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10.03.2011

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Historia del autobús - Primera Parte


Llevo tres días esperando el autobús. No pensaba en otra cosa más
que en volver a casa. La sangre resbalaba por las comisuras de mis
labios a causa de la hemorragia interna que tenía. No me queda mucho
tiempo de vida, pero eso no me importa… todos vamos a morir al final
en esta vida, en este mundo; es como el destino común que todos
poseemos. Tal vez por eso todos seamos iguales al final. 

No obstante, si quería volver a casa, era para dejar mi katana en
manos de mi hija de diez años. Ella sería quien continuase mi labor
y mi trabajo. 

“Pobre niña”, pensaréis… pero se tendrá que defender en el
momento en que yo muera, ya que su madre nunca fue capaz de hacer nada
por ella. Mi hija me regaló este conjunto morado de pantalones anchos
y camiseta de tirantes el día de mi cumpleaños. Éramos una familia
feliz, yo en el cuerpo de policía, a ella le iba más o menos bien en
el colegio y mi mujer era directora de una fábrica… pero eso era
mentira. Todo fue mentira. Formaba parte de una mafia muy reconocida y
como tapadera se casó conmigo, y al trabajar tanto, nunca quiso
hacerle mucho caso a nuestra hija, que era otra tapadera más. 

Mi hija se llama Esperanza, y acerté, porque es lo único que tengo
en estos instantes.
Mi hermano será quien se ocupe de ella, quien la dé un hogar, un
sitio donde vivir, pero mientras mi mujer siga viva, la custodia es de
ella… Tan solo debo esperar al autobús. 

Giré la cabeza por un momento y tan solo veía el desierto, mi coche
hecho cenizas por culpa de un grupo de matones a los que tuve que
matar, veinte personas esparcidas en cien miembros… una fábrica
abandonada. Era una visión desoladora, mientras yo tenía una herida
de puñal en el brazo y una hemorragia interna causada por una serie
de patadas que me dieron en el estómago. La única forma de llegar a
mi casa sano y salvo era cogiendo ese autobús. Matar a esa mujer era
mi único objetivo. SI la mataba, podría conseguir que mi hija fuese
feliz. Seguía sin aparecer aún. Estaba obligado a escupir sangre.
Las lágrimas se fusionaban con las gotas de sangre de mi cara. Notaba
el fin, pero yo no quería ese fin. No quería eso; no al menos ahora.

Una figura rectangular empieza a aparecer desde el horizonte. Era
verde con una franja negra arriba y una parte transparente en el
medio…como si fuese un cristal. Me levanté del suelo, empapado de
sudor, sangre y lágrimas. Sí, era el autobús. Sonreí. Todo
terminaría pronto. Mataría a esa mala mujer, la custodia de
Esperanza iría para mi hermano Julio y aunque yo muera, ella será
feliz.

El autobús para delante de mí. Abre la puerta y para mi asombro, era
un policía el conductor. El autobús no estaba vacío. Un montón de
policías estaban también dentro. También estaba dentro mi esposa.
Según mi esposa, estaba acusado de homicidio a los 20 trabajadores de
la fábrica y por maltratos a mi hija. Me habían caído 30 años. No
podía tener defensa alguna porque mi mujer se había hecho la
víctima y tenía el juicio comprado. Todas mis esperanzas se
desvanecían y con ellas la idea de ver feliz a mi hija. Aprendí que
la vida era una mierda… pero no por ello iba a dejar de luchar por
ello.

Por eso esta historia no termina aquí.
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Por esas personas... - ...que se creen que les debemos una por recibir un voto suyo en la cola.
puntos 2 | votos: 2
Taxistas - Los nuevos barman
puntos 10 | votos: 10
Preguntas tontas sin respuesta#2 - ¿Por qué no hay comida para gatos con sabor a ratón?
Cuando sale al mercado una nueva marca de comida de perro y con mejor
sabor, ¿quién la prueba?
¿Por qué se esterilizan las agujas para las inyecciones letales?
¿Por qué los aviones no están hechos del mismo material que la caja
negra?
puntos 8 | votos: 12
No sé de que os alarmais, - si ya lo decían en el cine: Twenty Century Fox
centenares de zorras en el tuenti

