En Desmotivaciones desde:
21.02.2011

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puntos 2 | votos: 6
Ipad - Iphone para vascos
puntos 5 | votos: 5
iPad 3 - Hoy, a las 7
puntos 15 | votos: 15
Einstein - fue uno de los peores estudiantes de su clase. 
Recuérdalo cuando dudes de tus habilidades.
puntos 4 | votos: 4
Freud - Antes de diagnosticarte a ti mismo depresión o baja autoestima, 
asegúrate de no estar, de hecho, simplemente rodeado de gilipollas.
puntos 23 | votos: 25
Este chico es Friedrich Nietzsche - y cumple hoy 167 años, aunque no los pueda celebrar porque se
encuentre quizá algo indispuesto. 
 
En el colegio sufría bullying (aunque los niños de aquel entonces no
lo llamaban así, sino eh, vamos a pegarle al niño del bigote) y
nadie quería ser su amigo porque criticaba a Sócrates culpándolo de
asentar las bases de la decadencia occidental. 
 
Creció y su bigote creció con él, con ello se fue ganando algunos
enemigos (poquilla cosa, a toda la iglesia católica por tomarse a la
tremenda su noticia: Dios ha muerto y tal...) luego se peleó con su
buen amigo Wagner porque este simpatizaba con el partido
nacionalsocialista obrero alemán (los que pasarían a ser los
malvados nazis), lo que demuestra, como dice la gente, que Nietzsche
era un super-nazi acérrimo, eh, eh (sarcasmo)
 
Luego Nietzsche expuso su teoría del superhombre. Los canis de la
época se pensaron que estaba hablando de un superhéroe y se empezó
a correr la voz, así nació superman, que es un simple error de
entendimiento, pues es mucho más complejo que un hombre que lleva los
calzoncillos por fuera y se cree que por ponerse gafas ya cambia
totalmente de aspecto.
 
Con las mujeres la cosa no le iba muy bien, así que acabó por
odiarlas a todas (especialmente a la guarra de su hermana, de la cual
ya hablaremos).
 
Nietzsche se puso a escribir libros que sólo unos pocos cultivados se
leen y un grupo más selecto entiende (pobrecito, el ingenuo se creía
que en un futuro alguien los iba a leer, no sabía que estamos en la
era del Gran Hermano y el Supervivientes... en fin).
 
Finalmente acabó volviéndose loco y murió de sífilis (chistes a
parte).
Pero la historia del pobre Nietzsche no acaba aquí. Su hermanita del
alma cogió sus libros y le hizo un par de retoques (esto de que hay
que mejorar, que si el superhombre y tal es una tontería, pondré que
hay que matar judíos que seguro que a todo el mundo le mola)
 
Ahora nadie quiere a Nietzsche (excepto Maese.Eidos, Gnomox,
SOAD-MOLA, dix, hector atl, yo y algunos pocos más), el gato no pone
su logo en la cabecera de la web y todos los ignorantes creen que era
un nazi (de hecho nadie sabe que aunque no fuesen contemporáneos
Nietzsche y Hitler se tomaban una copa de vez en cuando, porque los
dictadores nazis pueden invocar a los muertos, es uno de los poderes
que adquieren cuando consiguen 6000 puntos de habilidad por matar
judíos)
 
En resumen, Nietzsche es un incomprendido que ha sufrido mucho en esta
vida y hay gente que se lleva principales demagógicas hechas para
sacar una lagrimilla y obtener votos... 
Pero no os apiadéis de Nietzsche, él odia la compasión, simplemente
hago este cartel en memoria del bueno del bigotes, que, fuera
coñas, ha sido uno de los grandes en la historia de la filosofía y
del ser humano.
¡Grande, Nietzsche! Menos mal que sólo te entiende y te comprende la
gente que necesita un mínimo de intelecto para hacerlo, porque lo
último que quiero ver en este mundo es a unos usuarios diciendo que
Nietzsche mola y sobrevalorándote como se hace con Kurt Cobain,
Barney Stinson y demás dioses de por aquí.
Como pusiste hace muchos años ya, en boca de tu personaje
Zarathustra:
No soy yo boca para esos oídos

