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12.05.2013

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El viaje en metro - vo en el Reino Unido. Una compañera de trabajo se enteró de esto por
su novio. Él trabaja con alguien que le contó que la amiga de su
hermana se subió al metro para ir a su casa hace algunas semanas.
Cuando entró notó que había cinco filas de asientos vacíos,
excepto por la última fila, que tenía a tres personas. Como le dio
un poco de miedo, se sentó en el lado opuesto a estas personas, a
varias filas de distancia. Se acomodó y dirigió su mirada a la mujer
que venía con los hombres, que la veía fijamente.

Sacó su libro y comenzó a leerlo, pero cada vez que volteaba a la
mujer ésta parecía seguirla viendo. El metro se detuvo en la
siguiente estación y se subió un hombre: observó detenidamente el
interior del metro, la vio a ella y a las personas en el lado opuesto
y se fue a sentar con ella. En tanto el metro partía a la siguiente
estación, el hombre se inclinó hacia ella y le susurró en el oído,
«si sabes lo que es bueno, te bajarán en la siguiente estación
conmigo». Ella estaba helada, pero supuso que lo mejor sería hacerle
caso, pues en la siguiente estación habría bastante gente.

Llegaron a la estación y ella se bajó con el hombre, quien empezó a
decirle, «gracias a Dios. Lo siento, no quise asustarte, pero tenía
que sacarte de ahí. Soy doctor, y la mujer sentada en los últimos
asientos estaba muerta y los dos hombres a su lado la habían
arreglado». De acuerdo al tipo que contó la historia, la chica y el
doctor llamaron a la policía, quienes detuvieron el metro en la
siguiente estación.
puntos 8 | votos: 8
El curioso caso del Sr. Thompson - Noches atrás el viejo hombre yacía ebrio y destrozado en el sillón
de su casa por la muerte de su querida Abigail; él no lo podía
creer, hace sólo unas semanas habían celebrado su duodécimo
cumpleaños y ella reía y saltaba como si su vida sería próspera
por muchos años más. Pero por hechos del destino, y caprichos que
muchos aún no pueden digerir, ella se fue, dejando un hoyo gigantesco
en Richard Donovan Thompson.

La muerte de la única hija de Rick fue realmente espeluznante para
nuestro pequeño pueblo de Bigtown, en Colorado. La noticia rodeó no
sólo el lugar, sino que revoloteó por todo el país como un terrible
caso de asesinato y violación, pues según los forenses la pequeña
sufrió de múltiples ataques de violación y tortura; su pequeño
cuerpo fue hallado maltrecho y destrozado en las afueras del pueblo,
en un paraje desolado del bosque. Las descripciones de los
profesionales indicaron que fue torturada con varios instrumentos
quirúrgicos básicos de un cirujano, como bisturíes, dilatadores y
lancetas, para rasgar su delicada piel, y su inocencia. Lo más
desagradable y horripilante del caso fue que hallaron el cuerpo de
Abigail decapitado y bañado en sangre, y una marca sucia y de
protagonismo estaba dibujada en su espalda con carboncillo, el bastón
de Esculapio.

Yo estuve en la escena del crimen al llevar a Rick preocupado por lo
de su hija, sin saber lo que le esperaba ahí. Según me contaba en el
trayecto, su hija había salido a las nueve de la noche a la casa de
una amiga a una fiesta que ésta ofrecería con sus padres. Le
pregunté por qué no la había acompañado hasta la casa de la
cumpleañera, y ahí fue cuando el hombre se puso nervioso y comenzó
a sentirse terrible y culpable por el caso. Tartamudeando y pegando la
mirada a varios lados a la vez, me contó algo que no le creí al
principio, me dijo que «ella ya estaba lo suficiente grandecita como
para poder ir sola a la calle, que confiaba mucho en su suerte, y que
la zona a donde iba no era para nada peligrosa». Yo lo vi con una
mirada de asombro, y pensé, «eres una mierda de padre, Rick».

Sabía cómo se portaba el hombre, fue mi vecino por más de quince
años y conocía sus actividades, hasta la más minúscula. Trabajaba
en obras de construcción y casi todos los días llegaba a casa ebrio
a altas horas de la noche sólo a golpear a su esposa Margaret, por
distintas razones estúpidas. Escuchaba los gemidos de su esposa y sus
llantos, y a veces había noches en que no podía conciliar el sueño
porque Margaret me buscaba y me pedía ayuda con los maltratos de su
esposo. Me molestaba el caso, pero… no era algo en lo que me
correspondía meterme.

Después del nacimiento de su única hija, pasaron seis años para que
Margaret se hartara del viejo Rick y lo dejara con la pequeña. Hizo
muy mal al hacer eso, y era raro en ella, ya que amaba tanto a su hija
que era difícil verlas separadas. Que de la noche a la mañana se
esfumara del pueblo sin dejar rastro alguno le pareció raro a los
vecinos, y en especial a Rick; todos esos hechos dejaron consternado
al viejo y lo endurecieron en un odio total contra el género
femenino, blasfemando y diciendo que eran de lo peor. Comenzó a
hundirse más en el alcohol y yo veía con frecuencia las prostitutas
baratas que llevaba a casa. Según entendía, la preocupación por
Abigail era mínima y la que siempre velaba por ella era la vieja
señora Smicht, una anciana bonachona y gentil que vivía al frente de
los Thompson.

Cuando llegamos al paraje desolado del bosque vimos una multitud de
gente rodeando la escena y a varias patrullas en la zona. Al pasearse
por el lugar del macabro hecho, Rick reconoció los pequeños zapatos
de charol que estrenaría la niña en la fiesta de su amiga bañados
en su sangre, ya seca. El hombre quedó anonadado y se puso en blanco;
yo intenté pararlo, pero me consternó su actitud, pues se puso
furioso y comenzó a decir estupideces. Maldición, fue una escena
sacada de un maldito cuento: en vez de llorar por su hija, sacaba en
cara lo estúpida que fue en vida; y la gente no lo creía, el padre
no lloraba por la muerte de su hija.

El entierro de Abigail fue algo desconcertante, del viejo Rick no
brotaba ni una sola lágrima y la única que lloraba desconsoladamente
enfrente del ataúd era la señora Smicth, mientras que los presentes
le daban el pésame al viejo hombre y él sólo asentía sin decir
palabra alguna. La escena me dio tanta pena y coraje a la vez que
partí del cementerio del pueblo y fui a mi hogar a tomar unas
bocanadas de humo de cigarro, pensando en el curioso caso. Pasadas las
once de la noche, Rick llegó totalmente alcoholizado con una vieja
rubia mal maquillada con ropas de ramera de quinta; ese tipo era de lo
peor, ni siquiera en el día del funeral de su hija dejaría el
alcohol y el sexo comprado por luto.

Esto lo cuento en forma de pasado, ya que hace un par de días fue
hallado el cuerpo de Rick, frío y tieso en la parte trasera de su
casa; tal vez fue justicia divina. El cadáver fue hallado desnudo y
con quemaduras en varias partes de su obeso cuerpo, con los genitales
mutilados, faltándole uno de sus brazos y su rostro era irreconocible
por los horrendos martillazos que el homicida le propinó. Lo que les
pareció más curioso del caso a los forenses, y los dejó
consternados, fue que hallaron la misma marca que encontraron en su
difunta hija; pero esta vez con una frase escrita, también con
carboncillo, en su calva y regordeta cabeza: «Así mueren los
cerdos».

Nadie asistió a su funeral, al parecer todos en el pueblo lo odiaban
por cómo era él y por su actitud con todo lo que rodeó la muerte de
su hija. Los policías buscaron pistas para hallar al «Asesino
Médico»; sí, así lo apodaron por la escabrosa imagen que
impregnaba en sus víctimas. Por mi parte, tampoco podía creer lo
sucedido; padre e hija muertos. Escribí unas notas sobre el caso y
las actividades que había percibido en la casa de los Thompson y se
los mandé a la policía por si les era útil. Lamentablemente, yo
estaba en una de mis conferencias en la universidad en el momento del
asesinato de Richard, y no pude escuchar ni ver nada.

Por otro lado, después de tantos años aún no puedo creer que
Margaret me abandonara por ese perdedor. Pensándolo más a
profundidad, el viejo Rick tal vez sí merecía la muerte; fue por
eso, tal vez, que en una de esas noches en las cuales Margaret me fue
a buscar le destrocé el cráneo con la base de una lámpara, e hizo
que aún conserve el cuerpo embalsamado en el viejo baúl de mi
sótano desde hace más de seis años, y aún tiene esa apariencia que
me enamoró en mi juventud. Fue por eso tal vez que me crucé con la
pequeña Abigail aquella noche, cuando ella salió desacompañada e
indefensa a la casa de su amiga, y la secuestré y disfruté
torturándola y violándola constantemente, mientras ella lloraba y
clamaba por su tan pequeña vida; y por capricho mío me quedé con su
cabeza como trofeo de guerra, ahora apilada con los restos de su
querida madre. Pero honestamente, lo que me parece más gracioso e
irónico de todo este caso, es que no fui yo quien llevó a la muerte
al viejo Richard Thompson.
puntos 5 | votos: 7
El sr bocón - Durante mi niñez, mi familia era como una gota de agua en un gran
rio; Nunca permanecíamos en un solo lugar por mucho tiempo. Nos
mudamos a Rhode Island cuando tenía 8 años, y permanecimos ahí
hasta que fui a la Universidad en Colorado Springs. La mayoría de mis
memorias son de cuando vivía en Rhode Island, pero hay fragmentos en
mi mente de los muchos hogares en los que habite, cuando era mucho
más joven.

La mayoría de estas memorias son poco claras y sin sentido – Como
el perseguir a otro niño en el patio de una casa en Carolina del
Norte, intentar construir una balsa detrás de un departamento en el
que viví en Pennsylvania, y cosas como esas. Pero hay un puñado de
memorias que permanecen tan claras como el vidrio, como si hubiesen
ocurrido ayer.