puntos 6 | votos: 6
A la mierda el PP y el PSOE - Yo voto a VOTAMANTA
puntos 5 | votos: 9
Él - es el presidente que necesita España,coño
puntos 14 | votos: 14
¿Quien es mejor? - Chuck Norris cuando suelta su esperma destruye un planeta y el hombre
de negro convirtió el agua en vino y le echo la culpa a Jesucristo
pero... ¿y si se fusionaran?   próximamente...
puntos 12 | votos: 12
Series antiguas - que ninguna otra las supera.
puntos 11 | votos: 11
Le Internet Medley - Probablemente el mejor video de todos los tiempos

puntos 7 | votos: 7
No son canas - Es caspa
puntos 4 | votos: 8
Niftu Cal - el Diós biótico y un ejemplo de porqué las drogas son malas
puntos 13 | votos: 15
No te deseo ningún mal - pero ojalá pises una pieza de LEGO yendo descalzo
puntos -9 | votos: 29
Vivan los toros - OLEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE
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puntos 11 | votos: 11
Fábula de la grulla y el lobo - Un lobo que comía un hueso, se le atragantó el hueso en la garganta,
y corría por todas partes en busca de auxilio.

Encontró en su correr a una grulla y le pidió que le salvara de
aquella situación, y que enseguida le pagaría por ello. Aceptó la
grulla e introdujo su cabeza en la boca del lobo, sacando de la
garganta el hueso atravesado. Pidió entonces la cancelación de la
paga convenida.

- Oye amiga - dijo el lobo - ¿ No crees que es suficiente paga con
haber sacado tu cabeza sana y salva de mi boca ?
Moraleja: Nunca hagas favores a malvados, traficantes o corruptos,
pues mucha paga tendrás si te dejan sano y salvo.

puntos 6 | votos: 8
¿como es que todos los estilistas - recomiendan todos los champús por 8 de cada 10?
puntos 10 | votos: 10
Esa motivación cuando - te despiertas y te das cuenta que puedes dormir un rato más
puntos 25 | votos: 27
OS TRAIGO AMOR -
puntos 17 | votos: 17
¿Qué dices pelota? - ¿Qué mate a todos?
puntos 12 | votos: 14
Creo que - iré al infierno

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A la mierda los estudios - yo me convierto en biótico
puntos 23 | votos: 25
Historia del maltrato - Javier me llamaba torreta solamente por ser alto. A causa de ser
alto, tenía problemas de espalda y me llamaba Gollum, como ese
personaje de “El Señor de los Anillos” que iba siempre encorvado.
Un día decidí armarme de valor y pegarle. A pesar de que me pegó un
rodillazo en los testículos, le di un bofetón que le dejé la cara
roja. Después de dos puñetazos en el estómago y que mi puño
estuviese temblando después de haberle atestado semejantes golpes, un
profesor nos paró y nos mandó al jefe de estudios. Primero se
explicó él, con una excusa barata mientras sollozaba a causa del
dolor que le causé.

- ¿Qué ha pasado?-Preguntó el jefe de estudios.

- Diego se acercó a mi cabreado y…y… me dio una bofetada, nos
peleamos y…y... mire cómo me ha dejado la cara-Dijo entre llanto y
llanto mientras se señalaba la cara donde estaba la marca de mi mano.

- Está bien, vete a la enfermería a que te curen.

Javier se fue de la habitación con las manos en la mejilla mientras
los demás alumnos miraban asombrados el panorama fuera del despacho
del jefe de estudios.

-Bien, ya he oído su versión. Ahora, Diego, explícate.

-Javier me ha estado insultando desde hace ya cuatro meses-Respondí
escuetamente.

-¿Nada más?-Negué con la cabeza como respuesta.

-Bueno-Continuó el jefe de estudios-A pesar de los acontecimientos,
creo que tú, Diego, no tenías motivos para pegar a Javier de esa
forma. Estás en un colegio católico y te hemos enseñado a que no se
debe pegar a nadie. Estáis castigados los dos, pero tú más tiempo
que Javier.

