es lo que mas deseo
puntos 1 | votos: 1
El cielo - es la envoltura de las criaturas visibles e invisibles, porque dentro
de él están encerradas y perfectamente delimitadas tanto las
potencias intelectuales de los ángeles como todas las cosas
sensibles.

puntos 1 | votos: 1
La religión - es la poesía sentimental colectiva de las grandes almas. Sus mitos
son más verdaderos que la verdad propiamente dicha, más vastos que
el infinito, más duraderos que la eternidad
puntos 1 | votos: 1
Todos los seres - creados por Dios han sido provistos de armas para luchar contra los
pecadores. Hubo una época en que realmente fueron buenos y si
después muchos se hicieron malos, no ha sido por su propia naturaleza
sino por la corrupción del género humano. 
El desliz de nuestro primer padre Adán produjo un primer cambio en
los seres, la maldición de la Tierra, la alteración de la influencia
de los astros, e hizo que los cuatro elementos, los cuadrúpedos, los
pájaros y las plantas estuviesen siempre dispuestos a causarnos
daño.
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El hombre - Es un microcosmos, un mundo en pequeño, dechado de la Creación,
señor soberano de la Tierra, virrey del mundo, único amo y
gobernante de todos los seres que lo pueblan, de cuyo imperio esos
seres son meros vasallos o súbditos que se avienen a prestarle
obediencia.
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Y me llevo a un mundo - Mucho mejor
puntos 1 | votos: 1
Cuando Cristo descendió - a los infiernos, los justos de la antigua ley, Abel, Enoch, Noé,
desconfiaron de su enseñanza y no respondieron a su llamada.
Creyeron que era un emisario del Tentador, cuyas trampas temían. 
Sólo Caín y los de su especie se adhirieron a su doctrina o
fingieron hacerlo, sólo ellos le siguieron y abandonaron con él los
infiernos.




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