En Desmotivaciones desde:
13.03.2011

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¿Qué fue primero? - ¿La cola o la principal?
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Vergüenza, - hoy mejor te quedas en casa
puntos 44 | votos: 44
Querida distancia.. - ¿Puedes irte a la mierda?, gracias.
puntos 1739 | votos: 1833
No sé cocinar, - pero preparo unas sonrisas que están de risa.
puntos 2923 | votos: 2999
Todos tenemos - algo de lo que nunca nos separaremos.

puntos 7 | votos: 7
Si dicen en los mandamientos - que amemos al projimo,
¿Por que Benedicto XVI no donó ese dinero a las personas 
pobres de Africa? Ese dinero que se gastó el papa para ir a España serviría 
para que tuvieran alimento la gente deshambrienta
puntos 17 | votos: 17
Aunque crezcamos, - en el fondo siempre seremos unos niños.
puntos 19 | votos: 21
Si este cartel llega - a la principal le digo al chico que me gusta que sea mi novio... =$
puntos 23 | votos: 23
una imagen - que vale mas que mil palabras
puntos 16 | votos: 16
Mi hermana - Me llama rara porque me gusta el anime y sus derivados. Actualmente
ella esta en un foro de rol de Harry Potter haciendose pasar por un
tio. Ironias de la vida.

puntos 7 | votos: 9
en serio solo soi tu amigo - tu eres tonto o que te pasa no ves que lo estas haciendo conmigo¿?
puntos 10 | votos: 14
Me descojono - con solo ver esta cara
puntos 18 | votos: 18
Aléjate del monitor - y verás lo que estás haciendo.
puntos 1177 | votos: 1395
¿Me das un besito? -
puntos 11 | votos: 11
Conocer a personas y pensar . . . - ¿De verdad fué ese el espermatozoide más rápido?

puntos 3 | votos: 3
Solo un abrazo tuyo - puede lograr lo que nadie a logrado
puntos 10 | votos: 10
Walking dead ?¿ -
puntos 7442 | votos: 7746
Este gato... - ...se quedó al lado de su amigo mas de 1 semana con la esperanza de
que se levantara, incluso le trajo comida por si despertaba (No se
desperto nunca)
puntos 1461 | votos: 1503
Abrir la nevera - y alegrarte al encontrar lo que buscabas
puntos 2933 | votos: 3031
Llamadme loco - por no querer que se acabe el curso...porque se que
probablemente no la vuelva a ver nunca.

puntos 2278 | votos: 2334
¿Sabes cuál es tu problema? - Que hasta que no lo vives, no haces nada.
puntos 10 | votos: 14
Desmotiva - que hallas conocido un chico una noche, que halla sido majisimo y
halla coteteado contigo toda la noche dándote la mano y besos en el
cuello y que llegues el día siguiente lo busques en las redes
sociales y descubres que tiene novia.
puntos 3958 | votos: 4554
Solo se para pleiteichon 1 - sorri.
puntos 14 | votos: 38
¡HALA MADRID! - el futbol ha conocido a muchos colores pero el blanco es su favorito. 
    (dedicado para todos los madridistas)    HALA MADRIIIIIIIIIIIIIIID
puntos 1863 | votos: 1929
Éstos son tus vasos sanguíneos... - ...cuando eres rechazado por la persona que más amas.

puntos 1 | votos: 1
-¿Quién yo? - +¡Sí tú!
-No,tú.
+¡Por eso,yo!
-No,yo no,tú.
+¿Quien es yo?
-Yo soy yo
+Entonces tu eres yo y yo soy yo
-No,tú eres tú.
puntos 10 | votos: 22
Final Fantasy VII cap.1 - Capítulo I – Las promesas deben mantenerse
En las calles cundía el pánico. Algunos gritaban
“¡Avalancha!”, otros decían “Shin Ra tiene
la culpa, los reactores son peligrosos”, otros simplemente miraban
boquiabiertos el
espectáculo.
Los agentes de Shin Ra empezaban a invadir las calles para intentar
controlar a la
muchedumbre y encontrar a los culpables. Cloud se alejaba poco a poco
de la escena. Al
llegar a una plaza vio a una muchacha que parecía haberse caído al
suelo. Le tendió la
mano y la ayudó a levantarse.
- Gracias – dijo la chica – oye, ¿Qué ha pasado?
Cloud la miró fijamente. Tenía los ojos de un azul antinatural. Él
sabía qué tipo de azul era
aquel. “Azul makko”. Echó un vistazo detrás de la chica donde
había un cesto lleno de
flores con un cartelito donde ponía “1gil”. ¿Cómo podía una
florista tener ojos de makko?
Pensó en comprarle una flor para romper el hielo y así poder hablar
con ella e investigar
un poco sobre aquello, pero se arrepintió. Tenía algo de prisa, al
fin y al cabo, él era uno
de los culpables a los que se buscaba. Lo único que dijo fue:
- Nada… oye, será mejor que salgas de aquí.
- Oh… ya veo, de acuerdo – la chica le sonrió se marchó.
