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09.11.2011

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Veterano Nivel 1

puntos 8 | votos: 10
... are made of you -
puntos 8 | votos: 8
La criatura creyó - que el dragón acudía a velar su delirio. No quiero que vengas a
morir a mi vera. Ese no puede ser tu fin, te queda mucho por hacer.
Que la compasión que sientes por mí no te haga caer, aunque sé que
mi frío te consuela. Vivir en esta tristeza es tan cómodo... y tan
difícil salir de ella. Debes ser fuerte y abandonarme. Hazlo por mí.
Disfruta la vida que me está vetada. Imaginó que se acurrucaba
junto a ella para que su soledad fuera más llevadera.
 
Y en la noche inmemorial de los tiempos, respiró el infinito de su
cuerpo
puntos 9 | votos: 9
... y de las últimas - ya no es consciente
puntos 13 | votos: 13
Al fin y al cabo, - el instinto de la criatura no le había fallado: no existía un
segundo gemelo, tan solo había un Ser que, dependiendo de los aires
oníricos, cambiaba la turbiedad de su mirar, en consonancia con el
Gran Lago.
 
La pequeña criatura sintió desfallecer, pero no cesó de beber hasta
que la oscuridad del Ser fue reemplazada por una clarísima belleza
que hacía llorar a la tierra. Llegado ese momento, se apartó del
agua y, cayendo al suelo, comenzó a tiritar, enferma de muerte
puntos 10 | votos: 10
Carol no quiere huir más. - Decide plantarle cara al dolor y ser dueña de su destino. No le
importa lo más mínimo si lo que hace es correcto o no. Por una vez
en su vida, se atreve a mirar de frente a sus miedos y deja de vivir
de espaldas al mundo. Hastiada como está de sí misma, la solución
le parece terriblemente fácil. 
Ignora el constante timbre del teléfono y coge las pastillas

puntos 7 | votos: 7
La criatura no quería huir más. - Nunca creyó en el destino, sino en que son las decisiones las que
marcan el camino.

El Ser se adivinaba, a pesar de todo, profundamente torturado, y ella
se sintió conmovida. Decidió aliviar su suplicio y se inclinó sobre
las aguas envenenadas. Mojó sus labios y al instante los notó arder.
Pero no cejó en su empeño, y siguió bebiendo por mucho que la
miseria que había contaminado el Gran Lago la matara por dentro. El
majestuoso Ser se alejó por un momento, pero después se acercó aún
más a ella, pues la criatura mitigaba su martirio
puntos 7 | votos: 7
Después recordó - a los que había dejado atrás en su búsqueda de una solución. Los
que peleaban por el restablecimiento de la calma, por el retorno de
los días de paz. Recordó a los que en algún momento la habían
acompañado en sus viajes, especialmente al dragón. No era capaz de
abandonarle a su suerte, no ahora que tenía la posibilidad de ayudar.
Optar por el egoísmo quizás hubiera sido demasiado sencillo.
Se alzó contra la lujuriosa maldad del Ser
puntos 4 | votos: 6
Se sintió seducida - por semejante atmósfera, en la que se unían la más salvaje libertad
y la más absoluta dependencia. Libertad para no amar a nadie más que
a uno mismo, pero siendo esclavo de las propias fronteras. Todo esto
ofrecía el veneno en que el Ser se sumergía y que a la criatura
tanto fascinaba. Qué fácil le hubiera sido caer en aquellas aguas
ponzoñosas... Soñó con empapar sus vísceras y tornarse oscura como
el Ser para olvidarse hasta de sí misma
puntos 7 | votos: 7
Al compás - de una cadencia sensual se movía grácilmente su cuerpo esbelto. El
Ser resultaba voluptuoso, como solo la crueldad sabe serlo. El aire
que respiraba oscurecía; nadie hubiera osado jamás sostenerle la
mirada. La pequeña criatura, aun temblando de terror como estaba,
atisbó al magnífico Ser. Este se dio cuenta de la presencia de ella,
y sus mandíbulas descarnadas parecieron reír con desdén. Un aliento
de Muerte llegó hasta la criatura. Aun así, brilló en la pupila del
Ser una sombra de luz
puntos 4 | votos: 4
La caricia del sol - solía nublar sus mejillas. Cierra los ojos y y siente la fugacidad
del calor. Hormiguea sobre su piel y la llena de dolorosa paz. Orfeo
no dormirá al infernal can por ella, mas Carol tiene envidia de los
muertos. Regodearse en su suplicio es lo único que la hace volar,
pues la aterra que sus sueños se cumplan.
Baudelaire la quiere en su cama, pero tras unas cuantas rayas ella ya
no cree en nada