puntos 16 | votos: 16
Descartes: - En la guerra, no existe ni bien ni mal. Es solo un revoltijo de ideas
chocando las unas contras las otras, intentándose imponer de la peor
manera. Lo triste de esta, es que sus combatientes no tienen idea de
cuales son estas ideas y aún, mueren por ella
puntos 5 | votos: 5
Antes tenía envidia - de aquellos que amaban...Ahora la tengo de aquellos que no lo hacen...AF
puntos 2 | votos: 2
tener sueño - y preferir quedarte dormido delante del ordenador que irte a la cama...
puntos 11 | votos: 17
¿Moriré... - ...ANTES DE LLEGAR A LA PRINCIPAL?
puntos 6 | votos: 6
siempre - habrá un millón de idiomas para solo una idea...

puntos 7 | votos: 7
El conocimiento - no es una opción sino una necesidad...
puntos 8 | votos: 8
me imagino un mundo - paralelo en el que los museos exponen el arte para los artistas no para los ricos...
puntos 1331 | votos: 1389
Momento de placer #12+1 - El primer mordisco a un bollo cuando tienes hambre.
puntos 15 | votos: 15
si mi piano fuera un teclado - ahora seria informático
puntos 2 | votos: 2
toda acción tiene una reacción - igual y opuesta 
( V )

puntos 5 | votos: 5
La escuela - es una practica para el futuro, la practica hace la perfección, pero
nadie es perfecto, entonces ¿Por qué estudiar?
puntos 10 | votos: 16
Un simple tequiero - Mi diario de hace 5 años .

Bueno pues al estar baneada no podia subir nada :(
ahora subire el CAPITULO 8 Y 9






C A P I T U L O        8





David. David. David. Por más que repetía el nombre, no conseguía
ponerle cara. ¿David? Los únicos Davides que yo conocía eran mi
primo, que estaba en la universidad, dos de mi clase y mi tío. Menos
a este último, a todos los tenía agregados. Y mi tío no era
partidario de las redes sociales, por lo que él no era tampoco. 
Brrr, brrr. Mi móvil comenzó a vibrar. Un mensaje recibido. Ni idea
de quién sería. El número. Era de Adrián. ¿Por qué no me dejaba
en paz? ¿Es que no comprende el daño que algunas personas pueden
hacer? ¿Es que no comprende que me ha engañado? ¿Es que no lo
entiende?
Siento lo de antes. 
Exactamente, no sé lo que pasó. Terminé de leer el mensaje. Mi cara
enrojeció. Mis ojos ardían. Y lancé. Lancé el móvil por la
ventana. Mi móvil. Por la ventana. Dios mío.
Me asomé, precipitadamente, hacia la ventana. Mi móvil estaba allí,
abajo, entre la hierba. Aparentemente no había sufrido daño.
Aparentemente. Decidí ir a cogerlo. Mi iPhone nuevo. Vaya. 
Me puse las zapatillas de gatitos, cogí las llaves y salí de casa.
Había caído en una planta. Con suerte, no habría pasado nada. Con
suerte. De eso no tenía yo. Me agaché. Pff. Qué mal rollo. La
pantalla estaba toda resquebrajada. ¿Qué haría? Un momento. Al lado
del móvil...un papelito. Lo cogí y, cuidadosamente, lo abrí. Estaba
escrito a boli. Una letra muy bonita. Ponía Espero que te guste. La
he intentado arreglar. Ha quedado mejor, pero, por más que lo he
intentado, no he conseguido ponerle una última pieza. ¿De qué me
sonaba eso? Tenía que recordar...Espero que te guste. Adrián. El
papel. La cajita de mi abuela. ¿Qué? 
Cogí el móvil y el papel y me levanté. Fui directa a la casa de
Adrián. Llamé al timbre. Abrió él mismo. 
-¿Sí?
Sorprendido, me miró. Es más, yo también estaba asombrada. Después
de lo mal que lo había pasado, me presentaba en su casa.
-Sí, perdona, me llamo Ruth, soy tu vecina. Verás, el día que vine
se me rompió una caja de cristal antes de entrar en casa. Cuando iba
a recogerla, no estaba. Al día siguiente, me dijiste que si me había
gustado la cajita. Eso quiere decir que la hiciste tú. Como pusiste
en la nota, te falta un trozo. Déjamelo a ver si lo puedo arreglar
yo.
-Una nota. ¿Yo?
-Sí. La acabo de encontrar.
-No te escribí ninguna nota.
-Bueno, pues dame el trozo que no pudiste arreglar. 
-Los arreglé todos.
-No, en la nota no decía eso. Además, acabo de darme cuenta de que
falta uno pequeño.
Estábamos cara a cara. Nos mirábamos. Estaba nervioso. ¿Por qué?
-¿A caso no has escrito tú la nota?
-No.
-¿A caso tú...me has mentido? ¿Acaso tú no la arreglaste?





