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08.07.2012

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puntos 11 | votos: 11
Todos somos poesía - Que espera aún quien llegue a convertirnos en verso y en prosa.
puntos 2 | votos: 2
Estado Sentimental: - Envidios@ de que otros tienen boletos para ver a lady gaga en concierto y yo no.
puntos 7 | votos: 7
Me desmotivo - Cada vez que pienso en tí
puntos 7 | votos: 7
Aprende - de tus errores, no de los errores que los demás cometen contigo
puntos 6 | votos: 6
Dime tu - ¿Qué tanto me amas?
lo suficiente para prometerme el cielo, o lo suficiente para
regalármelo?, para dejarlo en silencio, una noche lluviosa al lado de
la puerta de mi apartamento, y verme feliz cuando reciba mi pedazo de
cielo, un cielo que me hará feliz, que me vendrá como un milagro, y
viviré como un ángel sin compartirlo contigo.

puntos 5 | votos: 5
Adoro ese vehículo - que me transporta de tus ojos a tu boca.
puntos 4 | votos: 4
quiero dibujar mi camino - con el tuyo, y que nuestros trazos camines con sus dedos hacia el
infinito, con sus movimientos sutiles y precisos, danzando de forma
arrítmica conociendo las estrellas y el universo en una sola pieza,
pequeña. nuestro cuarto será el cielo, el cielo en un cuarto eterno
y preciso con un solo cuerpo doble, moviéndose por ese cielo
universal de forma única, en un espacio infinito parecido al del
espacio eterno, hasta que ya no haya que respirar y nos tengamos que
morir de amor o resignación.
puntos 3 | votos: 3
continuidad en los parques - Había empezado a leer la novela unos días antes. La abandonó por
negocios urgentes, volvió a abrirla cuando regresaba en tren a la
finca; se dejaba interesar lentamente por la trama, por el dibujo de
los personajes. Esa tarde, después de escribir una carta a su
apoderado y discutir con el mayordomo una cuestión de aparcerías
volvió al libro en la tranquilidad del estudio que miraba hacia el
parque de los robles. Arrellanado en su sillón favorito de espaldas a
la puerta que lo hubiera molestado como una irritante posibilidad de
intrusiones, dejó que su mano izquierda acariciara una y otra vez el
terciopelo verde y se puso a leer los últimos capítulos. Su memoria
retenía sin esfuerzo los nombres y las imágenes de los
protagonistas; la ilusión novelesca lo ganó casi en seguida. Gozaba
del placer casi perverso de irse desgajando línea a línea de lo que
lo rodeaba, y sentir a la vez que su cabeza descansaba cómodamente en
el terciopelo del alto respaldo, que los cigarrillos seguían al
alcance de la mano, que más allá de los ventanales danzaba el aire
del atardecer bajo los robles. Palabra a palabra, absorbido por la
sórdida disyuntiva de los héroes, dejándose ir hacia las imágenes
que se concertaban y adquirían color y movimiento, fue testigo del
último encuentro en la cabaña del monte. Primero entraba la mujer,
recelosa; ahora llegaba el amante, lastimada la cara por el chicotazo
de una rama. Admirablemente restallaba ella la sangre con sus besos,
pero él rechazaba las caricias, no había venido para repetir las
ceremonias de una pasión secreta, protegida por un mundo de hojas
secas y senderos furtivos. El puñal se entibiaba contra su pecho, y
debajo latía la libertad agazapada. Un diálogo anhelante corría por
las páginas como un arroyo de serpientes, y se sentía que todo
estaba decidido desde siempre. Hasta esas caricias que enredaban el
cuerpo del amante como queriendo retenerlo y disuadirlo, dibujaban
abominablemente la figura de otro cuerpo que era necesario destruir.
Nada había sido olvidado: coartadas, azares, posibles errores. A
partir de esa hora cada instante tenía su empleo minuciosamente
atribuido. El doble repaso despiadado se interrumpía apenas para que
una mano acariciara una mejilla. Empezaba a anochecer.
    Sin mirarse ya, atados rígidamente a la tarea que los esperaba,
se separaron en la puerta de la cabaña. Ella debía seguir por la
senda que iba al norte. Desde la senda opuesta él se volvió un
instante para verla correr con el pelo suelto. Corrió a su vez,
parapetándose en los árboles y los setos, hasta distinguir en la
bruma malva del crepúsculo la alameda que llevaba a la casa. Los
perros no debían ladrar, y no ladraron. El mayordomo no estaría a
esa hora, y no estaba. Subió los tres peldaños del porche y entró.
Desde la sangre galopando en sus oídos le llegaban las palabras de la
mujer: primero una sala azul, después una galería, una escalera
alfombrada. En lo alto, dos puertas. Nadie en la primera habitación,
nadie en la segunda. La puerta del salón, y entonces el puñal en la
mano. la luz de los ventanales, el alto respaldo de un sillón de
terciopelo verde, la cabeza del hombre en el sillón leyendo una
novela.
puntos 2 | votos: 2
Un Cronopio pequeñito - buscaba la llave de la puerta de la calle en la mesa de luz, la mesa
de luz en en dormitorio, el dormitorio en la casa, la casa en la
calle. Aquí se detenía el cronopio, pues para salir a la calle
precisaba la llave de la puerta. :-)
puntos 5 | votos: 5
Es divertido - hasta que alguien termina herido...
entonces es graciosísimo.

