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11.08.2011

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Veterano Nivel 1Geek

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Al otro lado de la vida -
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Un porro - La unica forma de escapar a veces
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No hay palabras para describir - lo que siento cuando un cantante/grupo/artista arruina toda su carrera
por el alcohol y las drogas.
puntos 15 | votos: 15
Ríete, -  ódiame, habla mal de mi... que al final de todo yo sé que te revienta verme tan feliz.
puntos 10 | votos: 10
Si existiésemos solo tú y yo... - ¡Que bien lo pasaríamos repoblando el mundo!

puntos 17 | votos: 19
Le regalé  - Una rosa y me dijo que era típico, pero bonito. Entocnes. se la
dibujé, se la di, y sonrió. Ahora no sé nada de ella.
puntos 78 | votos: 88
Al otro lado de la vida. - Bárbara despertó sobresaltada, tomando una gran bocanada de aire que
le provocó una arcada. Estaba tumbada de espaldas sobre algo mullido.
No obstante, le dolían todos los huesos y las articulaciones, y
acarreaba una gran jaqueca. Ignoraba dónde estaba y dedujo que se
encontraría en algún lugar cerrado, puesto que no podía ver nada.
Empezó a sentirse incómoda y decidió salir de ahí cuanto antes,
pero al tratar de incorporarse se golpeó la frente contra algo duro
y cayó de nuevo sobre esa especie de colchón que, por otra parte,
era muy cómodo. Trató de mantener la calma pero le resultó
imposible. Quería salir de ahí, y quería hacerlo cuanto antes.
	Levantó las manos y tanteó arriba y a los lados, encontrando una
frontera en todas las direcciones posibles, hasta darse cuenta que
estaba encerrada por todos los flancos en una especie de caja hecha a
la medida de su cuerpo. No tardó mucho en darse cuenta que la habían
metido en un ataúd. Entonces empezó a ponerse nerviosa de verdad.
Trató de recorrer con la mente todo lo que había hecho antes de
perder el conocimiento.
	En su interior empezó a tomar fuerza la idea de que estaba
enterrada, al menos dos metros bajo tierra, y que jamás saldría de
ahí, que enseguida se le acabaría el oxígeno y se ahogaría,
enterrada en vida. Eso acabó por destrozarle los nervios. La
angustia y el miedo empezaron a hacer mella en su ya maltrecha
estabilidad emocional, y comenzó a golpear con fuerza y sin medida
la tapa del féretro que la contenía. Muchos fueron los esfuerzos,
mucho el daño que se hizo en los nudillos, pero todo resultó
inútil. Colocó las palmas de las manos en la tapa y empujó con
todas las fuerzas que le quedaban, pero el resultado fue el mismo.
	Empezó a respirar agitadamente, presa del pánico, tratando de
alejar de su mente la inevitable imagen de su muerte, y se dio media
vuelta. Al hacerlo vio que de la esquina inferior del cajón de
madera emergía un leve hilito de luz, proveniente del exterior. Ese
simple dato le dio fuerzas para seguir luchando cuando ya
prácticamente se había abandonado a la consternación. Creyó que
tal vez no fuera demasiado tarde para salir de ahí. Volvió a dar
media vuelta, notando cada vez más pequeñas las dimensiones,
sintiendo una extraña sensación, como si el espacio que la
albergaba se hiciese cada vez más pequeño. La claustrofobia
empezaba a filtrarse por sus poros.
	La mandíbula y las manos comenzaron a temblarle y empezó a sentir
frío en la punta de todos sus dedos. Luchó una vez más por abrir
la trampilla que le permitiría salir al exterior y al no
conseguirlo, se puso cada vez más nerviosa. Golpeó con furia y
empezó a gritar sin control, pidiendo ayuda desesperadamente,
confiando que alguien, que alguien sano, le oyese y fuera en su
ayuda. Sabía que así tan solo conseguiría atraer a quien no era
bienvenido, pero eso ya le daba igual, no quería morir ahí dentro.
Prefería salir aún a sabiendas que ahí estaría más segura y
tendría una muerte más digna que la de muchos que le precedieron
desde que empezó esa pesadilla.
	Todo esfuerzo resultó inútil. El llanto siguió al los gritos, y
los golpes se fueron haciendo cada vez más débiles, a medida que se
iba abandonando al pesimismo, con una convicción cada vez más clara
de que esa sería su tumba. Acabó por dejar de golpear la tapa y
notó como se le secaban las lágrimas que habían corrido por su
piel hasta mojar el interior de sus orejas. Fue tranquilizándose
poco a poco hasta que consiguió que su agitada respiración se
transformase en un ligero silbido. Consiguió tranquilizarse por unos
minutos, limitarse a pensar, intentando no dejarse llevar por el
pánico otra vez, pero todo esfuerzo parecía inútil.
	Entonces se dio cuenta que estaba inmersa en el más absoluto
silencio. Desde que despertase hacía ya casi media hora, no había
oído absolutamente nada. Fue el contraste el que le hizo percatarse,
al oír un ruido lejano que le devolvió rápidamente al mundo real.
Aguantó la respiración por unos segundos para oír mejor, y acabó
determinando que se trataba de un ladrido. Dondequiera que estuviese
había un perro, y si ese maldito perro había conseguido sobrevivir
al éxodo, ella no tendría porque ser menos. Se quedó oyendo unos
segundos más, pero ya no había rastro alguno del ladrido. Empezó a
creer que lo había imaginado.
	Sabía que si se quedaba ahí quieta no conseguiría nada más que
morir encerrada, de modo que decidió afrontar su destino, sin
importar cuales fueran las consecuencias. Los precedentes indicaban
que no conseguiría nada empujando la tapa, hasta ahí había llegado
su entendimiento de la situación, de modo que trató de buscar una
alternativa, aunque pareciese imposible dadas las circunstancias.
Empezó a golpear con los hombros los lados del ataúd, tratando de
impulsarse cada vez con más fuerza, sin saber muy bien lo que
pretendía conseguir con ello. Los primeros golpes resultaron
inútiles, pero luego ocurrió algo.
	Un nuevo impulso hizo que el ataúd cediese un poco, moviéndose
ligeramente hacia un lado. Tenía ya los hombros doloridos, pero esa
buena noticia le llenó de fuerzas para continuar luchando. Dio más
y más golpes. La mayoría de ellos resultaban igualmente
infructuosos, pero de vez en cuando veía como el ataúd se movía
ligeramente, lo cual aún le daba más fuerzas para seguir. Cada vez
más confiada, haciendo caso omiso al punzante dolor que acarreaba en
los hombros, continuó dando bandazos de un lado al otro, con mayor
fuerza y convicción a cada golpe, hasta que algo le hizo parar.
	Llegó un momento en el que oyó un fuerte golpe. Parecía como si
algo muy pesado hubiese caído al suelo y se hubiera roto, pero ella
apenas se había movido unos centímetros. Volvió a quedarse
callada, respirando agitadamente, con el corazón latiéndole a toda
velocidad. Fue entonces cuando comprendió lo que había ocurrido.
Una amplia sonrisa se dibujó en su ajada cara al tiempo que se
disponía a dar el siguiente paso, que no sería más que el comienzo
de una larga odisea.
puntos 17 | votos: 17
Las mejores cosas - suceden cuando menos ojos están mirando.
puntos 9 | votos: 9
Quiero - volar como un avión, llorar como el silbido de un tren largo negro,
bailar bajo la lluvia torrencial, escupir en el ojo del huracán . . .
puntos 9 | votos: 9
¡Vilma! - ¡Ya estoy en casa!