C A P I T U L O  9


Utilizada. Asombrada. Sorprendida. Así me sentía. Entonces Adrián
tenía novia, cosa que no había dicho. Y tampoco había arreglado la
caja. Dios. Me había estado engañando todo el tiempo. Y, como una
tonta, yo lo creí. Gilipollas que soy.
Lo miré a la cara y me giré. Ni una palabra más. Porque, ¿para
qué? ¿Para seguir mintiendo? No. A mí no. 
Noté como me seguía con la mirada. Y entré, orgullosamente, en mi
nueva casa.
Probablemente no le importó lo que le dije, pero me quedé tranquila.
Ya sabía que era un mentiroso. Bueno, para ser sincera, no estaba
tranquila. Es más, para nada. ¿Quién habría arreglado realmente mi
cajita de cristal?
La puerta crujió. Se cerró. Y me asusté. Pero Jimena comenzó a
subir las escaleras. Respiré. Y la puerta de mi cuarto se abrió de
par en par.
-Ruth, te hemos traído chocolate del que te gusta.
-Gracias, Jime. 
Le sonreí. Irene tenía un hermano y una hermana, mellizos. Ella era
más grande que ellos. No los soportaba. Lucía tenía una hermana
grande. No se aguantaban. En cambio, yo me llevaba genial con Jimena. 
-Hoy comemos macarrones con tomate.
-Mmmm, ¡qué rico!
Se empezó a reír, ajena a mis problemas. Sus mejillas se rosaron. Me
hizo sonreír. 
Salió de la habitación. Miré a mi alrededor. Ya era hora de que
empezara a hacer algo.Metí todas las cosas en sus respectivas cajas.
Tapé la estructura de la cama con una vieja manta blanca. Me puse una
camiseta blanca, manchada de pintura, unos vaqueros desgastados y unas
chanclas. Me recogí el pelo y cogí una brocha. Había llegado ya la
pintura. Abrí los botes. ¿Pero qué...? Los pedí morados. Era
verdes y azules. 
Me quedé pensando. De todas formas, daba igual. No sé por qué
elegí el morado. Probablemente por Adrián. Pero ahora él no
importaba. Cogí el bote azul y mojé la brocha. 
-¡A comer!
La voz de mi madre me alejó de mi mundo. ¿Ya? Miré el reloj.
Llevaba una hora aproximadamente pintando. Había acabado la parte
azul. Un azul turquesa precioso. Me encantaba. 
Dejé la brocha sobre un trapo, para que no manchara nada y me cambié
de camiseta. Bajé corriendo las escaleras. ¡Qué bien olía! Jimena
estaba viendo la tele, mamá estaba con ella. La mesa estaba puesta.
Sonreí. Todo volvía a ser normal: mi hermana, mamá...Me gustaba. Mi
madre me miró. Rió. Y nos dirigimos a la mesa.
¡¡Ding-dong!! El timbre retumbó en la casa y me levanté de la
silla del comedor para abrir. 
-¿Sí?
Nadie respondió. No había nada. Bueno, ¿qué era esto? Una cajita
de cartón. ¿Qué contenía? Lo abrí, en la entrada. Una nota. El
trozo que faltaba. Y allí estaba, en la caja de cartón, el trozo
que no había podido pegar. ¿Pero quién?
puntos 6 | votos: 6
la ventaja de tener - mala memoria es que a menudo un se divierte con las mismas cosas buenas...
tal como si fuera siempre ahí una primera vez....
puntos 6 | votos: 6
un músico nunca es dominado - por su música ya que esta no hace al músico...
es el músico el que hace a esta...
puntos 4 | votos: 4
y este es el edificio - de aquí no ahí quien viva

puntos 16 | votos: 16
por esos chistes malos - que solo le gustan a los grillos
puntos 15 | votos: 15
Un simple tequiero - Mi diario de hace 5 años .




