En Desmotivaciones desde:
16.03.2011

 Última sesión:

 Votos recibidos:
bueno 522 | malo 19

puntos 2224 | votos: 2324
Edward Mordrake - Era un inglés que tenía un rostro extra en la nuca. De acuerdo a las
historias que se cuentan de él, el rostro no podía hablar ni comer,
pero podía reír y llorar. Edward suplicó a los médicos que le
extrajeran este gemelo demoniaco porque, supuestamente, le susurraba
cosas horribles en la noche, pero ningún médico se atrevió a
intentarlo. Edward se suicidó a sus 23 años.
puntos 3113 | votos: 3227
De los creadores de - solicitud de amistad , hablar hasta la madrugada y te extraño
cuando no estas  llega : Te estas enamorando
puntos 2094 | votos: 2152
Muere joven tras  - masturbarse 42 veces seguidas.
Se podría decir que la cosa se le fue de las manos.
puntos 2398 | votos: 2526
Yo tampoco sabía que si  - coges tu edad, la multiplicas por 7, y luego la multiplicas por 1443.
 El resultado es tu edad escrita 3 veces.
puntos 7 | votos: 9
Así somos los gaditanos: - Me llamo Mikel Gorriarán, llevo 15 días en Cádiz y me estoy, o me
están volviendo loco.

Os contaré mi historia. Soy investigador privado y he venido a Cádiz
a resolver un caso simple. Pero la verdad es que a cada día que pasa
se vuelve más complicado. Tan sólo se trataba de descubrir al amante
de la mujer de un alto mandatario vasco; comprenderán ustedes por
tanto que no dé su nombre, además porque me debo al secreto
profesional.

En principio no tenía muchas pistas. Sólo sabía que el hombre en
cuestión era de Cádiz, se llamaba Manuel Ramírez, que trabajaba en
el Puerto de Cádiz y que le conocían con el alias de picha. Así que
el individuo en cuestión debía estar bien dotado, ya que además del
amante de la mujer del político, eran conocidas sus correrías por el
Puerto de Bilbao. También usaba otro sobrenombre: quillo.

Con estas pistas, tomé el avión hasta Madrid y de allí enlacé con
el tren hasta Cádiz. Llegué a la estación, cogí un taxi y mientras
iba camino del hotel, intenté entablar conversación con el taxista.
La cosa quedó en eso, en el intento. Porque que yo sepa una
conversación es entre dos o más personas, pero el taxista no me daba
opción ya que hablaba por los codos, y de modo ininteligible. Lo
hacía de forma sumamente apresurada y las pocas palabras que podía
cazar al vuelo estaban incompletas. Quise preguntarle por el puerto,
pero sabiendo que su respuesta no la entendería, lo dejé para mejor
ocasión.

Llegué al hotel Playa Victoria, y como mi interés era buscar al
tal Manuel Ramírez, en principio consulté la guía telefónica de la
ciudad; pero como presumía aquí habían demasiados Ramírez. En mi
tierra hubiera sido muy fácil. Así que opté por buscar pistas en su
lugar de trabajo. Salí a la calle y pregunté por el puerto. Un
señor muy amable me dijo que lo mejor era coger el autobús de los
Comes, pero que para eso tenía que ir a Cádiz.

Aquello me desconcertó. ¿Dónde estaba yo?. Empecé a atar cabos.
Efectivamente cuando llegué a la terminal de la estación no ponía
Cádiz, sino Cortadura. Y además recuerdo que en el trayecto di unas
cabezadas; y claro en ese intervalo pudo haber algún enlace, o algo,
no sé. Lo cierto es que yo no me encontraba en Cádiz. Pero no debía
estar muy lejos.

Paré un taxi y con gesto decidido le dije al taxista que me llevara a
Cádiz. El me contestó con ¿a Cádiz a donde?. Y le contesté algo
enfadado que a Cádiz, joder, a Cádiz; de una puta vez quiero llegar
a Cádiz.

Ya luego el taxista con mucha paciencia y muy despacito me explicó
que donde yo estaba era Cádiz, pero no era Cádiz. A ver si lo
explico bien. Resulta que la gente de aquí le llaman Cádiz a la
parte antigua y desde unas murallas para adelante le llaman Puerta
Tierra. Así es que en realidad yo estaba en Cádiz, pero en Puerta
Tierra. No sé si lo expliqué bien, pero yo ya lo he entendido.