puntos 2 | votos: 2
Cómo puedo estar perdido? - Si no tengo a dónde ir?
puntos 3 | votos: 3
Aveces extrañas tanto a alguien - Que te olvidad que estás mejor sin esa persona
puntos 6 | votos: 6
Cuando pienso en ti - ya no me siento tan solo
puntos 1 | votos: 1
Porque alguna vez - alguien me habló de dejar de ser niño y dejar esos se sueños atrás
y soñar cosas de adultos.
la verdad,  no se puede dejar de ser niño, hay que soñar como niño.
puntos 4 | votos: 4
Todo será lo mismo. - La lluvia seguirá bajando y tocaré tus palabras, besaré tus
sonrisas, oiré tus miradas y veré tu alma en los infinitos, eternos
giros del destino.

todo será lo mismo
pero ya nada será igual.

puntos 3 | votos: 3
por esos pequeños detalles - que hacen de nuestra vida, algo único y diferente
puntos 6 | votos: 6
NO Hay nada más serio - que un niño jugando
puntos 5 | votos: 5
Me Basta Mirarte - para saber que con vos me voy a empapar el alma.
puntos 5 | votos: 5
Todavía no sé - Quienes son los ricos, y quienes son los pobres en esta vida
puntos 3 | votos: 3
por esas navidades - que cada vez parecen menos navidad, por esos niños que cada vez son
menos niños, y esas personas que cada vez parecen menos personas,
hasta que todo desaparece

puntos 3 | votos: 3
Aquellas personas - que se van cuando las queremos y vuelven cuando las necesitamos
puntos 3 | votos: 3
El problema - el problema de estudiar en una universidad mediocre, es que cuando te
gradúes, vivirás como un mediocre.
puntos 4 | votos: 6
Humanos - con sus problemas imaginarios, y yo aquí de lo más contento viendo History Channel
puntos 4 | votos: 4
NO IDIOTA - ahora todos creen que ser bipolar es bueno y es una moda, mucha gente
cree que es algo cool y quiere imitarlo, pero la verdad es que a
bipolaridad es psicosis maníaco-depresiva, es una enfermedad mental
seria que por lo general necesita atencion médica y una fuerte ayuda
psicológica, básicamente el estado más básico de la bipolaridad es
la depresión y puede llegar a ser un trastorno esquizoafectivo, que
sería más o menos estár totalmente chiflado y ser un psicótico.

Eso que tu tienes no es ser bipolar, es tener personalidad y expresar
diferentes emociones ante diferentes circunstancias, ¿cuál es la
manía de llamarse bipolares?, cuando lo que suelen tener son
arranques hormonales, o ganas de llamar la atención y ser diferentes,
no deben tener ni idea de lo que es un trastorno real, por estar tan
ocupados lidiando con sus sentimientos y emociones una cosa es
sufir un trastorno que te dificulta la convivencia contigo mism@ y con
tu entorno , otra despertarte por la mañana con ganas de ser únic@
y decidir ser bipolar, por que está de moda, me hace especial,
diferente y es chévere.



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