Cloud caminaba ahora por un callejón. Notaba una presencia molesta y
amenazante
detrás: le estaban siguiendo. Simuló un traspié para poder ver a
través de un cristal quién
o quiénes eran sus perseguidores. Eran agentes de Shin Ra, como
sospechaba.
“Supongo que es normal, tengo una pinta sospechosa con esta espada
a la espalda”,
pensó.
No tenía ganas de interrogatorios ni de matar a nadie más por hoy
si no era a cambio de
dinero. Aceleró el paso. Sus perseguidores hicieron lo mismo.
- ¡Eh, usted! ¡Alto ahí!
Echó a correr. Los agentes le siguieron. Al llegar al siguiente
cruce aparecieron agentes
por otras dos calles. Tomó el único camino libre que le quedaba.
Al llegar a un puente se topó con otro grupo de agentes. Estaba
rodeado.
- ¡Identifíquese! – le gritó uno de ellos apuntándole con el
rifle.
En ese momento un tren hizo aparición bajo el puente. Cloud recordó
que debía tomarlo,
de modo que lo hizo. Saltó al tren en marcha y vio como las figuras
de los agentes se
hacían pequeñas en la distancia.
Todos estaban en silencio. Se oyó un ruido que venía de arriba.
Jesse suspiraba, a Cloud
parecía no importarle nada ni nadie, y sin embargo había arriesgado
su vida por ayudarla
a escapar. Biggs se incorporó.
- Oye, Barret, ¿Crees que Cloud luchará hasta el final por
Avalancha?
- ¿Cómo demonios voy a saberlo? – dijo Barret dándole un golpe a
una caja – ni siquiera
sé dónde anda el muy impresentable.
La ventanilla reventó y por ella apareció Cloud que cayó con
estilo sobre el suelo del
vagón. Ya era una costumbre aparecer de esa forma.
Biggs, Wedge y Jesse gritaron al unísono.
- ¡¡¡Cloud!!!
- ¿Me echabais de menos? – dijo Cloud adoptando aquella pose que
Barret tanto odiaba.
- ¡Maldita sea! Llegas tarde y te permites llegar como un héroe, 
¿Dónde coño te habías metido?
Cloud se peinó el flequillo.
- Qué importa -dijo sin tan siquiera mirarle – ¿Dónde está mi
dinero?
- Guarda eso para cuando lleguemos a la base, novato – dijo Barret
– me voy al otro
vagón.
El capitán abandonó el vagón con un portazo. Wedge le siguió.
Biggs se detuvo frente a
Cloud – has estado genial – le puso la mano en el hombro y se
marchó.
Ahora Jesse y Cloud estaban solos.
- Tienes la cara manchada – le dijo Jesse con ternura en la voz –
deja que te limpie –
sacó un paño y se lo pasó por la nariz y los pómulos a Cloud –
oye… gracias por lo de
antes, ya sabes.
- Es lo que debía hacer, en SOLDADO nos enseñan a no dejar nunca a
un compañero
atrás.
- Ya, claro… – dijo Jesse con decepción – bueno, será mejor
que vayamos con los
demás, ¿no crees?
Por la ventanilla podía observarse como el tren descendía hacia los
suburbios. La placa
superior quedaba ahora arriba borrando cualquier rastro de luz del
paisaje.
-¡Qué asco! Si no fuera por esa mierda de pizza… – exclamó
Barret cuando se quedaron
a oscuras.
-Una ciudad flotante, es un paisaje bastante pertubador – dijo
Cloud mirando al cielo a
través de la ventanilla.
-Nunca creí que escucharía algo así de alguien como tú. Parece
ser que eres una caja de
sorpresas, ¿¡eh, novato!?
Llegaron a la estación de trenes del sector 7, en los suburbios. Se
dirigían a “El séptimo
cielo”. Era un bar de poca monta que usaban como tapadera.
Cuando llegaron Barret echó a todos los clientes a base de disparos
con su brazo
mecánico. Era una manera poco ortodoxa de conseguir privacidad para
Avalancha, pero
él no sabía hacerlo de otra forma.
Salió a la puerta y esperó a que Cloud pasara por su lado.
-¿Quieres ver a tu cariñito?
Cloud sabía a quién se refería. Se refería a Tifa, una amiga que
había tenido desde la
infancia. Tifa era de Nibelheim y vino a Midgar cuando Cloud se unió
a SOLDADO. Ahora
formaba parte de Avalancha y llevaba “El séptimo cielo”. No
tenía mucho más que hacer
en Midgar que Cloud, pero quedarse en Nibelheim hubiera sido peor.
Todos sus amigos
se habían marchado, pero quien realmente le importaba era Cloud. Por
eso vino a Midgar.
-Apártate de mi camino – le dijo Cloud a Barret y acto seguido
entró al bar.
Allí estaba Tifa tras la barra, secando algunos vasos con un viejo
trapo. Sentada en la
primera mesa estaba Marlene, una niña pequeña con media melena y de
facciones
suaves. Llevaba un trajecito rosa y unos zapatitos de piel.