Salí del despacho del jefe de estudios mientras veía que algunos
alumnos se alejaban de mí aterrados. Me tenían miedo porque yo lo
notaba en sus ojos. No me importaba.
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Aquella corta experiencia no sirvió de nada. No solo Javier se metía
conmigo, sino cuatro años después, más gente se metía conmigo. Por
culpa de aquella pelea que tuve, me moría por dentro al querer
ajustar cuentas con aquellos chavales, pero mis padres me echaban
broncas y me decían que era una mala persona. No querían cambiarme
de colegio. En el colegio me trataban como a un desperdicio. No me
gustaba la violencia ya que siempre me pongo tenso cada vez que voy a
entrar en una pelea y me dan ganas de llorar. Nunca he tenido trato
con mis padres porque ellos nunca lo han querido tener conmigo. No le
importaba prácticamente a nadie, pero nunca me quejé, ya que, según
mis padres, “era una mala persona”.

Después de aquel incidente, mi clase me rodeó en una esquina y me
echaban la culpa de algo que hice mal, pero que al fin y al cabo no
era para tanto. Todos habíamos hablado en clase de Lengua y el
profesor nos castigó sin recreo. Uno de aquellos abusones me empujó.
Yo, en vez de empujarle, le asesté tres golpes en la cabeza,
estampándole su cara contra el armario a cada golpe. Le salió un
chichón. Una vez más, me enviaron a mí y a este chaval al despacho.
De este chico ya ni me acuerdo de su nombre, pero eso no es lo
importante. El jefe de estudios era otro, llamado don Manuel. Nos
sentamos los dos mientras don Manuel se fijaba en mí. 	

-¿Puedes contarme tu versión junto a tu compañero, Diego?

-No-Respondí.

-Bien, entonces te pido que te vayas y vuelvas cuando termine con
Diego-El chico del chichón se fue de la sala con unas lágrimas en
los ojos de dolor.

-Menudo chichón has dejado a tu compañero, ¿eh?-Se rió mientras me
ofrecía un caramelo, el cual rechacé.

-No me resulta divertido dejar semejante chichón a una persona por
muchas razones que pueda tener.

-Sabes lo que va a pasar, así que tomártelo con un poco de humor no
viene mal al fin y al cabo-Me repugnó esa forma de pensar que tuvo,
pero razón no le faltaba-¿Insultarte es un motivo para pegar a la
gente? Vaya, eso es algo nuevo que no se aprende todos los días.
¿Qué será lo siguiente, matar a gente por escuchar rap?

-Está más justificado tener motivos para pegar que no tener motivos
para insultar.

- En este colegio no te enseñamos así. Estás desperdiciando una
oportunidad de ser buena persona.

- No me pongas semejante excusa, don Manuel-Me levanté furioso de la
silla y puse las dos manos en su escritorio de forma violenta- No me
está dando un argumento, me está dando una excusa. Mire, soy
católico gracias a este colegio, es algo que agradezco, pero
Jesucristo dijo en una ocasión: “Amaros unos a los otros como yo os
he amado.” Si de verdad el tonto del chichón es católico, díselo
a él también, pero le voy a decir lo que va a pasar: A mí me
castigarán y a él no, porque prefieren ver la estética del colegio
impoluta que ayudar católicamente a los alumnos.

Efectivamente, me castigaron a mí y a él no. De todas formas, ahora
da igual…soy una persona que busca ahora la venganza en todos
sitios. No soy un héroe, ellos no matan si no es por defensa propia.
Yo ahora mato y lo hago por las injusticias. Ten cuidado, no insultes
a nadie, puede que tú seas el próximo…
puntos 6 | votos: 6
Crisis - Hasta donde van a llegar los recortes.
puntos 36 | votos: 38
¿Le pegamos? -
puntos 10 | votos: 10
Altaïr - Podrá matar a grandes dictadores y malvados,derrotar a los templarios,escapar
por donde sería casi imposible y todo lo que tú quieras,eso sí,como intente nadar,
se hunde como el Titanic

puntos 17 | votos: 17
¿Sabias que... - Justin Bieber podria ser demandado por pirata
y que podria llegar a 5 años de carcel?
puntos -1 | votos: 5
Sonríe... - Vale la pena ser feliz
puntos 20 | votos: 24
Cuanto más conozco al hombre - más quiero a mi perro.
-Kurt Cobain-
puntos 6 | votos: 6
¿Sabías que... - ...Conforme se acerca un coche se ve de color azulado y conforme se
aleja se ve de color rojizo? Esto se debe al efecto Doppler.
puntos 4 | votos: 4
YOTTABYTE - ¿QUIÉN ES TU DIOS AHORA?