Vivíamos en una casa en las afueras de la bulliciosa ciudad de New
Vineyard, Maine. Era una casa grande, en especial para una familia de
tres. Había una serie de cuartos que estaban totalmente desocupados,
a los cuales no entre durante el tiempo en el que viví en esa casa.
Supongo que era un desperdicio de espacio, pero era lo único que pudo
rentar mi papa que le quedar cerca de su trabajo. Recuerdo que, en el
día después de mi cumple años, tuve una fiebre tremenda. El doctor
dijo que tenía Mononucleosis lo que, para mí, significaba mas fiebre
y no poder salir a jugar por al menos, tres semanas. Era un momento
terrible para estar atado a la cama; Estábamos empacando para
mudarnos a Pennsylvania, y la mayoría de mis cosas ya estaban dentro
de cajas, dejando mi cuarto casi vacío. Mi mama me traía agua
mineral y libros varias veces al día, los cuales servían como único
entretenimiento durante estas semanas.

No recuerdo exactamente como conocí al Sr. Bocón. Creo que fue una
semana después de que diagnosticaron la Mono. Mi primera memoria de
la pequeña creatura fue de cuando le pregunte su nombre. Me dijo que
lo llamara Sr. Bocón, porque tenía una boca enorme. De hecho, ahora
que lo pienso, todo en su cara era enorme en comparación a su cuerpo-
Su cabeza, sus ojos, sus arrugadas orejas-. Pero su boca, sin duda era
lo mas grande. Te pareces a un Furby”, le dije mientras miraba uno
de mis libros.

El Sr. Bocón se detuvo y me miro extrañado. “Furby? Que es un
Furby?” – Me pregunto.

“Tu sabes… El juguete peludo con orejas enormes, lo puedes
acariciar y alimentar, casi como una mascota real.”

“Oh!.. Tu no necesitas uno de esos. No es lo mismo que tener un
amigo real”.

Recuerdo que el Sr. Bocón se desaparecía cada vez que mi mama iba a
mi cuarto a revisarme. Se ocultaba bajo mi cama y me decía: “No
quiero que tus papas me vean, tengo miedo de que ya no nos dejen jugar
juntos”.

No hicimos mucho durante los primeros días. El Sr. Bocón, solo veía
mis libros, fascinado con las imágenes e historias. Por ahí del
tercer o cuarta noches desde que lo conocí, me despertó con una gran
sonrisa en su rostro. “Vamos a jugar un nuevo juego”, me dijo.
“Pero tenemos que esperar hasta después de que tu mama venga,
porque es un juego secreto”.

Después de que mi mama me trajera mas libros y refresco, a la hora de
siempre, el Sr. Bocón se deslizo desde debajo de la cama y tomo mi
mano. “Tenemos que ir al cuarto que esta al final del pasillo”, me
dijo. Me negué al principio, pero el Sr. Bocón, insistió hasta que
cedí.

El cuarto en cuestión, no tenía ni muebles ni tapiz. Lo único que
lo distinguía era una ventana del lado opuesto a la puerta. El Sr.
Bocón corrió a través del cuarto, y le dio un firme empujón a la
ventana, dejándola un poco abierta. Entonces, el, me insistió en que
mirara hacia el piso, afuera.

Aunque estábamos en el segundo piso de la casa, la caída era más
alta debido a que estábamos en una colina. “Me gusta jugar a fingir
aquí”, me explico el Sr. Bocón. “Finjo que hay un suave y enorme
trampolín allá abajo, y brinco. Si lo crees con todas tus fuerzas,
vas a ver qué rebotas hasta acá arriba, como una pelota. Quiero que
lo intentes!”

“Es muy alto”, le dije.

“Pero eso es lo divertido! No sería tan divertido si fuera una
caída corta. De ser así, mejor si rebotaras en un trampolín
real!”

Recuerdo haber jugado con la idea; Dejarme caer en el fresco aire, y
rebotar en algo que mis ojos no podían ver. Pero el realista en mi,
prevaleció. “Quizas en otra ocasion”, le dije. “No se si tenga
tanta imaginacion. Podria lastimarme”.

La cara del Sr. Bocón se contorsiono con un gruñido, pero solo por
un momento. Decepcionado, se metió debajo de mi cama, donde estuvo
quieto el resto del día.

La mañana siguiente el Sr. Bocón llego con una pequeña caja.
“Quiero enseñarte malabares”, me dijo. “Aquí hay algunas cosas
que puedes usar como practica, antes de que te de tu primera
lección”.

Mire la caja; Estaba llena de cuchillos. “Mis papas me mataran!”,
le grite horrificado de que el Sr. Bocón había traído cuchillos a
mi cuarto- Objetos que mis papas no me dejarían tocar nunca!

El Sr. Bocon gruño. “Es divertido jugar con esto. Quiero que lo
intentes”.

Aleje la caja de mi. “No puedo. Me regeñaran. Los cuchillos no son
seguros para aventarse”.

Las cejas del Sr. Bocón se cerraron, molesto. Tomo la caja con los
cuchillos, y se metió debajo de la cama, otra vez durante todo el
día. Me empezaba a preguntar que tan seguido se la pasaba debajo de
mi.

Desde ese entonces, empecé a tener problemas para dormir. El Sr.
Bocón, me despertaba en la noche diciéndome que había puesto un
trampolín real debajo la ventana, uno enorme que no podía ver en la
obscuridad. Siempre me negué y trataba de volver a dormir, pero el
Sr. Bocón persistía. Algunas veces, se quedaba a mi lado hasta el
amanecer, animándome a saltar.

Ya no era tan divertido jugar con él.

Una mañana, mi mama fue hacia mi cuarto, y me dijo que tenía permiso
de ir a caminar afuera. Pensaba que el aire fresco sería bueno para
mí, especialmente después de estar confinado a mi cuarto por tanto
tiempo. Con emoción, corrí hacia el patio, esperando poder sentir el
sol en mi cara.

El Sr. Bocón me estaba esperando. “Hay algo que quiero que veas”,
me dijo. Debí darle una mirada fea, porque entonces me dijo: “Es
seguro, no pasa nada, te lo prometo”.

Lo seguí hasta un viejo camino que corría a través de los bosques
detrás de mi casa. “Este es un camino importante”, me explico.
“Tengo muchísimos amiguitos de tu edad. Cuando estubieron listos,
lo lleve por este camino. A un lugar especial. Todavía no estás
listo, pero algún día, espero, lo estarás”.

Regrese a mi casa preguntándome, que tipo de lugar existía más
allá de aquel camino.

Aproximadamente dos semanas después de conocer al Sr. Bocón,
empacaron la última carga de cajas en el camión de mudanzas. Me fui
adelante con mi papa, en un largo recorrido hacia Pennsylvania. Había
considerado en decirle al Sr. Bocón que me iba, pero aun teniendo 5
años, sospechaba mucho de las intenciones de la creatura, a pesar de
lo que me decía. Fue por esta razón que decidí no mencionar nada de
mi mudanza.

Eran la 4:00 am cuando mi papa y yo estábamos en el camión. Mi papa
esperaba llegar a Pennsylvania para la hora de la comida al día
siguiente, con ayuda de una larga dotación de café y bebidas
energéticas. Recuerdo que se parecía mas a un tipo que estaba a
punto de correr una maratón, que un tipo que se la pasaría sentado
por un par de días.

“Muy temprano para ti, verdad?”

Afirme con mi cabeza, mientras la ponía en la ventana, esperando
dormir un poco antes de que saliera el sol. Sentí la mano de mi papa
en mi hombro. “Esta será la última mudanza, lo prometo. Sé que es
difícil para ti, especialmente estando con esa enfermedad. Una vez
que obtenga mi promoción, podremos quedarnos en un solo lugar, y
hacer amigos”.

Cuando el camión comenzó a moverse, vi la silueta del Sr. Bocón en
la ventana de mi cuarto. Parado, inmóvil, se despidió lastimosamente
con su mano. No me despedí. Años después, regrese a New Vineyard.
El terreno donde se encontraba mi casa estaba vacío, a excepción de
los cimientos. Resulta que la casa se quemo algunos años después de
que yo y mi familia nos fuimos. Por curiosidad, busque el camino que
el Sr. Bocón me enseño, y al encontrarlo, decidí seguirlo. Una
parte de mi esperaba que el Sr. Bocón saltara sobre mí de repente, y
me espantara dándome un infarto, pero tenía la sensación de que el
Sr. Bocón, ya no se encontraba en ese lugar, como si de alguna manera
el estuviese atado a la casa que ya no existe,

El camino llevaba a uno de los cementerios de New Vineyard.
puntos 21 | votos: 21
Ojos rojos - Un hombre fue a un hotel y se dirigió a la recepción para
registrarse. La señora que atendía le dio su llave y le comentó que
en el camino a su habitación, había una puerta sin número, que
estaba cerrada y que a nadie le estaba permitido entrar. En especial
que tampoco debían mirar adentro del cuarto, bajo ninguna
circunstancia. El sujeto siguió las ordenes de la recepcionista y se
fue directo a su habitación.

La siguiente noche, su curiosidad no lo dejaba en paz, así que el
hombre decidió ir a revisar esa puerta sin número. Cruzó el pasillo
y legó al cuarto; trató de abrir la perilla, desde luego estaba
cerrada. Se agachó y miro por el cerrojo. Sintió una brisa fría en
su ojo. Lo que vio fue simplemente una habitación común y corriente
como la de él, pero en la esquina de esta, había una mujer cuya piel
estaba completamente blanca. Estaba recargada con su cabeza contra la
pared. El tipo se confundió un poco. Estuvo a punto de tocar, pero
decidió no hacerlo.

Esta decisión salvó su vida. Se retiro y volvió a su cuarto. Al
día siguiente, volvió a la puerta sin número y volvió a mirar por
la rendija de la perilla. Esta vez solo veía rojo. No podía hacer
nada más que ver solo un color rojo que no se movía. Pensó que tal
vez la gente del cuarto lo habían descubierto y que probablemente
habían tapado la mirilla del otro lado con algo rojo.
Para este punto, el sujeto fue con la señora a preguntarle y calmar
su curiosidad. Ella suspiró y preguntó: “¿Miraste por la mirilla
de la puerta?” El le contestó que sí, a lo que ella le comentó:
“Supongo que puedo contarte la historia: Hace tiempo un hombre
asesinó a su esposa en esa habitación y desde entonces el espíritu
de esa mujer merodea ese lugar. Pero esta gente no era ordinaria,
tenían la particularidad de que su piel era completamente blanca, lo
único que les resaltaba era que sus ojos eran rojos“
puntos 14 | votos: 14
Ciudad sin luz - ¿Hay alguien en tu vida que odies? ¿Alguien por quien darías
cualquier cosa para hacerle daño, por quien pagarías cualquier
precio a cambio de venganza? Si es así, quizá deberías considerar
ir a la Ciudad Sin Luz.