-Mira a quien tenemos aquí, Marlene, es Cloud. ¿No vas a decirle
nada? – le dijo Tifa a
Marlene sin apartar la vista de Cloud.
A Marlene no le hacía mucha gracia aquel mozo con ese espadón y
aquellos ojos tan
extraños. Le dijo hola tímidamente y se fue hacia Barret.
-¿Me coges en brazos, papá? – se dirigía a Barret con cara de
haber esperado ese
momento durante todo el día.
Barret se subió a la niña en el hombro y bajó al piso de abajo por
el ascensor secreto que
se activaba en el lugar donde se encontraba una máquina del millón.
-Reunión en el piso de abajo, os quiero a todos ahí en seguida –
gritó.
Todos bajaron junto al capitán. Todos menos Cloud, que se quedó con
Tifa arriba.
Se sentó en la barra y empezó a juguetear con un vaso que era de
otro cliente antes de
que Barret lo echara. Tifa se acercó.
-¿Te preparo algo?
-No, gracias.
-¿Estás cansado?
-¿Bromeas? Ni siquiera se le puede llamar trabajo duro a lo de hoy
– lo decía realmente
en serio. En algunas misiones con SOLDADO había tenido que
enfrentarse con bestias
realmente temibles.
-Oye, Cloud… ¿por qué no te unes a nosotros?
-Lo siento, Tifa, yo no creo en vuestros ideales, sólo en el dinero.
Le dejo la salvación del
planeta a Barret – Cloud hablaba en tono jocoso – en cuanto cobre
me largo de aquí.
Se levantó y se puso delante de la máquina dispuesto a activar el
ascensor.
-Cloud… – dijo Tifa casi en voz baja – ¿Estás bien?
Cloud esbozó una sonrisa y ladeó la cabeza. Activó el ascensor y
bajó.
Todos hablaban de la misión de hoy como si hubieran destruido el
imperio de Shin Ra de
un plumazo. Nada más lejos de la realidad. Si Cloud hubiera sido
más expresivo se
hubiera llevado las manos a la cabeza. Pero él siempre estaba
callado y de brazos
cruzados, observando.
-Oye, soldado de todos los tiempos, ¿Nos hemos enfrentado a alguien
de SOLDADO
hoy? – le dijo Barret en un tono algo distendido, se notaba que la
alegría le embriagaba
esa noche.
-No.
-Pareces muy convencido.
-Si nos hubiéramos enfrentado a alguien de SOLDADO hoy, seguramente
no estarías ahí
sentado celebrando la victoria.
-Vaya, no te creas mejor sólo porque estuviste en Shin Ra. Apuesto a
que les echas de
menos – Barret estaba probando a Cloud.
-De ninguna manera. No me malinterpretes, pero Shin Ra, SOLDADO,
Avalancha… todos
me dan igual – en el fondo sabía que aquello no era cierto, se
estaba cansando de
aquella conversación – me voy arriba, quiero hablar de mi dinero.
Subió al primer piso y se dirigió hacia la salida. Tifa le pidió
que esperara un poco y en
ese momento subió Barret, que le lanzó su sueldo a los pies, con
desprecio. Cloud se
agachó y recogió el dinero.
-Bien, ve preparándote porque la siguiente misión la haré por
3000.
-¡Tres mil! ¿Quién demonios te crees que eres? – Barret sabía
que incluso ese dineral era
una ganga por tener a un ex-SOLDADO de primera clase en Avalancha. No
obstante
odiaba a Cloud y su soberbia le irritaba sobremanera.
-Si no estás de acuerdo me marcharé.
-Cloud, espera… – dijo Tifa. Hablaba con Barret al oído. Tras
discutir algo en voz baja Tifa
miró a Cloud sonriendo – estoy segura de que la hará por dos
mil… gracias Cloud.
Cloud no pudo replicar. En realidad no le venía de mil guiles y Tifa
era una buena amiga.
Si no fuera por ella seguramente no estaría perdiendo el tiempo con
Avalancha.
Se fueron a dormir.
Jesse pasó la noche frente al ordenador. De vez en cuando miraba a
Cloud.
-¿No duermes?
-En realidad nunca he podido dormir demasiado.
Lo que le pasaba a Cloud es que prefería seguir despierto a tener el
mismo sueño de
todas las noches. No quería volver a vivir lo que ocurrió aquel
día, cinco años atrás. Era
inevitable.
-Cómo has crecido… – dijo la madre de Cloud – supongo que
ahora debes estar rodeado
de chicas – acompañó esta última frase de un guiño pícaro.
-En realidad no – Cloud nunca daba muchas explicaciones de nada
-Estás muy delgado, ¿Te alimentan bien en SOLDADO? – preguntó la
madre haciendo su
papel.
-Sí, mamá. Estoy muy bien en SOLDADO.
-¿Sabes? Deberías echarte una novia… que fuera mayor que tú, que
cuidara de ti.
-No tengo tiempo para eso.