Llegué por fin a la estación de los autobuses de Comes, pedí un
billete para el puerto y me subí al autobús correspondiente. El
trayecto fue relativamente corto, si acaso 30 minutos; pero la verdad
es que yo creía que Cádiz era más pequeño. Sin duda me habían
informado mal. Y además mi trabajo aquí se complicaba, puesto que
habría que buscar en una ciudad más grande de lo que pensaba.

Pero mis sorpresas no habían acabado. Llegado a la estación terminal
pregunté por el puerto. Mi interlocutor me miró con mal gesto y me
dijo que esto era El Puerto. Yo no entendía nada. Ese hombre enfadado
y yo no veía barcos por ningún sitio.

La verdad es que el hombre tuvo más paciencia que el santo Job. Me
fue explicando poco a poco que aquello era El Puerto de Santa María,
pero que por todo el mundo (todo el mundo menos yo) era conocido por
El Puerto. Y además me dijo que eso no era Cádiz, que Cádiz estaba
allí enfrente. Que El Puerto es un pueblo de Cádiz y que si lo que
quería era ir al puerto de Cádiz que cogiera el vaporcito y me
dejaría allí mismo.

Total, antes lo de Cádiz, que no era Cádiz que era Puertatierra y
ahora que El Puerto es un pueblo de Cádiz y, entonces digo yo ¿cómo
le llaman al puerto, al de los barcos, al puerto de siempre?

Subí por fin al que le llaman Vaporcito de El Puerto, que para que lo
sepan ustedes no es un barco de vapor. No, porque aquí en Cádiz o
donde coño esté ahora, no le llaman a las cosas por su nombre. Si,
le llaman vaporcito; pero en realidad es un barco que va a gasoil.

Y llegué por fin al puerto de Cádiz, que aquí lo llaman el
muelle. Una gracia que me ha costado gran perdida de tiempo y de
dinero, que además no sé como justificar ante mi cliente, porque me
temo que no me va a creer; y tampoco quiero darle muchas explicaciones
porque seguro que voy a ser objeto de burlas.

Bien, obviaré todos estos inconvenientes y pasaré a la acción. De
siempre las mejores informaciones se consiguen en los bares, así que
me acerqué al bar más próximo al puerto (perdón al muelle), uno
que se llama Lucero y pedí un tubo (de cerveza, se entiende) pero
el camarero no lo entendió. Yo más o menos le expliqué lo que
quería y él con aire de suficiencia me dijo: Ah, usted lo que
quiere es un bó. Joder, no sabía yo que también tenían un idioma
particular los gaditanos.

Me acomodé en la barra del bar y puse la oreja atenta a lo que allí
se cocía. Me acerqué la cerveza a los labios, tomé un trago largo y
de pronto escuché la palabra mágica: Picha.

¡Dios!, por fin la suerte me vino de cara. Casi no podía creérmelo.
Me atoré con la cerveza, me puse perdido, pero merecía la pena.
Había encontrado a la persona que estaba buscando. Bendita suerte la
mía. Con disimulo me acerqué a los dos hombres que charlaban de un
tema que no comprendía, pero tenía que ver con la música y con los
coros. Y con un jurado, que por lo visto no tenía ni idea. Gente, sin
duda muy creyente. Aunque mal hablada eso sí, se escapaban de vez en
cuando, demasiado de cuando en cuando, palabras mal sonantes, que no
creo deban reproducirse aquí. Pero, a mí lo que me interesaba era
que uno de ellos fuera el picha. Y para asegurarme que ese era el
tipo que buscaba, pedí otro bó y pegué la oreja a la conversación.

Efectivamente, a lo largo de la conversación, uno de ellos: un tipo
bajito (1,65 no más) moreno, 40 años, delgado, que no tenía ni
media bofetada, era llamado constantemente picha por su compañero
de conversación. Jo, pensé, Dios le da pañuelos a quien no tiene
nariz. No sé si lo captan ustedes. Porque aquel tipo se estaba
trajinando a la mujer de mi cliente. Y aunque esté mal decirlo,
porque yo soy un profesional, es una hembra de bandera. No me extraña
que a ese tipo le dijeran el picha, porque sin duda era lo único
bueno que tendría.

Bueno bueno, que me desvío de la trama. Había dado con el individuo,
eso era lo importante. Esperé tranquilamente a que acabaran la
conversación y seguí al picha con la idea de abordarlo sólo y sin
testigos. Y ocurrió un caso hasta ahora inédito en mi dilatada
carrera. Se encontró con un amigo suyo y al saludarlo le dijo: ¿que
pasa PICHA?. Y el otro le contestó: muy bien PICHA, ¿y tú?.