Para ir ahí, ve a cualquier ciudad relativamente grande y busca un
callejón abandonado por la noche. Entra en él, y cierra tus ojos lo
más fuerte que puedas. Di en voz baja «Ciudad Sin Luz» y
concéntrate en la oscuridad. Probablemente has notado que ves colores
difuminados y figuras abstractas si enfocas tu vista cuando tienes los
ojos cerrados; observa esas imágenes. Luego de unos minutos,
deberían empezar a volverse más claras y brillantes.

Cuando esto ocurra, irán tomando formas concretas: imágenes de
asesinatos violentos, animales deformados y semejantes. No importa lo
que veas, mantén tus ojos cerrados. Comenzarás a perder la noción
del tiempo, pero eventualmente las imágenes se detendrán y sólo
verás oscuridad absoluta, nada más que un tono negro profundo, sin
otros colores ni formas. Cuando estés seguro de que has alcanzado
este punto, abre tus ojos.

Ahora te encontrarás en una ciudad bastante oscura, no habrá una
sola luz o estrella en el cielo. Deberías poder ver las siluetas azul
oscuro de los edificios a tu alrededor. Sal del callejón y camina tan
silenciosamente como te sea posible por la acera, sin ir en ninguna
dirección en particular.

Si escuchas algún movimiento, aléjate tan rápido como puedas del
ruido. En la Ciudad Sin Luz habitan animales. Estará muy oscuro como
para distinguir bien sus rasgos, pero son del tamaño de los grandes
felinos y matarán a cualquier humano que atrapen. Sigue caminando
hasta que llegues a un área con edificios más pequeños; el límite
de la ciudad.

Te encontrarás con un niño, cuyo rostro emitirá un débil brillo,
permitiéndote ver que no tiene ojos.

Te preguntará, «¿Compartirás tu luz conmigo?».

Di que sí, y el niño acercará sus manos a tu rostro y te sacará tu
ojo derecho. Será doloroso, pero esto no te dejará ningún tipo de
herida ni sangrarás. Luego te dará las gracias y se irá. Sigue
caminando, y un hombre alto aparecerá frente a ti.

«¿La luz de quién deseas tomar?».

Di el nombre de la persona que odias, y tan pronto lo hagas esa
persona quedará completa y permanentemente ciega.

«¿Tu odio ha sido satisfecho?», te preguntará el hombre. Si es el
caso, di que sí, y despertarás en el callejón. Si la respuesta es
negativa, di que no, y el hombre desaparecerá. Sigue caminando. Te
encontrarás con otro niño sin ojos.

«¿Compartirás tu luz conmigo?».

Di que sí y te sacará tu ojo izquierdo, dejándote ciego. Sigue
caminando y el hombre alto se te aparecerá de nuevo, aunque por
supuesto ahora tendrás que depender del sonido de su voz.

«¿La vida de quién deseas que la oscuridad reclame?».

Di el nombre de la persona que odias, y esa persona morirá. No se te
preguntará si tu odio ha sido satisfecho esta vez, y no serás capaz
de volver al callejón. Te advertí que te aseguraras de que realmente
odiabas a alguien antes de hacer esto, porque pasarás el resto de tu
vida vagando por la Ciudad Sin Luz, ciego, con sólo tu odio para
reconfortarte.

Para algunas personas, eso es suficiente.

puntos 14 | votos: 14
Oscuridad - Todo comenzó cuando me mudé a mi nueva casa. Sí, es un poco
trillado. Créanme, lo sé, pero es lo que pasó. Nunca había
experimentado nada sobrenatural antes y, aunque tenía interés por
ello, nunca esperé que realmente me sucediera algo.

Conseguí rentar la casa a un muy bajo precio. No le di importancia
porque era una casa vieja, ni tampoco estaba ubicada en el mejor de
los vecindarios, así que supuse que era un buen trato. Luego de
trasladar mis cosas, todo marchó bien por un tiempo.

No recuerdo cuándo fue exactamente que comenzó porque para ese
tiempo no era nada grave. A veces dejaba la luz de la cocina o del
baño encendida y al volver la encontraba apagada. Sinceramente,
pensaba que tan sólo me había olvidado de que la había apagado
antes de irme. Luego de un tiempo comenzó a intrigarme, y empecé a
dejar una que otra luz encendida deliberadamente. A veces, nada
sucedía. A veces, encontraba las luces apagadas cuando regresaba.

Para ese momento ya pensaba que algo andaba mal. No estaba asustado,
sino confundido. Pensaba que quizás le pasaba algo a la corriente
eléctrica. Comencé a dejar luces encendidas con mayor frecuencia
porque creí que me ayudaría a identificar el motivo por el que se
apagaban aleatoriamente. Entonces la situación tomó un curso
distinto.

La primera vez que recuerdo que pasó algo extraño fue cuando dejé
encendidas la luz de la cocina y de la sala antes de ir a dormir. Esa
noche fui despertado por un gruñido profundo y estrepitoso que
provenía de la cocina. Recuerdo que desperté creyendo que había
algún animal en la casa. Desde mi cuarto se puede ver al final del
pasillo la sala que está al lado de la cocina; noté que la luz en la
sala se había atenuado, como si alguien hubiese apagado el
interruptor de la cocina. Se escuchó otro gruñido, esta vez desde la
sala, y casi grito al creer ver algo al final del pasillo antes de que
la luz de la sala se apagase; aunque no pude distinguir lo que era.
Simplemente se veía como algo parecido a una sombra, en realidad no
me importaba, era presa del pánico. Me tiré de la cama hacia el
interruptor de la luz, creyendo que alguien estaba en mi cuarto y se
estaba preparando para hacerme daño.

Nada. No había nadie en mi cuarto. Dejé escapar un leve suspiro y
luego caminé lentamente hacia la sala. Una vez que llegué al final
del pasillo, prácticamente me abalancé contra el interruptor para
encender la luz. De nuevo, nada. La cocina seguía, y, de nuevo,
¡nada!

Estaba comenzando a creer que lo había soñado todo cuando iba a
apagar el interruptor de la luz de la cocina, pero me detuve. Soy un
adulto, pero tenía miedo de apagar el interruptor. Y lo voy a
admitir, esa noche dormí con todas las luces de la casa encendidas.

Ése fue un error.

Cuando desperté a la mañana siguiente, todas las luces estaban
apagadas de nuevo. Quise levantarme de la cama, y di un quejido porque
me sentía adolorido. Aparté las sábanas para descubrir largas
marcas rojas a lo largo de mis piernas y brazos. Parecía como que si
algo me hubiese aruñado mientras dormía. Eso me horrorizó, pero no
tanto como cuando vi lo que había pasado.

Cada luz que dejé encendida estaba rota. Cada bombilla que estaba
encendida la noche anterior estaba hecha añicos, cada lámpara estaba
caída y destrozada. Se me cortó la respiración en tanto miraba
alrededor. Algo terrible estaba sucediendo ahí, y alguien intentó…
bueno, me hizo algo mientras dormía. Pedí el día libre en el
trabajo e inmediatamente fui a reemplazar las bombillas.

No sabía qué hacer luego de eso. Consideré irme de la casa, pero
—y sé que probablemente sonará estúpido— ésa era mi casa. Era
la primera vez que vivía separado de mi familia y ésa era mi casa.
No me podía dar por vencido. Así que… me quedé.

Incluso cuando se puso peor.

Aunque estaba comenzando a tenerle pánico a la oscuridad, no podía
dormir con la luz de mi cuarto encendida. Dejaba otras luces
encendidas, como la del pasillo o la de la sala, que iluminaban lo
suficiente como para que pudiera ver bien en mi cuarto. Y, casi todas
los días, despertaba a la mitad de la noche por un gruñido o el
sonido de algo merodeando la sala, y luego las luces se apagaban. No
quería ir a ver. Me aterrorizaba la idea de compartir el mismo
espacio con lo que fuese que estuviera ahí. Así que me acurrucaba en
mi cama y rezaba para que nunca se acercara.

Una noche, luego de que esto estuviera pasando por un tiempo, me
harté. Compré una pistola y encendí cada luz de la casa. Luego me
senté en el medio de la sala con el arma en mi regazo y un bate de
béisbol a mi lado. Esperé. No pasó nada por mucho tiempo, pero
alrededor de las dos de la madrugada comencé a escucharlo.
Curiosamente, estaba detrás de mí. Me giré y eché un vistazo hacia
mi habitación, y pude escuchar ese familiar gruñido. Tragué saliva
y tomé la pistola con una mano y el bate con la otra, y lentamente
empecé a caminar para poder visualizar mejor mi cuarto. Cuando
empezaba a ver la cama, escuché un ruido sordo seguido de un rugido
inhumano. Yo, siendo el hombre valiente que era, di un salto hacia
atrás y me alejé del pasillo. Quería terminar con eso de una vez
por todas, ¡pero por Dios que no quería confrontar a esa cosa!
Podía escuchar el sonido de mis pertenencias siendo rasgadas y
apaleadas, y no sé cómo fue que lo capté, pero pude escuchar un
leve clic. Y luego nada. Lentamente, volví a echar un vistazo a mi
cuarto desde el pasillo y la luz estaba apagada de nuevo. Tomé aire y
seguí caminando, con mis armas listas.

Al llegar a mi cuarto y encender el interruptor de la luz, di un grito
ahogado. Mi cama estaba completamente arruinada, partida por la mitad.
Fue como si un animal hubiera saltado en ella y simplemente la hubiera
hecho pedazos. Me acerqué para ver la condición del resto de mi
cuarto y sólo me quedé ahí pasmado por quién sabe cuánto. No fue
hasta que escuché el sonido del familiar gruñido que me di la
vuelta. Parado a un lado de mi puerta, junto al interruptor de la luz,
fue cuando finalmente lo vi.