-Cloud……..¿Cloud?…….. …..¡Cloud!…..Eh,
Cloud…………………………..por eso,
Cloud……¿Me oyes, Cloud?
Cloud despertó de un respingo. Reconoció aquel lugar. Estaba en el
sótano del Séptimo
Cielo de Tifa. Por suerte hoy el sueño había durado menos de lo
normal, le había
despertado el alboroto que había arriba.
-Buenos días, ¿Ves como al final has dormido? – le dijo Jesse que
seguía frente al
ordenador. Le dedicó una sonrisa con ojeras.
-¿Qué haces tanto tiempo ahí?
-Oh… pongo a punto nuestras tarjetas de identidad falsas.
Seguramente Shin Ra habrá
fichado las que usamos ayer, de modo que será mejor hacer unas
nuevas, y de mejor
calidad.
-¿Tan importante es eso?
-¿Hablas en serio? Shin Ra puede saber el pasado de cada una de las
personas que
suben a la placa superior en sus trenes con solo echar un escáner a
sus tarjetas de
identidad. Hay varios controles a lo largo del recorrido del tren. Si
detectan tarjetas falsas
o reconocen quienes somos… estamos muertos.
-Ya veo. Será mejor que suba.
Cuando subió ahí estaban el resto de miembros de Avalancha dándose
el atracón de rigor
antes de una misión complicada.
-¡Mirad! Pero si ha despertado, vamos Cloud, únete al desayuno –
Barret estaba
inusualmente amable esa mañana.
Cloud se sentó en la mesa pero no comió nada. De repente vio que
Barret hurgaba en
una mochila y sacó algo que tapaba con las manos, lo manipulaba como
si se tratara de
un tesoro de incalculable valor. Lo puso sobre la mesa. Era materia.
A simple vista Cloud
reconoció que era de tipo combinable.
Ese tipo de materia es especial al resto por dos cosas: primero, por
su color azuloso;
segundo, porque no tenía valor por sí misma. Había que combinarla
con otro tipo de
materia. Era útil para potenciar el efecto en algunos casos.
-Mira lo que tengo, ¿Qué me dices de esto?- le dijo Barret a Cloud
creyendo que acababa
de sorprenderle.
-Es materia combinable, a juzgar por su aspecto diría que es lo que
vulgarmente se
denomina TODOS. No tiene valor por sí misma, y aunque lo tuviera
está muy verde.
¿Acaso sabes usarla?
-¿Cómo que no tiene valor? Me han timado, voy a rebanarle el
pescuezo a ese maldito
cabrón de…
-No lo hagas – Cloud le interrumpió – es una buena materia,
sólo que necesita de otra
para poder sacar su potencial.
-Vaya… ¿Me enseñarás a usar materia?- en realidad este era el
objetivo de Barret con la
compra de esa TODOS.
-Sería inútil, se necesita mucha práctica y tener un mínimo
conocimiento de con qué estás
tratando.
-¿¡Crees que no soy lo suficientemente bueno!? – Barret estaba
ofendido.
-No es eso. Quizá algún día aprendas – Cloud estiró el brazo
– mientras tanto será mejor
que la guarde yo, de verdad.
-¡La quieres para ti!
-… está bien, si me la dejas prometo enseñarte a usarla más
adelante.
Barret estaba entusiasmado. Aprendería a usar materia, entonces sí
que se convertiría en
el líder absoluto de Avalancha. Le dio la TODOS a Cloud.
Cloud abrió un compartimento que había en la base de su espada,
junto al mango. Ahí
dentro pudieron ver dos esferas verdosas brillando y unos cuantos
huecos más,
presumiblemente para colocar más Materia. Metió la TODOS al lado de
otra materia, en
uno de los huecos. Empezó a brillar.
-Bien, ¿Cuándo nos vamos?
Ya estaban preparados para la misión. La partida era inminente. Tifa
subió ajustándose
un puño americano en una de sus manos.
-¿Qué haces? – le dijo Cloud, aunque sabía lo que iba a oír.
-Yo también voy.
-De ninguna manera, será peligroso, Tifa.
-No importa, sé que tú me salvarás. Lo prometiste.
En la cara de Cloud podía verse que no sabía a qué se refería.
-Vaya… lo has olvidado, no puedo creerlo – la voz de Tifa era
triste – hiciste una
promesa. Recuerda Cloud, fue hace siete años.
Cloud miró hacia arriba intentando recordar. De pronto su memoria le
transportó a
Nibelheim, siete años atrás. Se recordó esperando a Tifa sobre el
pozo de la plaza
central. Hacía mucho frío y se estaba helando. Al fin ella
apareció.
-Lo siento, llego tarde, ¿dijiste que querías hablar de algo?
-Sí… verás, me voy a ir a Midgar esta primavera.
-Oh… – Tifa sintió una punzada en el corazón – todos los
chicos se están yendo del
pueblo.
-Sí, pero yo soy diferente a todos – Cloud se levantó y adoptó
un tono solemne – yo voy a
unirme a SOLDADO – apretó el puño y lo puso en el pecho – seré
uno de los mejores,
¡como Sephiroth!
