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Definitivamente - YouTube no sabe de música
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Para ganar - hay que saber perder.
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Cuando era pequeño - contaba los días que faltaban para mí cumpleaños,ahora cuento los
días que quedan para los exámenes
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¿Seguro? -
puntos 32 | votos: 32
No exactamente - Pero sí, algo parecido a eso

puntos -19 | votos: 31
Que escuches raperos como: - porta
haze
tote king
 nach
 sfdk
duo kie
el piezas
el chojin
falsa alarma
arma blanca
violadores del verso
shotta
zatu
zpu
bazzel
babo
aloy
cualquier rapero latino
...

hace que delates que de rap no sabes una mierda, no te creas rapero
ni que sabes de rap escuchando a esos tios, no valen una mierda.

los raperos buenos son:
tupak
50 cent
eminem
dr.dre
nate dogg
busta rhymes
mike shinoda
young buck
eazy-e
ovie trice

esos son los verdaderos raperos, los buenos. No los raperos cutres
maricones pijos españoles y latinos ¡dan pena joder!
puntos 4 | votos: 4
¿Sabías que... - Sólo quedan 3?
puntos 2 | votos: 8
Siempre quize ver - Siempre quize ver varias descargas paralelas sin necesidad de cuenta premium
puntos 24 | votos: 28
LA NIÑA Y SUS MANZANAS - Un grupo de vendedores fue a una convención de ventas. 
Todos les habían prometido a sus esposas que 
llegarían a tiempo para cenar el viernes por la noche. 
Sin embargo, la convención terminó un poco tarde y 
llegaron retrasados al aeropuerto. Entraron todos con sus boletos y
portafolios corriendo por los pasillos de pasajeros. 
De repente, y sin quererlo, uno de los vendedores tropezó 
con una mesa que tenía una canasta de manzanas. 
Las manzanas salieron volando por todas partes. 
Sin detenerse ni voltear para atrás, los vendedores siguieron 
corriendo y apenas alcanzaron a subirse al avión. 
Todos, menos uno. Este último vendedor se detuvo, 
respiró hondo y experimentó un sentimiento de compasión 
por la dueña del puesto de manzanas. 
Le dijo a sus amigos que siguieran sin él, y le
pidió a uno de ellos que al llegar llamara a su esposa y 
le explicara que iba a llegar en el vuelo siguiente. 
Luego, regresó al pasillo y encontró todas las manzanas 
tiradas por el suelo. Su sorpresa fue enorme al darse 
cuenta de que la dueña del puesto era una niña ciega. 
La encontró llorando, con enormes lágrimas corriendo por sus
mejillas. Tanteaba el piso tratando, en vano, de recoger las
manzanas, mientras 
la multitud pasaba, vertiginosa, sin detenerse y sin importarle su
infortunio.
 El hombre se arrodilló con ella, junto a las manzanas, 
las metió a la canasta y le ayudó a montar el puesto nuevamente. 
Mientras lo hacía se dio cuenta de que muchas 
se habían golpeado y estaban magulladas. 
Las tomó y las puso en otra canasta. 
Cuando terminó, sacó su cartera y le dijo a la niña: 
—Toma, por favor, estos veinte mil pesos
 por el daño que te hicimos.  ¿Estás bien? 
Ella, llorando, asintió con la cabeza. Él continuó diciéndole 
—Espero no haber arruinado tu día. Adiós. 
Conforme el vendedor empezó a alejarse, la niña le gritó: 
—¡Señor... señor...! 
Él se detuvo y volteó a mirar esos ojos ciegos. 
Ella le preguntó:
 —¿Es usted Jesús... ? 

Él se paró en seco y dio varias vueltas antes 
de dirigirse a abordar otro vuelo, 
con esa pregunta quemándole y vibrando en su alma.
puntos 47 | votos: 47
MADURAR ES OPCIONAL - Estas palabras han sido divulgadas en memoria de Rosa,
 una alumna universitaria. Es una historia real que sucedió en la 
Universidad de Antioquia, en Medellín, Colombia.