Era un hombre, un hombre caucásico y mugriento con un cuerpo
sumamente lacerado, parecía que había sido el juguete de un oso.
Estaba demasiado sorprendido como para alzar mis armas. Me miró
fijamente sólo por un momento, y luego… apagó la luz. Grité. Ni
siquiera siento pena de admitirlo. Grité y salí corriendo, no me
importó que hubiera un… hombre… ahí parado. Pasé corriendo por
donde lo había visto, sacudiendo mi bate como un maniático. Casi
rompo el marco de la puerta en lo que corría hacia la seguridad de la
luz del pasillo. Luego de un momento me di la vuelta, a tiempo para
verlo parado de nuevo al lado del interruptor de la luz. Apagó la del
pasillo también. Para entonces, ya no quería enfrentarlo; quería
estar a salvo. Irrumpí en la sala y no me detuve hasta llegar a la
claridad de la cocina.

Escuché el ruido de gruñidos y rasguños desde todas las direcciones
y entonces supe que iba a regresar. Me giré, para ver de nuevo el
pútrido y magullado cadáver de un hombre bajar el interruptor de la
luz con su dedo roto, dejándome entre la terrorífica oscuridad. Me
precipité a la sala.

Ésa sería mi última parada. Tenía que enfrentarlo ahí. Me fui
acercando a la lámpara de la mesita que era mi última línea de
defensa. Esperé a que viniera a apagarla, pero… nunca lo hizo.
Miré alrededor y… silencio. Nada más que silencio. Entonces me
volteé a ver el brillo esperanzador de la lámpara que se rehusaba a
ceder. De un momento a otro me encontraba riendo, una risa frenética
pero vivaz, y pensaba que todo había terminado. Me acerqué todavía
más y juro que casi abrazo a esa lámpara.

Hasta que lo oí. Primero escuché el gruñido provenir no desde
detrás de mí, sino desde enfrente. De la lámpara. Mis ojos se
agrandaron y me le quedé viendo mientras la luz se intensificaba.
Retrocedí y, no sé lo que pasó, pero creo que tropecé con algo. Lo
siguiente que recuerdo es que estaba de espaldas sobre el suelo viendo
esa luz brillante e intensa. Ya no era reconfortante; sólo caliente y
pesada y brillante… pensé que me iba a calcinar. Y entonces
sucedió.

No tengo palabras para describir lo que surgió de la luz de esa
lámpara. Era horrible, retorcido y lleno de ira. Pero sé que nunca
olvidaré sus ojos: brillantes, calientes, blancos… dos círculos
resplandecientes de malicia pura. Me odiaba. Odiaba todo sobre mí; y
no sólo a mí, nos odiaba a todos, a cada ser humano. E iba a atacar
a lo que tuviera enfrente. A mí. No sé cómo es que supe esto,
pero… lo supe. Se abalanzó contra mí y me preparé para una muerte
dolorosa.

CLIC.

La luz se apagó. Una vez más, oscuridad. Me quedé en el suelo por
varios minutos, permitiéndole a mis ojos acostumbrarse sin despegar
la mirada de donde estaba mi lámpara. Conforme pasaban los segundos,
empecé a distinguirlo. Ese cuerpo magullado parado junto a la
lámpara, con una mano en el interruptor mientras me miraba.

Entonces lo comprendí. Comprendí lo que significaba todo lo que
había pasado. El hombre retiró su mano de la lámpara y apuntó su
dedo roto hacia ella, moviendo su cabeza de un lado a otro. Sólo pude
responder asintiendo.

No era él quien trataba de hacerme daño. Todo ese tiempo, todas esas
veces, él estaba tratando de protegerme. La criatura sólo podía
aparecer en la luz, y ese hombre había estado tratando de mantenerme
a salvo. No quería que nadie más repitiese sus errores.

Me mudé ese mismo día y nunca miré atrás. Lo que sea que fuese,
estaba confinado a esa casa, y, hasta el día de hoy, nada ha vuelto a
surgir de ninguna fuente de luz. Sin embargo, esa cosa siempre
permanecerá grabada en mi mente. Cada noche en mi nuevo apartamento
tengo el hábito de recorrer los cuartos, cerciorándome de que cada
luz esté apagada, cada cortina cerrada, y me cubro de silenciosa,
reconfortante y absoluta oscuridad.
puntos 10 | votos: 10
El juego de la ventana - Es extremadamente fácil de iniciar, aunque requiere un poco de tiempo
y, como muchas cosas, es aleatorio.

Solo hay que hacer una cosa para jugar, con una condición al hacerlo:

Tienes que cerrar la ventana y las cortinas de tu cuarto, antes de
acostarte, de la manera más cuidadosa y sospechosa posible.
Con la condición de que sea a fin de mes. Eso es lo que atrae al
otro participante, pero es debido de informar que esto va a
necesitar varios intentos, ya que no siempre se presenta a la primera,
normalmente se presenta entre el intervalo de los 6 a 12 intentos...
¿Pero, cómo sabes si funcionó…y lo más importante, en qué
consiste el juego? Sabrás si funciono cuando el juego comience, y
eso, amigos míos, será cuando te despiertes. Y no despertarás de
forma natural, sino que te despertarás algo mareado o intranquilo y,
de repente, oirás un golpecito en la ventana. Vas a empezar a
escuchar golpecitos en la ventana, al principio serán lentos y
suaves, pero poco a poco serán más fuertes y constantes.

Tú, como la otra parte del juego, tienes que jugar, y lo que tienes
que hacer es muy simple, tienes que fingir que estás dormido. Aquí
es donde las cosas se ponen interesantes, porque hay varias cosas que
delatan a alguien que no esta dormido: se mueve mucho, no se tapan
totalmente la cabeza con las sabanas, y lo más importante de todo,
uno no duerme con los ojos abiertos. Tienes que fingir estar dormido
sin, en ningún momento, abrir los ojos. Mientras tanto, lo que hay al
otro lado, va a seguir golpeando la ventana, hasta que: habrá un
punto en donde dejará de golpearla. ¡POR NADA DEL MUNDO TE DUERMAS!
¡Ni pienses que se ha acabado, es una trampa! Siempre lo hace, ¡te
hace creer que ya se acabó, pero en realidad te quiere sorprender
para que abras los ojos!

El ente va a seguir tocando y golpeando la ventana, a cada instante,
durante toda la noche. Habrá momentos en los que va a golpear tan
fuerte que creerás que va a despertar a alguien, o va a romper la
ventana. No sientas temor, estás protegido siempre que parezcas
dormido. No pidas ayuda, nadie te podrá ayudar, estáis tu y esa
cosa. El juego dura toda la noche, hasta que amanezca, sabrás si has
ganado cuando veas la luz del sol salir por tu ventana. Esto, mis
queridos amigos, es un juego que lo hacen los más osados buscadores
de experiencias, es un juego que se ha hecho tan popular, que se
comenta constantemente. Yo tengo un amigo, que encontró un foro donde
hablaban de esto y decían haber participado en el juego.

En lo que todos concuerdan nadie sabe que es lo que hay detrás de la
ventana. Nadie sabe que le pasa a los que pierden el juego.

Si deja de golpear la ventana durante la noche es una trampa.
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El Violinista en el tejado - Solía tener un amigo, lo más cercano a un hermano, pero casi no
conocía sus vivencias personales, lo que hacía en casa, sus
hábitos, sus costumbres… era muy reservado en esos aspectos, no se
los contaba ni a su novia con la que ya tenía más de diez años de
estar con ella. Eran una pareja feliz, con sus peleas normales; de vez
en cuando acudía a mí para que le aconsejara, a pesar de que se
conocieron cuando comenzaron la primaria y la conocía bastante mejor
que yo. Se amaban, pasaban mucho tiempo juntos y se reían de todo,
Dante era bastante amable y risueño, despreocupado hasta cierto
punto, siempre tenía mil maneras de solucionar las cosas… pero
bueno, ese no es el tema, la razón por la que publico esto, es por si
acaso, Dante, estas leyendo esto en algún lado, quiero decirte que tu
desaparición causo mucho pesar. Tu madre se encuentra en el hospital
psiquiátrico debido a tu diario que a continuación transcribiré del
papel a la computadora, no quiero que algún otro Dante se identifique
contigo y acuda rápidamente a tu llamada; tu padre está encerrado en
su casa, sólo sale para ganar algo de dinero y no morir de hambre, ya
no contesta llamadas ni abre el correo y tu bien sabes que era algo
por lo cual tu padre tenía una extraña obsesión; tu mujer sigue
yendo a “su parque” y te espera hasta ya bien entrada la noche,
tiene unas ojeras que ni tú lo imaginarías. Hago esto porque no veo
que alguien de tus seres cercanos esté haciendo algo por encontrarte
después de cuatro años de extravío ya que te toman por hombre
muerto, sin embargo, estoy seguro que sigues en algún lado del mundo
ya que, como sabrás, hace unos días recibí una carta tuya con una
página de tu diario fechando el 4 de Septiembre del 2012. Antes de
poner el diario, quiero añadir algo para los lectores que creen que
no tienen nada que ver con esto o que realmente no tienen
absolutamente nada que ver con esto: Dante es un hombre, en la
actualidad de veinticuatro años, alto (1.87), complexión normal
(deberá pesar unos 75KG), castaño rojizo claro, sonará raro, pero
tienen los ojos café claro con tonos muy tenues violetas y estoy
seguro, aunque esa haya sido la causa de su desaparición, que sigue
tocando violín. Si lo han visto o saben algo de él mándenme un
correo a esta dirección lamp_0991@hotmail.com. Una última cosa antes
del diario: toda la familia de Dante tenía bien inculcada la afición
por llevar un diario, por lo tanto, aquí van algunas páginas del
diario de la señora madre de Dante, del padre y de el mismísimo
Dante, ahora puedo proseguir con el “aviso”, o “historia de
terror”, o “carta para encontrar a alguien”, o como sea que se
tome esto, que bien se podría tomar como las tres al mismo tiempo.

 

Nota: sólo pondré las páginas o las partes importantes de los
diarios, tampoco voy a transcribir los cincuenta tomos de diarios que
tengo. También, muchas páginas de los diarios de Dante les hice unos
arreglos, no serán textuales. No creo que quieran intentar descifrar
la ortografía y la gramática de un niño de seis años.