C A P I T U L O  7



Su pelo largo y sedoso se movió pausadamente mientras dirigía su
mirada hacia mí. 
- Y esta es...
Esas palabras me dolieron mucho. No era un objeto y ella me trataba
como si lo fuera.
- Me llamo Ruth.
Las palabras no me salieron con demasiada firmeza, porque se empezó a
reír de mí.
- ¿Cómo que paseas con ella? ¿Te da pena, Adrián?
Sus frases estaban llenas de maldad. Y, sin apenas conocerla, supo
cómo era.
- Me voy, he quedado con las chicas para ir de shopping. Chiao!
La miré, asombrada. ¿Cómo podía ser tan...así? Es decir, era una
malísima persona pero...¿cómo podía ser tan jodidamente guapa?
Rubia, pelo largo, ojos azules, labios rosados...Alta, delgada. Una
diosa, vamos. 
Mientras pensaba en esto, no me dí cuenta de que Adrián había
estado en todo momento presente, mientras ella me humillaba.
No lo entendía, ¿por qué no me había defendido? Es más, ¿quién
era exactamente Malena?
Adrián tenía la mirada clavada en el suelo. Parecía avergonzado. 
- Adrián, ¿quién es?
Seguía con la mirada puesta en el suelo. No podía entender nada.
- Adrián...
Me miró y entonces lo supe. No supe porqué, mis ojos se llenaron de
lágrimas. Me ardían las mejillas, rojas como el fuego. Las manos me
pesaban. Mi boca se secó. Y, patinando, me marché.
Cerré la puerta de mi casa con un portazo. Ni Jimena ni mamá habían
vuelto todavía. Eso me daba tiempo para quitarme lentamente los
patines, de guardarlos, de ducharme, de cambiarme de ropa. Y de
llorar. No sabía por qué lloraba, simplemente lo hacía. Y me
extrañaba. Apenas lo conocía, solo unas cuantas horas. Pero, aunque
no quería admitirlo, lo sabía. me había enamorado.
Las gotas que salían del grifo refrescaron mi rostro, empapado ya de
lágrimas sin sentido. Me había imaginado un mundo en el que poder
estar los dos solos, sin nada ni nadie que nos lo impidiera. Pero,
claro. ¿Cómo iba a estar un chico así sin pareja? No lo había
parado a pensar. Por eso me había afectado. Por eso.
Mientras salía de la ducha, pensaba en pedirle consejo a Irene. O a
Lucía. Por lo que cogí el ordenador, pensando en si me habrían
respondido al mensaje.
Encendiendo. Encendiendo. Google. Tuenti. E-mail. Contraseña.
Dos mensajes privados. 
El corazón comenzó a latirme fuerte. Cliqué encima de ellos. Uno
era de Lucía. Otro de Irene. Los abrí, por orden de antigüedad.
Primero el de Lucía.
En cuanto acabé de leerlos, pude respirar. No sabían por qué estaba
tan mal por no haberme despedido de ellas en una situación tan grave.
Y ya que todo estaba como antes, decidí contarles, minuto a minuto,
mi problema.
Una petición de amistad. ¿De quién sería?






C O N T I N U A R A . . .
puntos 3 | votos: 3
por que en la ciudad - es imposible ver esto
puntos 4 | votos: 4
La vida es como el ajedrez - siempre ahí que saber predecir el siguiente movimiento
puntos 13 | votos: 13
Un simple tequiero - Mi diario de hace 5 años .