El primer día de clases en la Universidad, nuestro profesor se 
presentó a los alumnos y luego nos pidió que nos 
presentáramos a alguien a quien no conociéramos todavía.
 Me quedé de pie para mirar alrededor, cuando una mano 
suave tocó mi hombro. Miré para atrás y vi uní pequeña señora, 
viejita y arrugada, sonriéndome radiante, con un gesto que 
iluminaba todo su ser. Dijo: 
—Hey, muchacho... Mi nombre es Rosa. 
Tengo ochenta y siete años de edad. ¿Puedo darte un abrazo? 

Me reí y contesté: 
—¡Claro que puede! —Y ella me dio un gran apretón. 
—¿Por qué está usted en esta Facultad a tan tierna e inocente
edad? pregunté. Ella respondió juguetona y sonriente:
 —Estoy aquí para encontrar un marido rico, 
casarme, tener un montón de hijos y entonces jubilarme y viajar. 
—Está bromeando —le dije. Yo estaba curioso por saber qué la
había motivado a enfrentar este desafío con su edad, y ella repuso:

—Siempre soñé con tener estudios universitarios, y
 ¡ahora estoy teniendo uno! 

Después de clase caminamos hasta el edificio de la 
Unión de Estudiantes y compartimos una malteada de chocolate.
 Nos hicimos amigos instantáneamente. Todos los días en 
los siguientes tres meses teníamos clase juntos y hablábamos sin
parar. 
Yo quedaba siempre extasiado oyendo a aquella “máquina del
tiempo” compartir su experiencia y sabiduría conmigo. 
En el curso de un año, Rosa se volvió un 
icono en el campus universitario. Hacía amigos fácilmente 
donde quiera que iba, adoraba vestirse bien, y 
se reflejaba en la atención que le daban los otros estudiantes. 
Estaba disfrutando la vida... Al final del semestre invitamos 
a Rosa a hablar en nuestra fiesta de despedida. 
Fue presentada y se aproximó al podio. 
Cuando comenzó a leer su charla escrita, dejó caer tres de 
las cinco hojas al suelo. 
Frustrada, tomó el micrófono y dijo simplemente: 
—Discúlpenme, ¡estoy tan nerviosa!... Nunca conseguiré 
poner mis papeles en orden de nuevo, así que déjenme hablar 
a ustedes sobre aquello que sé. 

Mientras nos reíamos, ella despejó su garganta y comenzó: 

—A mi edad he descubierto que existen solamente tres secretos 
para que continuemos jóvenes, felices y exitosos: 

“Primero, se necesita reír y tomarse las cosas con humor cada
día. 
“Segundo, se necesita tener uno o varios sueños, pues cuando
éstos se pierden, uno muere... ¡Hay tantas personas caminando por
ahí que están muertas y ni siquiera lo sospechan!
 “Tercero, se necesita conocer la diferencia entre envejecer y
crecer... Envejecer es obligatorio, crecer es opcional. 
Si usted tiene diecinueve años de edad y 
se queda tirado en la cama por un año entero sin hacer 
nada productivo, terminará con veinte años. 
Si yo tengo ochenta y siete años y me quedo en la cama por 
un año y no hago cosa alguna, quedaré con ochenta y ocho años...
Cualquiera puede hacerse más viejo: eso no exige talento ni
habilidad”. 
Y continuó: 
—La idea es crecer a través de la vida y encontrar siempre 
oportunidad en la novedad. 
Los viejos generalmente no se arrepienten por aquello que hicieron, 
sino por aquellas cosas que dejaron de hacer. 
Las únicas personas que tienen miedo de la muerte 
son aquellas que tienen remordimientos. Por eso no dejamos 
de jugar porque envejecemos; envejecemos porque dejamos de jugar. 

Al finalizar ese año, Rosa terminó el último semestre de la
carrera que había comenzado años atrás. Una semana después de
graduarse, Rosa murió tranquilamente durante el sueño. Más de dos
mil alumnos de la facultad fuimos a su funeral en tributo a esa
maravillosa mujer que nos enseñó, a través del ejemplo, que: 

“NUNCA ES DEMASIADO TARDE PARA SER TODO AQUELLO QUE UNO PUEDE Y
PROBABLEMENTE QUIERE SER.

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Garfield - Siempre existio



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