 

“7 de Enero de 1988

                Estoy emocionada, por fin nació mi hijo, es tan
diminuto que podría decir que su cuna es toda una casa para él. Se
llamará “Dante”, sus ojos tienen un brillo violeta y a pesar de
que se ve muy lindo con esos ojos poco comunes que tiene dan hasta un
poco de miedo. Creo que “Dante” es un nombre perfecto para él, ya
lo comentaré con mi esposo, por ahora me siento muy cansada y aunque
emocionada por haber sostenido a mi hijo entre mis brazos por primera
vez, mis ojos se cierran solos, ¡gracias a Dios estoy viva y todo
salió bien en el parto! Buenas noches.”

 

“13 de Marzo de 1991

                ¡Ya balbuceas frases completas! Tu frase favorita es
“tengo hambre”. Te emocionas mucho con la música clásica,
especialmente Bach, Handel y Paganini, aún no te pongo a Brhams, y
¡espera a que escuches las cuatro estaciones de Vivaldi! Sé que te
gustarán mucho (…)”

 

“29 de Mayo de 1991

                Comienzo a notar que sólo te emociona la música que
tiene como voz principal un chelo, una viola o un violín, ¿por qué
será? (…)”

 

“7 de Febrero de 1994

                Hoy vuelve a ser mi primer día de clases después de
algo llamado vacaciones, ¿qué se hace en las vacaciones? No lo
entiendo, no tiene chiste, estoy todo el día en mi casa como cuando
no iba a la escuela, a veces salimos al mercado o me llevan a tomar
nieve ¿no se supone que en vacaciones tienes que cazar vacas? Sólo
quiero que sea de noche, me gusta escuchar música (…) estoy
emocionado, por primera vez en este tiempo de escuela se acercó una
niña a hablarme, se llama Arleth, es nueva, recién entró después
de vacaciones, es bastante linda me ayudó en matemáticas, me
explicó que hacer una operación no es una operación para curar una
enfermedad, sino que es resolver un problema matemático, o algo así
(…)”

 

“15 de Junio de 1994

                Hoy fue un día horrible, Arleth no fue a la escuela,
no tengo ganas de escribir, sólo espero que den las 10:00 de la noche
para volver a escuchar música… ¡ADIÓS!”

 

“10 de Agosto de 1994

                Pasé a segundo de primaria, ya soy niño grande, no
puedo esperar a entrar a clases la semana que entra para ver a Arleth,
me gusta mucho jugar con ella en los columpios del patio a la hora del
recreo, me gusta mucho ver como se mueve su cabello largo al ritmo del
columpio (…) la música de anoche estuvo genial, espero que hoy sea
aún mejor.”

 

“30 de Agosto de 1995

                Hoy llevo cuatro días de novio con Arleth, le cargo
su mochila todos los días a la salida y la acompaño hasta su carro,
mi mamá me felicitó por tener novia aunque me da pena. A Arleth
sólo le pidieron que no descuidara sus estudios por mí. Estoy
pensando en invitarla a casa para que escuche la música conmigo en la
noche, es genial como suena el violín (…)”

 

“2 de Noviembre de 1995

                Hoy dejaron que Arleth se quedara en casa a dormir por
el día de muertos* y mañana que mi padre nos llevara a la escuela.
Estoy enojado porque Arleth dijo que no escuchó nada cuando comenzó
la música, siento que lo hace por jugar, me dijo que no escuchaba
nada de música pero que se sentía intranquila y se fue al cuarto de
visitas que está hasta el otro lado de la casa, yo creo que más bien
le dio miedo que descubrieran que se había pasado su hora de dormir,
ella se acuesta más temprano que yo. Siento que ignoró mis gustos
por completo, jamás la traeré de nuevo a la casa en la noche. Me
siento triste porque me ignoró, pero a pesar de eso la música estuvo
genial. Buenas noches.”

*el día de muertos es una celebridad que se festeja el 2 de Noviembre
en México para honrar a los muertos con un altar.

 

Pasemos más delante en las páginas de los diarios, realmente lo
único importante en los siguientes años es que Dante sigue
mencionando la famosa música nocturna.

 

“24 de Octubre de 1999

                Sólo tengo una cosa que decir: estoy muy enojado y
confundido. Hoy le dije a mi mamá que todas las noches desde que
tengo memoria escucho a alguien que toca muy bien el violín afuera de
mi cuarto y ella me dijo que no era cierto eso, que en caso de ser
así ella también lo escucharía ya que vivimos en la misma casa,
pero yo sé que lo que escucho es igual de real que yo, ahora siento
que lo que Arleth decía de que no escuchaba nada era cierto… pero
no sé, ¿y si soy yo el único que lo puede oír? ¿o si me están
jugando una mala broma? ¿o si realmente me lo estoy imaginando? No
sé que pasa. En fin, ya quiero que sea mañana, tengo que ver a
Arleth, la extraño mucho, se fue de viaje y volvió hoy, mañana ya
irá a la escuela (…)”

 

“24 de Octubre de 1999”

                Hoy Dante me comentó que todas las noches desde hace
mucho escucha a alguien que toca violín afuera de su cuarto, hoy me
dispongo a esperar a ese alguien afuera de la ventana del cuarto de
Dante, dudo que sea cierto, pero si mi hijo lo dice es que puede
existir la posibilidad, sino tal vez sólo sea que tiene muchas ganas
de aprender a tocar violín, pienso en meterlo a clases como regalo de
cumpleaños en unos meses y obviamente, también regalarle un violín
(…) Volví de la ventana del cuarto de Dante, no sé, pero a la hora
que él dice que hay alguien tocando violín fuera sólo siento una
especie de inseguridad y miedo estando fuera ahí sola, mañana le
diré a mi esposo que me acompañe. Mi día (…)”

 

“25 de Octubre de 1999

                Mi esposa me pidió salir afuera del cuarto de Dante
ya que mi hijo dice que alguien toca violín afuera de su cuarto todos
los días a las 10.00PM, hacía mucho tiempo que no tenía tanto
miedo. Miedo es lo único que se escucha estando ahí afuera a pesar
de estar con Lidia, algo me hace tener miedo, no sé que, es un miedo
irracional, estoy seguro que sólo es la mentalización y sugestión
de la mente humana, como el violín es un instrumento que transmite
misticismo, o por lo menos en muchas culturas antiguas se veía así y
se le conoce así en la actualidad, el pensar que hay alguien que
consigue entrar a la casa y llegar hasta afuera de la ventana de mi
hijo y tocar violín ahí sin que nadie lo escuche puede causar
horror. A pesar de ser psicólogo, no soy inmune a los trucos que la
mente pueda jugar, sin embargo puedo encontrar una explicación
lógica para ello y las únicas opciones que me quedan son dos: o
Dante sufre de alucinaciones auditivas desde hace mucho lo cual es
poco probable porque sus exámenes mentales resultan sanos, o
simplemente tiene tantas ganas de tocar violín que escucha lo que
quiere. Mañana mandaré a hacerle un análisis mental a mi hijo.”

 

“27 de octubre de 1999

                Mi hijo salió bien en el examen mental, no tiene
ningún fallo en la corteza auditiva y tampoco alguna evolución
exagerada de la corteza cerebral para imaginar cosas sin sentido, mi
conclusión es que sólo “sueña despierto” el poder tocar violín
(…)

 

“7 de Enero del 2000

                ¡Estoy muy contento! Me regalaron un violín de
cumpleaños y el lunes mismo comienzo a ir a clases de violín y
música, cuando sea suficientemente bueno, saldré con quien sea que
se ponga fuera de mi ventana a tocar junto con él o ella, le echaré
todas las ganas del mundo, también me gustaría mucho tocar para
Arleth (…)”

 

“24 de Julio del 2000

                Hoy salgo de primaria para entrar a secundaria en
Agosto, es emocionante, escuela nueva y compañeros nuevos y más
emocionante aún porque Arleth se meterá a la misma secundaria que
yo. Ya tengo seis meses tocando violín y ya puedo tocar un poco de
Bach, mi maestra dice que estoy avanzando muy rápido y muy bien. En
unos días dejo México para ir de viaje a Europa, espero poder tocar
mucho allá y tener un maestro de allá, he escuchado de mi mamá que
allá los maestros son muy buenos. Espero mejorar más.

 

“30 de Julio del 2000

                Escribo en el avión, estoy triste, hoy no pude
escuchar al violinista que toca fuera de mi cuarto, es una tristeza
muy grande, es casi como si me quisiera aventar del avión y correr
hasta mi casa para poder escucharlo, sé que no es posible eso, pero
enserio tengo muchas ganas de poder hacerlo. No tengo ánimos de
escribir.”

 

“31 de Julio del 2000

                Me duele la cabeza, tengo nauseas, tengo la extraña
necesidad de escuchar a ese violinista. Quiero regresar a México
YA.”

 

“1 de Agosto del 2000

                Vomité, quiero ir a casa.”

 

“2 de Agosto del 2000

                No he dormido para nada, quiero ir a casa.”

 

“3 de Agosto del 2000

                Dormí dos horas, me siento mal, quiero ir a casa”

 

“4 de Agosto del 2000

                “quiero ir a casa…”

 

A partir de aquí todos los días son iguales, sólo dice “quiero ir
a casa” y la letra cada vez se torna más ilegible hasta el 20 de
Agosto que sólo son líneas y garabatos. No hay notas de Dante hasta
el 3 de Septiembre, sólo son líneas curvas abarcando hojas enteras.

 

“20 de Agosto del 2000

                Mi hijo está en estado de shock, algo lo debió de
traumatizar en Europa, de nuevo hice estudios pero su cerebro está
perfecto, tendré que hacer pruebas médicas generales.”

 

“24 de Agosto del 2000

                Las pruebas médicas salieron impecables, está sano
en todo. Estoy preocupado.”

 

“3 de Septiembre del 2000

                Por fin pude escucharlo tocar, el violinista castigó
mi ausencia dejando de tocar desde que volví hasta hoy, regresé el
15 de Agosto, a penas mañana asistiré a la secundaría. Viví un
infierno. No recuerdo nada. Quiero ver a Arleth”

 

“19 de Septiembre del 2000

                Hoy conocí a un buen amigo llamado Pablo, nos
llevamos bastante bien, nos gustan los mismos juegos, ambos jugamos
ajedrez, tiene un perro que se llama Tocino y un gato que se llama
Jabón, es bastante divertido. Arleth y yo tuvimos una discusión pero
ya se arregló, curiosamente Pablo me ayudó a arreglarlo. (…)

 

Después de que me conoció a mí, no hay nada interesante, sólo la
vida cotidiana de un adolecente (salir con los amigos, con la novia,
ir al cine, reírse, comer, dormir, etc), salvo por escuchar música
en vivo en la ventana de su cuarto y tocar violín 9 horas diarías 5
veces a la semana y 4 los otros dos días. Las siguientes páginas no
están cambiadas para nada, son totalmente textuales.