puntos 14 | votos: 14
¿El disfraz de Halloween - predominante en las adolescentes?Yo diría que el de zorra
puntos 7 | votos: 7
5-11-2011 - Cada día que pasa,
se acerca más al 
fin de facebook
puntos 11 | votos: 11
Una lluvia de barro y sangre. - La lluvia caía sin descanso por las ya inundadas calles de París
durante dos días seguidos. El temporal estaba arreciando y no tenía
intención alguna de parar. Las carreteras estaban anegadas, las
aceras intransitables y los ríos que atravesaban la ciudad empezaban
ya a desbordarse.  

El plan de emergencia ya había sido activado y los equipos de
salvamento hacían todo lo posible por evacuar a las víctimas de la
riada que ya se había tragado la mayor parte del centro de la ciudad.

Marcel salía del trabajo un par de horas antes de lo habitual por
orden de los directivos de la empresa como medida de precaución
frente a la catástrofe que se avecinaba y que amenazaba con sumergir
la ciudad tarde o temprano.

—Joder, qué mal tiempo hace ¿no?— inquirió Charles, su
compañero de trabajo—. Bueno, mientras nos dejen salir antes…—
dijo con tono socarrón esperando la contestación de su colega.

—Sí— respondió éste—. Y todavía dicen que va a ir a peor. 

—Qué locura, si es que el tiempo está como una regadera. Je, ¿lo
pillas?— a pesar de la situación, el joven compañero de Marcel
todavía conservaba el buen humor que le caracterizaba.

—Sí, sí… Qué gracioso— respondió con poco entusiasmo. En
otras circunstancias, Marcel se hubiera incluso reído de aquella
tontería, pero esta vez no tenía ganas de juerga. Según los
expertos, el barrio de Marcel estaba a punto de ser el siguiente en
hundirse.

Con rapidez se encaminó hacia la salida para acabar con esa charla de
besugos, quería llegar a su casa cuanto antes para decidir qué
salvar en caso de que tuviera que ser evacuado. Se despidió de su
compañero y salió del edificio. En un primer momento habría pensado
en coger el coche para llegar cuanto antes a su casa, pero ese día el
tráfico estaba cortado por toda la ciudad, con las consecuencias que
aquello ocasionaba, por lo que quien tuviera que ir al trabajo, o
volver de él, no le quedaba otra opción que hacerlo a pie. Suspiró.

Aquella tarde sólo unas pocas personas como él habían ido a
trabajar a pesar del temporal, por lo que a esas horas las calles
estaban vacías de transeúntes, sólo estaban él, la basura que se
llevaba el viento y la basura arrastrada por la corriente. 

Caminó lo más deprisa que podía. No quería correr por miedo a
tropezarse y quedarse herido y solo en medio de la nada. Pero aún
así esa velocidad era lenta incluso para él, por lo que optó cortar
por lo sano y pasar por la Plaza de la Concordia para cruzar el
Jardín de las Tullerías, el cual, aunque se había convertido en un
horrible barrizal, era de todas formas el atajo más rápido para
llegar a su casa.

Cruzó el cordón de advertencia que habían puesto ahí para evitar
que nadie se accidentara con el fango, pues los servicios de
Emergencias  estaban cortos de personal y no podían dedicarse a
recoger paseantes perdidos en medio de la inmensidad del Jardín. Pero
a Marcel no le quedaba otro remedio: con toda seguridad su casa no
pasaría de esa noche, y además él era un hombre precavido, por lo
que no tendría ningún problema en atravesar el parque en cuestión.

Avanzó con dificultad, sus pies resbalaban, la lluvia le golpeaba en
la cara y más de una ocasión tuvo que esquivar un proyectil de
desechos voladores. 