Sí, efectivamente; había dos individuos con el mismo alias. Y a
decir verdad, este segundo tipo tenía mejor planta de amante que el
escuchimizado de antes. Pero en esto de la investigación nunca se
puede descartar a ningún sospechoso. Lo malo de todo esto es que
ahora tendría que doblar mis esfuerzos y hacer seguimientos
alternativos, para comprobar cual de ellos era el verdadero amante.

Opto en principio por seguir a este último ya que le veo con mejor
planta, pero sin descartar, como buen profesional que soy, al tipo
escuchimizado. El individuo toma un autobús y allí entabla
conversación con un conocido suyo al que llama quillo. ¡Dios! Esto
se complica a cada paso. Ahora tengo a dos pichas y a un quillo.
Mi instinto de detective me dice que estoy siguiendo una pista falsa.
Empezaré de nuevo; así que vuelvo al bar del muelle y le pregunto
al camarero que si conoce a un tal Manuel Ramírez que trabaja en el
puerto. Me dice que con esos datos no le suena y que además El Puerto
le queda algo lejos. Caigo entonces en la cuenta y rectifico
diciéndole que donde trabaja es el muelle. No cae. Le digo entonces
que le conocen con el apodo de picha y también con el de quillo.
El tipo del bar se carcajea en mi cara. Y me aclara que aquí todo el
mundo es picha y quillo. La poli, sin duda, aquí lo tiene
complicado.

Te estás luciendo Mikel, me digo para mí. Otra cagada. No obstante
el camarero me dice que pregunte por Paco el bigote que en el muelle
es el que contrata a los estibadores. Después de darle todos los
datos de que disponía sobre el tal Manuel Ramírez: que según tenía
entendido trabajaba en el muelle y que durante seis meses trabajó en
el Puerto de Bilbao (lo de los apodos los omití, porque con el
cachondeo del camarero ya tuve bastante) aquel me contestó de mala
gana, que ya no trabaja allí. Que según tenía entendido ahora
trabajaba en la Residencia. Yo le pregunté que ¿en cuál
residencia?. Él contestó, con menos ganas que antes, que en cuál
iba a ser, joé, pues en la Residencia. Era ya tarde; y como la
verdad, había conseguido bastante información, volví al hotel, a
comer. Lo de la residencia lo dejaría para la tarde.

Pensé que era buena idea tomar un pescado para el almuerzo, que aquí
lo habría de haber bueno con tanta costa. Así que le pregunté al
camarero que si tenía pescado. El me contestó que tenía unas
zapatillas mu fresquitas. A mí sinceramente me importaba un
pimiento lo que se calzaba el fulano. Yo lo que quería era comer, y
además no sé a qué venía aquello de las zapatillas. El tipo me
estaba vacilando o tendría a medias una zapatería con algún cuñado
y me hacía la propaganda. Obvié el comentario e insistí en lo del
pescado, pero el camarero volvió con lo de las zapatillas fresquitas.
Puse mala cara y el camarero debió de notarlo, ya que inmediatamente
me aclaró que así le llaman aquí a las doradas. Gente rara esta de
Cádiz. No hay Dios que los entienda con lo que corren hablando, las
palabras que las pronuncian a medias y para colmo le cambian el nombre
a las cosas. Luego dicen que el euskera es difícil.

No, euskera fácil, gaditano difícil.

Después de una pequeña siesta reparadora, volví a la faena.
Tendría que averiguar a qué residencia en cuestión se refería
Paco el bigote. Deduje sin duda de que tenía que ser muy conocida,
por la forma en que el susodicho me dijo: cual va a ser, joé, pues
la residencia. Perspicaz que es uno.

En la misma recepción del hotel me dieron la información que
necesitaba. La Residencia estaba a 100 metros del hotel. Un paseo
siempre vendría bien; pero llevaba cierto tiempo andando y no
encontré ninguna residencia. Pregunté a un transeúnte y me
contestó que me la había pasado, que estaba a dos bocacalles. Así
que volví sobre mis pasos, pero yo no encontré ninguna Residencia. Y
debía estar allí. Volví a preguntar. ¿Por favor la Residencia?.
Pues eso que tiene usted delante. Pero... ¡eso es UN HOSPITAL!. Aquí
le decimos la Residencia, me contestó la señora y se quedó tan
pancha y de camino me echó una mirada como diciendo, pareces tonto.