C A P I T U L O   6






Toqué la pulsera. Estaba fría. Pero era preciosa. Dirigí mi mirada
a la ventana y vislumbré su casa. Apenas se veía bien (todavía no
había levantado la persiana de una de las ventanas). Lo hice, pero
él tenía cerrada la suya. Seguiría durmiendo. 
Me puse las zapatillas de andar por casa. Eran suaves y tenían
dibujado un gatito en cada una. Me levanté, me estiré. Vi el
ordenador. E, inmediatamente, me acordé de Lucía y de Irene. ¿Cómo
estarían? Me había ido sin decir nada, sin despedirme siquiera. No
me lo perdonarían nunca.
Le di al botón para encender mi portátil. Mientras se cargaba,
pensaba en lo que les diría. Tenía un lío en mi cabeza que me
impedía pensar.
Tecleé la contraseña del aparato. Inmediatamente se encendió. En mi
fondo de pantalla se veía una foto que había puesto la semana
pasada. Salíamos las tres, inseparables. Hasta ahora. Todos los
recuerdos asaltaron mi mente. Pero los aparté, hice clic en Google
Chrome y puse “tuenti”. Puse mi e-mail y mi contraseña. Hoy
cumplía años mi prima Natalia. La felicitaría después. Ahora
estaba ocupada, escribiendo a mis dos mejores amigas.
Un mensaje hizo vibrar mi móvil. ¿De quién sería? Mis ojos se
agrandaron cuando comprobaron que era de Adrián. ¿Cómo tenía mi
número? Que yo recordase, no se lo había dado…
“¿Te apetece patinar?”
Claro que me apetecía, tenía necesidad de hacer algo, de moverme, de
eliminar el nerviosismo por Lucía e Irene y lo que contestarían al
mensaje.
“Claro”.
Tras varios segundos, mi teléfono volvió a vibrar, a la vez que yo
pegué un salto.
“Dime una hora y ahí estaré, tan pesado como siempre”.
“Jajaja, no eres pesado. Pues, ¿qué te parece a las diez?”
Eran las nueve y media. Ya era hora de desayunar. Jimena estaba
llamando a mi puerta.
-¡A desayunar!
Cuando salí de mi cuarto, un olor a tostadas recién hechas me
recibió. ¡Qué rico! Pero antes tenía que arreglarme. ¿Qué
escojo? Tenía que sacar algo de la caja de ropa, pero no sabía qué.

Me duché y, tras unos minutos, escogí una camiseta celeste de manga
corta, de DC con el símbolo en azul marino y unos pantalones azul
marino. Mis patines, negros, completaban el look. Me hice un moño
práctico, me pasé un poco el rímel por las pestañas y me lavé los
dientes y la cara. Descalza y con los patines en la mano, bajé al
piso de abajo.
Cogí unas tostadas de mantequilla, un vaso de zumo y un par de
galletas. Mi móvil y las llaves. Me puse los patines.
El sordo ruido del timbre resonó en mis oídos. Era él. Jimena me
miró, extrañada. Mamá comenzaba a estar de buen humor y eso me
gustaba. Se iban las dos a realizar unas comprar al centro comercial.
Volverían para la hora de comer, me dijeron.
Nos despedimos y salí por la puerta. Adrián me recibió con un
“hola, ¿qué tal?”. Asentí, demostrando que estaba bien. Nos
quedamos inmóviles unos instantes, pensando qué hacer. Al mismo
tiempo, los dos comenzamos a patinar. Él parecía acostumbrado a los
patines, por lo que lo hacía bastante bien. Yo, en cambio, hacía
tiempo que no los cogía y parecía un pato mareado. En ocasiones
estuve a punto de resbalar y caer, pero siempre conseguía mantener el
equilibrio. Con todas estas “casi” caídas nos reímos mucho, la
verdad. Hablábamos de cosas como que de dónde veníamos, a qué
colegio íbamos. Cosas generales que no nos importaban. Estábamos los
dos, solos, patinando. Solos. ¿Solos?
-Hola Adri.
Una voz se dejó oír cerca de nosotros. Giré la cabeza. ¿Quién
era?
-Hola Malena.
Adrián la conocía. La tal Malena le conocía. Se conocían. ¿Dónde
estaba ella? Allí. Me quedé sin aliento. No sabía qué hacer.
Malena me miraba mal. Me miraba con odio. Me miraba con recelo. Me
miraba como…como quien mira a una chica con su novio.



C O N T I N U A R A . . .

puntos 21 | votos: 21
Un simple tequiero - Mi diario de hace 5 años .