Aquel paseo estaba siendo más tortuoso de lo que él pensaba y lo que
en un principio iba a ser cruzar de parte a parte el paseo principal
del Jardín, se había convertido en una aventura.

Fue entonces, mientras pensaba en lo agotador de su travesía, cuando
se percató de que había una sombra sentada en un banco a su lado.
Esa sombra pertenecía a una persona de baja estatura que se refugiaba
en un largo abrigo y en sus manos parecía como su guardara algo
pequeño, como si lo estuviera protegiendo.

—Qué mal día hace hoy— Marcel se acercó al extraño personaje.
No sabía si necesitaba ayuda o si simplemente estaba allí por
decisión propia. 
La sombra no respondió. Marcel lo volvió a intentar.

—Disculpa, ¿necesitas ayuda? ¿Hola?— se acercó con cautela.

>>Oye, chico ¿no eres demasiado joven como para estar aquí? Venga,
este sitio es peligroso. Vuelve a casa— Marcel seguía acercándose
al joven.

>>Chico. ¿Chico?— le puso la mano en el hombro y el joven se
desplomó hacia adelante.

>>¡Ah! ¡¿Pero qué coño?!— exclamó sorprendido, pero esa
sensación se vería transformada en miedo cuando miró al agua
alrededor del cuerpo. Ésta se estaba tiñendo de rojo.

El hombre le cogió de la muñeca, le tomó el pulso y comprobó que
de verdad el joven estaba muerto. Y no sólo eso, sino que también
descubrió la empuñadura de un cuchillo de gran tamaño asomando por
la espalda del muchacho.

Retrocedió de un salto y las ondas que provocó en el agua a
consecuencia de esto movieron las manos del cadáver que soltaron una
extraña figurita de arcilla. Se trataba de una figurita que se
asemejaba a una niña, cuya forma empezó a desintegrarse, al igual
que el material del que estaba hecha.

—Joder, joder, joder— blasfemó con gran horror. Había visto
aquellas figuritas antes y en aquellas circunstancias y sabían qué
significaban. Desde hace un tiempo, alguien había empezado a asesinar
a gente y dejando en la escena del crimen figuritas de arcilla
¿Sería este desgraciado la siguiente víctima o sólo se trataba de
una coincidencia? Y lo peor de todo ¿Seguiría por ahí el asesino?
¿Sería él el siguiente?

Abandonó el cadáver y salió corriendo lo más deprisa que podía de
la escena del crimen. Ya no le importaba tropezarse o pisar basura o
lo sucio que pudiera quedar. Llamaría a la policía desde la cabina
más cercana y volvería a casa lo antes posible.

Corrió o, mejor dicho, vadeó el Jardín a gran velocidad y acabó
por fin en el otro extremo de lugar, frente al Museo del Louvre. Allí
consiguió alcanzar una cabina telefónica y llamó a las autoridades
rezando porque la línea no estuviera cortada o estuviera saturada.
Entonces fue cuando sonó una voz femenina al otro lado.

—Policía, ¿dígame?

—Hola, buenas tardes. Quiero informar de un asesinato.

—¿Perdone? No le oigo bien— se podían escuchar como
interferencias. La línea telefónica estaba a punto de caer también
a consecuencia del temporal. Marcel debía actual rápido.

—Sí, le digo que he encontrado un cadáver aquí, en el Jardín de
las Tullerías. Vengan rápido— Marcel hablaba alto y
atropelladamente para no perder tiempo, pero esta vez la operadora
pareció entenderle.

—De acuerdo, mandaremos una patrulla cuando podamos. Ahora mismo no
podemos atender su aviso, ¿podría darnos su nombre, apellidos,
dirección, así como un número de contacto para que le podamos
localizar, por favor?

Marcel dio toda la información necesaria y colgó. Respiró aliviado
por superar aquella prueba pero no debía dormirse en los laureles.
Todavía le quedaba volver a casa… si es que nadie se lo impedía.

Reemprendió  el camino por la carretea sin mayor incidencia salvo las
causadas por la tormenta, pues como no había tráfico, tenía la
calle para él solo.