puntos 6 | votos: 6
El Ser se deslizaba con elegancia - y a su paso la oscuridad se adueñaba de todo. La criatura sintió
terror ante semejante presencia, y supo que se encontraba ante el
gemelo del que hablaban las leyendas. Sin embargo, su instinto le hizo
desconfiar... ¿realmente había dos hermanos?
puntos 9 | votos: 9
La criatura retrocedió, - espantada por lo que acababa de ver.
Con la muerte del Sol, sobre Oniria se cernieron nubes tenebrosas.
Procedente de las brumas surgió un Ser que enturbió el agua clara
con su ala de sombra
puntos 10 | votos: 10
En sus ojos - no había ni rastro del dolor que habitaba en su alma. Parecía
anestesiada, indiferente. Pero lo que el Consejo veía era lo
contrario. Aquella inmensa tristeza resultaba difícil de soportar.
Revelaba eternas noches entregadas a la más ciega y febril esperanza,
y ya no había más lágrimas. En su lugar, solo quedaba oscuridad.
Nadie se atrevió a decir lo que todos sabían por haber visto el
motivo de aquella masacre en el alma abierta de la criatura lírica.
Los espíritus derramaron las lágrimas que la joven no podía
derramar
puntos 8 | votos: 8
El Consejo Onírico - se manifestaba a través de los sueños de las criaturas líricas,
escasos seres que servían de contacto entre el mundo anodino y el
onírico.
Hondamente preocupados por el aura de una de sus criaturas, llegaron a
su sueño. Se trataba de una joven cuyos ojos se habían secado.
Los venerables seres etéreos la obligaron a mirarles, pues sus
pupilas ausentes rehuían el contacto. En aquel momento, sucedió.
 
El alma de la criatura lírica se abrió violentamente. Un abismo
negro y frío como el corazón de la Muerte en su pecho, que los
sabios contemplaron con incredulidad y sin saber qué hacer. El Horror
palpitaba allí mismo, tan cercano que resultaba obsceno
puntos 5 | votos: 5
Era un rostro desconocido - en el agua. La criatura no sabía de quién se trataba, pero aquellos
rasgos morenos la atrayeron hasta que no vio nada más y el resto de
imágenes se difuminaron. Una figura extraña... una fémina, tal vez,
a la que rodeaban numerosos espíritus. Nunca había visto nada
semejante. La escena la embebió y solo fue consciente de lo que el
agua le mostraba

puntos 5 | votos: 5
El espíritu de la noche - queda henchido del silencio del horizonte enlutado y su bronco
respirar. Carol contempla la ciudad que duerme el delirio de la
madrugada.
Vela por todos mientras ella juega a soñar la muerte
puntos 5 | votos: 5
Al principio vio su reflejo, - aunque un tanto distorsionado, pero después comenzó a intuir sombras
que se retorcían en el agua, incluso rostros escalofriantes. Algunas
formas fueron concretándose, hasta que fue capaz de ver lo que
parecía una escena completa...
puntos 5 | votos: 5
Se inclinó sobre ella. - Desde hacía tiempo, sentía un fuerte mareo que, en realidad, no le
desagradaba del todo. Las náuseas parecían hacerla flotar... No era
consciente de sus propios límites, y pensó en que se resultaba a sí
misma una extraña.
 
Contempló las aguas sinuosas
puntos 6 | votos: 6
Ahora que había llegado - a su destino se sentía extrañamente vacía. Ignoraba cuál iba a ser
el siguiente paso para ayudar a los suyos, pero de momento se dejó
contagiar por la inquietante calma del bello Lago. Respiró con cierto
masoquismo el hedor a podredumbre que le llegaba de la orilla, y se
acercó a esta
puntos 4 | votos: 4
Esclava de la congoja, - no le resultó complicado incluso sonreír con desdén al llegar al
Gran Lago del que tanto hablaban las leyendas.
 Era allí donde las grandes fuerzas oníricas se desataban, y por
causa de la guerra, o como origen de esta, las aguas estaban oscuras y
nauseabundas