C A P I T U L O 5





La luz comenzaba a entrar por las rendijas de la persiana de mi
ventana cuando me desperté. Todavía era temprano, según el
despertador de mi habitación, eran las ocho y media. Hacía calor,
estábamos en mayo, y quedaba poco para las vacaciones. Miré hacia mi
cuarto, todavía destartalado y desordenado, con cajas marrones por
aquí y por allá. Giré mi cabeza y me fijé en una mesa que allí
había. Era blanca, con cajones de igual color y moderna. Ya la tenía
en mi antigua casa, en mi pequeña habitación, que compartía con
Jimena. ¿Pero qué...? 
Me incorporé en la cama, para poder observar bien lo que había
encima del escritorio. Era una pulsera. Una con un corazón dibujado,
preciosa. De repenté, sonreí. Ya se que, quien me viera, pensaría
que era tonta por sonreir a una pulsera. Pero no era cualquier
pulsera.
Después de comer el helado, y antes de marchar a casa, visitamos una
tienda de chuches. ¡Era enorme! Y vendían de todo tipo de dulces:
caramelos, chicles, regalices, nubes, chupa-chups... 
En cuanto entramos, Adrián cogió una bolsa y la llenó hasta el
tope. Luego, con esa sonrisa pícara que me encanta, se dirigió a la
caja y pagó. Yo, asombrada por la cantidad de dulces que había
cojido, me quedé mirando el dinero que le entregó a la dependienta.
Diez euros con veinte. ¿Diez euros con veinte? Si no tenía más
dinero...
Parece ser que vió el desconcierto en mi cara y, con picardía e
inocencia a la vez, me preguntó que si estaba enfadada. Le dije que
no, pero que creía que no tenía más dinero por lo que dijo en la
heladería. Con un brillo en sus ojos cegador, respondió que no se le
había ocurrido otra forma de conseguir compartir helado conmigo. Yo,
sorprendida, me puse roja como un tomate.
Fuera comenzaba a atardecer y era hora de marcharse a casa y dejar el
paraíso. Un suspiro. ¡Qué rápido se había pasado el día! Ojalá
durara para siempre...
Anduvimos en silencio hasta llegar a la puerta de mi casa y, cuando
llegamos al rellano, me di la vuelta. Allí estaba, él, con su pelo
cuidadosamente despeinado, con sus ojos que a mí tanto me gustaban,
con sus pestañas, con su nariz, con su boca carnosa, con su camiseta
de manga corta...¿De manga corta? Con un movimiento rápido de manos
y roja de vergüenza, me quité la chaqueta que por la mañana me
había dejado. No me había acordado...
Pero pareció no importarle, ya que sonrió divertido. Me quedé
mirándolo y él a mí. De pronto, el mundo desapareció a nuestros
pies. Nos íbamos acercando poco a poco, lentamente. Nuestras manos se
cruzaron y...
-¡Hola!
Rápidamente, nuestras manos se apartaron unas de otras y, con cara de
sorpresa, nos dimos cuenta de que mi hermana estaba en la puerta.
-¿Qué hacéis?- dijo Jimena.
-Jaja, nada- respondí yo, casi al instante.
Miré a Adrián y sonreió. Me despedí con la mano. Y me metí en
casa. Corriendo, subí a mi habitación y salté sobre mi cama. Un
momento...tenía en mi mano algo, y hasta ahora no me había
percatado. Era una pulsera de plata, con un corazón. Me encantó.
Miré por mi ventana. Se veía su casa...pero no a él. Espera. Estaba
en su habitación y miraba a mi casa. Con un saludo, me vió. Corrí a
coger mi pizarra y escribí Gracias. Cogió un folio y me escribió
De nada. Inmediatamente, cogió otro y puso Buenas noches, que
sueñes cosas tan bonitas como tú. Me senté en la cama. Te quiero
susurré.




C O N T I N U A R A . . .
puntos 18 | votos: 18
Un simple tequiero - Mi diario de hace 5 años .