Estaba a unas pocas manzanas de su casa cuando unas luces le
sorprendieron por detrás. No se trataba de un coche, sino más bien
de un camión que se acercaba a él a gran velocidad. Marcel saltó a
la acera para dejar paso libre al pesado vehículo, pero cuando este
cambió de dirección hacia la acera, Marcel lo tuvo claro: es el
asesino.

Sin dudarlo por un solo momento, tiró su paraguas y la carpeta con
sus documentos del trabajo. Su vida era más importante. Corrió y
corrió, pero el 
camión era más rápido que él y pronto le daría alcance.

Entonces, en un intento por esquivar a su perseguidor, Marcel torció
en la boca de un estrecho callejón con la esperanza de que el
vehículo se viera obligado a pasar de lado o de que tuviera que
maniobrar para poder entrar. 

Nada más lejos de la realidad: el conductor del vehículo era un
psicópata imparable y poco le importó dónde se metiera su víctima.
Estaba decidido a matar a Marcel por el medio que fuera.

El camión dio un giro brusco y derrapó hasta chocar con la esquina
del callejón, pero no se detuvo ahí. El camión volvió a acelerar y
entró estrepitosamente en el estrecho pasadizo. Marcel no podía
creérselo, ¡ese tipo quería matarlo! Corrió. Corrió como nunca
antes lo había hecho, buscando un lugar en el que resguardarse,
algún portal o comisura en la pared en la que poder entrar para
evitar ser arrollado. Pero ahí no había nadie.

El callejón se terminaba. El camión ya casi lo tenía.

¿Debía hacer Marcel un último esfuerzo?

¿Debía rendirse a lo inevitable?

Ya casi estaba fuera. El callejón finalizaba en una calle trasversal
y, si no tomaba una decisión, si no elegía adónde ir ahora, derecha
o izquierda, lo único con lo que se toparía sería una precipitada
caída a las furiosas aguas del Sena.  

No se lo pensó. Giró a la izquierda al alcanzar la esquina. Se
tropezó y se cayó al suelo golpeándose la cabeza con una farola.

El camión seguía su marcha, pero cuando vio que su objetivo giraba
hacia la izquierda, el vehículo intentó frenar, pero las ruedas no
podían agarrarse al firme de la calzada y al final acabó
deslizándose contra la barrera de protección rompiéndola como si
fuera de mantequilla y cayendo al canal.

Marcel se levantó. Todavía le dolía todo el cuerpo y seguía
agotado. El caer al suelo le había empapado por completo y notaba las
molestias que le causaba la ropa del trabajo. Sin embargo, todo ello
era pasajero en ese momento. Contra todo pronóstico seguía vivo.
¡Había derrotado a su destino!

Tras levantarse y desabrocharse el nudo de la corbata, continuó en
dirección a su hogar, donde se encontró un coche patrulla. Dos
agentes salieron del vehículo a recibirle y éste les contó lo que
había pasado. Les habló del encuentro del parque, de la figurita y
de la persecución. Los policías tomaron nota y se ofrecieron a
escoltarle hacia la comisaría más cercana para poder redactar un
informe completo sobre todos los sucesos de los que Marcel había sido
protagonista ese fatídico día. Éste aceptó pero les rogó que le
esperaran un momento mientras él se cambiaba de ropa y cogía lo
indispensable en caso de que se hiciera efectiva la evacuación.

Entró en la casa y pulsó el interruptor de la entrada, pero no
funcionaba.

—Vaya, debe ser que al final la corriente se ha ido al
garete—sentenció.

Subió a su dormitorio, se cambió de ropa, hizo las maletas y bajó a
la cocina a prepararse algo de merendar. 

Entonces lo vio…

Una figurita. Pequeña. Iluminada por la mortecina luz que entraba por
la ventana. Era de arcilla. Era una niña.

“Está aquí”. Pensó Marcel atónito. Intentó salir a la calle
para avisar a los agentes. Pero de repente sintió algo… Una
sensación que nunca antes había sentido, como un frío que se
apoderaba de todo su ser. Un frío que 
literalmente le atravesaba las entrañas… 

Miró hacia abajo y para su asombro vio sobresalir el filo de un
cuchillo de gran tamaño de su torso. No podía creer qué, cómo ni
por qué, pero en esos momentos poco le importó.