-El gran Sephiroth… – Tifa cogió a Cloud por la pierna –
cuando seas un héroe y seas
famoso, si alguna vez estoy en apuros, ¿vendrás a rescatarme?
-Sí, claro – Cloud ya se veía a sí mismo como un héroe antes de
tiempo.
-¿Lo prometes?
-Cuenta con ello.
Una estrella fugaz cruzó el cielo de Nibelheim, aunque Cloud no la
vio.
-¿Lo recuerdas ahora? – Tifa sacó a Cloud de su ensimismamiento.
-Ni soy un héroe, ni soy famoso. No puedo mantener esa promesa.
-Pero te uniste a SOLDADO, hiciste realidad tu sueño
-¡Eh! Una promesa es una promesa aquí, muchacho – Barret subía
listo para la acción –
más te vale que la cumplas, o te rebanaré el pescuezo.
“sí, supongo que sí. Las promesas deben mantenerse…”
-Está bien. Yo cuidaré de ti.
Tifa se sintió la mujer más afortunada del mundo. El apuesto
ex-SOLDADO trabajaría a
modo de héroe particular para ella. En aquel momento fue feliz.
Esa no fue la única razón por la que Cloud admitió que Tifa
viniera. Sabía que era una
gran guerrera, seguramente mejor que Biggs y Wedge. No obstante le
preocupaba la
seguridad de Tifa. La apreciaba.
Subieron al tren rumbo al sector 5. El reactor debía desaparecer en
cuestión de unas
horas.
El tren marchaba raudo. Cloud estaba ensimismado viendo la placa
superior acercarse.
De pronto, Tifa le dio un codazo y le devolvió al tren.
-¿Quieres echar un vistazo al mapa de red ferroviaria?
-Sinceramente, no.
-Ya veo… – A Tifa no le gustaban los modales de Cloud, pero en el
fondo sabía que
detrás de aquel comportamiento egoísta y rudo se encontraba una
gran persona. Sólo era
cuestión de tiempo que esa persona aflorara y deshiciera la capa de
hielo que le recubría.
La alarma sonó. Las tarjetas en las que Jesse había invertido tanto
tiempo habían fallado.
Sin duda acababan de disparar la alarma de que miembros de Avalancha
se encontraban
en aquel vagón. Por suerte, nadie sabía quién eran. Iban solos en
el último vagón.
Barret hizo señas a los demás que parecieron comprender al
instante. Cloud estaba algo
perdido. El líder de Avalancha abrió la puerta del vagón en
marcha.
-Vamos, ¡no te quedes ahí parado!
-¿Tenemos que saltar?
-¿A ti qué te parece? Nos han pillado.
Cloud adoptó aquella pose típica en él cuando va a demostrar su
superioridad.
-En qué clase de banda me he metido… – dicho esto saltó sin
pensárselo dos veces.
Barret rodeó a Tifa con sus anchos brazos y se lanzó al vacío.
Cuando se levantaron
vieron a Cloud avanzar hacia ellos a paso lento, tranquilo. Se
plantó delante y se peinó el
flequillo.
-¿Cuál es la siguiente fase de tu gran plan?
-grrr… óyeme novato, no te atrevas a cuestionar la efectividad de
mis estrategias. Llevo
mucho tiempo a la cabeza de esto, sé afrontar situaciones adversas.
-Más te vale.
El ambiente se caldeaba.
-Está bien, está bien. Basta chicos. Debemos encontrar una forma de
llegar al reactor.
Biggs, Wedge y Jesse se han quedado en el tren. Nos harán de
señuelo. Tenemos algo
de tiempo para poder infiltrarnos.
-Supongo que estáis preparados para el comité de bienvenida que nos
espera en el
reactor – apuntó Cloud que sabía que Shin Ra no habría tardado
en atestar sus reactores
de guardias y robots.
-¡Por supuesto! ¿Crees que somos estúpidos? – Barret miraba
alrededor intentando
encontrar una solución.
-Bien, Shin Ra siempre tiene una salida de emergencia antes de cada
control, para el
acceso de los técnicos en caso de que se averíe. Debemos ir hasta
el control más
cercano y buscar – una vez más la información que poseía Cloud
acerca de Shin Ra
parecía ser la única salida.
Caminaron largo rato en silencio. Llegaron a un lugar donde unas
bandas verdosas
atravesaban el túnel. Eran los escáners de Shin Ra. Cuando el tren
pasaba a través de ellos registraban la tarjeta de identidad de cada
uno de los pasajeros. El control de Shin
Ra se hacía patente en cada rincón de aquella ciudad.
-Aquí está – Cloud levantó una pequeña placa y había un
pasadizo estrecho que bajaba –
debemos acercarnos lo máximo posible al reactor.
Avanzaban por aquel laberinto de conductos. De pronto, Cloud se
detuvo. Parecía
desconcertado, tenía la mirada perdida.
-¿Ocurre algo? – le preguntó Tifa.