puntos 7 | votos: 7
Un corazón de hielo - solo puede ser calentado si el fuego es constante.  La distancia no
solo separa los cuerpos... y la pequeña criatura lo estaba sufriendo
en sus propias carnes. Pensar en haber perdido todo lo que un día
consiguió hacía que se abocase irremediablemente a los lugares más
turbios de Oniria
puntos 4 | votos: 6
Se dio cuenta - de que llevaba una vida miserable. Siempre escondiéndose, temerosa de
la sombra y de la luz, del huracán y de la calma. Siempre esperando
con aprensión la siguiente caída al abismo más absoluto, el del
terror a vivir. Y fue la vergüenza lo que la instigó a seguir
adelante, para al menos ser dueña de su destino y no decepcionar de
nuevo a quienes habían confiado en ella
puntos 10 | votos: 10
Pero los espíritus del camino - la torturaban. La criatura era desconfiada, mas nunca antes se había
sentido tan aterrada. Tenía miedo de existir. Pensó que si se
quedaba quieta, muy quieta, encogida y temblorosa, y no emitía ni el
más leve ruido, a lo mejor las sombras se olvidarían de ella
puntos 11 | votos: 11
Seguía, hundida en el cieno, - a aquel hechizante fulgor que desde hacía rato revoloteaba delante de
ella y parecía indicar el camino correcto
puntos 8 | votos: 8
A su paso - comenzaron a proliferar flores de Ichpochtli, que se alimentaban de su
sombra y antes de nacer ya se habían marchitado

puntos 13 | votos: 13
Huía a través de ocultas veredas. - Rasgó su espalda para que de ella nacieran nuevas alas, húmedas de
veneno sangriento, pero tan solo consiguió que la envolvieran y la
asfixiaran sin siquiera alzar el vuelo. El sueño de surcar los cielos
murió junto al resto
puntos 7 | votos: 7
Carol no ha nacido; - la han cagado.
Si hubiera tenido las persianas abiertas habría visto la salido del sol.
 
¿Cómo coño se han hecho esas heridas en su piel?
puntos 4 | votos: 4
El instinto de supervivencia - hizo que se arrastrara para ocultarse, aún medio inconsciente, hasta
el borde del camino: había oído el rumor de unos pasos guerreros.
 
Absorta contempló a unas criaturas (las primeras que veía desde que
salió de los Bosque Ígneos) que probablemente acudían a luchar a
algún frente perdido.
Hace tiempo que perdió la cuenta de las veces que había envidiado
cuerpos esbeltos y firmes, seguridad y fuerza ajenas... Llegado a ese
punto, casi le daba igual ser pequeña e incapaz, simplemente se
dejaba llevar
puntos 4 | votos: 4
Son siete los pecados capitales. - Ha cometido todos y cada uno de ellos.
El primero es la lujuria, en la que se vio envuelta demasiado pronto.
El segundo es la pereza, a la que algunos llaman depresión.
Solo cometió gula en los momentos en que se cansó de no ser un
cuerpo 10 y se resignó a ser un, a sus ojos mediocre, 7.
Raro es el día en que no peca de ira, que la acomete violenta y
destructivamente.
El quinto pecado es la avaricia pero, para ser realistas, ¿quién no
soñaría con un futuro dorado gracias a la de billetes que le meten
en el tanga?
La soberbia fue lo que la alejó de tantos seres queridos; nació y
morirá con ese estigma.
El séptimo pecado es el de la envidia. Le reconcome saber que si
viviera en un cuento de princesas ella sería la madrastra, celosa de
las que son puras y hermosas, tal y como le pasa con su hermana menor
(tan graciosa y responsable, tan querida...)
 
Carol ha cometido durante toda su vida los siete pecados capitales, y
solo el de la envidia pesa en su conciencia
puntos 11 | votos: 11
Probablemente - el hambre y el cansancio fueran los culpables de los vértigos que
sufrió, y solo tuvo tiempo de sentir un turbio y fugaz temor a la
muerte antes de desfallecer. Allí en mitad del camino quedó
desmadejada, quién sabe durante cuánto... mientras tanto, ella
creyó soñar con los días en que volaba a lomos del dragón