 

“24 de Noviembre del 2007

                Ya puedo tocar conciertos completos, ya tengo una
técnica impecable, hoy hice el examen para entrar a la orquesta
sinfónica de Jalisco y me aceptaron, en unos dos o tres años haré
la solicitud para la orquesta sinfónica de México y en cuanto
termine prepa estudiaré música y viviré de ello, pero no puedo
tocar igual de bien, ni siquiera acercarme a mi rival: la persona que
ha tocado desde mi infancia hasta ahorita afuera de mi ventana.
Mañana mismo voy a ir a tocar con él y a pedirle clases, creo que
tengo el nivel para poder siquiera hablar con él. Arleth, Pablo y su
novia, Victoria, fuimos a un café hoy, estuvo genial, aunque me tuve
que ir temprano para poder tocar mis cuatro horas diarias, para poder
estudiar para el examen del lunes de física y para escuchar a mi
rival, mi inspiración y mi maestro. Me retiro a la cama, buenas
noches.”

 

“25 de Noviembre del 2007

                Recién terminé mi primer clase con mi nuevo maestro
Kryzstoph (no sé si esté bien escrito pero sé que es polaco, sin
embargo habla español muy bien), son las 4 de la mañana pero tengo
que escribir esto antes que lo olvide. Su violín es de una madera
roja, según dice, que ya no se encuentra, es un árbol extinto así
que el violín vale millones y millones, dijo que la madera más
parecida que podré encontrar es la Sequoia roja, es un hombre alto,
mide casi los dos metros, su cabello es negro azabache y su piel, nada
fuera de lo común, es blanco caucásico sin embargo sus ojos son
azules, pero brillan de una manera muy extraña, son aún más raros
que mis ojos con tonos violetas, vestía un traje con saco de cola de
pingüino bastante fino, dudo que su traje baje de los $70,000*, es
bien parecido y es flaco, debe pesar, para su altura, unos 80KG, le
pregunté que por qué había estado tocando en mi techo todo este
tiempo y sólo me dijo que no hiciera preguntas que no van, y la misma
respuesta me dio cuando le pregunté cómo había entrado a mi casa,
fue genial este encuentro, de verdad toca magnífico y su violín
suena genial, a Arleth le gustaría escucharlo, yo lo sé. (…)

*$70,000 es más o menos igual a 7,000 dólares estadounidenses.

 

“26 de Noviembre del 2007

                Seguiré tomando clases con el misterioso Kryzstoph,
es muy bueno, sin embargo algo me hace desconfiar de él… enserio
¿cómo entro a mi casa desde que yo era nada más que una larva
humana?”

 

Nada interesante, sólo las misteriosas clases con el misterioso
Kryzstoph.

 

“1 de Mayo del 2008

                Pronto se acerca mi último día, tengo que seguir
practicando…”

 

Esta última nota sale en todas las anotaciones de su diario, hay
veces, como el 1 de Mayo, que solo pone eso.

 

“26 de Agosto del 2008

                Hoy es mi último día, Kryzstoph me enseñará la
última lección, que por supuesto, en cuanto termine la anotaré en
mi diario. Hoy estuve con Arleth todo el día, hoy cumplimos trece
años de estar juntos, es impresionante, desde segundo de primaria
hasta universidad juntos, ahorita doy clases de violín en la
universidad al mismo tiempo que tomo clases de dirección, me cuesta
trabajo dirigir a toda una orquesta, pero una orquesta de cámara
pequeña y cosas así son fáciles, soy el mejor de la clase.
Kryzstoph dice que mi “don” para la música es gracias a que
estuve escuchándolo durante toda mi vida, es creible, porque es el
mejor violinista que he conocido. Le apodé “El Violinista en el
Tejado”, igual que la película, aunque hacemos la broma de que
debería ser “El Polaco en el Tejado”. Ya está aquí, me voy, en
cuanto termine la lección escribiré de nuevo.”

 

Como podrán ver, no volvió, exactamente, fue su última lección.
Cuando desapareció sólo se encontró su violín. Al día siguiente
que nos llamaron a Arleth y a mí para ir a ver, justo cuando llegamos
venía llegando un hombre con la misma descripción física de
Kryzstoph diciendo llamarse Horacio, ser laudero y que venía por un
encargo que le había hecho un tal Dante acerca de arreglar su
violín. La madre aún no tan preocupada le entregó el violín y
Horacio se fue. Nos quedamos platicando en la casa de Dante con la
señora, intentamos llamar a Dante pero dejó el celular en casa.
Después de unas horas nos preocupamos bastante. La madre y el padre
de Dante decidieron llamar a la policía y Arleth y yo nos fuimos a
buscarlo por la ciudad. Ni rastro. A las 10:00PM en punto llegó de
nuevo Horacio a la casa de Dante diciendo que ya había terminado la
orden de Dante y que ya estaba pagado el servicio por el mantenimiento
del violín. A la hora de abrir el estuche del violín, era un violín
de madera roja. La madre de Dante entró con todo y el violín y dice
que a las 2:00AM escuchó ruidos en el cuarto de Dante, cuando llegó
vio que ya no estaba el violín y sólo dos frases más agregadas a la
misma hoja del diario de Dante:

“26 de Agosto del 2008

                Hoy es mi último día, Kryzstoph me enseñará la
última lección, que por supuesto, en cuanto termine la anotaré en
mi diario. Hoy estuve con Arleth todo el día, hoy cumplimos trece
años de estar juntos, es impresionante, desde segundo de primaria
hasta universidad juntos, ahorita doy clases de violín en la
universidad al mismo tiempo que tomo clases de dirección, me cuesta
trabajo dirigir a toda una orquesta, pero una orquesta de cámara
pequeña y cosas así son fáciles, soy el mejor de la clase.
Kryzstoph dice que mi “don” para la música es gracias a que
estuve escuchándolo durante toda mi vida, es creible, porque es el
mejor violinista que he conocido. Le apodé “El Violinista en el
Tejado”, igual que la película, aunque hacemos la broma de que
debería ser “El Polaco en el Tejado”. Ya está aquí, me voy, en
cuanto termine la lección escribiré de nuevo.

Te odio Kryzstoph. Tengo hambre.”

 

Acto seguido la madre rompió el taboo más grande de esa familia y
comenzó a leer el diario, nadie nos habíamos dado cuenta, pero la
letra de Dante se había hecho más refinada y elegante con el paso
del tiempo.

 

La última hoja del diario de Dante que me llegó hace unos días, hoy
estoy a 24 de Septiembre del 2012 dice así:

 

“4 de Septiembre del 2012

                En algún momento de la vida, uno muere. Todo se
termina. Sin embargo no conoceré ése término hasta no encontrar un
aprendiz digno, el violín no sólo es música, no sólo un
instrumento, es un alma. Es un alma que llora, que canta, que ríe,
que siente… que desgarra. Yo sólo quiero desgarrar, quiero
desgarrar todo lo que el mundo ya hace querido y ama. Y eso mismo
haré, uno por uno, irán cayendo a donde yo caí pero no por
completo, me alimentaré del sufrimiento de las familias nuevas al ver
a sus hijos caer en la locura, tocaré mi melodía para hacer que
mueran, no sólo las nuevas vidas, sino las viejas y las que vienen.
No me oigan, no escuchen el desgarrar de mi violín, por su propio
bien. Estaré en el tejado, por si gustan visitarme, haré ruido con
mis pasos para que suene por toda la casa. Espero les de curiosidad
subir, o siquiera salir. Los ahogaré en locura. Ricos, pobres, clase
media, ciudad, pueblo, condado, ahí estaré, observando… Tengo
hambre.”
puntos 7 | votos: 9
Ahora la sabe - Solo soy una persona con conocimientos en sistemas. Realmente trabajo
para una empresa de tecnología y no soy especialmente creyente en
nada paranormal, de hecho soy poco religioso.

La razón por la que paso por aquí es precisamente porque me ha
entrado cierta curiosidad en estos asuntos desde que un familiar que
vive en el campo vino a mi a contarme una historia bastante
particular, por supuesto es la primera vez que veo un sitio en el cual
esta historia podría ser contada.

Javier y María son prácticamente dos campesinos, criados a la vieja
usanza en una pequeña choza situada a unos 30 minutos a paso de
caballo del pueblo más cercano. Javier es un primo lejano del lado de
la familia de mi padre. Mi padre, a pesar de actualmente ser médico,
viene de una familia muy humilde en el campo y él logró completar
sus estudios de medicina con su propio esfuerzo, por esta misma razón
aún tenemos bastantes familiares en zonas rurales que nunca han
salido del campo.

La historia me la contó mi primo una temporada que hicimos el viaje
hasta ese pueblo y decidimos de paso ir hasta donde el buen primo ya
que le vemos prácticamente una vez al año en temporada de
vacaciones. Usualmente nos genera pereza ir hasta donde el vive porque
a pesar de ser muy bonito el campo y muy acogedora la choza, la vía
para llegar no es precisamente apta para un vehículo moderno, aunque
sea una camioneta como en la que vamos. De hecho, no es un carretera
como tal, es solo un camino que se ha formado por el pasar de los
animales y carretas o algunas motos y que en invierno es inaccesible a
menos que sea en vehículo de tracción animal de 4 patas. También es
posible que si dos carros se encuentran, alguno de los dos tenga que
regresarse en reversa, por supuesto nunca ha pasado porque es muy poco
transitado.

La última vez que lo visitamos, el buen primo tenía la espalda llena
de cicatrices, por supuesto nuestra primera reacción fue preguntarle
que había pasado. Su respuesta me ha dejado atónito ya que no es la
primera vez que escucho algo similar.

“No se si en el pueblo les contaron que me caí del caballo, todo el
mundo dice eso pero María sabe lo que realmente paso, no quisiera
contarles porque están de visita y no quiero que vayan a pasar una
mala noche”.