-Creo que podríamos entrar directamente al reactor si derribáramos
esta pared.
-¿Cómo demonios lo sabes? ¿A caso te sabes todos los planos de
toda Midgar? – Barret
desconfiaba de aquella proposición
-No. Ahí, cerca, hay makko. Puedo sentirlo. Estoy seguro de que es
el reactor.
-Está bien, lo intentaremos – Tifa tenía plena confianza en el
instinto de Cloud.
Colocaron varios explosivos para abrirse paso a través de los muros.
Lo que no destruían
las bombas lo perforaba Cloud con su enorme espada. Al fin parecieron
ver algo
interesante.
-Son los residuos del reactor. Esta es el área de residuos del
reactor. Estamos cerca del
núcleo.
Cloud no podía creer la suerte que habían tenido ni que Shin Ra
tuviera un fallo tan
monumental en su seguridad. Seguramente subestimaban el poder de los
rebeldes o
simplemente no esperaban un ataque a un reactor. Lo más probable es
que el presidente
de Shin Ra S.A. estuviera tan obsesionado por protegerse a él y al
edificio principal en
medio de Midgar que no le prestó la debida atención a los
reactores. Ahora estaba
pagando las consecuencias.
-Si vamos por este camino no hay vuelta atrás. Este agujero está
demasiado alto como
para poder trepar más tarde. Si salimos por cualquier salida
habilitada para ello nos
esperarán los soldados de Shin Ra.
-¿Has dicho SOLDADOs? – el miedo invadió a Barret por un
instante. No se imaginaba
luchando contra un ejército de Clouds.
-No, he dicho soldados. No confundas nunca a un soldado con un
miembro de
SOLDADO.
Dicho esto saltaron desde el agujero. Los residuos que había al
fondo amortiguaron su
caída. Subieron por una escalera de mano hasta una puerta. Estaba
cerrada bajo código.
-Mierda, nos falta Jesse – dijo Barret apoyándose contra la pared
con la mano abierta y
mirando al suelo.
-Después del ruido que hemos hecho ya no tenemos nada que perder.
Cloud incrustó su espadón entre la pared y la puerta e hizo palanca
con su fuerza
sobrehumana. Los ojos se le iluminaron con un color azul turquesa muy
intenso. Parecía
un ser de otro mundo cuando eso ocurría.
La puerta saltó con un chasquido. Podían pasar.
Tras guiarlos por varios pasillos y escaleras Cloud se detuvo.
-Si bajamos cogidos a este tubo encontraremos unas escaleras
auxiliares. Son análogas
a las que usamos para huir en el otro reactor. La estructura de estos
edificios siempre es
la misma.
-Y, ¿a qué esperamos? – dijo Barret impaciente por colocar la
bomba que llevaba a la
espalda.
Cloud pensaba con la mano en la barbilla.
-Cloud… ¿ocurre algo? ¿Tienes algún otro presentimiento? –
Tifa lo miraba preocupada.
-Sinceramente, es demasiado fácil. Hay algo que no me cuadra. No hay
nadie aquí. Los
Shin Ra no son estúpidos.
-Quizá no esperaban que descubriéramos esa entrada al edificio y
nos esperan todos en
la entrada. O quizá piensen que Biggs, Wedge y Jesse son los únicos
miembros que iban
hacia el reactor y van tras ellos.
Barret sintió una punzada en el corazón. Ya no se acordaba de sus
fieles compañeros. Se
preguntaba si les habrían cogido o si habrían podido escapar. Se
sentía culpable por ser
él quien estuviera allí. Pero este tipo de misiones a veces
requieren un señuelo, eso
Barret lo sabía.
-No tenemos más alternativa. Seguiremos – Cloud no estaba del todo
convencido.
Bajaron por tubos y escaleras, y allí estaban. De nuevo se
encontraban frente al corazón
del reactor. Andaban por la pasarela por encima del makko. Tifa y
Barret estaban algo
mareados pero a Cloud parecía no afectarle lo más mínimo.
De repente, Cloud cayó al suelo de rodillas. La cabeza le daba
vueltas. Vio como la
baldosa junto a sus manos se convertía de nuevo en aquel suelo
mohoso y el ruido de
enormes engranajes invadió la escena. El calor se hizo patente y
Cloud alzó la vista.
Ahí estaba Tifa, con un sombrero de paja, y al lado había un hombre
muerto con una
espada atravesada. Tifa sacó la espada y la empuñó. No era una
espada cualquiera, era
larga y delgada, se doblaba de una forma extraña. Sólo una persona
podía hacer servir
aquella espada tan peculiar.
- ¿Fue Sephiroth quien te hizo esto? Sephiroth, Shin Ra, SOLDADO…
¡Les odio a todos
ellos!
-…chacho! Ya estamos otra vez – Barret sacó a Cloud de aquella
pesadilla.
Cloud miró a sus compañeros preocupados. Había vuelto al reactor.
Recordó que estaba
en una misión y que estaba a punto de hacer estallar el reactor en
pedazos.
-Todo bien, sigamos.