Bien, a partir de ahora no volveré a caer en estas artimañas. Porque
para mí estaba claro que había algún tipo de complot, y entre todos
los gaditanos intentaban marearme con nombres equivocados a cosas que
solo pueden tener un nombre.

Investigué en el hospital y saqué un dato importantísimo. Allí
trabajaba desde hacía dos meses un tal Manuel Ramírez que estuvo
cierto tiempo en Bilbao, según todo ello me confirmó un celador de
la Residencia. No pudo decirme su dirección concreta, aunque me dijo
que vivía por la Plaza de Toros.

Iba, a pesar de la cantidad de datos incorrectos, cercando al
sospechoso. Dar con la Plaza de Toros sería tarea simple.

Eso pensé, pero hasta el día de hoy (y llevo quince días aquí) no
he conseguido dar con ella. Y tiene que estar ahí, porque una Plaza
de Toros es una Plaza de Toros, y a eso no le pueden cambiar el
nombre. Y además a todo el que le pregunto me dice que dos calles
más pallá o una mijita más palante. Luego eso confirma mi
teoría: hay una Plaza de Toros. Todos me hablan de ella, pero yo no
la encuentro. Me estoy, o me están volviendo loco.

Definitivamente dejo el caso. Y como dicen los de aquí, me juannajo

puntos 18 | votos: 18
Ostia que detallazo, - mi mejor amigo me ha traído un perro.
puntos 18 | votos: 18
Intentas borrar tus errores  - del pasado y no te das cuenta de que sin ellos no hubieras conseguido
tus éxitos del presente.-
puntos 19 | votos: 19
Este es Jim Humble  - inventor de un producto que sin efecto secundario alguno cura la
malaria en 
24 h. Al enterarse la industria farmaceutica de la existencia de este,
convencieron a las autoridades sanitarias para que prohibieran su
comercialización ya que si se vende no haría falta la venta la
cantidad de medicamentos perjudiciales. Hoy en día solo se puede
comprar a través de internet y sirve además de la malaria para curar
numerosas enfermedades sin ningún efecto negativo en el organismo.
Una prueba mas de como va el mundo.
puntos 10 | votos: 10
Extrañar - a esa persona que nunca conociste
puntos 11 | votos: 15
No quiero olvidar, - si no recuperar lo perdido.

puntos 4496 | votos: 4866
Podemos relacionar - casi cada momento de nuestra vida con un capítulo de Los Simpson.
puntos 12 | votos: 14
Por que ellos eran - nuestros mejores amigos de la infancia
puntos 13 | votos: 17
Intentas que te acepte la sociedad - y ni siquiera te aceptas tu mismo.
puntos 16 | votos: 18
Repasar momento a momento - con esa persona para saber en que fallastes.-
puntos 16 | votos: 16
Y esque me hacia sentir tan - increiblemente bien.-

puntos 16 | votos: 16
Cuando no se tiene lo que se ama - hay que amar lo se tiene.
puntos 1166 | votos: 1278
Profe... - Ahora tú préstame atención.
puntos 3037 | votos: 3065
Antes de golpearme - Recuerda que puedo morderte pero no lo hago.
puntos 20 | votos: 20
Me esforcé tanto - en que estuvieras feliz que me olvidé de mi propia felicidad.
puntos 21 | votos: 21
Tus cascos, tu canción favorita - y adios mundo-

puntos 18 | votos: 18
Desmotiva - haber pasado los mejores momentos de tu vida con una persona y ahora
que ni os saludeis.
puntos 12 | votos: 14
-Arriesguémonos. - +¿Y si no sale bien?
-Solo lo sabremos viviendo.
puntos 6 | votos: 6
Demasiado - y demasiado poco arruinan por igual.
puntos 16 | votos: 18
Quien aprende - de sus errores nunca se equivoca.
puntos 13 | votos: 13
La vida - es una clase llena de lecciones, más te vale estar atento.

puntos 18 | votos: 18
Conseguiste - que todas las canciones hablasen de ti.
puntos 19 | votos: 19
¿Alguien me explica - porqué sale en la mayoría de carteles? ¿Ha hecho un videoclip con
Eminen y Rihanna? ¿Colaboró en el lanzamiento de copa con Ramos? o
quizás, ¿ Fue el asesino de Bin Laden?
puntos 3 | votos: 11
Al otro lado de la vida - 1x38 - Frente al almacén del supermercado
29 de septiembre de 2008