Sintió miedo. Sintió frío. Sintió sueño. 

Todo había acabado…
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no solo los perros lamen - NO SOLO LOS PERROS LAMEN

Esto pasó en una pequeña ciudad de Francia, salió en casi todos los
periódicos locales. Una niña de 9 años, hija única, de padres de
gran influencia, tenía todo lo que hubiese querido y deseado una
niña, pero con una soledad incomparable. Sus padres solían salir a
fiestas de caridad y reuniones del ámbito político, y la dejaban
sola.

Todo cambió cuando le compraron un cachorro de raza grande, pasaron
los años y la niña y el perro se volvieron inseparables. Una noche
como cualquier otra, los padres fueron a despedirse de la niña; el
perro ya acostumbrado a dormir con la niña, se ponia debajo de la
cama.

Los padres se fueron y pronto la niña se sumió en un sueño
profundo, aproximadamente a las 2:30 de la madrugada, un fuerte ruido
la despertó, eran como rasguños leves y luego más fuertes.
Entonces, temerosa, bajó la mano para que el perro la lamiese (era
como un código entre ella y el perro) lo hizo y entonces se
tranquilizó y durmió otra vez.

Cuando se despertó por la mañana descubrió algo espantoso: En el
espejo del tocador había algo escrito con sangre que decía N0 SÓLO
LOS PERROS LAMEN.
Entonces dió un grito de terror al ver a su perro crucificado en el
suelo de su habitación.

Se dice que cuando los padres volvieron estaba totalmente trastornada
y solo decia ¿quién me lamió?.
Aún se busca al autor de tal aberración.
puntos 24 | votos: 26
Ver esos anuncios tan pateticos - que no sabes ni como piensan promocionarse así.

puntos 14 | votos: 16
Y Asi Es Como - Termino Trabajando Sid De Toy Story
puntos 17 | votos: 17
Takeshi Shudo - Todos le debemos gran parte de nuestra infancia.
El mundo te echará de menos, adios al primer Maestro Pokémon.
puntos 4 | votos: 4
Sircunstancias - Hay momentos en la vida, en los que mejor es prevenir que lamentar .
puntos 4 | votos: 4
¿Con cual te quedas? - (elige bieeenn)
puntos 13 | votos: 13
¿Sabías que - Homer Simpson habria muerto ya unas 20 veces en la vida real?

puntos 18 | votos: 18
Es Halloween, - no el día de los disfraces de zorras...
puntos 6 | votos: 6
Los carteles de desmotivaciones, - son el 60% de humor y el 40% de reflexión
puntos 14 | votos: 14
Historia del botón rojo - Abrí los ojos. Estaba en una sala a oscuras. No sabía dónde estaba.
De pronto se encienden las luces. A causa de la oscuridad veo borroso
en todas partes hasta que las cuencas de mis ojos son capaces de
vislumbrar una mesa de aluminio con un botón rojo encima junto a una
persona. Era un hombre con el pelo rubio y largo, ojos color miel, con
un hombro más grande que otro. En su muslo derecho tiene un puñal
clavado, pero no sale sangre y ni tan siquiera hay manchas de ello.
Lleva una gabardina que le llega hasta la cadera y unos pantalones
vaqueros, rajados por la pernera izquierda. Era la visión de una
persona muy extraña para mí, ya que no había visto a nadie igual.
Su cara era una expresión de dolor y alegría a la vez, como si
supiese el día de su muerte.

De pronto, se me acercó lentamente y me dijo algo que cambiaría mi
vida para siempre:

—Hoy vas a ser el que decida la vida de muchas personas, Steven.

— ¿Cómo sabes mi nombre?  ¿Cómo he llegado hasta aquí? ¿Quién
coño eres?

—Solamente sé lo que debo saber, nada más. He llegado igual que
tú a esta habitación y tan solo he visto esta nota en la que te
decía qué tienes que hacer.