C A  P I T U L O 4







Nos habíamos quedado mirándonos como dos tontos. Y, cuando nos dimos
cuenta, los dos comenzamos a reír a la vez. Nos levantamos, tiramos
la basura en su correspondiente cubo y devolvimos las bandejas a su
sitio. Abrió la puerta y me ofreció pasar antes que él. Un
“gracias” se escapó de mi boca, con una correspondiente sonrisa
en su cara.
Una vez estuvimos en la calle, nos pusimos, inconscientes, a andar.
¿Hacia dónde? Sinceramente, no lo sabía. Pero al estar con él,
daba igual adonde fuéramos.
En una mirada furtiva, vi cómo saludaba a un grupo de niños que
pasaba por la otra acera. Giré la cara, no quería que me viera
espiándole. Me sentía como una niña pequeña, expectante ante tu
ídolo. 
-¿Quieres ir a la mejor heladería de la ciudad?
-¡Vale!
Me quejé a mí misma mentalmente el haber dicho ese “vale” con
tanto entusiasmo, no quería que me viera desesperada, ni mucho menos.
Y, pensando en esto, llegamos a la heladería.
Mientras me sentaba, Adrián fue a encargar los helados. Era un cielo,
me había invitado al McDonalds y encima quería invitarme al helado.
-Bueno, ya he vuelto- dijo, con una de sus mejores sonrisas.- Espero
que me hayas echado de menos.
-¿Cómo no?
No sé de qué estuvimos hablando, tal vez de nuestras aficiones, tal
vez del tiempo, tal vez…No lo sé, tras unos segundos, ya me había
perdido en sus ojos: verdes como una esmeralda, brillantes como el
Sol, especiales. Suyos.
-Y aquí traemos el helado especial de la casa.
Miré y miré los objetos sobre la mesa. ¿Un helado? Que yo supiera,
éramos dos personas.
-Perdona, pero, tras pagar la comida en el McDonals, sólo me quedaba
dinero para uno.
Parecía avergonzado, me rehuía la mirada, pero yo le busqué, para
sonreírle. No quería que se sintiera mal, además, obviamente, sólo
llevaba dinero para su comida, no tenía previsto invitarme.
-No pasa nada – dije, sonriendo.
Le agradó mi conducta, se le notaba. Y comenzamos a comer, sin prisa
y saboreando, nuestro helado. Pronto comenzó a hacer bromas otra vez.
Seguía siendo Adrián. Ese Adrián al que había conocido hacía unas
horas y del que ya me había enamorado irremediablemente. 
-¿Qué?
Mientras estaba absorta en mis pensamientos, me había manchado la
nariz con helado. 
-¿Sabes? Eres una malísima persona – dije, poniéndome seria.
-Lo siento, no quería parecer grosero.
Y, mientras decía esas palabras de arrepentimiento, con mi cuchara,
le manché la suya.
Pronto, nos comenzamos a reír, a carcajadas, sin importarnos las
miradas de los allí presentas. 
Y, cuando terminamos, nos miramos profundamente, esperando a que
alguno de nosotros dijera esas palabras que no nos atrevíamos a
pronunciar…











C O N T  I N U A R A  . . .
puntos 13 | votos: 13
88 teclas... - 88 notas...
88 esperanzas...
88 razones...
para expresar todo que llevas dentro y convertirlo en música
puntos 23 | votos: 27
Un simple tequiero - Mi diario , de hace 5 años ·













































