La extraña pareja se alejó del que había sido su refugio hasta el
momento, y sin más compañía que ellas mismas, caminaron en busca
de un destino mejor. Zoe iba cogida de la mano con Bárbara y ésta
sostenía en la otra mano el bate de béisbol. El sol matutino les
bañaba con su cálido manto, y el silencio, tan poco habitual de esa
ciudad y mucho menos a esas horas, les hacía sentirse raramente
incómodas. Ese silencio era roto tan solo por el canto de los
pájaros y una suave brisa que calmaba un poco el calor. A cada calle
que cruzaban Bárbara se adelantaba y comprobaba no sin cierta
incredulidad, que había vía libre para seguir adelante, y acto
seguido, continuaban. 
Zoe tenía en su interior una extraña mezcla de sentimientos
contradictorios. Por una parte estaba animada ahora que ya no estaba
sola, y se alegraba mucho de tener alguien que le pudiera ayudar si
las cosas se ponían muy feas. Estaba segura de que Bárbara estaría
con ella pasara lo que pasara, y eso le hacía sentirse más tranquila
y menos asustada. Pero por otra parte, estaba algo desilusionada por
perder la sensación de superioridad e independencia que había
adquirido mientras estaba sola. Se había sentido adulta y
responsable por unos días, y ahora veía que volvía a ser quien era
antes.
Bárbara, por su parte, ahora estaba demasiado preocupada por que
todo saliera bien. Tenía todos los sentidos alerta, esperando que en
cualquier momento pasase algo que le hiciera arrepentirse de la
decisión que había tomado. A cada paso que daba, se preguntaba una
y otra vez si había hecho bien arrastrando a esa niña pequeña en
su estúpido plan. No hacía más que pensar lo mal que se sentiría
si por su culpa le pasara algo a Zoe, o si era ella la que salía mal
parada, que haría la chiquilla sola en mitad de la calle. Todo tenía
que salir bien, y ella se encargaría de que así fuera.
	Se alejaron de las afueras, adentrándose con paso dudoso en las
entrañas de la gran ciudad, ocultándose tras los pocos coches que
aún quedaban por ahí, caminando por las zonas que les permitirían
salir corriendo con mayor facilidad. Las calles se veían sucias y
descuidadas, con papeles de periódico tirados por todos lados,
bolsas de basura y su contenido desperdigadas por doquier. Los
portales de los bloques de pisos, cada vez más altos, estaban todos
cerrados; las ventanas y los balcones de las fachadas, cerradas,
vacías, muertas. No obstante, se sentían observadas, como si tras
los cristales de las ventanas hubiera alguien dispuesto a contemplar
como fracasaban.
	A mitad de camino de la estación llegaron a un parque que tenían
que cruzar para llegar a su destino sin desviarse más de la cuenta.
Al entrar en el parque, ambas sintieron como si volviesen atrás en
el tiempo. Ahí todo parecía seguir como antes, nada daba la
impresión de haber cambiado en el último mes. Ahí tan solo los
árboles y los pequeños animales salvajes daban fe del momento en el
que se encontraban, y para ellos, nada había cambiado. Fue al llegar
al centro del parque cuando la realidad se cernió de nuevo sobre
ellas.
	En el centro de un claro se erguía un gran muro que en tiempos
conmemoraba las hazañas de los fundadores de la ciudad. Ahora el
muro estaba empapelado de arriba a abajo. Se acercaron a él, por
curiosidad, y lo contemplaron durante un rato. Cientos sino miles de
papeles, de todos los colores y tamaños imaginables, estaban pegados
sobre la superficie lisa del muro. La mayoría eran gritos
desesperados para encontrar a familiares o amigos desaparecidos.
Buena muestra de ello eran las fotografías de esos cientos de
personas que a día de hoy ya no estaban entre los vivos. Otros
muchos de los cartelitos se limitaban a recordar a los perdidos, a
darles un último adiós. El suelo frente al muro era un amasijo de
flores marchitas y velas a medio consumir..
	No tardaron en irse, pues no les agradó lo que vieron. Ahí se
materializaba en pocos metros cuadrados gran parte del sufrimiento de
los antiguos moradores de la ciudad. Continuaron adelante, aún
sorprendidas por no encontrar nadie en el camino. Cruzaron una calle
estrecha, totalmente vacía si no fuera por un carro de supermercado
que había en el centro. El carro tenía en su interior el cadáver
en avanzado estado de putrefacción de lo que parecía una mujer de
mediana edad. Al menos, por lo que vieron al pasar junto a él, nadie
se había entretenido en alimentarse con el cuerpo.
	A los veinte minutos de la partida, llegaron finalmente a su
destino. Cruzaron la última esquina, y pudieron contemplar la
estación de tren, que se encontraba suspendida unos metros por
encima de un río poco caudaloso que cruzaba la ciudad de punta a
punta. Una pareja de escaleras se unía en la parte superior que daba
paso al andén, tras una barrera para validar los billetes. En la
parte inferior había una amplia zona de aparcamiento de motos,
vacía, y otra para bicicletas, en el que descansaba una azul, con el
candado puesto.
	Se miraron la una a la otra, y tras echar un último vistazo a los
alrededores, y al ver que seguían solas, sin mediar palabra,
caminaron hacia las escaleras. Ahí la calle estaba más limpia, y el
ruido de un motor no muy lejos de ahí, les hizo sentirse más
tranquilas; cualquier resquicio de humanidad era de agradecer a esas
alturas. Comenzaron a subir las escaleras metálicas, bañadas por el
caluroso sol, y se arrepintieron de no haber llevado algo para
protegerse de él. Llegaron arriba y caminaron hacia las máquinas
validadoras de billetes. Bárbara pasó de largo por encima de una de
las barras, y Zoe hizo lo propio por debajo. Unos pasos más les
llevaron a las vías ya inútiles. Ahora tan solo tenían que seguir
en línea recta, sin mayor preocupación, en busca de su destino.
puntos 25 | votos: 25
Cuando estas mal - todas las cosas parecen tener un doble sentido.
puntos 2214 | votos: 2308
Te hamé - así, con H, porque fue un error.