puntos 4 | votos: 6
Al otro lado de la vida -
puntos 12 | votos: 14
Permítanme decirles - Que buscando alguna imagen sobre el hambre he derramado algunas
lágrimas. Las personas que más “defienden y combaten” el hambre
en el mundo son las peores. Inglaterra desvió 2’2 millones de €
que iban a paliar la hambruna de África, y Madrid se va a gastar 50
millones de € para que su “santidad el Papa de Roma” visite sus
países, cuando un anillo de su viejo dedo podría salvar MILLONES de
vidas. Que bonito señores creyentes, que bonito.
puntos 9 | votos: 9
Desmotivación - Que unos nos preocupemos por subir buenos carteles y otros por subsistir.
puntos 11 | votos: 11
compartida, - la vida es mas
puntos 7 | votos: 7
Al otro lado de la vida -

puntos 11 | votos: 11
Por esas madres - que no te dejan comer un bollicao porque lo han oido en Saber Vivir
puntos 9 | votos: 19
Típico, - que me vean por la calle y se pellizquen para ver si están soñando.
puntos 12 | votos: 12
Hay 2 clases de perdón - En el que se perdona al pecador
y
En el que, el pecador, se perdona a si mismo
puntos 8 | votos: 8
Desmotiva - Que te usen para dar celos y que estés pensando que estás saliendo con una persona.
puntos 11 | votos: 13
Stephen King - La esperanza es una cosa buena, quizá la mejor de todas, y las cosas
buenas nunca mueren.
Una mente realmente privilegiada.

puntos 7 | votos: 7
Ella - fue quien cometió el error, pero aún así, le tengo que pedir perdón yo.
puntos 12 | votos: 12
Muero por ti - pero prefiero que no lo sepas.
puntos 6 | votos: 6
Noche de reproche - En la certeza de mi vida pido que nadie me visite, que venga aquí la
noche y me lleve a su escondite.
Quería apretar cada momento, resistirme a despedirme, y de tanto que
apreté dejé secuela antes de irme.
Mi cerebro se equivoca, se confunde con mi amor, piensa en quien no
toca, y lo hace sin control.
Yo la obsequio con palabras, y ella no hace ningún caso… He seguido
un dulce sueño que ha acabado en fracaso.
puntos 20 | votos: 20
Motiva - Ayudar a juntar a dos personas que se separaron por un malentendido.
puntos 2122 | votos: 2250
Sabias que el chocolate negro - da en nuestro cuerpo una reaccion muy similar a la que produce la marihuana ?

puntos 1999 | votos: 2047
No debiste acostumbrarme - a tu voz, si después sólo ibas a dejarme silencios.
puntos 2083 | votos: 2133
¿No sabes como  - decírselo a tu padre?
Pues envíale la foto ..
puntos 1845 | votos: 1883
Si estás solo, - es porque nadie te sabe acompañar
puntos 2209 | votos: 2371
Esa sensacion de superioridad - Cuando vas andando por la calle y alguien te pregunta una direccion
puntos 16 | votos: 16
Sonrisa - Es fácil hacer reír, pero complicado ayudar a una persona triste.





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