Me entregó una nota, en la cual decía: “Dile a Steven que debe
decidir el destino de todos los criminales del mundo. Si no pulsa el
botón, todos los criminales podrán irse de esta gran sala. Si lo
pulsa, los matará a todos, soltándose un gas mortífero.”
Anonadado estaba. Miré a aquel hombre extraño y me señaló a una
ventana que estaba enfrente de la mesa. Una sala enorme, totalmente
llena de personas. Hombres, mujeres de todas las edades y de todos los
lugares del mundo. Todas aquellas personas habían quebrantado la ley
con asesinatos, estafas, timos, atracos, falsificaciones y demás.
Estaban todos dormidos, sin expresión de terror o miedo en sus caras.

—	Llevo aquí desde hace dos días y solamente he visto a este
montón de gente durmiendo. No se han despertado en ningún momento y
eso me preocupa.

—	¿Qué te pasó en la pierna?

—	El tipo que me secuestró me clavó este puñal mientras intentaba
dejarme inconsciente. ¿Tú cómo has llegado hasta aquí?

—	No me acuerdo de nada, salvo de que estaba en mi casa y todas las
luces se apagaron…Me desperté aquí.

—	Ninguno de los dos tiene suerte, ¿eh?
Me quedé viendo aquel botón rojo. No tenía claro qué hacer.

—	¿Qué vas a hacer?- Preguntó.

—	Irme de aquí, no pienso formar parte de esto.

—	La puerta está cerrada. Cuando nuestro secuestrador te dejó, yo
estaba durmiendo.

—	¿Cómo sabremos si podemos salir de aquí?

—	Tan solo tienes que tomar una decisión. O los matas, o no los
matas.

Caminé hacia la mesa con el botón encima. Tenía que tomar una
decisión. Todas aquellas personas habían cometido malos actos y si
mueren se podría conseguir la paz mundial. Sería un mundo perfecto,
sin preocuparse de ser atracado o asesinado en cualquier momento. Se
podría ayudar a todas esas personas que lo han pasado mal por culpa
de esta gente. Además, es gente que ha tirado su vida a la basura y
que nadie echaría de menos. También quería salir de aquí, así que
hice algo que debí pensar dos veces. Pulsé el botón. El gas empezó
a fluir saliendo del conducto de ventilación. Pero también oí una
cosa: Un disparo. El mecanismo del botón activó una pistola que
estaba a mis espaldas y me había dado en el cuello, mientras
desangraba poco a poco, aquel hombre abrió la puerta y antes de irse
dijo lo siguiente:

—	Enhorabuena, Steven, has matado a todos los criminales del mundo.
Veo que no te acuerdas de mí ni de tu intento de matarme con este
puñal mientras te secuestraba. Ahora te dejaré morir mientras ves
cómo te conviertes en el mayor asesino de todos los tiempos. Pero
esto no hará que el mal se erradique mientras existan seres humanos
en este planeta. Adiós, Steven.

Entonces comprendí que yo debería haber estado en esa sala enorme
junto a los criminales.
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esas personas - k se cren k saben todo y no saben na
puntos 8 | votos: 8
A la mierda los estudios - Yo me voy a matar segadores

puntos 8 | votos: 10
Girafarig - Ahora leelo al revés
puntos 7 | votos: 7
Esta foto que estás viendo - es una foto de Albert Einsten.
Hasta ahí bien, pero ahora alejate unos pasos de tu ordenador.
¿Ahora quien es?
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Desmotiva saber - que esto no sera lo mismo sin Charlie
puntos 1 | votos: 3
Ahora ya sé - Cómo podía controlarlo todo en la Normandía...
puntos 10 | votos: 10
¿Qué fue del romanticismo? - ¿Qué fue de las parejas paseando por el parque?
¿Qué fue de las noches eternas, los días tranquilos o soñar a
media tarde?
¿Dónde están  los grabados en los árboles, los “para siempre”,
los “hasta nunca”?
Que parece que el amor no entiende de amistad, que parece que el amor
es sólo carnal.
Ya no hay compromiso,  ni hay sueños,  ni palabras bonitas, ni
susurros perdidos, ni gotas de rocío, ni vestidos blancos.
No hay almas apasionadas, ni dolor insufrible. No hay corazones
inflamados, ni dolor interminable.
Que las lágrimas son sucias, y el sexo es sólo sexo.
¿Qué fue del romanticismo?
Ya no existe el amor. Ya no existe la eternidad.





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