C A P I T U L O 1















Una fuerte sacudida me obligó a despertarme, abriendo rápidamente
mis ojos. Apenas me hube incorporado, Jimena comenzó a mirarme. Yo,
sin saber por qué, miré a mi madre, que conducía el coche. Llevaba
la misma ropa que ayer, cosa que me extrañó, porque era muy coqueta.
Su pelo, normalmente estupendo, carecía de brillo, y sus ojos estaban
rojos e hinchados. Ahora lo recordaba todo.
Ayer, viernes día 4 de noviembre, como otros cualquiera, había
clase. Así que, como todos los días, mi hermana pequeña Jimena y yo
nos marchamos. Todo era normal: Irene y Lucía seguían siendo mis
mejores amigas, Marta seguía siendo la popular de la clase, Pablo
me seguía gustando...
Cuando llegamos a casa, mamá había recogido todas las cosas, y las
había metido en el coche. No fue hasta unas horas después cuando nos
enteramos de que papá le era infiel a mamá, cuando ella misma nos lo
dijo. No me lo podía creer. Y lloré. Lloré hasta no tener más
lágrimas. Lloré hasta...que me quede dormida, con el runrún del
motor. ¿Hacia dónde íbamos? Ni idea. Sólo esperaba que todo fuera
una pesadilla, que nada fuera real, que todo fuera normal.
Y, mientras meditaba, el coche se paró. Habíamos llegado al destino,
a una nueva ciudad. Habíamos abandonado nuestro pequeño pueblo, para
comenzar a vivir en Ordino. La casa era espaciosa, grande y con
jardín. Hubiera gritado de alegría si no fuera por lo de mis
padres...
Comenzamos a descargar las cosas del coche, para meterlas en casa.
Pero Jimena tropezó y cayó. Y con ella, todas las cosas de la caja
se fueron al suelo. Ella comenzó a llorar y la cogí en brazos. ¡No!
Mi cajita de cristal se había roto. Era muy especial para mí, me la
regaló mi abuela por mi cumpleaños. 
Metí en casa a Jimena y, cuando fui a recuperar mi cajita, no estaba,
se había esfumado. Ahora sí, no entendía qué pasaba. 
Así qué me tumbé en mi cama, recién puesta y me dormí.
Un timbre agudo me levantó de mi colchón. Era el timbre. Aún con el
pijama de cerditos puestos, abrí la puerta. No había nadie. Un
gracioso habría llamado, el mismo que había robado mi caja...la
caja. Allí estaba, en la puerta, mi cajita arreglada y con una nota.
Ponía Espero que te guste.
Una sonrisa apareció en mi rostro. ¿De quién sería?¿Tal vez un
chico? Cerré la puerta de casa, con una sonrisa de oreja a oreja.





















C O N T I N U A R A . . .
puntos 1487 | votos: 1513
Es fácil arriesgarse - cuando sabes que no sufrirás daño alguno

puntos 6 | votos: 6
uno no siempre puede expresar - lo que quiere decir...
puntos 2 | votos: 2
uno no saber la tontería - que va a decir hasta que la dice
puntos 5 | votos: 5
Por esas veces - que nos aburrimos en el tuenti y seguimos conectados sin saber un motivo claro
puntos 5 | votos: 5
Velociraptor pensador - nunca sabes que se preguntara
puntos 1413 | votos: 1447
-¿Que tal has dormido? - + Bien, con fresquillo.

puntos 6 | votos: 12
¿Crees que la física cuántica - es la respuesta? Es porque... no sé, ¿de qué me sirve a mí saber
que el espacio y el tiempo son lo mismo? O sea, si yo le pregunto a
un tipo qué hora es y me dice: 6 kilómetros ¿qué coño es eso?
puntos 9 | votos: 9
Los agujeros negros son como - los chats, vete tu a saber que hay al otro lado.
puntos 26 | votos: 26
Un idiota - hace que su novia sienta celos de otras chicas. 
Un caballero hace que otras chicas.. sientan celos de su novia.
puntos 9 | votos: 9
543 días... - poco a poco olvidando lo inolvidable
puntos 5 | votos: 5
típico - las chicas siempre nos dicen que todos los tíos somos iguales,acaso
ellas nunca se pelean... no somos iguales simplemente nos veis iguales

puntos 1891 | votos: 1949
Tener demasiada información - puede impedir que seamos felices.
puntos 4 | votos: 4
Enamorarse - es sentirse encantado por algo, y algo sólo puede encantar si es o
parece ser perfecto  :)
puntos 2433 | votos: 2457
Beethoven - Nunca rompas el silencio si no es para mejorarlo.
puntos 2059 | votos: 2111
Desmotiva - Que le haya preguntado a una amiga si le gustaba Beethoven y que me
diga: El perro es tan tierno
puntos 15 | votos: 17
admitelo - no te lo esperabas

puntos 5 | votos: 7
la arma mas potente - del mundo esta en las manos de un bebé con alas...
puntos 14 | votos: 14
Cupido - Para todos aquellos que teneis a Cupido sin punteria a vuestro lado.
puntos 2381 | votos: 2439
¿Por que  - muchos creen que hay que avergonzarse por ser virgen?
puntos 9 | votos: 9
detras de toda gran pelicula - ahì una gran mùsica y detras de toda gran mùsica ahì un gran compositor
puntos 198 | votos: 204
Ruidos nocturnos - Sean lo que sean te vas a cagar igualmente





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