Más que la razón por la cual nos lo decía, yo podía notar que
tenía miedo de contar la historia, sus ojos trataban de apartar la
mirada y buscar otro tema de conversación, sin embargo yo insistí
diciéndole que solo era una historia y que no me podía dejar con la
intriga.

“Bueno siéntate aquí” – me dijo al rato cuando los demás
estaban haciendo otras cosas. – “No quiero que tu pae se ponga
nervioso manejando cuando estén de regreso.”

“Hace dos meses, como era de costumbre, yo tenía que ir al pueblo a
comprar algunas cosas de la casa, yo nunca lo hago muy entrada la
tarde para que no me agarre la noche en el camino. Nunca le he tenido
miedo a la noche, hasta ese día le tenía más miedo a los vivos que
a los muertos y ya me habían robado antes por andar por el camino tan
tarde. Parece que los ladrones no duermen” -Eso es cierto afirmé,
mientras en mi cabeza quedo el eco de la frase: Hasta esa noche.

“Sin embargo tenía varios animales enfermos” -continúo. “Ya
eran 2 vacas que estaban bastante mal y no podía darme el lujo de que
se murieran, así que tomé el caballo y comencé a ensillarlo. María
inmediatamente de dijo: Javier, para donde vas que no ves que ya es
tarde y me da miedo que vayas solo, te va a coger la noche, tengo un
mal presentimiento, espera hasta mañana.”

“Yo la ignoré por la misma razón que ya te comenté, no podía
darme el lujo de un animal muerto, así que tomé una linterna para
alumbrar, aunque yo sabía que era noche de luna llena por lo tanto
sería una noche bastante iluminada y posiblemente no la usaría para
no mostrarle mi posición a nadie.”

“Fui al pueblo lo más rápido que pude, compré en el mercado lo
necesario, en el camino me encontré con un par de amigos que me
ofrecieron 2 tragos de Ron, y luego, seguí, y tal como estaba
previsto, una cortina negra cayó sobre el campo. Apenas había
comenzado la vía.”

“Por supuesto, el caballo ve mejor que yo así que yo solo me
incline  y traté de ir lo más rápido posible con la luz apagada
para no mostrarle mi posición a ningún bandido. Llevaba muy buen
ritmo, estimo que debía ir al menos ya por la mitad del camino y me
iba sintiendo más tranquilo en cuanto más avanzaba, sin embargo
cuando llegue a la curvita por donde se llega al arroyo, algo extraño
llamo mi atención” -hizo una pausa, como tomando fuerzas para poder
explicarme lo que seguía, mientras hacía eso su miedo me invadía a
mi también.

“Cuando pase por la curva vi una silueta, estaba casi seguro de que
era una niña. Para este punto ya mi vista se había adaptado un poco
a la oscuridad por tanto podía distinguir cosas, pero como pasé tan
rápido por aquel punto no podía estar seguro si era correcto lo que
vi o no.”

“Por supuesto la duda me estaba matando, ¿Y si era una niña que se
había perdido? ¿Qué tal si la muerde una víbora?… Tal vez la
pobre no se atrevía a caminar del miedo. En estas tierras tan
alejadas es posible que hasta sea violada y nadie escucharía
nada…”

“Tantos pensamientos invadieron mi mente que decidí dar la vuelta y
asegurarme. Pare en seco el caballo y di la vuelta, encendí mi
linterna y comencé a buscar. En menos de un minuto ya la podía ver,
a pesar que estaba seguro que había andado bastante mientras decidía
si regresar o no. En ese momento no le di gran importancia pues pensé
que tal vez ella había caminado un poco o habría intentado
perseguirme y por eso había avanzado.”

“Era una pequeña niña, tendrá a lo mucho unos 7 años, pensé.
Estaba vestida completamente de blanco, su rostro parecía angelical
aunque tenía una parte tapada por el cabello y la verdad aún no
recuerdo si podía ver sus pies, tal vez estaban confundidos con el
pasto, y además, al encender la linterna perdí nuevamente la poca
visibilidad que ya tenía y solo podía ver lo que alumbraba
directamente.” – ¿y que pasó? pregunte, aunque el corazón me
palpitaba rápidamente no podía dejar de escuchar.

“Le pregunte ¿Estas perdida?. Ella solo asintió con la cabeza sin
mencionar una palabra. ¿Vives cerca?. Nuevamente solo movió su
cabeza hacía los lados.”

“Le dije, si quieres te llevo a mi casa y mañana buscamos a tus
papas porque no te quiero dejar sola aquí. Ella asintió, de igual
forma solo moviendo su cabeza.”

“Gire el caballo y le dije que si sabía como subirse, no había
terminado de hablar cuando ya la sentí detrás mío. Me agarró
fuerte de la cintura, por supuesto pensé que debía estar aterrada
así que no le dije nada más y reanude mi carrera hacía mi hogar que
anhelaba ver mucho más en este momento. Sentía como si de repente la
temperatura hubiera descendido y pensé: Creo que ya ha entrado mucho
la noche, debe ser muy tarde.”

“Acelere nuevamente hasta lo que el pobre animal era capaz, me daba
aún más miedo encontrar algún bandido llevando esta acompañante,
ya no era solo mi seguridad, también la de esta niña.” – El
pauso nuevamente, sus manos comenzaron a temblar y su mirada estaba
perdida en el recuerdo, como si lo estuviera viviendo de nuevo.

“Yo noté que algo no estaba bien, el caballo empezaba a bajar la
velocidad y por más que yo intentaba no conseguía hacerlo regresar
al ritmo que traía. Le dije a la niña: no te asustes ya casi
llegamos”. Ese fue el primer momento en que la escuche hablar, aún
esa voz resuena en mis sueños y en mis pesadillas, no sonaba como
ninguna persona, niño, adulto o anciano que hubiese escuchado antes,
y me dijo: Tu no vas para ninguna parte, tu te vas conmigo.”

“Impactado por sus palabras, mire hacía atrás, no podía ver su
rostro ya que estaba apoyado sobre mi espalda, pero sus piernas… sus
piernas eran tan largas que arrastraban contra el suelo, era eso lo
que no dejaba avanzar al caballo, lo estaba frenando.”

“Enseguida me di cuenta de que el frío que sentía no era normal,
estaba temblando, mis manos estaban moradas, sin embargo mi espalda
estaba muy caliente, sentía un olor a azufre que no desaparecía
aunque estaba avanzando aunque fuera lento. De pronto… me habló de
nuevo.”

“Reza lo que te sepas si quieres, pero tu te vas conmigo”

“A mi mente vinieron muchas oraciones, las que había escuchado en
la iglesia, las decía así no creyera en nada de eso. Las que había
escuchado cuando enterraban a la gente, las que había escuchado rara
vez de algún religioso o en el colegio, el caballo cada vez iba más
lento, casi que se detenía, y cada vez que terminaba alguna oración
ella reía y solo decía: Esa ya me la se, tu te vas conmigo.”

El hizo una última pausa… esta vez el tono de su voz cambio, parece
que había más tranquilidad en su rostro…

“En ese momento me recordé a la bisabuela, ella siempre hacía una
oración cuando alguien se sentía triste o estaba enfermo, no se como
la recordé en ese momento puesto que yo estaba aún pequeño cuando
ella falleció. Tampoco recuerdo que sea algo que yo haya escuchado en
una iglesia convencional, era algo como un pedazo de una canción o
algo muy muy viejo.”

“Espere que ella se riera aún más, pero solo había silencio. En
un tono de disgusto me dijo: Te salvas, porque esa no me la se.”

“De inmediato desapareció la presión del caballo y comenzó a
andar un poco más rápido aunque se escuchaba en su respiración que
estaba muy agotado, la presión en mi espalda desapareció aunque aún
me dolía un poco, estoy seguro que por el miedo sentía menos el
dolor. Cuando llegue a la casa dejé el caballo afuera sin pensarlo y
entre donde María. Le di un beso y le conté lo que me había pasado,
ambos estábamos petrificados. Ella miró mi espalda y me dijo que
estaba quemado pero parecía como si me hubiera quemado hace tiempo,
solo eran cicatrices.”

“Habremos dormido un par de horas esa noche, en la mañana cuando
salí de la puerta, ahí yacía mi caballo muerto, sus patas traseras
estaban calcinadas y el olor a azufre permanecía aún fresco.”

Allí terminó la historia, solo se levanto y me dejo allí, yo no
sabía que decir ni que pensar.

Por supuesto también nos agarró la noche cuando íbamos de regreso,
por supuesto que no sentía tanto miedo porque íbamos en carro, la
radio estaba encendida e iba con toda mi familia, aún así, no me
atrevía a mirar por la ventana, hacía afuera solo se veía
oscuridad, las luces solo alumbraban por donde estábamos andando. Yo
pensaba: ¿Serían solo inventos? ¿Alguna historia colorida que
inventó por había tomado algunos tragos esa noche?

Mire hacia el cielo nocturno, en el campo puedes ver muchas estrellas,
era noche de luna llena de esas en la que la luna por alguna razón
luce un poco roja. Cuando volví la mirada hacía abajo, no pude
evitarlo, eche un vistazo por la ventana y vi una silueta en la
oscuridad… íbamos bastante rápido y evidentemente no había razón
para regresar aunque sentí el horrible escalofrío al recordar la
historia. En ese momento recordé lo que le había preguntado al buen
primo antes de marcharnos: ¿Y cual era la oración?