puntos 6 | votos: 6
Su imaginación febril - saltaba de un lado a otro con frenesí, corroída por la
incertidumbre.
La mataba no controlar la situación, y sintió que el corazón le
latía a toda velocidad arrítmicamente. La debilidad volvia a
apoderarse de ella...
puntos 6 | votos: 6
Cuando partió - tenía muy clara su encomienda, pero ahora... ahora se sentía
confusa. 
Se susurraba de vez en cuando a sí misma para que el silencio no le
resultara tan denso.
Creyó haber perdido el juicio, y solo era consciente era de que, como
fuera, debía llegar hasta el Gran Lago
puntos 6 | votos: 6
Hacía mucho tiempo - que no le llegaban noticias de la guerra. No saber si quedaba alguien
vivo le provocaba una vaga pero atenazante sensación de náusea. Por
nada del mundo contemplaría siquiera la posibilidad de que estaba
completa e irremediablemente sola
puntos 7 | votos: 7
Se alejaba de los Bosques Ígneos - y en su delirio creyó ver fantasmas del pasado que se reían de su miseria. 
Los pies sangrantes soñaban con volar
puntos 8 | votos: 8
Llama al trabajo - diciendo que no puede ir porque está enferma, sin ser consciente de
la verdad que encierran sus palabras.
Las horas se confunden con los días, y Carol no hace más que matar
el tiempo mirando al techo, sin preocuparse de comer o de respirar
aire fresco. De vez en cuando contesta desganada las llamadas de
Katerina, pero ni siquiera a ella le abre la puerta.
Decide ser débil. Decide que la presión ha acabado por quebrar sus
costillas. Y para celebrarlo se toma otro Valium

puntos 6 | votos: 6
Se dio cuenta - de que empezaba a cojear. Ni siquiera sabía dónde estaba... Mediocre
criatura. ¿La dureza del mundo te aterra? Quiso ser fuerte por todos
a los que quería, especialmente por el dragón, que la estaría
esperando... quiso recordar los momentos en que más feliz fue, quiso
refugiarse en aquella paz. Pero se colaban entre el caudal de
recuerdos las imágenes que tanto la torturaban
puntos 6 | votos: 6
Rumiaba en silencio lo ocurrido - con los flamígeros: ella tan solo había intentado ignorarles, y
ellos habían buscado hacer reaccionar de la manera que fuese a la
criatura. Tran tantearla y descubrir que no suponía ninguna amenaza,
se habían arrojado sobre ella como depredadores, mofándose de su
escasa fuerza.
 
¿Por qué a ella le avergonzaba usar sus colmillos? ¿Es que acaso
los flamígeros habían tenido algún reparo en zarandearla y herirla?
Ah, cuánto resquemor guardaba en su frágil pecho.
En la mirada del inflama se había visto bella pero quebradiza
puntos 8 | votos: 8
Oscurecía. - En los Bosques, sin embargo, apenas se notaba. La criatura se puso en
pie y reanudó su camino. Curiosamente, las imágenes del inflama
pesaban en su corazón, pero aligeraban sus pies. Cruzó en soledad
los caminos de fuego.
No saber nada del dragón ni de la guerra la desasosegaba sobremanera,
y no veía el momento de reunirse con los suyos. 
Se sentía resentida contra ella misma y contra los flamígeros, que
habían hecho desaparecer la poca confianza que tenía en los demás
seres
puntos 4 | votos: 4
Paulatinamente, - los inflamas que se habían reunido en torno a ellos fueron
desapareciendo. El último en marchar fue el de la criatura, a la que
miró de forma compasiva antes de abandonar el claro con sus bellos
ojos dorados
puntos 5 | votos: 5
Gimió, incapaz de soportar - el caudal de tormento, y las lágrimas acabaron por recorrer sus
mejillas. Pero no apartó la mirada. Fue el inflama quien lo hizo,
dejando espacio a la sollozante criatura, quien tenía la sensación
de haber envejecido varios miles de años. El espíritu volvió a
rozarla.
 