Tifa miró a Cloud con preocupación. Podía hacerse una idea de lo
que un lugar como
aquel podía provocar en la frágil mente del muchacho. En aquel
momento sintió ganas de
abrazarle, pero se contuvo.
Colocaron la bomba y nada pasó. Ninguna alarma esta vez. Ninguna
máquina de asalto.
Nada.
Se marcharon a toda prisa. Subieron por el ascensor y luego por las
escaleras.
Recorrieron decenas de pasillos llenos de cámaras de seguridad
apagadas, rompiendo el
silencio con el sonido de sus pasos. Cloud se paró en seco.
-Algo no va bien, esto no es normal.
-Es extraño, pero ¿qué otra cosa podemos hacer? – repuso Tifa.
-¡Están acojonados! Larguémonos de aquí – Barret era tan
optimista como inocente.
-Seguiremos adelante, pero estad preparados para lo peor.
Siguieron hasta llegar a la salida. Allí había una pasarela que se
bifurcaba al final. Debajo
podían verse los suburbios del sector 5. La vista era espléndida.
Al encontrarse en el
extremo de Midgar había una brisa agradable y un rayo de sol
penetraba encima de las
nubes. Al fondo las vastas tierras yermas no dejaban lugar a la vida.
Corrieron hasta la bifurcación y entonces llegó lo que Cloud
esperaba.
Decenas de soldados de Shin Ra les apuntaban con sus armas. En un
acto reflejo dieron
media vuelta. Un helicóptero de Shin Ra S.A. hizo aparición y
aterrizó frente a la puerta
del reactor. Estaban acorralados.
Del helicóptero salió alguien a quien Cloud conocía muy bien. No
sólo Cloud, era toda una
celebridad. Con aire despreocupado caminaba hacia los miembros de
Avalancha. Se
detuvo y les dedicó una amplia sonrisa.
Llevaba un traje color vino y unos zapatos de piel de chocobo recién
estrenados. Era un
hombre bajo y rechoncho, pero tenía mucha clase y su orgullo le
hacía parecer más
grande de lo que en realidad era.
Cloud se avanzó y le plantó cara.
-Largo tiempo sin vernos, presidente.
El presidente de Shin Ra S.A. se dirigió a Cloud señalándole con
el puro que llevaba en la
mano.
-Tú debes ser el traidor… esto… ¿tu nombre?
-Cloud. Cloud Strife.
-Ah sí, claro… Strife – el presidente fingía acordarse de él
– lo siento, pero no recuerdo
todos los nombres de los miembros de SOLDADO. A no ser, claro, que
alguien se
convierta en un Sephiroth…
Cloud dio un paso atrás. Ya no se mostraba tan arrogante. La sola
mención de ese
nombre había hecho que el ex-SOLDADO se amilanara notablemente.
-Sí, Sephiroth, era brillante – el presidente hablaba consigo
mismo – demasiado brillante.
Barret corrió hacia el presidente.
-Escúchame sabandija asquerosa – gritó – pero qué digo, todos
los Shin Ra son
sabandijas, así que eso te convierte en el Rey Sabandija. Eres tan
despreciable que…
-Bien, se me acaba el tiempo. Soy un hombre sumamente ocupado, como
sabéis. Espero
que os lo hayáis pasado bien jugando a ser héroes. Cuando hayáis
volado por los aires
diremos que vosotros fuisteis los culpables de este desastre y que
Shin Ra os dio vuestro
merecido – el hombre se subió al helicóptero – No me miréis
así. Para que veáis que no
soy tan mala persona os presento a un amigo mío que se quedará
aquí a jugar con
vosotros.
Los soldados de Shin Ra habían desaparecido y en su lugar había un
enorme robot
humanoide. Tenía cañones por doquier. No tenía piernas. En su
lugar tenía un disco
aerodeslizador. Los ojos del robot se encendieron dándole un aspecto
algo demoníaco.
-Que os lo paséis bien con ROMPE-AIRE – el helicóptero se elevó
y se perdió en la
inmensidad del cielo gris de la gran ciudad.
Cloud avanzó rápidamente hacia el robot. Mientras corría
desenfundó su espada.
ROMPE-AIRE disparó con todos sus cañones. Se podía ver una estela
detrás de Cloud
formada por los impactos de los cientos de balas. Saltó a la
barandilla y cayó.
Tifa y Barret no podían creerlo. Cloud ahora no estaba, se había
caído prácticamente
solo. El robot les apuntó con sus cañones.
Fue en ese instante cuando Cloud apareció tras el robot de un salto
por detrás de la
barandilla. Había utilizado los tubos bajo la pasarela para cruzarla
transversalmente. Se
subió encima de ROMPE-AIRE y clavó su espada al lado de los
propulsores; la giró con
ambas manos haciendo que se desprendieran y cayeran al suelo. Ya
sólo eran un montón
de chatarra.
Los cañones volvieron a cambiar de dirección. Cloud saltó dando
dos vueltas sobre sí
mismo y se plantó detrás de su contrincante. Se disponía a saltar
de nuevo cuando un
láser que no tenía controlado en la parte baja del robot le
alcanzó en el muslo. Cayó al suelo arrodillado.
