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Oculistas - tú necesitas uno.
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Si importa... - ante todo el respeto y bienvenida a desmotivaciones 
jajaja :)
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Dime como saludas  - en el chat de Fb/tuenti y yo te diré como eres
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Que fácil es decir Te Amo - Pero que difícil es escuchar un Yo No
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Al otro lado de la vida 1x159 - Supermercado IFAI, Midbar Norte
4 de octubre de 2008

Morgan y Bárbara encendieron las linternas al mismo tiempo. Ella
echó un último vistazo a Zoe antes de sumergirse en la oscuridad del
supermercado. Pasaron a través de un par de puertas acristaladas
automáticas, que yacían hechas trocitos en el suelo, y comenzaron a
inspeccionar el lugar. Un extraño olor reinaba en el ambiente. Ambos
trataron de convencerse que se trataba simplemente de comida podrida,
pero no las tenían todas consigo. Morgan gritó para llamar la
atención de cualquiera que estuviese entre esas cuatro paredes. Ambos
se quedaron en silencio esperando una respuesta que jamás llegó. De
alguna manera, los dos sabían que pasaría, aunque no tuvieran
motivos para ello.
	Los primeros estantes que vieron estaban vacíos en su mayoría, al
menos de comida, parte de la cual descansaba sucia y reseca en el
suelo, junto a sus envases rotos y un buen puñado de cajas. Cruzaron
por varios pasillos, iluminando las baldas. En algunas todavía
quedaba algún que otro artículo olvidado, pero la mayoría estaban
totalmente vacías; de lo que si estaban seguros era de que con lo que
ahí había no podrían cumplir su objetivo. Continuaron el camino
junto a la línea de cajas, hasta llegar a otro pasillo que a
diferencia del resto, parecía intacto. Era el pasillo de los
productos higiénicos. Al parecer la lejía y el líquido
limpiacristales no habían acabado de convencer a los anteriores
saqueadores. 
Llegaron al otro extremo de la tienda, y Morgan apuntó con la
linterna a una puerta que había más allá de la línea de cajas.
Gritó de nuevo con idéntico resultado, y se dirigieron hacia ahí,
pasando de largo la primera caja. Era la zona de empleados. Entraron y
vieron la puerta abierta de un baño al frente, y una puerta metálica
cerrada a conciencia al lado; la oficina. Estaban en un pasillo con
otras dos puertas en las que pendía un rudimentario cartel de papel
que rezaba “solo empleados”. El policía no se molestó en ir más
allá. Esa parte del supermercado con toda seguridad no contendría
nada útil que llevarse, y si hubiera habido alguien ahí dentro, ya
habría dado señales de vida a esas alturas.
Desanduvieron sus pasos hasta volver al último pasillo. Morgan
reparó en un enorme portón de metal que había en el muro de la
derecha. Lo enfocó curioso con la linterna. El portón parecía pesar
más de una tonelada; se veía robusto e impenetrable. Enfocó de
nuevo el pasillo en el que se encontraba. Ahí también había volado
prácticamente todo. Las neveras y los congeladores ofrecían el mismo
aspecto. Sólo lo que no era comestible y las cosas inútiles como la
levadura y el vinagre habían conseguido salvarse del multitudinario
saqueo al que había sido sometido el establecimiento.
Bárbara se aventuraba a entrar en ese pasillo cuando Morgan le llamó
la atención. Le ofreció su linterna y le dijo que le iluminase
mientras él trataba de abrir aquel enorme portón metálico. Bárbara
pensó que sería una estupidez, que no serviría de nada, pero
conociéndole, se limitó a asentir. Morgan se arremangó las mangas
de la camisa y agarró la puerta por una hendidura que tenía en su
parte izquierda. Respiró hondo y tiró con toda su fuerza hacia el
lado. Se sorprendió de lo sencillo que había resultado. La puerta
corrió sobre sus rieles sin ofrecer resistencia alguna, y ambos
pudieron ver docenas de palés repletos de todo tipo de cosas,
iluminados por unos grandes lucernarios que había en el techo.
La profesora se acercó rápido, mientras Morgan trababa la puerta con
algo que encontró junto a la entrada. Tuvo que llevarse una mano a la
nariz al recibir la bofetada de hedor que manaba de ahí. Se giró
para ver que junto a la puerta había un par de enormes cajas de
patatas y demás verdura en otros palés a su lado. Estaban todas
completamente podridas. Morgan repitió el ritual del grito, pero en
esta ocasión con una tímida sonrisa en la boca. Habían conseguido
lo que se proponían. Recuperó su linterna y enfocó en todas
direcciones. 
Al parecer, los anteriores saqueadores se habían conformado con lo
que había en la tienda. Esa puerta cerrada había infundido
suficiente respeto para que no se molestaran en tratar de abrirla,
para fortuna de quienes venían a robar ahora. Había palés de todo
tipo, la mayoría ordenados por sus distintos géneros. No harían
gran cosa con los de papel de cocina, pero los de agua y comida en
conserva serían su salvación. Era como un paraíso y hasta llegaron
a fantasear con quedarse ahí a pasar un tiempo; esa puerta resultaba
más que suficiente para evitar que entrase nadie que no estuviera
invitado, y ahí había comida para los cuatro, para los próximos
meses, si no años. 
Morgan se acercó a un traspalé eléctrico que había junto a una
verja abierta que separaba en dos el almacén, y giró la llave del
contacto. Unas lucecitas se encendieron en el panel de mandos, y el
pesado aparato emitió un agradable zumbido. Morgan sabía utilizarlo,
y lo arrastró unos metros, hasta pinchar con maña un palé que
tenía al menos una tonelada de todo tipo de alimentos envasados, la
gran mayoría en conserva. Lo estaba elevando para llevárselo hacia
la entrada y comenzar a descargarlo en el furgón, cuando creyeron
oír una voz proveniente precisamente de ahí.
El policía soltó lo que llevaba entre manos en ese preciso instante.
Ambos guardaron silencio, y escucharon de nuevo la voz. Era Zoe, y
recitaba sus nombres, algo más bajo de lo que era de esperar, pero
suficientemente claro. No parecía especialmente asustada, pero sí
tener bastante prisa por que le prestaran atención. Morgan se dio
media vuelta como alma que lleva el diablo, y corrió hacia la
entrada, con la escopeta en alto. Bárbara le miró un instante,
sintiéndose orgullosa por su reacción, y corrió tras él,
balanceando la pistola en su mano. Vio a Zoe iluminada por la luz del
exterior, al final de la segunda puerta automática, agitando las
manos para que se acercaran, con una mueca de preocupación en la
cara.
puntos 36 | votos: 36
te apuesto un 1000000 de dolares - a que este cartel  no llega a la principal
puntos 17 | votos: 19
Walt_k - hay estas tu y yo estoy en Chile ...
siente te feliz por que DESMOTIVACIONES.es esta cruzando el mundo
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Amor Infinito - Descripción Gráfica

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Es el!! -



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