El respondió “De nada sirve que te la diga… Esa ya se la sabe”.
puntos 9 | votos: 9
¿No es genial - que odiemos las mismas cosas?

puntos 6 | votos: 6
No quiero una vida, - sólo te quiero a ti.
puntos 8 | votos: 8
El problema de representar - papeles vacíos es que estos sólo atraen a un público vacío.
puntos 81 | votos: 91
Sólo representamos falsas imágenes - de nosotros mismos para agradar a otras personas que están haciendo
exactamente lo mismo.
puntos 11 | votos: 11
Te dejé entrar en mi mundo, - luego te convertiste en el.
puntos 17 | votos: 17
-¿Por qué eres tan callado? - -Yo sí hablo, pero no contigo.

puntos 10 | votos: 10
Nunca digas nunca, - y nunca digas por siempre.
puntos 5 | votos: 5
AFRICA -
puntos 17 | votos: 17
Nadie lo entiende, - pero todos lo siguen al pie de la letra.
puntos 11 | votos: 11
Me dijeron que para enamorarte - debía hacerte reír, pero cada vez que ríes yo soy el que se enamora.
puntos 12 | votos: 12
Atrapados en el mundo moderno - en donde todos viven, pero nadie está viviendo.

puntos 14 | votos: 14
Gracias a que la esperanza - es lo último que se pierde tanta gente cree en un dios.
puntos 12 | votos: 12
Te sientes vacío en el fondo - porque todo este tiempo sólo te has preocupado por como se veía que
te sentías por fuera.
puntos 10 | votos: 10
Sabes que te encuentras - en el paraíso cuando no lo estás esperando.
puntos 15 | votos: 15
Es hora de deshacerse - de los miedos, y fingir que es de papel lo que en realidad es fuego.
puntos 12 | votos: 12
Yendo en contra del viento, - para luego aprender a volar.

puntos 11 | votos: 11
Todos mienten, - pero no importa porque nadie escucha.
puntos 31 | votos: 31
Las fotografías son verdaderas - máquinas del tiempo, que pueden ser una maravilla, o una tortura.
puntos 12 | votos: 12
No hay necesidad de timidez, - se puede confundir con orgullo.
puntos 8 | votos: 8
El dinero no arruina a la gente, - la gente arruina el dinero.
puntos 10 | votos: 10
¿Y yo para qué quiero ir al paraíso - si tú estarás en el infierno?

puntos 8 | votos: 8
Perfecta - Me pregunto cómo habrá sido. Es decir, morir sin darte cuenta.
¿Qué se sentirá? ¿Pacífico, porque no imaginas qué sucede?, o en
el último suspiro de vida, ¿Da pánico saber que ya no hay tiempo?
Estoy viendo a las personas que caminan en la calle. Todos tan
tranquilos, tan ajenos a la triste realidad; demasiado inmersos en sus
cosas como para darse cuenta de que en un segundo puede terminar su
conciencia, el sentido, sus metas aún no realizadas.
Ya quiero pulsar el botón. Quiero saber cómo actuarán con la
detonación. Que pudieran escuchar el clic del control en mi mano, que
se incendie todo. Eso sí, que reaccionen rápido para verlos a
tiempo; ¿Cómo conoceré sus emociones, tan claras en sus caras, si
no estoy viva para verlo? Deseo saberlo, escucharlo, sentirlo de
primera mano; pero yo no lo viviré de esa forma. Yo sé lo que
pasará. Por eso no podré experimentar lo que se siente.
No soy mala.
Sólo soy perfecta para el trabajo.
-“Hey, mira ésta, Tony. Es la adecuada para la Capital” -le dijo
Dante a Tony en una mirada interesada, luego de que me reclutaran de
mi destruido y olvidado pueblo. Después de que los soldados acabaran
con mi familia, cuando ya no hubo nada que me retuviera ahí.
Recuerdo bien ese día, se me quedó grabado. Yo había salido a
buscar setas, bayas, algo, lo que sea que fuera comestible para mi
pequeño hermano hambriento. Sólo después escuché la granada y me
converti en huerfana…
Mis salvadores me apartaron del resto y me cuidaron muy bien. Me
hicieron sentir segura, a salvo. Les debía la vida y ahora
necesitaban cobrar el favor.
Soy perfecta, porque, ¿De qué otra manera un terrorista entraría a
la ciudad con una bomba poderosa oculta en un oso de peluche? No, no
lo lograría. Cualquiera (excepto yo) tendría mala pinta, sería
claro que provenía del campo de guerra. Pero a mí no se me nota; no
si oculto una vieja cicatriz de bala en mi espalda.
Todo había ido de maravilla; el aeropuerto fue un juego de niños. No
se dieron cuenta de que el relleno felposo ocultaba un dispositivo muy
distinto al sistema de habla mecánica de un juguete. Pero claro, como
YO soy perfecta, no sospecharían ni siquiera si les pusiera un
letrero en sus frentes. Mi vestido azul fue de gran ayuda. 
Confeccionado en telas suaves y de colores claros e inocentes, lleno
de holanes y uno que otro moño, a juego con las mallas blancas y
contrastante con los zapatos negros. Quedaba bien con mi piel oscura,
mi cabello marrón y mis ojos color miel.
Me dejaron hace media hora. Las indicaciones fueron claras:
-“Camina hasta el otro lado del parque, enfrente del Edificio
Presidencial. Y a las once horas tendrás tu oportunidad de lucirte”
–me sonrió Alma, la señora que me ayudó desde que llegué al
estado.
No hubo necesidad de despedidas; nadie me iba a extrañar al igual que
yo extrañaría a nadie. Lo que quería era irme con mis padres,
hermanos y amigos, que esos soldados como los que custodian la entrada
me arrebataron sin vacilación.
Pero se les olvidó acabar conmigo, y dudo que mi corta edad de ocho
años fuera impedimento para ellos si estuviera en mi hogar.
No me preocupo. No corro peligro, no aquí, donde guardan apariencias
de “héroes” y no se les permite asesinar sin permiso.
La gente sigue igual. Caminan de un lado a otro, chismorreando,
riendo, hablando de la buena vida que llevan. Hasta ahora.
El alto reloj del edificio de pilares color marfil, tan nuevo y bien
cuidado, sin manchas de sangre o dolor, marca las diez cincuenta y
nueve. Estoy parada viendo directamente a los guardias que están
afuera (los demás deben estar dentro, los oigo como un enjambre),
descargando la furia que no puedo hablar por mis ojos. Un defecto de
nacimiento, una ventaja para Tony y Dante. No confesaría nada aunque
pudiera, no hablaría con esos monstruos aunque quisiera. A ellos no
les debía nada.
Me devuelven la mirada, como sopesando entre llevarme a “Objetos
perdidos” o con mi madre. Sin embargo, no necesitaré su ayuda;
basta con presionar el pequeño botón casi invisible depositado en un
cuadrado de plástico, éste que tengo en mi mano. Al final, no se
mueven de sus lugares; son sólo dos y no se permiten el lujo de
abandonar la puerta principal. Deciden ignorarme como sus colegas del
aeropuerto.
Tic, tac, tic, tac. Se mueren los segundos. Veo el reloj que está
cruzando la calle, avanzando las manecillas al final.
Giro el rostro para ver el sol resplandeciente y feliz  en el cielo, a
salvo. Bueno, tal vez sí extrañe sus rayos dorados y calientes.
Los niños ricos con sus trajes costosos se me quedan mirando, y me
distraen paseando sus cochecitos caros por la acera, al lado de
árboles y césped verdes. Se ven tan pulcros, tan bien alimentados y
sin temor; no como yo cuando vivía en el pueblo.
No obstante, sigo siendo perfecta, ¿No? Aún no me han eliminado,
sigo siendo una amenaza.
Pero… ser perfecto ya no importa. Lo que importa ahora es el botón
en mi mano.
Cuando las campanadas suenan, inundando el hueco amorfo de ruidos en
la plaza, anunciando el fin de la hora diez del día, descubro a una
familia en una banca cercana; juegan con un bebé pequeño. Está muy
sano, tiene la piel clara y cabello rubio; ni rastros de guerra en su
sonrisa a diferencia de mi hermano. Su carita se ilumina cuando sus
padres le hablan.
“Y así debe ser la expresión de morir sin saberlo”, pienso
cuando oprimo el detonador, y ya no soy capaz de ver nada.


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puntos 7 | votos: 7
No es enojo. - Simplemente me canse de dar segundas oportunidades, no porque no
quiera dártelas, sino porque no las mereces.
puntos 9 | votos: 9
Es feo pensar lo mucho que tu vida - entera depende en lo bien que te vaya como un adolescente.
puntos 8 | votos: 8
¿Día duro? - finge una sonrisa y vete a dormir.
puntos 5 | votos: 5
Me hablaban, pero no escuchaba. - Me impresionaba la facilidad que tenían sus bocas para repetir sin
parar cosas tan vacías. Fingí una sonrisa e inmediatamente comencé
a imaginar que más allá de mi destino conocería a alguien como yo,
necesitaba creerlo. Entre millones de personas, preciso me toco a mí
ser un existencialista radical, ¿desgracia o bendición? eso sólo 
lo dirá el futuro, ya no sé qué más improvisar.

puntos 8 | votos: 8
Quítate la máscara - cuando me estes hablando.
puntos 14 | votos: 16
Son piernas demasiado frágiles - para atravesar un camino tan rocoso.
puntos 13 | votos: 13
Cada año me doy cuenta de - lo estúpido que era el año anterior.
puntos 6 | votos: 8
La vida es tan corta, - por eso mejor siempre elige la felicidad.
puntos 6 | votos: 8
Deja los zapatos del pasado - en el pasado, que si hoy tienes otros es porque ya haz evolucionado.

puntos 13 | votos: 13
No estoy de humor - para estar con un grupo de personas.
puntos 14 | votos: 14
¿No te ha pasado por la cabeza, - señor psiquiatra, que la gente loca desea profundamente quedarse así
para siempre?
puntos 17 | votos: 17
Cuando era chico solía - admirar a los mayores por lo metidos que estaban en su mundo, tan
indiferentes al resto. Ahora comprendo que la única razón que
tenían para ignorar al mundo real era que éste les parecía una
mierda.
puntos 7 | votos: 7
-¿Por qué andas tan solo? - -Las personas me tienen miedo, y yo les temo a ellas.
Es una relación complicada.
puntos 28 | votos: 28
Crea una visión - que te haga querer saltar de la cama en las mañanas.

puntos 13 | votos: 13
Vaya mundo de mierda, ¿No? -
puntos 9 | votos: 9
Haz el amor, no la guerra. -
puntos 9 | votos: 9
Las generaciones van y vienen, - los gustos cambian, pero la intensidad de las emociones sigue siendo
la misma.
puntos 12 | votos: 12
Juegan con conceptos, - relacionan las palabras en versos como si estas hubieran nacido para
estar juntas. Mediante metáforas describen universos enteros con
cortas frases, alimentando mentes vacías y nutriendo las ricas. Se
sumergen entre letras, en un sin fin de pensamientos que hacen ver la
realidad como algo muy limitado comparado con lo que su mente puede
llegar a revelar.
puntos 9 | votos: 9
Añoramos el sol cuando esta - de noche, y la luna cuando esta de día.





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