ROMPE-AIRE, ahora inmovilizado, extendió uno de sus brazos para
coger a Cloud pero
éste volvió a ponerse en pie, convirtiendo la mano del robot en un
amasijo de metal y
cables de un espadazo.
En un rápido movimiento el arma secreta del presidente de Shin Ra
giró la mitad de su
cuerpo 180 grados y cogió a Cloud con su otra mano. Lo elevó y,
tras darle varias vueltas,
lo dejó ir. Cloud salió despedido a gran velocidad. Su viaje
terminó cuando la pared se
interpuso en su camino. Haciendo un gran boquete chocó contra el
muro que lo devolvió a
la pasarela, por suerte.
El cuerpo de Cloud yacía inmóvil en una de las salidas del reactor.
Los ojos demoníacos del robot miraron a los otros dos miembros del
grupo rebelde.
-Nos rendimos – dijo Tifa levantando las manos.
-MANOS ARRIBA. ATRÁS. PRISIONEROS AL REACTOR – ROMPE-AIRE hablaba
con
un timbre electrónico en la voz. Les apuntó con los cañones –
ATRÁS. AL REACTOR.
Barret y Tifa empezaron a caminar hacia el reactor con las manos en
alto y mirando a su
verdugo. Todo estaba perdido. Aquella máquina les retendría allí
hasta que todo estallara
en pedazos. Aquel era el fin de Avalancha.
El cielo se oscureció. Miraron hacia arriba y para sorpresa de todos
un enorme rayo cayó
justamente encima de ROMPE-AIRE, que empezó a tambalearse.
Cloud estaba en pie y tenía los brazos estirados hacia el robot.
Echó a correr. Tenía los
ojos en blanco, la ira se había apoderado de él. Un resplandor
rojizo cubría todo su
cuerpo. Parecía estar ardiendo, consumido en su propia rabia. La
rabia que le producía
haber sido vencido.
Cuando estaba al lado del robot frenó en seco y se impulsó para un
gran salto vertical.
Subió varios metros con la espada apoyada en su espalda.
-Desaparece.
Cayó hacia ROMPE-AIRE con bravura. Cuando la espada de Cloud
alcanzó al robot
simplemente lo abrió en canal. Las dos mitades se separaron y
cayeron al suelo.
-Ha.. ha.. ¡¡¡ha sido increíble!!! – Barret no podía creer lo
que acababa de ver.
-Cloud es el mejor – Tifa lloraba de alegría. Quizá porque iban a
salvarse, quizá porque
Cloud no había muerto.
El ex-SOLDADO fue con ellos.
-Esto está a punto de estallar, será mejor que nos larguemos.
Vamos, vosotros primero.
Avanzaron atravesando los restos de ROMPE-AIRE. Barret aprovechó
para escupir en
sus circuitos. “Ningún robot puede matar a Cloud”.
Cuando le tocó a Cloud se empezó a oir un pitido agudo. Los ojos de
ROMPE-AIRE se
encendieron de nuevo. Se disponía a autodestruirse.
-¡Cuidado!¡Va a autodestruirse!¡Corred! – Cloud se echó atrás
y Barret y Tifa se alejaron,
pero la explosión vino demasiado rápido y alcanzó a Cloud de
lleno, haciéndole salir
despedido varios metros por encima de ellos.
En el lugar donde hasta entonces yacía ROMPE-AIRE había ahora un
enorme agujero
que partía la pasarela en dos.
Barret y Tifa miraban el cuerpo de Cloud dando vueltas intentando
adivinar dónde caería
para poder recogerlo y largarse de allí a toda prisa.
Pero Cloud caía en dirección al agujero. En el último momento
pareció volver en sí y se
agarró a un tubo que colgaba.
-Cloud, ¡Aguanta! – Barret sostenía a Tifa contra su pecho, que
no quería mirar.
-Idos ahora, esto va a estallar – Cloud no podía aguantar mucho
más. Estaba
conmocionado con la explosión y la pierna no le dejaba de sangrar.
-Ni hablar, ¿Crees que voy a dejar a mi mejor hombre atrás?
-Barret, sé sensato. Esto va a estallar. Cuida de Tifa. Yo sé
cuidarme – dicho esto le
dedicó una mirada de adiós al líder.
-¡Cuenta con ello! – Barret cogió a Tifa en brazos y se la
llevó. Ella no podía hablar pero si
hubiera podido seguramente le habría dicho a Cloud que le amaba.
El reactor explotó. Ambos salieron despedidos con fuerza hacia la
ciudad. Cloud se dejó
caer hacia los suburbios. Cerró los ojos.
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La Biblia - para la mayoría de los cristianos es como el acuerdo
 de licencia de un software, 
no lo leen y se pasan directamente al botón
 Estoy De Acuerdo
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Abidal: Lo que me ha pasado me ha cambiado la vida
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sin comentarios  - e_e

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