Hipando, la criatura se sentó. Quiso preguntar el porqué de aquella
situación, pero tenía la certeza de que la única respuesta que
obtendría sería el crepitar de los Bosques Ígneos

puntos 5 | votos: 5
Fue presa de la sugestión - de aquellos ojos espectrales. A través de ellos se adivinaban tiempos
inmemoriales, augurios de guerra y de paz, vaticinios de vida y
muerte.
La criatura se enterneció, consciente de la pesadumbre del inflama,
que debía soportar todo el dolor de esas imágenes. La amargura que
aquel inflama le transmitió, habría de instalarse en su pecho para
no volver a salir nunca
puntos 14 | votos: 14
Le da asco salir de casa - y encontrarse con miradas obscenas. Le repugna ser dependiente, y eso
que para dormir a veces necesita un Valium. Ha decidido no volver a
cruzar la puerta. No quiere que el sol ilumine su piel cetrina.
Asqueada consigo misma y con el mundo, se encierra entre cuatro
paredes por no hacer frente a lo que la está matando. Se rebela
contra la prostitución de las sonrisas
puntos 11 | votos: 11
Sonrió: - un inflama la había encontrado a ella antes.
Era un hermoso espíritu ígneo de forma cambiante, cuyos ojos dorados
contenían todo el saber de Oniria y de los demás mundos.
El incorpóreo ser se acercó hasta que estuvieron cara a cara. Manos
áureas recorrieron el rostro de la criatura, quien se estremeció. El
inflama la miraba directamente
puntos 11 | votos: 11
La criatura corrió - hasta que le falló la respiración. Agotada, miró a su alrededor
para decidir qué camino tomar.
Un extraño fulgor captó su atención. La criatura se quedó
inmóvil, observando... Procedente de la espesura, el resplandor
avanzaba tres pasos y retrocedía dos. Despacio, y con el corazón
agitado, fue aproximándose sigilosamente.
 
La sombra de fuego se descubrió ante ella
puntos 6 | votos: 6
Los demás se quejaron, - reclamando atención. El flamígero alzó la vista, y se distrajo por
un momento. La criatura, harta de vejaciones, aprovechó para morderle
cruelmente. Él la soltó, pillado por sorpresa y dolorido.
Sin darse un segundo de respiro, y pese al golpe que sufrió contra el
suelo, echó a correr como una exhalación, dejando a los flamígeros
pasmados. La persiguieron durante un rato, pero pronto se aburrieron.
Su naturaleza volátil les impedía concentrarse demasiado en una sola
cosa

puntos 5 | votos: 5
En un abrir y cerrar de ojos - la rodearon. Como no la consideraron una amenaza, varios la agarraron
y subieron a las copas de los árboles de fuego. Ella intentaba
zafarse, entre chillidos coléricos que causaban una gran hilaridad.
Los flamígeros reían alborozados, y comenzaron a arrojarse a la
criatura unos a otros. 
En un momento dado, casi cayó desde las alturas, pero un raudo
flamígero consiguió sostenerla. Las miradas de ambos seres se
cruzaron. La de ella fue desafiante. Sus ojos inmensos, acusadores,
traspasaron al otro, que no supo reaccionar
puntos 5 | votos: 5
La intensa luz la cegaba, - de modo que caminaba casi a tientas.
Como salidos de la nada, un grupo de Flamígeros surgió de entre la
foresta. Intrigados por la presencia de la criatura, se acercaron a
ella, quien les ignoraba por completo pese a que armaban un escándalo
considerable. Sin embargo, los Flamígeros adoran ser el centro de
atención, y decidieron darle un escarmiento
puntos 7 | votos: 7
Las quemaduras - le eran indiferentes; ella había hecho frente a fuegos peores, de
esos que roen y abrasan las entrañas e impulsan al homicidio. Ese
fuego que le hizo en su día querer morir, el que le llevó a
preguntarse si alguna vez fue realmente pura, siquiera al nacer, o si
ya desde su concepción la semilla que dio lugar a su nacimiento era
sucia. Por ello despreciaba el fuego de los Bosques, y resistía
estoicamente el dolor de las heridas que se le abrían en la piel a
cada paso
puntos 7 | votos: 7
Por las sendas - despejadas de llamas muchos intentaban cruzar, ignorando que el fuego
de los Árboles cierra todo camino a los cobardes.
La criatura no tenía miedo. Al fin y al cabo, había pasado por cosas
peores
puntos 8 | votos: 8
La sombra de la desesperanza - se alejó de la criatura. Pese al cansancio, se fue abriendo paso
entre las envolventes ventiscas de fuego.
Aquí y allá crecían pequeños matojos que se retorcían al son de
las llamas que les animaban. Sus pies albos dejaron de pisar tierra
seca y apelmazada, y pasó a caminar sobre un lecho de hierba
ardiente, cuyo humo se elevaba hacia el inclemente sol





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