puntos 18 | votos: 18
Tu eres mi mundo, - y yo ni siquiera formo parte del tuyo.
puntos 13 | votos: 13
Ya te he olvidado, - llegas tú me dices cualquier tonteria y te vuelvo a querer como antes.
puntos 12 | votos: 16
Amor: - 
palabra de cuatro letras, dos consonantes, dos vocales y dos idiotas.
puntos 6087 | votos: 6591
Me gustaría saber qué piensas - cuando escuchas mi nombre
puntos 18 | votos: 18
Olvídate del cuento de - comer perdices, comámonos a besos y al menos seamos felcices.

puntos 17 | votos: 17
-Una cita y seré todo lo que tu - quieras que sea.
+Eres tonto!
-Podría serlo...
puntos 17 | votos: 17
El tiempo es oro - pero me gusta dar oro a una persona como tu
puntos 20 | votos: 22
No importa donde estés, - sé tu mismo.
puntos 9 | votos: 9
Estaré hasta cuando ya no me - tengas y te tendré aunque no te posea.
puntos 9 | votos: 9
Ganas de - dejar a todos con sus vidas perfectas e ir a buscar la mia.

puntos 1603 | votos: 1851
Si todos los tíos somos iguales - ¿PORQUE OS GUSTA ESTE Y NO OTRO?..
puntos 1 | votos: 5
¿Que nuestro amos es imposible? - ¿Y qué?
puntos 11 | votos: 11
-¿Me amas? - +No lo se, pero estoy en ello.
puntos 8 | votos: 8
Motiva, - que tu felicidad lleve mucho tiempo dependiendo de alguien y sentirte por fin libre.
puntos 12 | votos: 14
Personas que son un asco, - con vidas increibles y personas increibles que su vida es un asco.

puntos 9 | votos: 9
Busco - a una persona que me haga dudar si la perfección no existe.
puntos 1179 | votos: 1291
Niños...No compréis drogas - Haceos cantantes de Rock, os las darán gratis.
puntos 7 | votos: 9
Taaaan - necessario es??
puntos 13 | votos: 17
Porque ver un privado tuyo - es como tocar el cielo ..
puntos 7 | votos: 7
¿La felicidad? - Mi estilo de vida





LOS MEJORES CARTELES DE

Número de visitas: 11426115984 | Usuarios registrados: 2057073 | Clasificación de usuarios
Carteles en la página: 8001228, hoy: 28, ayer: 50
blog.desmotivaciones.es
Contacto | Reglas
▲▲▲

Valid HTML 5 Valid CSS!